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3.- La naturaleza de un idiota


Johnson.

—¿No te lo dije? —resoplo cuando Kyle emplea un fingido tono de confusión.

—No, creo que olvidaste ese insignificante detalle.

Escucho la voz de Bea el pasillo, parece estar en una discusión con alguien y me imagino que ese alguien, es mi cuñada.

—Escucha, pensamos que sería más sencillo —dice y suspiro —si te hubiese dicho que Bea estaría, claramente me hubieses mandado a la mierda.

—Claramente —confirmo —y sabes de sobra las razones.

Ahora es turno de mi hermano suspirar.

—Aria pensó que podrían cuidarla juntos, son las personas en las que más confiamos y si les decíamos...ninguno hubiese aceptado.

Me acomodo en el sofá elevando la mirada hacia el techo.

—Me temo que esto va a ser complicado, sabes bien que Bea apenas y tolera mi cercanía —de nuevo otro suspiro —¿no pudiste al menos mencionarlo?

—Lo lamento, debí hacerlo pero realmente necesitaba este tiempo con Aria, desde que nos conocemos no hemos tenido un momento a solas en el que verdaderamente pudiésemos disfrutar de nosotros, así que...

—Así que fuiste egoísta y dejaste que tu esposa me engañara —lo molesto —sabes que no tengo problema, pero no sé si Bea opine lo mismo. No me preocupa compartir espacio con ella, me preocupa que mi cercanía la incomode.

Una mirada comprensiva se adueña de mi hermano.

—Ella no tiene idea de nada —dice como si en verdad supiera de lo que habla —escucha, John, yo mejor que nadie entiende lo que sientes...

—No —lo detengo —no tienes idea.

Hay un silencio en la línea que dura varios segundos.

—Por si lo olvidas, mi matrimonio casi se va a la mierda por la misma razón —dice con brusquedad —entiendo mejor que nadie lo que es cargar con los problemas del pasado, pero no puedes cambiar lo que hiciste, no podemos cambiar lo que tuvimos que hacer para sobrevivir.

Cierro los ojos.

—¿No te sientes como un monstruo?

Kyle permanece en silencio.

—¿Cómo puedes tener una vida tan feliz después de todo? ¿Cómo eres capaz?

—Porque vale la pena, porque mi familia vale la pena, John. Y sé qué crees que no lo entiendo pero lo hago, y es por eso que voy a decirte esto.

Me preparo para la crudeza de las palabras de Kyle, porque siempre encuentra un jodido modo de dar en la herida.

—Déjalo ir. No vale la pena retenerlo, las cosas que hicimos, nuestro pasado...tienen que quedarse ahí.

—Soy un asesino, Kyle —las palabras brotan amargas de mis labios. —Lo que hice, no me arrepiento, pero no puedo concebir la idea de arrastrar a alguien más a la oscuridad, sabes a lo que me refiero.

De pronto los recuerdos vuelven, la sangre, los disparos, los cuerpos inertes.

Aprieto los párpados, el sabor amargo se intensifica en mi boca y de nuevo la presión tan fuerte en el pecho que casi me impide respirar.

—Gracias a ti Camille está aquí —sus palabras me devuelven algo de tranquilidad—gracias a ti sigo con vida, es por lo que hiciste, que mi hija puede tenerme a su lado, que Aria y yo ahora somos felices, entiendo que crees que eres un monstruo pero como yo lo veo, eres nuestro salvador.

—Vaya halago —me río —lo haría de nuevo, sin dudar.

—Lo sé —él sonríe —lamento no haberte dicho sobre Bea, intenté hablar con Aria pero sabes lo testaruda que es.

—¿Por qué no llevarse a Camille? —inquiero en un quejido —me hubieses ahorrado las molestias.

—Idiota —lo escucho reír —Desearía haberla traído con nosotros pero realmente quiero un tiempo con mi esposa, quiero poder follar con ella sin preocuparme de si despertamos a nuestra hija o no.

—Ugh, ahora tengo que eliminar esa imagen de mi mente —lo molesto —no me queda más remedio que continuar con esto, aunque no sé si Bea opine lo mismo.

—Lo hará, sabes que Aria tiene un poder de convencimiento que nunca falla.

Es mi turno de reír.

—De acuerdo, adiós.

—Adiós —antes de colgar dice mi nombre de nuevo —si necesitas cualquier cosa, llámame.

—No voy a llamarte mientras estás en tu viaje de aniversario—sentencio.

El repite lo que acabo de decir en un tono chillón y me rio mientras me despido y cuelgo la llamada. Guardo el celular en el bolsillo en el momento justo en el que Camille entra.

—¿Por qué te molesta que la tía Bea esté aquí? —pregunta con inocencia.

Sonrío, me incorporo y la tomo en brazos.

—No me molesta en lo absoluto —miento.

Mientras salgo de la habitación y avanzo por el pasillo, ubico la voz de Bea en la cocina, parece que tiene un hábito de pasearse por la casa mientras habla por teléfono, bajo las escaleras y avanzo hasta la cocina, me detengo en el umbral y bajo a Camille.

—Odio ser tu mejor amiga —Bea le habla al teléfono —y que conste que me deberás una grande por esto, adiós.

Resopla y cuelga la llamada, cuando se gira, tarda un par de segundos en recomponerse al verme observándola.

—Amorcito, ¿por qué no vas a ver las caricaturas con Thiago? —inquiere —tu tío y yo vamos a hablar aquí.

Camille nos mira.

—De acuerdo. —Su coleta se balancea mientras corre hacia donde Thiago se encuentra con sus propios juguetes, Bea los mira por un par de segundos antes de centrar su atención en mí.

—Parece que vamos a cuidarla juntos —murmuro señalando a mi sobrina —¿estás de acuerdo con eso?

—Tendremos reglas —dice colocando las manos en la cintura —reglas que no se podrán romper.

—¿Reglas?

—Voy a cuidar de Camille porque es un favor a mi mejor amiga aún cuando eso haga que tenga que convivir contigo —dice y trato de no ofenderme —supongo que tú entonces tendrás que tolerar mi presencia en esta casa por las siguientes tres semanas.

—Créeme, tu presencia me es más que tolerable—le dedico un guiño y ella resopla.

—¿Qué nunca te cansas? —inquiere con evidente fastidio. —¿No tienes otras chicas con las cuales divertirte? ¿O es que nadie te presta atención?

Llevo una mano al pecho fingiendo indignación.

—¿Crees que nadie me presta atención? —sonrío —tengo que debatir ese punto. Te aseguro que si quisiera, tendría mucha diversión para largo. El caso es que, no quiero esa clase de diversión.

Bea vuelve a resoplar, me he dado cuenta que es algo que hace constantemente cuando estamos juntos.

—Espero que esa diversión no abarque esta casa —dice con seriedad.

—Es la casa de mi hermano, ¿me crees un indecente?

—Creo que eres muchas cosas, indecente es solo la primera —espeta con molestia.

Aprieto los labios reteniendo la sonrisa. Nos conocimos en circunstancias peculiares que no me compete contar ahora, y que mucho menos quiero recordar, pero la Bea Collins que conocí en ese momento, no tiene nada que ver con la mujer que se encuentra frente a mí.

La Bea que conocí era delicada, frágil, demasiado preocupada por lo que pasaba a su alrededor. Esta Bea es...feroz. Y no sé porque eso solo crea un sentimiento de curiosidad en mi interior, una curiosidad que no debería de existir, porque joder, es como una hermana para mi cuñada, Kyle la aprecia lo suficiente como para darme un puñetazo si sobrepaso la línea, pero ¿acaso pueden culparme?

—Me alegra que tengas muchas opiniones de mi —me aproximo —te aseguro que no habrá diversión en esta casa, a menos que nos involucre.

—Eres un descarado —masculla.

—Es parte de mi naturaleza —sonrío encogiéndome de hombros.

Una risa brota de sus labios.

—La naturaleza de un idiota —sentencia. —¿Por qué no eres de más ayuda y subes las mochilas a la habitación de invitados? Me hago cargo de Camille, no te preocupes.

—No tienes que ocupar la habitación de invitados, la mía es lo suficientemente grande como para...

—Voy a contar hasta tres y si no desapareces de mi vista, Johnson, te aseguro que Kyle va a tener que perdonarme, pero voy a acabar clavándote este cuchillo en el pecho.

Señala el cuchillo que está junto al pan tostado, y trato de retener inútilmente la risa. Asiento, me incorporo del banco y elevo las manos.

—Si vamos a pasar las siguientes tres semanas cuidando de esta pequeñita, creo que deberíamos dejar las amenazas de muerte de lado.

—Uno...

Me rio apartándome.

—Hablas en serio, ¿eh?

—Dos...

—¡De acuerdo! —exclamo encaminándome a la cocina, no miro atrás, pero estoy perfectamente seguro de que Bea tiene una sonrisa satisfecha en el rostro.

Justo como la que llena mis labios, creo entonces que estas serán las tres semanas más divertidas de toda mi vida.

(...)

La casa de Kyle es inmensa, cuenta con cerca de diez habitaciones así que Bea tiene una gama de opciones a elegir para el lugar que ocupará. Sabiamente elige el piso superior, una habitación que está a escasos cuatro metros de la de mi sobrina, y a unos cuantos pasos de la mía.

Es raro compartir un espacio que no te pertenece, con alguien con quien apenas has hablado un par de veces en el último año. Bea pronto distribuye las actividades y como no, me deja fuera de casi la mayoría de ellas.

—¿En serio? —cuestiono cuando tomo la lista —¿el super y los paseos al parque? ¿Solo eso?

—¿Tienes alguna objeción?

—Sí, perfectamente puedo ayudar con el cuidado de Cami en la casa, e incluso de Thiago...

—Oh, créeme, no voy a dejarte cuidando de mi hijo —dice con recelo —y no necesitaré ayuda con Camille, así que puedes hacer cualquier otra cosa.

Resoplo.

—Soy tan capaz como tú de cuidar de mi sobrina —objeto —y no estoy cómodo con la idea de que estés cuidando de ambos niños, ¿por qué no puedes aceptar mi ayuda?

—Porque no la necesito —dice —y esa es la dinámica que vamos a seguir, si no te agrada...

—Claramente no me agrada pero por lo que veo, no hay nada que pueda hacer —me rindo —aprovecharé a trabajar mientras tanto.

Les doy una última mirada antes de decidir que lo mejor que puedo hacer, es marcharme al estudio de Kyle para trabajar. Una de las cosas que mi hermano usó para convencerme de cuidar de Camille, es decirme que estaría libre del trabajo durante estas tres semanas, aún cuando sabe perfectamente que soy incapaz de apartarme de las empresas. Sin embargo, consideré apropiado un poco de descanso, aunque con los planes de Bea, creo que tendré que considerar el ocuparme de nuevo de mis asuntos, o estar sin hacer nada, lo cual no puede suceder, porque eso significa volver a aquellos recuerdos que quiero olvidar.

Así que termino llamando a Josh, la mano derecha de Kyle.

Habías tardado —dice con burla —¿Qué ocurre?

—Nada —me acomodo en el asiento, frente al escritorio de mi hermano y sus innumerables fotografías familiares —¿hay algún pendiente?

—Ninguno, todo marcha como debe, ¿qué tal vas de niñera?

—Muy gracioso —espeto —¿Puedes creer que Bea va a estar aquí durante las siguientes tres semanas?

—Eso no suena como una buena idea —dice chasqueando la lengua —¿idea de Aria o de Kyle?

—De ambos, supongo —suspiro —pero está aquí y parece que tiene la entera intención de apartarme por completo, dice que se hará cargo, así que estoy aquí intentando mantenerme ocupado.

Escucho la risa de Josh al otro lado.

—Vaya, pues parece que tendrás que encontrar algo con lo que ser útil —se burla —por aquí todo en orden, pero si quieres venir...

—Si Kyle se entera que he dejado sola a Bea con los niños, va a volverse insoportable —ambos reímos —encontraré la manera de no perder la cabeza.

Tal vez Lauren y yo podemos ir a dar una vuelta —sugiere —así no estás a solas con una mujer que te odia.

—Vaya que si —sonrío pero esta vez la risa no brota de mis labios —no podemos culparla, ¿o sí?

Silencio.

Ella no tiene idea John —dice exactamente lo mismo que Kyle.

—No puedo estar seguro.

—Créeme, si ella supiera lo que realmente hiciste, no estaría cerca, amigo...—se queda en silencio por algunos segundos —déjalo ir, en serio.

Cierro los ojos.

—Supongo que es fácil para todo el mundo decir que debo dejarlo ir pero no tengo ni puta idea de como hacerlo —confieso —está conmigo, todo el mandito tiempo y...

—¿Puedes por favor ir al supermercado? —bajo el teléfono con prisa cuando Bea abre la puerta del estudio —nos quedamos sin leche, y necesitaremos huevos para...

Mira el teléfono en mi mano y arquea una ceja.

—Lo lamento, ¿interrumpo el trabajo o...?

—No —sonrío levemente —está bien, iré. Haz una lista, traeré lo que haga falta.

Apenas asiente antes de cerrar la puerta de nuevo y suelto un suspiro, miro el teléfono y maldigo por lo bajo.

—Tengo que irme.

—Por tu bien, John, olvídalo —es todo lo que dice —sé lo que te digo amigo.

—Adiós Josh.

Cuelgo la llamada y cierro los ojos.

Ella no lo sabe.

Una voz me repite lo mismo una y otra vez, he pasado los últimos dos años ignorando aquello, ¿por qué ahora es distinto?

Porque nunca has compartido techo con ella, porque desde que ella dejó en claro que no deseaba saber de tu existencia...no han hablado más que un par de veces.

La voz en mi cabeza tiene toda la razón pero trato de no escucharla.

Bea Collins, ¿qué cojones estás haciendo conmigo? 

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