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EXTRA.- Una cálida primavera

La finca luce más viva que nunca.

Las risas se escuchan aún para los que estamos dentro de la cabaña preparando todo lo necesario para la comida. El olor de la carne asada nos envuelve mientras Kyle y yo nos encargamos de sacar el licor de las neveras.

—Espero que nuestras esposas no quieren asesinarnos por poner alcohol en las mesas —dice Kyle con una sonrisa.

—Dudo mucho que quieran quedarse viudas —bromeo —además, ¿quién puede rechazar una copa del mejor vino de Washington?

Kyle ríe brevemente.

—¡Papá! —volteo cuando la voz de Thiago se escucha desde el exterior.

Entra corriendo un par de segundos después.

—Camille está molestándome —dice con el ceño fruncido —Tío Kyle, dile que no voy a casarme con ella.

El rostro de Kyle casi palidece, yo por el contrario contengo la carcajada.

—Supongo que son demasiado jóvenes para hablar de matrimonio —respondo cuando Kyle no parece tener intención de responder —dile que procure no decirlo frente a su padre o la encerraran en una torre como rapunzel.

—Oye —reprende mi hermano pero eso es suficiente para Thiago porque sonríe y corre de regreso al jardín.

—¿Por qué nuestros hijos están pensando en casarse? —me cuestiona cruzándose de brazos.

—No me veas así, es tu hija quien está acosando a mi hijo —reclamo.

Eso lo hace reír. Camille y Thiago apenas tenían ocho años, pero parecía que tenían lo suficiente como para molestarse el uno al otro. Constantemente peleaban, pero su afecto era evidente, Thiago adoptaba una postura protectora cada que Camille parecía estar en problemas, incluso se atrevía a defenderla cuando Kyle o Aria la reprendían.

Y aunque muchas veces a Kyle no le hacía gracia que su hija a los ocho años esté pensando en matrimonio, yo si que me divertía.

Nuestra conversación se corta cuando Aria ingresa con Wendy, su tercera hija, en brazos.

—Todos estamos muy impacientes y hambrientos —dice con una sonrisa —¿están listos?

—¡La carne está lista! —el grito de Josh nos alerta justo cuando entra con el recipiente con la carne —espero que ustedes dos tengan las bebidas listas y no solo estén siendo inútiles.

—Ey, alguien está de agresivo hoy —murmullo —ya hombre, tenemos todo. Vamos con los demás. 

Salimos al jardín, las mesas están llenas con todos nuestros amigos y familia, busco a Thiago y lo encuentro jugando con Camille, bien parece que pueden olvidar sus conflictos con rapidez.

Dejamos la comida en el centro de la mesa junto con las bebidas, y cuando no parece faltar nada más, voy hasta mi sitio.

—Thiago y Camille otra vez discuten por el matrimonio —me informa mi esposa —¿qué será de esos dos cuando sean mayores?

Me rio.

—Ese será problema de Kyle, al menos yo tendré algunos años de calma antes de tener que enfrentarme a eso, ¿verdad, florecita?

Bea se ríe mientras nuestra bebé extiende los brazos hacia mí. La tomo encantado, dejo un sonoro beso en su mejilla consiguiendo una risa angelical.

—Papapa —dice colocando sus pequeñas palmas contra mi rostro.

Ava Beckham, pronta a cumplir un año de edad y quien se ha convertido en la luz de mi vida. Nuestros genes han sido fuertes, porque tiene el cabello negro brillante, y los ojos celestes, los cuales parecen dos cielos llenos de la mejor luz que puede haber.

Observo a Bea, ella nos mira con una sonrisa preciosa en los labios. Nuestro matrimonio ha sido increíble estos años.

La paternidad ha sido dura, realmente el nacimiento de Ava trajo consigo muchos cambios para los cuales no estábamos preparados, pero que pudimos enfrentar. Como un equipo.

Aún en los días malos, sigo deseando pertenecer al mismo equipo, sigo eligiendo a la misma mujer para confiarle mi vida.

—Te amo —susurra Bea —solo me enamoro un poco más cuando te veo con nuestros hijos.

Me río.

—Procuraré entonces que nos veas las veinticuatro horas —bromeo haciéndola reír.

Mientras sostengo a nuestra hija, ella sirve un poco de carne en nuestros platos y en determinado momento, el grito de Camille manda a callar a todos.

—¡Papá, Thiago me ha besado!

Kyle se atraganta con la carne, Aria jadea sorprendida y gira consiguiendo que los piecitos de Wendy golpeen una de las copas y termine siendo vaciada sobre Lauren. Josh se incorpora a prisa para tomar una servilleta pero termina golpeando una de las botellas, que se derrama sobre la mesa.

Y todo se vuelve un caos.

Bea y yo nos apartamos con una sonrisa.

Acomodo a Ava entre mis brazos mientras me aproximo a mi hermano.

—¿Debemos hacer un acuerdo de matrimonio? —lo molesto.

Gira hacia mí.

—En tus sueños —masculla, luego parece pensarlo bien porque añade —si en veinte años Camille sigue pensando igual, podemos hablarlo.

Me carcajeo, Aria se une a las risas, y pronto todos en la mesa lo hacemos. Mirando el desastre que las palabras de una pequeña niña han ocasionado.

Pero supongo que estos son los momentos que más se atesoran en la memoria. No aquellos donde todo es perfecto.

Sino donde hay sonrisas, miradas alegres, y anécdotas que pasarán de generación en generación, convirtiéndose en inolvidables momentos dignos de atesorar.

Porque supongo que ahí radica la felicidad. Con tu familia, hermanos, amigos. Con cada persona que llega para hacer de tu invierno... una cálida primavera. 

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Ay dios no puedo creer que esto realmente se ha acabado. No puedo creer que hemos llegado al final de una historia que no creí que se volviera tan especial para mí. Johnson y Bea siempre tendrán un pedacito de mí, recordándome el porqué amo tanto escribir. 

Gracias a todos los que han llegad hasta aquí <3 Hacen la vida de esta chica mucho más feliz. 


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