CAPÍTULO 24
Alexander
Su pequeño cuerpo se acurruca contra el mio y por acto reflejo quiero rechazar el contacto, pero no puedo. Conozco bien el sentimiento para saber que está es una reacción secundaria del miedo.
Es como si su mente la sedara para que su miedo no la carcoma por completo.
Yo alguna vez estuve ahí.
—Maneja en círculos durante unos minutos y después regresa al hotel, pero mantente lejos de la entrada.
—Si señor— dice Ethan si apartar la mirada del frente.
Con la mirada seria acomodo mi abrigo otra vez sobre sus hombros causando que se remueva un poco, pero el movimiento de la camioneta vuelve a dormirla. Cuando se siente cálida otra vez lanza un suspiro aliviado y se aprieta más contra mí.
Joder Emma, no lo hagas.
Su cabeza termina en el hueco de mi cuello y sus delicadas manos se aferran a mi camisa. Mi cuerpo se tensa, eso es demasiado contacto y de una forma a la que no estoy acostumbrado.
Pero sé que algo le pasó con esa llamada, algo que la hizo querer huir desesperadamente de ahí y ahora mismo voy a descubrir que es. Con una mano la mantengo sujeta a mí por la cintura aun en contra de mi voluntad y con la otra saco mi móvil y llamo a la seguridad del hotel.
—Quiero que todas las cámaras estén siendo supervisadas ahora mismo, si algo desconocido o alguien sospechoso aparece me lo informan de inmediato.
—A la orden señor Roe.
Ethan aparca a unos metros de la entrada del hotel al lado de un árbol por la carretera y las otras dos camionetas donde viene mi personal de seguridad también paran detrás de nosotros, la luz de los faros me destella momentáneamente como siempre, pero me mantengo bien esta vez.
La lluvia sigue replicando contra el techo, pero con menos fuerza que antes. Desde aquí puedo ver los últimos escombros del derrumbe.
Suspiro pesadamente y miro a Emma. Ella insistió en que fue provocado, pero un derrumbe de esa magnitud no lo hizo cualquier persona y menos sabiendo que este proyecto era mio.
Solo hay una posibilidad.
Maldita sea. ¡Maldita sea! Me llevo la mano a la cara y la aprieto cansado y tenso hasta la muerte. Prefiero dejar que todos piensen que fue mi error, incluso creer yo mismo que fue mi error.
Haré como si no supiera sus jodidas intenciones, como si él no estuviera de vuelta, Ethan ya está investigando y espero que no sea él quién se entrometió en mi proyecto porque eso quiere decir que me tiene en la mira otra vez.
Pero si es así, ese cabrón no va a joderme y tampoco dejaré que se acerque a mi hermano.
En especial a él.
—Hay un auto viniendo por ahí señor Roe— dice Ethan sacándome de mis pensamientos.
Miro el auto plateado y vuelvo a llamar a seguridad. —El auto acaba de entrar investiga quién es, nadie puede acceder al hotel si está clausurado. — cuelgo —Toma las placas— le digo a Ethan y lo sigo con la mirada hasta que entra.
El teléfono de Emma suena en su bolso en ese instante y se despierta como de golpe haciendo que mi abrigo caiga de sus hombros. Sus ojos avellana me miran fijamente confundidos como si no supiera donde está y después el sonido de su celular la hace apartar la mirada.
Lo toma con las manos temblorosas y cuando ve la pantalla el poco color de sus mejillas desaparece por completo.
Trato de ver quién es, pero lo guarda repentinamente. ¿Qué demonios?
—¿Dónde estamos? — pregunta con un hilo de voz.
—Seguimos en Brent.
Ahoga un sonido en su garganta y mira a su alrededor. Cuando se da cuenta que estamos de vuelta en el hotel sus ojos se abren con horror. —Mi Mazda— dice tratando de moverse a su asiento. —Quiero ir a mi Mazda.
La retengo con más fuerza. —No puedes, mi gente se lo llevó, nosotros también vamos a irnos, pero necesito revisar un asunto de último momento.
Uno de los hombres de la camioneta trasera viene y se para en la puerta con la mirada seria, seguramente vio algo importante. Le hago señas a Ethan que baje y lo hace.
Emma mira ambos lados repetidas veces y se vuelve a remover sobre mí. —Quiero salir de aquí, déjame bajar de la camioneta mientras terminas tus asuntos, yo me iré sola.
Así como esta no voy a dejarla ir a ningún lado.
—No— le dijo tajante con la mirada seria,
Sus hombros se sacuden en silencio y después muy lentamente sube la cabeza y me toma de la camisa. —Por favor— me mira suplicante. —Por favor Alexander.
En ese instante esa mirada, esos ojos tristes y tenerla así me provoca algo. Algo que nunca había sentido por nadie a excepción de Bennett.
Un repentino sentimiento de protección hacia ella. El sentimiento me acojona al instante.
—Déjame salir— repite, pero sé que no quiere irse, solo es su miedo el que la hace actuar impulsivamente. —Tengo que salir de aquí.
Sus manos comienzan a temblar en mi camisa de forma desesperada, con esas marcas que trata de cubrir siempre, esas putas marcas. Algo está jodido aquí.
La desesperación en su voz es evidente. Va a tener otro ataque de pánico.
—Emma, respira— la tomo de la nuca cuando veo que comienza a tomar bocanadas de aire irregulares.
—No... puedo— sacude la cabeza.
—Trata de nuevo— la acaricio por la espalda sobre el vestido que le compré tratando de relajar sus músculos, pero no funciona. Suelto una maldición y me incorporo con ella aun sobre mis caderas.
Sus manos se agarran a mis hombros débilmente.
—Nena mírame— le digo en voz baja. Sus ojos suben por los míos rápidamente como si lo único que hubiera escuchado de todo lo que le dije es esa palabra. Su respiración comienza a normalizarse y su cuerpo se relaja.
Por el rabillo del ojo veo a Ethan moverse al otro lado de la acera y una de las camionetas me rodea. ¿Qué demonios ocurre? Debería ir a comprobarlo, pero no voy a dejarla así.
—Eso es respira— la acaricio por los hombros desnudos y ella se deja caer otra vez sobre mi pecho. Al parecer le gusta hacer eso. Mi cuerpo se tensa otra vez, pero no dejo de acariciarla.
—¿Es verdad lo que dijiste? — pregunta después de unos segundos de silencio
—¿Sobre qué? — la miro desde arriba con una ceja levantada.
Esta noche ese puto licor me hizo hablar como un imbécil, si no me hubiera apartado solo Dios sabe que le habría soltado.
—Adam— dice con voz baja —¿Es verdad que no sabes dónde está?
La mención del nombre del idiota me pone duro, pero de una forma agradable. Ese jodido imbécil siempre presente.
Miro hacia la ventana tratando de ver a Ethan, pero no logro percibir su cuerpo. El recuerdo del idiota encerrado me hace apretar los labios en una línea recta para contener mi risa.
—No Emma, no tengo idea dónde está. Quizá se fue. — me encojo de hombros.
Levanta la cabeza de mi pecho y me mira con los ojos entrecerrados. Me encanta verla así de obstinada y molesta. Sospecha que miento y está en lo cierto. Espero que me eche la bronca como solo ella sabe hacerlo, pero no lo hace, solo sacude la cabeza y mira por la ventana.
Otra señal de que está mal.
Mi movíl vibra en mi bolsillo y lo saco cuidadosamente, hay unas fotos de algún rostro enviadas por los guardias de seguridad, pero no puedo verlas con ella aquí.
Lo haré más tarde.
—Quiero usar el favor que me debes— dice distraídamente sin apartar sus ojos de la ventana.
—Creo que ese favor ya lo usaste esta tarde.
Sacude la cabeza. —Eso no cuenta, salimos del hospital casi corriendo, no cumpliste con tu parte— me mira con una ceja alzada retándome a llevarle la contraria.
Mi pequeña seductora está volviendo.
Frunzo el ceño con ese pensamiento.
— Esta bien— voy a complacerla si eso hace que esté mejor esta noche — ¿Qué es lo que quieres? — aprieto mi agarre en su cintura, pero no es consciente de ello.
Voy a darle todo lo que pida. Menos sus sexys bragas en la bolsa de mi abrigo.
—Te agradezco que me ayudes, de verdad— toma una respiración profunda —Pero... quiero que dejes de perseguirme— me mira fijamente y determinada. —Deja de buscarme Alexander y no vuelvas a besarme ni a tocarme.
La miro en silencio, no esperaba que esa fuera su petición. —¿Eso es lo que realmente quieres? — frunzo el ceño y busco en sus ojos un indicio de duda.
Se queda un momento en silencio, pero después muy lentamente asiente.
Claro que eso es lo que quiere, hoy la seguí como un maldito acosador creyendo que ella quería esto de verdad, pero no es así. Soy un jodido imbécil, un maldito imbécil.
¿Cuándo en la vida me había comportado de esta manera tan irracional?
Aparto la mirada y muy cuidadosamente la dejo en su asiento. Ella me mira en silencio mientras lo hago.
—Está bien.
Carraspeo conteniendo la rabia que me aborda por la forma tan desesperada en la que el jodido alcohol me hizo hablarle en el restaurante, todo lo que dije, seguirla hasta que perdí el control cuando la vi acariciando su coño.
—¿Lo harás? — pregunta con un hilo de voz.
La miro. Se acaba de alejar lo que más puede hasta su lado del asiento como si le repudiara estar cerca de mí. Asiento. Voy a darle lo que quiere.
—Si Emma, y desde ahora te doy mi palabra que no volveré a buscarte— aprieto la mandíbula —Ni a besarte. Me disculpo por lo que ocurrió en el restaurante.
Me preparo para salir y su pecho se alza en ese apretado vestido que me vuelve loco cuando abro la puerta.
—Solo una cosa más— miro con el ceño fruncido el auto plateado salir de la entrada, voy a decírselo porque no soy maldito cobarde—No rompí el acuerdo de exclusividad, yo siempre cumplo mi palabra Emma.
Aprieto aún más si es posible mandíbula y salgo bajo la lluvia. Uno de mis hombres baja para encontrarme en el camino.
—Sube a la camioneta y lleva a la señorita Brown de vuelta a Londres, asegúrate que entré a su apartamento a salvo y no te vayas de ahí hasta que una chica rubia la reciba— asiente y sube del lado del copiloto.
El motor se pone en marcha mientras meto las manos en mis bolsillos por un segundo despego mi mirada del auto plateado y le doy una última mirada al lugar donde va ella.
Esta noche me quedé solo por ella y eso fue un error, un puto error.
¡Joder! ¿Estoy perdiendo la puta cabeza por una mujer? Si eso es verdad de ninguna manera voy a permitirlo.
La única cosa buena que me enseñó ese cabrón desde que era pequeño fue que ninguna mujer debe hacerte olvidar lo que eres.
Ninguna.
No dormí con Alesha y tampoco la follé, pero ya es hora de arreglar eso y volver al lado seguro como siempre.
Este acuerdo no salió como lo esperaba. Emma Brown me sedujo como ninguna otra. Ella tiene razón, no puedo tocarla de nuevo, el acuerdo se terminó.
En cuanto la camioneta comienza alejarse saco mi móvil y me encamino al otro vehículo. Uno de mis hombres abre la puerta para mí y me deslizo por el asiento hasta que cierra la puerta
—Alex, pensé que no llamarías— la voz seductora de Alesha suena del otro lado.
—Espérame desnuda en tu habitación, estoy en camino— digo sin más y corto la llamada.
—El señor Roe va al hotel Luxus— dice el conductor por el aparato en su oreja y nos ponemos en marcha.
Emma
Sus palabras se repiten en mi mente una y otra vez mientras el hombre conduce. Miro por el retrovisor y lo veo subirse a la camioneta trasera, pero en lugar de tomar rumbo detrás de nosotros da media vuelta a la ciudad.
No se va a Londres.
Miro su abrigo en mis piernas y lo toco delicadamente con el pecho desbocado, después de todo lo que me dijo en mi habitación esto era lo último que esperaba oír.
No se tiró a la pelirroja, la muy perra me estaba dando señales incorrectas. Ella sabía lo que hacía.
Sigue metiéndose con una Brown.
Pero, aun así. Alexander... me confunde.
Si le dije lo que le dije fue porque no quiero salir mal parada de esto. Él me cuida, me persigue, me hace sentir de una forma que... me hace apretar el pecho y eso no es bueno.
No quiero quemarme otra vez, el miedo de la llamada de Seth solo aumento mis barreras y no quiero que Alexander las derribe.
Pero con él me siento segura, siempre segura.
—Disculpe— me acerco al hombre que conduce después de unos diez minutos de mirar por la ventana en silencio perdida en mis pensamientos.
—A sus órdenes señorita Brown.
—Quiero saber a dónde va Alexander.
Aprieta los labios en una línea recta, tiene un aparato en el oído, debe saberlo. —Se quedará en Brent— dice simplemente. —Yo la llevaré a Londres, tengo ordenes de dejarla en su apartamento.
Otra vez cuidando de mí, incluso si acabo de mandarlo a la mierda.
Tomo mi celular y miro la pantalla en silencio. Una parte de mi me dice que lo llame y la otra simplemente niega frenéticamente con la cabeza y me recuerda que esto es lo mejor. Pero ¿Qué es lo que realmente quiero?
Por una vez quiero ser egoísta. No quiero un acuerdo frio, yo... quiero el paquete completo.
No hablo de una relación, ni de amor, pero no quiero que me folle solo porque estemos siguiendo un acuerdo, sino que lo haga porque lo desea, así como yo lo deseo siempre.
Miro hacia afuera con las manos temblorosas como si Seth pudiera encontrarme incluso en esta camioneta blindada. Estoy por cometer una locura, la peor de todas.
Pero llamarlo sería patético y no tan efectivo.
Además, son una Brown.
Frunzo el ceño y finalmente tomo mi decisión.
—Detenga el auto— le digo al hombre y me pongo el abrigo de Alexander sobre los hombros.
—¿Sucede algo señorita Brown? — pregunta mientras aparca.
—Eres un buen tipo— digo, aunque no lo conozco, pero vagamente recuerdo que se llama Matt. Coloco mi mano en la puerta. — Y lamento mucho el regaño que vas a recibir por esto, pero dile a Alexander Roe que me escapé.
Abro la puerta sin esperar oír su respuesta y me echo a correr bajo la lluvia por la carretera del lado contrario al que puede conducir para que no me atrape y sigo sin mirar atrás.
Alexander
Me quito la corbata mientras el ascensor sube por los pisos. Este lugar no está bien diseñado miro críticamente la construcción del hotel y recuerdo el poco espacio que añadieron al estacionamiento.
Por eso Luxus solo tiene una estrella.
Mi celular vuelve a sonar dentro de mi bolsillo y otra vez no lo miro mientras las puertas se abren. Solo Alesha elegiría una habitación ene último piso y la más cara de todas. Camino hacia la suite principal y saco la llave que la recepcionista me entrego.
Ella preparó todo para que yo apareciera aquí, aun si saber que vendría. Ella es el lugar seguro.
Me conoce perfectamente.
Y se lo voy a recompensar con una follada dura esta noche. Reviso la tira de condones en el bolsillo de mi pantalón. Ha pasado un tiempo desde la última vez nosotros nos enrollamos y aunque no me siento con ganas de acción esta noche será bueno para dejar de pensar de la mierda de los últimos días.
De la mierda que provocó ese cabrón.
Inserto la lleve con la mirada seria y el clic abre la puerta. Fui criado como un hijo de puta y no hay marcha atrás.
Cierro la puerta detrás de mí y en ese momento mi celular vuelve a sonar. Lo saco rápidamente molesto y respondo. —Lo que sea que ocurra ocúpate de eso Ethan.
—Soy Matt señor Roe.
Mi mal humor se desvanece un poco. Él lleva a Emma a casa. Veo a Alesha salir de la habitación con una bata de seda negra semi abierta por sus pechos. Recorro mi mirada sobre ella. Está lista para jugar, sabe que me tiene otra vez.
—¿Qué quieres?
Alesha deja caer la bata al piso y su cuerpo desnudo queda a la vista.
—Es la señorita Brown.
La pelirroja hace amago de acercarse a mí, pero con solo oír ese nombre la detengo inmediatamente y su ceño se frunce. —¿Qué sucede?
—Bueno señor— su voz suena agitada como si estuviera corriendo. —Ella me distrajo y...
—¡Habla de una buena vez! — comienzo a perder los nervios.
—Se escapó a media carretera— suena agitado —Y no puedo encontrarla.
Emma
No sé cuánto tiempo llevo corriendo en estos tacones, pero mi vestido y el abrigo están más que empapados. Me detengo tratando de recuperar el aire y escucho los gritos del grandulón viniendo detrás de mí.
No va a atraparme, no hasta que Alexander aparezca.
Vuelvo a correr y lo pierdo de vista. Joder, estoy tentando mi suerte.
Mi móvil suena en mi bolsa otra vez y esta vez lo saco como puedo. El nombre de Alexander salta a la pantalla otra vez. Una sonrisa tira de mis labios. Un charco de agua grande aparece frente a mí y levanto el celular sobre él. Después de todo, tampoco quiero recibir llamadas inoportunas del maldito Seth.
Abro la mano y el pequeño objeto cae con un golpe seco y se hunde hasta el fondo. Sigo caminando bajo la lluvia que comienza a arreciar y este plan ya no me gusta demasiado. Me estoy muriendo de frio.
¿Y si no viene?
Una camioneta reconocida pasa del lado contrario seguida de otra más y cuando el conductor de la primera baja la ventanilla veo el rostro de Ethan. Se detiene en la acera y la otra camioneta da la media vuelta sin importarle que va en sentido contrario y arranca detrás de mí.
Mierda.
Sin más corro como puedo y escucho el rechinido de las llantas al detenerse. Corro más de prisa y escucho un grito a mi espalda.
—¡Emma! — es su voz, si vino. —¡Emma detente!
No le hago caso y sigo corriendo, aunque puede que sea inútil, empapada y con tacones no voy a llegar muy lejos.
La lluvia de la carretera me hace tambalearme un segundo y me detengo para no caerme. Pienso en retomar mi camino, pero es demasiado tarde porque unos brazos me envuelven por la espalda atrapándome.
—¡Maldición, te volviste loca! — dice girándome hacia él mientras trata de cubrirme con un saco para protegernos de la lluvia. —¡¿Sabes lo jodidamente peligroso que es hacer lo que hiciste Emma Brown?!
—Estás aquí— digo jadeando y me agarro a sus hombros.
—¡Claro que estoy aquí! Tu eres la única loca que se pone a correr a mitad de la carretera. — se pasa la mano exasperado por su cabello que comienza a gotear. —¡No vuelvas a hacerlo!
—¡Entonces no vuelvas a dejarme! — le grito de vuelta y su ceño se frunce. No tiene idea de lo que estoy hablando y no se lo explicaré todavía. —Dices que estoy loca y es la verdad. ¡Estoy loca! — me agarro a su camisa y pego nuestros rostros —¡Completamente loca! ¡Me hiciste perder la cordura Alexander Roe!
Sus ojos se abren de golpe.
No dije mucho, solo lo que me pasa con él.
Nuestros rostros quedan a centímetros de distancia. Me mira con el ceño fruncido, totalmente confundido y entonces me toma de la nuca y me besa.
Me besa con fuerza.
Y lo dejo hacer.
Me agarro a sus hombros y me paro en la punta de mis pies para alcanzarlo. Gruñe en su garganta y me atrae contra su cuerpo, pero bruscamente se interrumpe y se aparta dejándome jadeando.
—Lamento eso— dice serio y maldice en voz baja. —Nos vamos.
—No— lo provoco, quiero que vea que no quiero que deje de besarme y mucho menos se aparte.
—Dije que nos vamos Emma.
—Oblígame.
Su mirada recorre mi cuerpo con el vestido ceñido por la lluvia y en un movimiento rápido me hecha sobre su hombro y se echa a andar conmigo.
—¡Bájame Alexander! — comienzo a removerme, pero no me hace caso solo posa su mano en el borde de mi vestido para cubrir mi ausencia de ropa interior.
La camioneta que conducía aparece frente a nosotros con la puerta abierta.
No le importó dejarla a mitad de la carretera. Está muy loco.
Me baja de su hombro deslizando mi cuerpo por el suyo. —Estás húmeda, vas a enfermarte ¿Eso es lo que quieres? ¿Morir de una hipotermia? — dice muy molesto.
—Estoy muy húmeda— Sus ojos se abren cuando me inclino. —Y sin bragas— le susurro con voz seductora en el oído y me meto el lóbulo de su oreja a la boca.
Suelta un sonido bajo en su garganta y vuelve a besarme empotrándome contra la camioneta como si no pudiera resistirlo. Su delicioso cuerpo se desliza contra el mio cuando se presiona por completo contra mí. Sus manos van al borde de mi vestido y me acaricia con ansias.
Pero otra vez se aparta bruscamente con la mirada seria y jadeando. Lo hace porque me dio su palabra, pero al demonio con su palabra.
Sin importarme nada levanto mi mano y la llevo al bulto bajo su cintura y comienzo masajearlo. Un gruñido rasga su garganta y aprieta la pelvis contra mi palma que baja más acariciando sus bolas, no me equivoqué, no trae ropa interior, puedo sentir perfectamente el calor de su polla.
—¿Qué estás haciendo? — pregunta con voz ronca mientras me deshago del único botón de su pantalón.
—Mandando a la mierda todo— jadeo por las ansias que le tengo y libero su erección —Fóllame cariño.
Su mirada se oscurece y como parece seguir procesando todo saco su polla y paso mis dedos por la punta húmeda.
—¿Quieres terminar en mi boca o quieres probar el coño que tanto reclamas? — beso su mejilla y barro mis labios sobre los suyos.
En ese momento su control se rompe finalmente.
Sus manos alzan rápidamente el borde de mi vestido. Mira a ambos lados de la carretera para comprobar que seguimos solos y entonces levanta mi pierna y se rodea la cintura con ella.
—Eres una pequeña seductora— dice con voz ronca.
—Y tu un moja bragas— me agarro a su cuello y lo beso mientras desliza la punta caliente por mis pliegues haciéndome gemir.
Su lengua se enreda contra la mia y ambos jadeamos descontroladamente. Solo anoche pensé que nunca volvería a tenerlo, pero no puedo y tampoco quiero hacerlo. He vivido toda mi vida siendo buena persona y tratando de complacer a los demás y ya me cansé.
Quiero ser egoísta.
Y quiero tener a Alexander Roe.
Antes que el glande entre en mi coño. Dejo de besarlo y levanto su cabeza. —No quiero ser un jodido acuerdo ni mucho menos el coño que llenas solo cuando estás caliente. — le dijo firmemente —No soy tu puta en turno.
Me mira con furia como si sus siguientes palabras fueran amargas y difíciles de decir.
—No te llames así maldición— me toma el rostro con ambas manos —¡Nunca te llames así en mi presencia no sabes lo loco que me pone eso! ¡Nunca has sido solo un coño húmedo para mí! — desliza la punta por mi entrada
—Tú me llamaste así— gimo cuando entra otro centímetro.
—Estaba... molesto... un imbécil me jodió y... — frunce el ceño —No lo entiendes Emma— dice, pero tiene razón y no entiendo a qué se refiere.
—Entonces discúlpate— empuja otro centímetro más. Una pequeña disculpa me bastará por ahora mientras pienso en la forma de hacerlo redimirse por completo.
Me agarro a su trasero de piedra y clavo mis manos ahí. Joder la quiero entera. Me muero por él desde que se fue anoche.
—Yo nunca me disculpo Emma.
Tiene el ceño fruncido, habla muy enserio, pero no quiero eso, no quiero a don gruñón. —Hazlo está vez. — gimo en alto cuando entra otro poco más.
—¿Eso es lo que quieres?
Asiento y levanta mi barbilla para que lo mire fijamente, por una fracción de segundo me deja ver más allá, pero rápidamente vuelve a ocultarse. Le va a costar como el infierno decirlo, pero quiero oírlo decirlo.
Lo miro expectante y finalmente me lo da.
—Lo siento nena— frunce el ceño —Soy un jodido imbécil. — me penetra por completo de una sola estocada.
Grito por la repentina invasión. ¡Oh Dios! Nunca me voy a acostumbrar a su enorme tamaño.
Lanza un gruñido bajo y vuelve a salir tortuosamente lento antes de entrar con fuerza. Arqueo la espalda mientras mis paredes se adaptan a su tamaño y mis pechos se alzan a la altura de su boca.
—Joder— fija la mirada en ellos y un segundo después sus manos los toman sobre la tela de mi vestido.
Me deshago de placer. Su solo toque hace que me olvide de todo y eso es justo lo que necesito ahora después de lo que pasó.
Comienza a penetrarme con fuerza con la lluvia cayendo sobre nosotros, mi cuerpo rebota contra la camioneta y nuestros gemidos se ahogan en la boca del otro.
—¿Te gusta? — me toma de los muslos y comienza a embestirme.
Grito de puro placer sin importarme que estamos a mitad de la carretera. De todas formas, está desierta.
—Respóndeme— me embiste con más fuerza.
Lo miro fijamente. —¡Sí! — le grito a la cara —¡Me gusta!
Gruñe de satisfacción y rápidamente baja la boca la mia y comienza a comerme con ansias como nunca antes.
—¡Alexander voy a correrme! — grito muerta de placer sintiendo la subida a la espiral y la presión acumularse en mi coño.
—Este es tu castigo nena por ser una pequeña seductora— las embestidas se hacen más duras si es posible y me agarro a su cabeza para retenerlo. Oh Dios, esto es tan bueno. —Ahora toda la maldita gente sabrá quien está entre tus piernas follando ese húmedo coño. — me clava de nuevo —Mi coño.
Nos miramos a través de la lluvia ambos gimiendo. Mi mente se queda en blanco, mi piel arde en llamas. Echo la cabeza hacia atrás viendo el cielo oscuro. Aunque veo luces por todos lados.
—Joder Emma— gime con voz ronca en el hueco de mi cuello y chupa la piel de ahí.
Oírlo gemir mi nombre me calienta más y en ese momento toda la presión explota dejándome mareada y jadeante. Me toma de la nuca y me atrae a su boca para aplacar mis gritos.
—¡Emma! — ruge en mi oído y aprieta mi trasero en sus manos. Su polla se expande en mi interior y su esencia caliente se derrama.
Y se derrama.
Mi coño empieza a chorrear y no solo por mi corrida, Miro sorprendida la cantidad de semen que sale y baja por mis piernas y el calor en mis mejillas se enciende. Esto fue mucho.
Ambos jadeamos incontroladamente y Alexander sigue mi mirada que sigue fija en el lugar donde nuestros cuerpos se unen. —Provocó un desastre a mitad de la carretera señorita Brown. — baja la cabeza a mi oído —Mi polla te necesitaba.
Me muerdo el labio para ahogar mi gemido y siento mis paredes apretarse regularmente contra su miembro semi erecto aun en mi interior.
Acabo de seducirlo a mitad de la carretera.
Sin duda soy una pervertida.
Lo tomo de la nuca y lo beso con más fuerza que antes. Su polla da una sacudida en mi interior y cuando suelto un gemido suplicante me detengo rápidamente. Sale de mi interior y me ayuda a limpiarme, aunque no podemos hacer mucho, ambos estamos empapados.
—Ya puedes llamar a tus hombres de seguridad— le digo con las mejillas ardiendo mientras arregla sus pantalones.
—Puede que no vengan fácilmente. Creo que acabamos de montar un espectáculo nena— dice serio, pero veo las comisuras de su boca moverse.
El calor en mis mejillas a pesar del frio se enciende.
—Tú eres Alexander Roe, puedes arreglarlo. — me agarro a sus hombros. —Ahora llévame a casa que me muero de hambre.
Una mirada rápida cruza su rostro. Una mirada de... ¿Fascinación? Con una sonrisa ladeada me ayuda a subir a la camioneta antes que él suba del lado del conductor.
—Será mejor que te quites el vestido o atraparas un resfriado— dice serio y me entrega un abrigo seco del asiento trasero.
—No puedo.
—¿Por qué? — pone la camioneta en marcha.
—Porque robaste mis bragas. — le recuerdo.
—Ah— dice como si nada y con media sonrisa se pone en marcha, pero no me las devuelve.
—¿Vamos de regreso a Londres?
—Iremos de vuelta al hotel
—¡No! — me incorporo y me mira de reojo. —Ahí no.
Aparto la mirada por la ventana sintiendo mi miedo regresar y por el retro visor veo las camionetas negras venir detrás de nosotros. Estoy a salvo con él y aunque eso me tranquiliza un poco aun así no quiero volver.
—Emma la lluvia está empeorando no voy a conducir así.
—Entonces dormiré en el auto. — Me mira de reojo. Sé que ni de broma me dejará hacer eso.
—Solo hay un pequeño hotel cerca del mio, el Luxus— dice serio.
—Entonces ahí.
—Bien— su gesto se endurece y aprieta el acelerador.
En cuanto cruzamos la entrada del hotel de lujo una mujer nos guía por la entrada. Creo que la definición de Alexander de pequeño hotel y la mia es muy diferente. Esto es igual de grande que su hotel, pero él lo mira como si fuera una pocilga.
—Su habitación está lista señor Roe. — dice la mujer y le entrega una llave electrónica.
Ni siquiera lo vi hacer una reservación. Vida de millonarios supongo.
—Necesito conseguir una habitación— le digo mientras la mujer nos conduce al elevador.
—Ya tienes una— coloca una mano en mi espalda baja y me hace entrar por las puertas dobles. —Dejaré que tomes una ducha caliente en la mia y después podrás bajar a dormir al auto.
Ruedo los ojos ante su sarcasmo y me abrazo a mí misma. —¿Por qué hace tanto frio aquí?
—Son las baratijas de calentadores que tiene este lugar— su ceño se frunce.
—¿Por qué no te gusta este lugar? También es un hotel de lujo como los que diseñas.
—Esto no es un hotel de lujo— resopla. —No tiene nada llamativo.
—Creo que estás celoso de que sea tan bueno como tus hoteles.
—Los celos son un sentimiento que no me visita a menudo Emma y menos por insignificancias, solo soy objetivo con lo que digo.
Alzo las cejas sorprendida, pero no digo nada. Las puertas se abren el último piso y caminamos a la salida. Aquí solo hay cuatro suites. Dos a la derecha y dos al fondo. Nos encaminamos a una del fondo y cuando pasamos por una de las primeras ve la puerta con el ceño fruncido.
Al llegar inserta la llave y me deja entrar. El lugar es... todo un lujo. Si su habitación en Birmingham me deslumbró ésta me deslumbra el doble cada mueble tiene apariencia costosa incluso la enorme cama del centro bien podría ocupar toda la extensión de mi apartamento.
—Quítate la ropa húmeda— se coloca detrás de mí y desliza el abrigo por mis hombros.
—Solo hay una cama— me giro hacia él —¿Dónde vas a dormir tú?
Ahoga una risa. —¿Acabas de seducirme a la mitad de la carretera y ahora te preocupa que podamos dormir en la misma cama?
El calor en mis mejillas vuelve. —Solo estoy diciendo lo obvio.
—Pues lo obvio es que vas a compartir cama conmigo, pero si quieres podemos compartir más que eso— susurra en mi oído y su mano se desliza por mi vientre. —¿Estás segura que no hay un pequeño Roe aquí?
Abro la boca del golpe. ¿Se volvió loco? Este hombre quiere matarme. —¡Claro que no!
—Siempre podemos seguir intentándolo— me guiña un ojo.
Le doy una mirada asesina. Acabamos de arreglar las cosas y ya está enloqueciéndome de nuevo. —No lo arruines de nuevo— le doy la espalda y hago a un lado mi cabello empapado. —¿Podrías?
—Puedo— se coloca mi espalda y baja muy, muy lentamente el cierre. — Pero ¿Sabes? Yo no arruino las cosas, mi trabajo es arreglarlas señorita Brown.
—Si tu trabajo fuera ese no sería un idiota todo el tiempo y te hubieras disculpado.
—Creo que ya me disculpé, por si lo olvidas.
Termina de bajar el cierre y me giro a él. —Aún hay un par de frases más que merecen una disculpa diga y menos mediocre de la que te arranqué en la carretera. Mientras son lo hagas lo nuestro no irá por buen camino.
—Lo nuestro— repite con la mirada curiosa y mis mejillas se encienden.
—Sabes a lo que me refiero... no es... — me mira con una ceja levantada —No me mires así— las comisuras de su boca se mueven — ¡Arg! ¡Eres imposible!
Me giro avergonzada. ¡Boca parlanchina! No puedo creer que dije lo nuestro. Oigo sus pasos venir a mi espalda y con dos movimientos me gira hacia él. Un segundo después tengo su lengua en mi boca.
Pronto el beso comienza disminuir de velocidad hasta que... realmente me besa lentamente.
No hay prisas, es un beso casi... tierno.
Se aparta lentamente dejándome confundida y parpadeo para aclarar mi cabeza.
—Ve a tomar ese baño caliente o el otro involucrado en "lo nuestro" se molestará si te enfermas.
Le doy una mirada sabedora que dice "No juegues conmigo Alexander" Me alejo a la puerta del lujoso baño y después muy lentamente dejo caer mi vestido bajo su atenta mirada y cierro la puerta con el pestillo bloqueándola.
El sonido de las pisadas me hace sonreír y cuando veo el pomo de la puerta sacudirse ahogo una risa.
—Lo siento, esta ducha solo será de una persona.
El agua me envuelve de nuevo. Soy consciente que no me he roto otra vez desde que recibí la llamada de Seth en el hotel de Alexander. Me gusta que me distraiga.
Me gusta que no me haga pensar, pero eso tampoco es bueno.
Si quiero el paquete completo con él, pero debo ser muy consciente de no involucrar mi corazón en esto. No habrá un acuerdo, ni restricciones como que no interfiera en mi trabajo.
Me envuelvo en una toalla y salgo con cuidado. No está por la habitación solo veo dos bolsas sobre la cama. Miro ambas una tiene cosas para mí y la otra es para él. Miro la bolsa con el ceño fruncido y luego miro el vestido húmedo a lo lejos.
Cuida de mi como si fuera de mi familia, pero yo no tengo familia y nunca la tendré.
Lo único que tengo es a Cora.
Olvido mi ropa y busco en la suya hasta que doy con la pequeña camiseta. Me la coloco. Espero que no le importe y me eche la bronca. Sonrío al recordar su cara de confusión, al hombre debe haberle dado un mini infarto esta noche.
Primero por lo que me sucedió con Seth, después por haberlo mandado a la mierda otra vez y repentinamente hacerlo volver.
Debe pensar que estoy loca.
Y lo estoy, pero nunca me había sentido así. Nunca pensé que tenía que enfrentarme a uno de los miedos más grandes de mi vida estando sola. Seth iba por mí y si no fuera por Alexander, él me habría atrapado otra vez.
Suspiro y termino de secar mi cabello, prefiero pensar en Alexander que en él... No quiero pensar en lo que habría pasado si Seth me hubiera atrapado. Sacudo esos pensamientos de mi cabeza ¿Dónde está? Por primera vez en mi vida no quiero quedarme sola. No está noche.
Miro la bolsa de ropa. Él también debería tomar un baño. No soy la única loca aquí, venir detrás de mí a mitad de la lluvia también lo hace ver fuera de sí.
El enigmático, sexy, y millonario Alexander Roe perdió la compostura por una chica imprudente.
<<Estoy loco por ti Emma Brown>>
<<Nunca rompí nuestro acuerdo de exclusividad>>
<< ¡Emma!>>
Me muerdo el labio inferior con nerviosismo. ¿Debería preguntarle a qué se refería con eso? No. Sacudo la cabeza. El recuerdo de acurrucarme en su pecho con el totalmente consciente, me llega de repente.
¿Qué me estás haciendo Alexander Roe?
Me meto a la cama y aunque mi estómago gruñe un poco cierro los ojos y repito sus palabras en mi mente hasta que mis músculos se destensan y comienzo a dormirme.
Por un momento escucho la puerta, después algo más, siento un repentino cosquilleo en mi mejilla, pero el contacto desaparece casi al instante. Después hay más sonidos, pero mis parpados se sienten demasiado pesados para abrirlos.
Unos minutos más tarde el colchón se hunde a mi lado y entonces siento un calor recorrer mi cuerpo.
<<Conejito>>Susurran en mi oído.
Abro los ojos de golpe y con el corazón desbocado me incorporo mirando a mi alrededor.
La habitación está a oscuras y el calor... Es el cuerpo de Alexander junto al mio.
Su mano está estirada y solo una parte está en mi cintura como si me hubiera buscado a mitad de la noche, también tiene el pecho desnudo porque tengo su camiseta.
Sus ojos están cerrados y su pecho se alza rítmicamente.
No fue real. La voz de Seth no fue real.
Miro de nuevo a mi alrededor para comprobar que no hay nadie más aquí a excepción de nosotros dos y Ethan o cualquier otro debe estar en la puerta vigilando.
Estoy bien, estoy a salvo. Estoy a salvo con Alexander.
Me recuesto lentamente otra vez y poco a poco me voy acercando a él. Sin poder evitarlo me acurruco contra su pecho escondo mi cabeza en el hueco de su cuello sintiendo como su cuerpo se tensa por alguna razón como si estuviera despierto, pero sigue sin abrir los ojos.
Lo imito y también cierro los ojos para obligarme a volver a dormir, pero esa voz se escuchó muy real que no puedo hacerlo inmediatamente.
Deja de pensar Emma. Me acurruco más contra él y me quedo quieta un par de minutos. Aunque sigo sin poder dormir.
Después de unos minutos siento su cuerpo moverse y entonces por primera vez... sus brazos me envuelven por completo y me atrae hacia él.
Mi pecho comienza a latir desbocado, pero no abro los ojos en ningún momento. Lo dejo hacer porque está dormido.
Y solo así, rodeada por sus brazos me duermo otra vez.
¡Hola sexys!
Solo diré que... Alguien está encerrado JAJAJAJA
Dato: Tenemos nombre del ship y es ¡ALEMMA! así que ya pueden usarlo.
Dato 2: No olviden que las actualizaciones son todos los viernes y algunas veces hay actualización sorpresa los martes.
Dato 3: Los quiero tres millones.
-Karla
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