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CAPÍTULO 17

Emma. 

En definitiva, la persona en cargada del destino está jugando conmigo.

Ella está en un traje azul demasiado formal hecho a medida completamente impecable. Su cabello está perfectamente cayendo en ondas clásicas por sus hombros y sus tacones rojos podrían rechinar de relucientes.

Mi jefe le da la mano educadamente y Adam después de él, entonces ella camina a mi lado y me extiende la mano con una sonrisa dejando ver sus perfectos dientes blancos y sus ojos hacen un rápido recorrido por mí.

—Soy Alesha Smith, es un verdadero placer conocerla en persona Emma y no solo por llamadas y correos electrónicos como lo hemos hecho las últimas semanas.

Así que es ella la persona con la que he tratado los avances del proyecto de apertura. Simplemente genial. Ella ya sabe quién soy, estoy en desventaja. Aunque por mucho que trate de ocultarlo, su sonrisa tiene un toque de cinismo.

—El placer es todo mio— tomo su mano.

Levanta la barbilla y nos miramos fijamente antes de soltar nuestras manos.

—Vamos a trabajar Alesha— mi jefe interrumpe —Muéstrenos los avances.

Nos sentamos de nuevo mientras ella nos muestra los avances del proyecto pretenciosamente. No sé por qué, pero su tono de voz es un tonó más agudo y le da un toque molesto, pero al parecer soy la única que repara en eso.

Ella no es publicista, es una de los arquitectos principales del hotel de lujo aquí en Birmingham, pero que nos haya ayudado a mantener los avances del proyecto de apertura le da un punto a su favor.

—Todo está en orden— el señor Jones tiene la vista fija en los papeles en su mano.

—Así es, los reportes que le enviamos a Alexander, incluyen los avances del proyecto que nos solicitó.

¿Alexander? Alzo las cejas y me concentro en la hoja en mis manos como puedo. Llamarlo así en una reunión es un poco informal, pero otra vez ni Adam ni mi jefe dicen nada.

Alicia dijo que nadie conocía a esta mujer, pero por lo que veo todos las conocen perfectamente excepto yo. ¿Entonces Alicia me mintió? ¿Quién está mujer en realidad? ¿Solo es su compañera casual antigua como él me lo ofreció a mí o es alguien más?

—Con esto es suficiente— dice el señor Jones sacándome de mis pensamientos. —Nos reuniremos más tarde para afinar los últimos detalles.

La pelirroja asiente guardando todo dentro de su carpeta y se levanta con una elegancia impecable. —Concretaré la reunión y si nos necesitan estamos a su servicio. Disfruten su estancia.

—Gracias— respondemos los tres casi al unísono.

Ella se despide uno a uno otra vez y cuando llega a mí se detiene más del tiempo necesario mirándome. —Espero verla por aquí señorita Brown.

—Lo mismo digo. — le doy una sonrisa corta y finalmente se va.

Claro que nos toparemos, pero será de manera completamente profesional no como ella piensa, conozco la mirada que había en sus ojos.

—Hora de instalarnos, nos veremos en la cena como acordamos.

Adam y yo asentimos y mi jefe desaparece por el lobby. Compartimos una mirada y Adam me da el pase con su mano para ir rumbo a nuestras habitaciones que están por el mismo pasillo.

El hotel es simplemente maravilloso, en tonos dorados y blancos. Son diseños de los socios de Vinil's, con los que han hecho asociados Hilton &Roe y por lo que veo la decisión fue muy acertada.

Su cadena firma también es reconocida y solo hace falta mirar un poco por internet y descubrir por qué. En la recepción hay logotipos de metal dorado estampados en las paredes con la inscripción del nombre marcada.

Elegancia y prestigio.

Un rasgo que comparte con Hilton &Roe.

—El lugar es una maravilla— Adam camina a mi lado con las manos en los bolsillos de su plantón —Sí el diseño clásico de este edificio deja impactado a los huéspedes, imagínate la cantidad de personas que atraerán nuestros hoteles de lujo ecológicos.

—Si vendo un riñón, tal vez me costee unas vacaciones ahí— bromeo y suelta una risa corta.

La cantidad de dinero que han invertido en los nuevos hoteles de lujo es una locura, y no porque tengan todos los materiales tallados y demás, que sean ecológicos hace que el presupuesto se eleve por las nubes, al menos será para una buena causa.

—No olvides pasarme el número de tu comprador y ambos podremos tener vacaciones. — Ahogó una risa. —Por cierto, el evento que va a dirigir mañana el hotel nos ayudará a buscar patrocinadores para nuestro evento de apertura.

—Deberíamos buscar la lista de invitados para descartar empresas y seleccionar candidatos.

Asiente. —Ya nos dieron acceso en la oficina principal. El señor Jones quiere que los dos trabajemos juntos. ¿Te parece bien si vamos ahora o prefieres ir a instalarte?

—Me gustaría instalarme, pero ¿Qué tal si nos vemos en una hora y lo arreglamos?

—Por supuesto. Te veré en una hora— me da una sonrisa —Adiós.

Lo despido con un gesto de mano y camino a mi habitación con el número 417. Inserto la llave electrónica y entro a una habitación en tonos cálidos, alfombrada desde el centro.

Lar cortinas largas están abiertas dejando entrar luz a todo el lugar y aprovecho para sentarme en uno de los sillones acolchonados. Adam está en lo cierto, esté hotel deja impresionados a los huéspedes y los hoteles de lujo de Hilton &Roe arrasarán con ellos.

No tengo tiempo de admirar más mi habitación cuando "Bottoms up" comienza a sonar en mi celular y el nombre de Cora aparece en la pantalla.

—Hola sexy.

—Hola, estaba por llamarte cuando llegáramos, pero tuvimos una reunión casi de inmediato y no pude hacerlo.

—No hay problema, solo quería asegurarme que estabas bien.

—Lo estoy, el hotel es maravillosos y no han aparecido los nervios por los proyectos, todo sería perfecto si no fuera por...— me detengo antes de soltar una tontería.

—Si no fuera por...— me insta a seguir.

—Nada, solo estaba desvariando— sacudo la cabeza y me acerco para abrir mi maleta. —El hotel tiene un evento de caridad mañana por la noche y vamos a buscar patrocinadores.

—¡Genial! Te dije que llevar el vestido verde para ocasiones de emergencia era una buena idea

Miro dicho vestido, tiene razón, si no me hubiera obligado a traerlo, tendría que haber ido a una tarde de compras de última hora.

—¿Y qué es eso que arruinó tu día?

No va a olvidarlo fácilmente. —Cora... ah, solo estaba desvariando, hay mucho trabajo y...

—Emma.

Me siento sobre la cama de sábanas blancas con un suspiro y juego con el borde de mi vestido. —La mujer encargada de los detalles en Birmingham es muy peculiar.

—¿Eso es muy malo? ¿No es una de los arquitectos que me mencionaste?

—Sí, pero... resulta que ella es la misma pelirroja que una vez encontré enrollándose con Alexander al poco tiempo de comenzar a trabajar en Hilton &Roe, ¿Recuerdas que te lo conté?

Escucho una exclamación al otro lado. —¿Qué? ¿Y qué hace es mujer ahí?

—Ya te lo dije ella es la encargada. Así que voy a tener que verla todo el tiempo que esté aquí.

—Pero ese es tú trabajo.

—Claro y no significa que hay un obstáculo. — sigo jalando el borde de mi vestido —Solo preguntaste y te lo conté, ¿Ya alimentaste al pez?

—¿Ahora te preocupa Oliver? Dime algo ¿Estás jugando con algo con tus dedos?

Mi mirada baja a mi mano y rápidamente la aparto. Ese es un rasgo muy curioso que hago inconsciente cuando algo me poner nerviosa de una manera más... profunda y ella me conoce a la perfección.

—No.

—¿Estás segura?

—Completamente segura, estoy... desempacando. — comienzo a sacra mi ropa para hacer algo de ruido que confirme mis palabras.

—Está bien— la escuchó sonreír. —Pero si por alguna razón estás, no sé, nerviosa con esa mujer y se pone en modo ex psicópata, me llamas y tomo un avión en ese mismo instante para que juntas le pateemos la cara.

Ahogo una risa. —No es necesario Cora sé cómo manejarlo, además sea lo que haya tenido con Alexander no me concierne, él y yo estamos en algo casual, ni siquiera creo que ella lo sepa.

—Está bien, está bien, entonces te deseo mucha suerte con eso y te dejo trabajar para que ese amable señor no te despida, te quiero sexy.

—Y yo a ti.

—Una última cosa ¿Ya le escribiste a la mujer que va a comprar tu apartamento en Trafford?

—No he tenido oportunidad, pero en cuanto regrese lo haré.

—Si quieres también me ocupo de eso.

—No, además ella dijo que quería tratar directamente conmigo, así que lo haré.

—De acuerdo, ahora sí, te dejo. Adiós. No olvides traerme algo de ahí, si es un hombre sexy como el tuyo te lo agradecería.

—Ese deseo ya te lo cumplí.

—¿Qué dijiste?

—Nada. Adiós.

—¡No!, ¡Espera! ¿Qué dijiste?

Cuelgo antes que pueda decir otra cosa. Mi sonrisa se ensancha cuando pienso en la cara que pondrá al ver a Bennett aparecer. Dejo caer mi cabeza sobre el respaldo del sofá. Mis pensamientos amenazan a ir a un lado que no quiero y me obligo a detenerme.

Nada de interferir en el trabajo. Asiento a mi subconsciente y me levanto para sumergirme en el trabajo.

. . .

Mi vestido se mueve mientras Adam y yo salimos de la oficina con la lista de los asistentes del evento de caridad organizado por el hotel mañana por la tarde y el aire que toca mi piel me resulta refrescante.

Decidí dejar mi cabello negro suelto para que caiga en pequeñas ondas sobre mis hombros. No lo sé, pero de alguna forma trabajar fuera de la empresa me resulta más relajante.

Adam parece estar en sintonía conmigo. Su ropa es menos formal que antes y lleva una camisa azul que combina con unos pantalones del mismo color que mi vestido. Es como si nos hubiéramos puesto de acuerdo para vestir. Que gracioso.

—Oí que jamás habías estado en Birmingham ¿Te está gustando la ciudad? — me da una mirada de reojo.

Sus facciones son un poco afiladas y podría resultar intimidante para algunos porque tengo que admitir que el hombre es guapo. Nadie pensaría que es tan amable cuando tiene una mirada seria al concentrarse.

—Lo poco que he visto me gusta— me encojo de hombros. —¿Qué hay de ti?

Nos sentamos en una mesa pequeña en la terraza cerca del restaurante donde hay varios huéspedes ocupando mesas a nuestro alrededor. Se pasa una mano por el cuello como si fuera a decir algo, pero lo piensa mejor.

—Definitivamente. He venido muchas veces a la ciudad y conozco lugares muy interesantes por aquí que llamarían la atención de cualquier turista. El museo del centro de la ciudad, bares increíbles, lugares de botánica y una tienda de arte contemporáneo, dicen que es la mejor de la ciudad.

—¡Arte contemporáneo! A mi mejor amiga le encanta el arte, ella es pintora.

—Entonces en esa tienda es perfecta para que la conozca, tienen muchas cosas fascinantes— sonríe — Yo no soy un hombre de artes, pero cuando estuve ahí quedé impresionado.

Llevarle a Cora un obsequió de esa tienda sería perfecto. La conozco y sé que ella lo amará, además, la calmará un poco después que Bennett le diga que lo dejé a su cuidado.

—Tengo que conocerla definitivamente. Cora amará si consigo algo para ella.

Ladea la cabeza y sus cejas se fruncen con un gesto curioso. —Hablas con tanto entusiasmo que si pudiera te llevaría ahora mismo. — sonríe y se inclina un poco sobre la mesa hacia mí.

Oh, retrocedo un poco. Eso fue un poco demasiado cerca, pero no parece haberlo hecho con intención. —Digamos que le debo un regalo de disculpa, pero ella todavía no lo sabe.

—No debe ser difícil perdonar con una sonrisa así de hermosa— Vuelve a sonreír y por educación se la devuelvo y le doy las gracias en voz baja. —Mañana estaremos ocupados con todo lo del evento para los patrocinadores, pero ¿Qué te parece si el día después tu y yo...?

Algo como un gruñido molesto llega a nuestras espaldas interrumpiéndolo. Levanto la vista y quedo en shock cuando frente a nosotros aparece él. No puede ser.

Como siempre en un traje negro y una corbata del mismo color, pero esta vez con un leve toque de molestia en sus ojos verde que están clavados en mí. ¿Esto es una broma de mi subconsciente o definitivamente el castaño que me hizo perder el aliento anoche está aquí?

—Buenas noches Adam— Alexander dice su nombre con un tono más fuerte y le da un saludo de cabeza —Señorita Brown.

Lo miro fijamente sorprendida y sin responder. Definitivamente está aquí.

—Buenas noches señor Roe— Adam se levanta de inmediato. —Bienvenido al hotel. No lo esperábamos, su asistente nos dijo que no asistiría.

—Cambié de opinión. — responde tajante —¿Dónde está Christopher?

—El señor Jones nos encontrará en el restaurante en un par de horas. Estamos revisando la lista de asistentes del evento anual de caridad del hotel para buscar patrocinadores.

Sus ojos bajan a las carpetas que aún están cerradas. —Trabajando— repite en voz baja como para sí mismo —Me gustaría discutir uno de los puntos de su proyecto señorita Brown.

—¿Ahora?

—Ahora.

Su mirada sigue seria. No sé qué le pasa. —¿Podríamos esperar la reunión con el señor Jones? él no querrá perderse detalle.

No lo digo por no querer ir con él, conozco a mi jefe y si hay algún detalle que se quede fuera de su alcance podría sufrir un colapso de estrés y para mi mala suerte Alicia no está aquí para ayudar.

Alexander mira fijamente a Adam y luego repentinamente sonríe dejándome más confundida que antes. —Está bien, los veré en la cena junto con Christopher para que mantengan al tanto de todo.

—Por supuesto señor Roe.

Yo aún sigo en silencio mirándolo. Parpadea un par de veces y cierra los ojos un segundo. —Me retiró— dice sin levantar la mirada otra vez — Señorita Brown, es un gusto volver a verla.

Y así como si no hubiera sacado el infierno fuera de mi apareciendo de la nada, se va.

—Señorita Brown— Adam trata de imitar su tono de voz y me resulta extraño —Es un buen momento para ponernos a trabajar.

Lo miro con la boca abierta. —¿Qué hace el señor Roe aquí?

—Él es uno de los invitados especiales al evento de mañana, pero su apretada agenda no le iba permitir venir, es lo que su asistente le dijo al señor Jones.

—¿Invitado especial?

—No muchos lo saben, pero él participa activamente en los eventos de caridad desde hace un tiempo, más si se trata de la organización de los niños con cáncer cómo será el de mañana.

Sus palabras me dejan en blanco. No tenía idea de que él hiciera eso. De hecho, no tengo idea de muchas cosas sobre él, pero esto no era algo que esperaba escuchar y estoy completamente sorprendida.

—¿Es invitado cada año?

—Cada año— asiente —Por eso me sorprendió que su agenda no lo haya dejado venir, pero al final cambió de opinión por alguna razón. lo que es bueno también para nosotros, servirá de apoyo.

Me mira expectante y me obligo a asentir mirando el lugar por donde acaba de irse. —Sí, ser... será de apoyo. — jugueteo con el bolígrafo en mi mano —Y... la pelirroja, hum, es decir la señorita Alesha y él se conocen ¿No es así?

—Sí, creo que esa esa es la principal razón por la que ella está aquí, para apoyarlo como siempre.

Mis cejas se juntan ¿Apoyarlo como siempre? ¿Qué significa eso?

—Entonces ¿Comenzamos a revisar la lista? — obligo a mis pensamientos a detenerse. Vuelvo a asentir y él abre la primera carpeta.

Después de pasar casi una hora trabajando con Adam donde la mayoría del tiempo obligué a mis pensamientos a no ir a Alexander, finalmente estoy en mi habitación a punto de bajar al restaurante del hotel para la reunión con mi jefe.

Pero como siempre mi curiosidad no ha disminuido desde que escuche lo que dijo Adam sobre Alexander y antes de bajar tomo mi laptop y escribo las palabras correctas.

Paso por las diferentes fotos que hay en internet donde los artículos hablan de la aportación de Hilton &Roe para diferentes organizaciones. No son muchos los artículos, podría contarlos con una sola mano, es como si quisieran que esas aportaciones fueran privadas.

¿Es Alexander Roe un hombre generoso en secreto? Sigue siendo difícil de creer ¿Estamos hablando del mismo Alexander que compró todo el Score solo porque le gustó la vista del último piso y que impone al momento de entrar en una sala de juntas?

No sé cómo sentirme al respecto. Para mí la mayoría de los millonarios solo ven por su beneficio propio y aumentar su riqueza sin importar lo demás. Vuelvo a pasar por las fotos ahora en busca de la pelirroja.

Un par de golpes resuenan en la puerta y cierro la laptop rápidamente como si fueran a atraparme. Tomo una respiración profunda y abro la puerta donde hay un trabajador del hotel. Lo sé por su uniforme.

—Buenas noches, un paquete para usted señorita Brown— me extiende una caja pequeña como al tamaño de las palmas de mis manos juntas.

La miro aturdida mientras me la entrega. —Gracias, pero no estaba esperando ningún paquete ¿De dónde viene?

—Es cortesía del hotel. — se despide y se va por el pasillo.

Cierro la puerta y sacudo el paquete. ¿Cortesía del hotel? ¿Qué es? ¿Jabones aromáticos? Abro la tapa y un par nuevo de bragas beige como el que me robaron esta mañana aparece frente a mis ojos.

Aprieto las manos en puños. ¿Cómo se atreve a hacer esto aquí? ¿Por qué? ¿Por qué sigue haciendo esto? ¡Ah! Guardo las dichosas bragas. Al parecer solo vino a tocarme las pelotas igual que siempre, como si no fuera suficiente lo que hace en su propia oficina.

Tranquila Emma. Respira. Respira. No voy a entrar en su juego, este no es lugar para sus bromas, voy a mantenerme al margen o esto terminará en un desastre muy grande, pero me va a escuchar, claro lo que lo hará.

Tomo mis cosas y salgo de la habitación decidida rumbo a la recepción con la caja en mis manos. La mujer pelirroja, para que mi humor siga mejorando, me regala una sonrisa desde su lugar.

—Soy Emma Brown, necesito saber el número de habitación de Alexander Roe. — ruedo los ojos ante su mirada intrigante y saco mi tarjeta de la bolsa de mi pantalón. —Soy asistente de su empresa— le explico y ella asiente.

—Está en la suite principal, en el penúltimo piso, puede usar el asesor del fondo,

—Gracias— voy por donde me indica.

Claro que está en una suite, quedarse en una habitación pequeña debe ser una aberración para él. Los pisos se me hacen eternos y cuando las puertas doradas se abren finalmente, suelto un suspiro y camino a la habitación.

—Emma— una voz me interrumpe cuando estoy a medio camino y Adam aparece con una sonrisa en su rostro. —¿Lista para la cena? — Asiento —Vine a confirmar la reunión con él señor Roe,

—Perfecto.

—¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

—También venía a confirmar la reunión, pero me tomaste ventaja.

—Años de práctica— me guiña un ojo y su mirada se posa en la pequeña caja en mi mano —¿Bajamos juntos?

Tal vez esta era la señal del destino que no debería entrar en este juego y me salvo justo a tiempo. Suelto un suspiro y asiento. —Vamos.

—¿Paquetería hasta Birmingham?

—Cortesía del hotel. — le explico.

El restaurante del hotel es tan grande como un restaurante normal y eso explica una de las razones por las que estamos aquí, recuerdo lo que mi jefe dijo de estos lugares y su preferencia por ellos.

Un hombre nos conduce a una mesa grande cerca de unos ventanales que muestran la vista de un jardín a la entrada. Los pequeños focos de luces en el centro de la fuente y a su alrededor iluminan la vista.

Que belleza de lugar.

—Emma, Adam— mi jefe aparece con su clásico traje gris, pero no viene solo. Alesha está a su lado con la postura muy rígida.

Nos saludamos educadamente y sentamos en la mesa y como si mi tortura no fuera suficiente. Categóricamente la pelirroja queda a mi lado izquierdo y el lugar a su derecha queda vacío.

—Buenas noches. Lamento la tardanza, tuve un asunto de último minuto, pero que a Cristopher no le importará en absoluto — Alexander aparece y mira el lugar vacío al lado de la pelirroja a su lado hay un hombre rubio que no había visto antes, pero sus rasgos son.

Es un poco más robusto, pero igual de alto que Alexander y trae una sonrisa de lado a lado.

—¡Erick! — el señor Jones se levanta y lo envuelve en un abrazo dándole una palmaditas en la espalda.

—Padre.

¡Es él! El hombre de la foto que está sobre el escritorio de mi jefe.

—Ese viaje a Nueva York ha sido uno de los más largos que he hecho en el año, pero conseguí que nos quedáramos con el proyecto. Llamé de inmediato a Alexander y me dijo que estarían en Birmingham así que aquí me tienen— extiende las manos alrededor de su cuerpo —Podemos volver juntos a Londres.

—Es maravilloso que te hayas quedado con el proyecto.

—Gracias Adam, ya sabes que soy muy persuasivo cuando me lo propongo.

Alexander mira todo de lejos, pero su mente parece estar en otro lugar. Parpadea un par de veces y se lleva la mano entre las cejas por un segundo sin que nadie lo note.

—Felicidades Erick.

—Gracias Alesha— le da una sonrisa. —Y tú— se gira hacia mí —Debes ser la famosa Emma Brown de la que mi padre ha quedado encantado. — se acerca a mi lado y me levanto como todos.

—No tan famosa, pero si soy Emma Brown. — le extiendo la mano. —Felicidades por el contrato.

—Gracias. Erick Jones y tampoco soy tan famoso como el señor Roe— hace una reverencia y en lugar de tomar mi mano me envuelve en un abrazo. —Un gusto conocerte, me han hablado maravillas de ti.

—Gracias, también es un gusto conocerte. — respondo aturdida.

Alguien carraspea y el rubio me suelta. Los ojos casi se me saltan, pero logro contener el gesto, creo que el él solo es un tipo demasiado carismático. —Y bueno, díganme a qué se debe está reunión a la que mi buen amigo me ha invitado a asistir.

—Primero siéntate Erick—- Alexander le señala el asiento vació al lado de Adam y él toma el lado de la pelirroja sin pensarlo.

¿Y por qué tendría que pensarlo me suelta mi subconsciente de repente? Me encojo de hombros mentalmente, no tengo respuesta para esa pregunta.

—No esperábamos verte aquí Alexander. — dice mi jefe.

—Soy uno de los patrocinadores del evento, el director general de la fundación quiere que dé un discurso de apertura.

—Puedo ayudar con eso. ¿Quieres que te prepare un discurso? — la pelirroja se inclina hacia él.

—Te lo agradezco, pero Christopher es mi director de relaciones públicas Alesha.

—Adam lo hará. — dice mi jefe y el castaño a mi lado asiente.

—No— lo interrumpe Alexander. —Que sea la señorita Brown.

Todos me miran expectantes, Asiento y mi jefe sonríe complacido. —Me encargaré de enviárselo esta noche a su correo.

—También la prensa notificó su asistencia mañana, querrán hablar con usted señor Roe después de su discurso. — interviene Adam.

—No— frunce el ceño —No quiero a la prensa merodeando alrededor de mi durante toda la noche, cancélalo.

Pero eso es justo lo que necesitamos, atraer la atención. Aunque ahora no parece muy cooperativo, quizá no quiere que se vea la obra benéfica que realizará.

—Si me lo permite señor Roe— intervengo —Creo que hablar con ellos será perfecto para atraer la atención del proyecto y si el señor Jones se reúne con ellos mañana para la reunión que habían agendado, el señor Blake podría participar y la asociación se reflejará en los medios de comunicación.

Todos en la mesa me miran asombrados y me remuevo en mi lugar.

—Ella tiene razón hermano— el rubio se gira hacia él. —También podrías decirles que nos quedamos con el contrato de Nueva York.

—Me parece perfecta su idea Emma, y puedo convencer a Blake de dar una audiencia. Así anunciaremos que Hilton &Roe usara los diseños de Vinils en los próximos proyectos. — mi jefe lo apoya.

—Alexander. Si tus publicistas no pueden yo me desharé de ellos. Sabes que soy muy buena en mi trabajo. — la pelirroja le sonríe de lado. —Puedo enseñarte lo qué se Emma para que no cometas errores, como eres nueva en una empresa tan grande no creo que estés preparada para manejar este tipo de situaciones.

—Gracias por su ofrecimiento— le doy una sonrisa igual de falsa que ella a mi como si no hubiera intentado descreditarme frente a todos. —Pero me encargaré de revisar cada detalle para tener todo en orden.

—Tampoco te preocupes tanto, últimamente Alexander no es muy exigente en sus gustos. Se ha ido por el lado fácil. — me guiña un ojo.

¿Por qué el filo del tenedor se ha vuelto tan tentador en este momento? Podría responderle, pero no lo haré, no soy ese tipo de persona y cualquiera que sea su problema dejare que se envenene sola.

—Alesha, Emma es mi mejor publicista, podría dejar todo en sus manos sin preocupaciones.

—No me malinterpretes Christopher solo estaba ofreciendo mi ayuda para que nos conozcamos mejor. — se excusa— ¿Entonces lo harás Alexander?

Bajo la mirada y la centro en mi plato. Él va a negarse por supuesto y mi idea quedará como un rechazo. Genial. ¿En qué momento podré irme a mi habitación?

—Si la señorita Brown cree que es buena idea lo haré. — ¿Qué? Levanto la cabeza y veo a la pelirroja tensarse en su silla. —Y te equivocas Alesha no me he ido por lo fácil, sino por lo mejor— su mirada pasa por mí un segundo —Y me encanta lo mejor.

La sonrisa de la pelirroja se tambalea un segundo mientras asiente y yo lo miro atónita. ¿Acaba de defenderme?

La cena sigue su curso hablando en su mayoría de la forma en la que Erick Jones consiguió el contrato en Nueva York para que Hilton &Roe diseñe los hoteles de la zona turística. Siento la mirada de alguien clavada en mí y cuando la levanto veo a la pelirroja.

Le doy una mirada educada y me centro en mi plato interviniendo solo cuando sea necesario. Alexander, mi jefe y su hijo se han englobado en una conversación menos formal sobre el viaje de éste último, pero curiosamente añaden a la pelirroja como si fueran grandes amigos.

—Es increíble que Erick haya concretado el contrato en Nueva York, el evento de apertura será más grande que éste. — dice Adam antes de llevar el tenedor a su boca.

—Tendremos que dividirnos en dos para volar al otro continente entonces.

Suelta una risa corta. —Creo que ya haces lo suficiente aquí, para nadie es un secreto que eres técnicamente la mano derecha del señor Jones, él podría tomar unas vacaciones en cualquier momento, eres muy buena en tu trabajo.

Agacho un poco la cabeza.

—Lo siento ¿Dije algo malo?

Sacudo la cabeza. —No, es solo que no estoy acostumbrada a los halagos.

—¿Una mujer hermosa como tú no está acostumbrada a los halagos?

Abro la boca para responder, pero alguien me interrumpe. 

—Oí que estabas en otro proyecto Adam— la voz de Alexander viene desde el otro lado de la mesa. —No esperaba verte aquí.

—Es uno de mis mejores publicistas como Emma, ellos buscarán a los mejores patrocinadores.

Ni siquiera dirige su mirada al señor Jones cuando le responde. La pelirroja también me mira y ya he tenido suficiente de ella por hoy. No necesito dramas en mi vida, de esos ya tuve suficientes.

Me excuso para irme y me pierdo por los pasillos del hotel hasta llegar a ascensor y entro al lado de cuatro personas más. Espero que las puertas se cierren, pero a ultimo alguien más entra.

El hormigueo de la corriente eléctrica me recorre de pies a cabeza. Levanto la mirada y compruebo que es él. Finge no mirarme y curiosamente termina a mi lado. Las puertas se cierran y comenzamos a subir.

—Buenas noches nena— dice como si nada sin despegar su vista del frente. —Linda caja. ¿cortesía del hotel?

Quiero soltar una risa sin humor y cambió la caja de mano. Está noche a parte de escribir su discurso para el evento de mañana también le escribiré una carta de queja a la persona encargada del destino. Ya se ha ensañado conmigo.

—Buenas noches señor Roe.

Su pecho se alza y da dos pasos a mi lado acercándose. Las puertas se abren y varias personas bajan—Lo siento no escuché bien. ¿Cómo me llamaste?

Tampoco despego la mirada de la puerta. —Señor Roe — respondo y por el rabillo del ojo lo veo apretar las manos en su costado.

—Establezcamos una regla— dice en voz baja. La puerta se abre y dos personas más suben. —La próxima vez que me llames señor Roe, voy a hacer que todos te escuchen llamándome Alexander y usaré un método un poco placentero.

Miro a nuestro alrededor. —Estamos en Birmingham por trabajo— mantengo mi tono de voz bajo —Además ese es su nombre

—No para ti nena. — gruñe. —Será mejor que guardes esa actitud desafiante.

—¿Y si no lo hago qué?

Mira a nuestro alrededor que nadie mire y su mano va a mi cintura y me atrae a su lado. Baja su boca a mi oído. —Te pondré de rodillas y llenaré esa boca imprudente.

Ahogo una exclamación lo miro con los ojos bien abiertos. Será mejor no responderle o le daremos un espectáculo a las personas aquí.

—¿Cenas conmigo? — pregunta después de unos segundos.

—Acabamos de cenar— le recuerdo.

—Mañana.

—Evento de caridad.

—Entonces desayuno.

¿Por qué quiere tenerme con él? ¿Es por su afición a la alimentación de las personas? Seguro notó que hoy también toqué mi plato muy poco. El ascensor abre sus puertas en el piso en el siguiente piso.

— No creo que...— vuelve a cerrar los ojos y se detiene de uno de los laterales del ascensor. —¿Estás bien?

Asiente. —¿Qué es lo que decías?

No vuelve abrir los ojos y recuerdo que he notado ese malestar desde que llegó. —¿Estás seguro que te encuentras bien?

—Sí Emma— el ascensor se sacude un poco en el siguiente piso de forma apenas perceptible y su cuerpo se tambalea.

Me colocó rápidamente a su lado para que se apoye en mí. —No estás bien.

Apoya su mano sobre mis hombros. —No es nada serio solo dame unos segundos.

Las puertas se abren en mi piso las personas restantes bajan, pero yo no puedo dejarlo así. —Te llevaré hasta tu habitación o a emergencias.

—No es necesario.

—No seas imposible Alexander, voy a llevarte quieras o no.

—Está bien, pero solo llévame a mi habitación— apoya el brazo en mis hombros y se pega a mí.

Ese es otro rasgo de que no está bien, ni siquiera ha discutido conmigo. La puerta de su piso se abre y salimos con cuidado. Finalmente abre los ojos y no parece enfocarse su mirada por qué le cuesta avanzar sin parpadear.

Ethan está fuera de la habitación con su traje impecable. Lo saludo con un gesto de la cabeza y no me dice nada cuando lo ve caminar a mi lado. A puesto que Alexander odia que lo ayuden en situaciones así.

—¿La llave?

Me mira mal como puede y con un suspiro cansado me la entrega. Entramos a la suite lujosa. No reparo en todo lo que hay porque me concentro en hacerlo caminar, aunque se pone difícil.

—No estoy ebrio Emma.

—Entonces deja de comportarte como si lo estuvieras.

Lo ayudo a sentarse en uno de los sofás y rápidamente se lleva la mano al entrecejo como antes. ¿Es vértigo lo que tiene? ¿Mareos? Mi mano toca su frente por accidente y su temperatura me deja sorprendida.

—Estás ardiendo.

Ahogo una exclamación y llevo mis manos a sus mejillas con cuidado para comprobar su temperatura. Su piel es muy suave y hay un poco de rastro de su barba creciente de un día. Sus ojos se abren, me mira con el ceño fruncido y rápidamente se aparta de mi toque.

—Estoy mejor— vuelve a cerrar los ojos.

—¿Estás mejor?

—Sí— responde tajante, pero sigue sin abrir los ojos.

—Llamaré a emergencias. — saco el celular de la bolsa de mis pantalones.

—No vas a llamar nadie esto se me quitará en un par de horas. Me trajiste a mi habitación y eso es todo. Ya puedes irte— suelta borde.

Lo miro con el ceño fruncido, pero rápidamente sacudo la cabeza. Pierde su tiempo hablándome así, no voy a ir a ningún lado. —Refunfuña todo lo que quieras, llamaré a emergencias.

—¡Emma eres la persona más frustrante que conozco en la vida!

—Es bueno saberlo— me llevo el teléfono a la oreja y el sonido de la línea se escucha en la habitación.

—No llames a nadie— suelta un suspiro cansado. —Hay unas pastillas al lado de mi cama, solo necesito tomarlas.

Cuelgo antes que responda alguien y voy a donde me dice. En la mesita de noche al lado de la enorme cama hay dos frascos pequeños de pastillas. Levanto la mirada y él sigue agachado con los ojos cerrados.

Leo el nombre del medicamento, pero eso no me dice nada. Tomo los dos y se los llevo. —¿Dónde puedo conseguirte agua?

—En el mini bar— señala el lugar y regreso con una botella. Toma el frasco de la izquierda y saca dos capsulas azules y se las lleva a la boca.

Su cuerpo se relaja después de unos minutos y se deja caer sobre el respaldo del sofá. Cierro los frascos por él y los regreso a su lugar. Se mantiene en silencio por alguna razón o está dormido, no lo sé.

Seguramente debe estar molesto. Será mejor que me vaya, ya he ayudado lo suficiente como lo hubiera hecho con cualquier persona.

—Te enviaré el discurso antes de la presentación de mañana— no responde. No quiere hablar. Bien. —Espero que te mejores. Buenas noches. — Sigue sin responder. —La ley del hielo no es un rasgo atractivo para un empresario tan aclamado.

Salgo molesta de la habitación y encuentro a Ethan en el mismo lugar de antes. —Señorita Brown.

—No sé qué le sucedió, pero tomo un tipo de medicamento y creo que está mejor.

—¿Medicamento? — me mira sombrado y asiento —¿Hizo que el señor Roe tomará sus pastillas?

Su expresión de sorpresa ya me puso nerviosa. Quizá no fue buena idea persuadirlo para que lo hiciera. —Sí, ¿Pasa algo malo? ¿No debió hacerlo? ¡Dígame que no cometí un error! puedo llamar a emergencias si quiere yo no...

—No— me detiene — Es solo que el señor Roe prefiere esperar que los malestares se vayan solos, el medicamento tiene efectos secundarios periódicamente en su cuerpo por eso evita tomarlos.

¿Malestares? ¿Periódicamente? ¿Está enfermo? —Pues espero que no haya efectos secundarios esta vez, creo que ya se siente mejor, está en su habitual enojo de siempre. Pero cuando pueda dígale que es muy infantil pretender estar dormido para no hablarle a las personas.

Me doy media vuelta para irme. Debería aprender al menos ser un poco amable, no lo dejé tirado en el ascensor.

—Por eso odia el medicamento, es como una anestesia que lo deja dormido.

¿Dormido? Me giro otra vez. Entonces no estaba molesto simplemente cayó en un sueño profundo como la bella durmiente. Aprieto los labios avergonzada. —Creo que va a tener que abrirme la puerta, lo dejé sobre el sofá en una posición no tan cómoda.

—Yo me encargo.

—Lo ayudaré— mi conciencia no me dejaría irme así.

Ethan sonríe y abre la puerta con otra tarjeta electrónica. Alexander sigue en la misma posición en la que lo dejé.

Ethan me ayuda a llevarlo hasta su cama y ya es hora de irme. No voy a ayudarlo a quitarle el traje. Cuando estoy por decirle que me marcho veo como su cuerpo tiembla ligeramente.

—¿El temblor es otro efecto secundario?

—No, pero no podemos hacer nada, incluso si despierta no querrá que nadie lo examine.

—¿Por qué?

Ethan me mira, pero no responde, Hay algo ahí, mi instinto me dice que hay algo ahí, pero no estoy en derecho de preguntar nada.

Quiero irme, pero mi conciencia no me deja al verlo así. Independientemente del acuerdo que tenemos, él me ayudó una vez cuando me desmaye, después en el imprevisto de Downing Street cuando mi tobillo falló.

Sería un buen momento para regresarle el favor. Me muerdo el labio inferior y miro a Ethan. —Me quedaré. — sus ojos se abren con sorpresa. —Si algo le pasa, no estaría tranquila, yo hice que tomará ese medicamento y somos conocidos, así que cuidaré de él.

—Eso no va a gustarle al señor Roe créame, ya hizo mucho por él hoy.

¿Quién dictamina cuando es suficiente algo? —Asumiré las consecuencias, dígale que me negué a irme y no hubo fuerza humana que me sacara de aquí.

Ethan sonríe de lado. —Es usted muy valiente.

Miro a Alexander con los ojos cerrados ocultando esos pozos verdes.

—Y también muy imprudente. 


¡Hola sexys! 

Hay muchas pistas en estos capítulos que me iré lentamente...

Nos leemos pronto.

-Karla 


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