25.- Extinción
JOHNSON
—¿Se supone que así es siempre? —mi padre sonríe.
—Tan impaciente como siempre —dice con suavidad —no has cambiado en nada.
Es mi turno de sonreír.
—Creí que morir sería diferente.
La intensa mirada de mi padre se posa en mí.
—¿Quién dice que has muerto?
Lo miro en silencio.
—¿Qué hago hablando contigo si no lo estoy?
Papá se ríe. El sonido me envuelve con calidez, mi pecho se contrae al darme cuenta de lo mucho que lo he echado de menos, de lo mucho que lo he necesitado.
—Tal vez solo hay un par de cosas de las que tienes que darte cuenta antes de volver —dice.
Asiento brevemente.
—Supongo que esas cosas tienen que ver con tu muerte —mi padre no pasa por alto la amargura en mi voz, puedo darme cuenta por la forma en la que me mira.
Hay un largo silencio, deja de mirarme y fija la vista al frente. No tengo idea de donde nos encontramos, no es ningún lugar conocido, luce como un simple paisaje en donde no hay nadie más exceptuándonos.
—Sabes que no fue tu culpa, ¿cierto?
Bajo la vista.
—Johnson...
—Lo fue —susurro —porque yo hice los tratos con los Anderson, yo te convencí para que firmásemos los contratos, nada de lo que ocurrió hubiese sucedido si nunca hubiese sugerido que hiciéramos tratos con esos hombres.
—Olvidas que yo también tuve poder de decisión, cometimos errores, hijos...
—Y esos errores lastimaron a las personas, esos errores te llevaron a la muerte —espeto incorporándome —esos errores hicieron que Kyle viviera infeliz por años. No podemos excusarnos simplemente con un..."fue un error".
—Johnson...
—Y tal vez si debo morir, tal vez si debo de hacerlo para que todos puedan estar en paz. Lo merezco.
Mi padre se incorpora, su mirada atormentada se posa en mis ojos.
—Todos pagamos los errores que cometemos, tú los pagaste, yo los pagué con mi vida, Kyle también lo hizo, pero él entendió que había cosas que no eran su responsabilidad, y pudo perdonarse.
—Pero yo no soy Kyle...
—No, y no pretendo que lo seas. Pero quiero que entiendas que no eres culpable de nada, las personas nos equivocamos, cometemos errores y pagamos los precios. Pero no debemos castigarnos toda la vida por eso.
Sacudo la cabeza en una negativa.
—Mereces una buena vida, hijo —dice colocando la mano sobre mi hombro —ya tuviste una oportunidad, y se te está dando una nueva. Es tu deber aprovecharla, porque créeme, yo hubiese deseado tenerla.
Permanezco en silencio, sin saber bien cómo es que siquiera puedo considerar una buena vida después de todas las cosas que he hecho.
—Es fácil que lo digas, pero, ¿Cómo puedo considerarlo con todas las cosas que he hecho? Bea lo dijo, me convertí en un asesino, soy un monstruo, considerar una vida feliz, sería solo una ilusión, papá. Ella terminó asesinando a alguien por mí. Porque eso es lo que pasa cuando ignoro la oscuridad que hay en mí, personas inocentes terminan pagando las consecuencias.
Mi padre toma un suspiro. Desvía su atención de nuevo al frente, durante largo rato no dice nada, simplemente estamos en silencio, uno al lado del otro.
—En cada persona que conoces, hay un poco de oscuridad. En unas más que otras, pero no es hasta que te encuentras contra la espada y la pared, que realmente te conoces a ti mismo.
—Papá...—eleva la mano deteniéndome.
—Las cosas que hiciste, Johnson, siempre han sido por un motivo. Deja de culparte porque no eres la víctima aquí, y las personas a las que tratas de victimizar tomaron sus propias decisiones. Al igual que tú. A veces tenemos que aprender a vivir con lo que somos, con las personas en las que nos hemos convertido, aceptar tu oscuridad es el primer paso para hacerla desaparecer.
—No sé si sea capaz de continuar...
—Serás capaz —sonríe —lo harás, estoy seguro. Porque eres mi hijo, y eres tan fuerte y capaz.
—Papá...
—Así que vuelve, porque tu hermano te necesita, no puedes dejarlo solo, ¿cierto?
Sonrío sintiendo las lágrimas agolparse en mis párpados.
—Te eché de menos —susurro.
Mi padre se acerca, sus brazos me envuelven y cierro los ojos, sintiéndome reconfortado, sintiéndome tan bien como hace mucho tiempo no me he sentido. Porque estar con mi padre siempre significó que estaría a salvo, y llevo tanto tiempo deseando dejar de ser valiente, y solo sentirme protegido por alguien más.
—Ahora ve —dice apartándose —y dile a tu hermano que nunca me decepcionaría de él. A pesar de todo lo que hizo, estoy muy orgulloso, de ambos.
Me abraza de nuevo y deja un par de palmaditas en mi espalda. Cuando se aparta, algo cambia en nuestro entorno, no sé cómo explicarlo, no sé siquiera que está ocurriendo, pero todo es diferente.
—Ten una vida maravillosa, hijo. Y no dejes que el miedo te haga conformarte con aquello que te hace infeliz, sólo porque crees que no lo mereces.
Quiero responder, pero entonces todo se esfuma, mi entorno se oscurece y me niego a irme tan pronto, porque tener el escaso tiempo con mi padre se sintió como un respiro, porque justo ahora no quiero irme.
—¡Papá!
Mi voz se desvanece, de pronto solo hay un sonido agudo y constante, todo se esfuma y de un segundo a otro todo se apaga, pero es como si mi mente siguiera consciente, porque una oleada de dolor me invade, el sonido agudo se vuelve más fuerte y lo último que escucho antes de que mi mente se apague es la voz de Aria diciendo:
—¡Está despertando!
(...)
No sé cuánto tiempo ha pasado hasta que mi mente comienza a reaccionar otra vez. El dolor me invade de nuevo y un quejido involuntario brota de mis labios, trato de abrir los ojos y la luz cegadora de la habitación me obliga a cerrarlos de nuevo.
Escucho voces a mi alrededor, el sonido de pasos, e intento nuevamente abrir los ojos. Esta vez lo consigo, entrecierro los párpados intentando acostumbrarme a la claridad, mi cuerpo se siente débil y sin energías,
—¿John? —reconozco la voz de Kyle.
Parpadeo varias veces hasta que consigo acostumbrarme a la luz, lo primero que mis ojos captan es a mi hermano, pero no parece él. Tiene la barba sin recortar, las ojeras debajo de sus ojos me indica que lleva días sin dormir y no sé con exactitud cuanto tiempo ha pasado.
—Johnson, bienvenido de nuevo —consigo enfocar esta vez al doctor —¿Cómo te sientes?
Suelto un suspiro.
—Duele —mi voz sale ronca, me aclaro la garganta y arrugo el rostro.
—Sí, sufriste una herida de bala, y tienes un par de costillas rotas. Pero te recuperarás, la enfermera te administrará un poco de morfina para el dolor. Nos alegra ver que has despertado.
—¿Cuánto tiempo ha pasado?
—Siete días —Kyle habla de nuevo —nos tenías a todos muy preocupados.
El médico empieza a hablar sobre mi estado, una parte de mi cerebro le está prestando atención, pero la otra se enfoca en traer recuerdo tras recuerdo. Lo que ocurrió en esa bodega vuelve, tan fresco, desearía haber olvidado aunque sea una pequeña parte de todo lo que viví, desearía haber despertado con los recuerdos desechos.
No me molesto en darle una respuesta al doctor, mi hermano es el que se encarga de hablar con él y cuando el hombre al fin se marcha, siento un poco de alivio.
—Hola —dice con una sonrisa —¿necesitas que llame a la enfermera por el medicamento...?
—¿Dónde está ella?
El rostro de Kyle se contrae, bajo la vista hasta mi hombro, una venda me rodea la mitad del pecho, no puedo moverme sin sentir dolor, tengo marcas moradas a lo largo de los brazos y alrededor de mis muñecas, lo que solo consigue traer los recuerdos más frescos que antes.
—No lo sé —dice —no he hablado con Bea desde que ingresaste al hospital.
—¿No le hiciste nada? —mi voz es débil, pero sigue cargada de advertencia.
—Pasas siete días inconsciente y lo primero que haces al despertar, ¿es preguntar por la mujer que casi te asesina? —inquiere con molestia, antes de que pueda responder, toma una inhalación y es como si consiguiera calmarse —no le hice nada.
El alivio cae sobre mí, Kyle es vengativo, es tan irracional cuando cree que alguien de la familia puede estar en peligro y una parte de mí sabe que no hubiese podido soportar que hubiese dañado a Bea.
—Estuve preocupado —confiesa acercándose —creí que iba a perderte otra vez.
Sonrío levemente.
—Estoy bien...
—Pero no lo estuviste —dice con brusquedad —no lo estuviste. Ahora lo estás pero llevo siete días con el miedo latente de no verte despertar así que...—la voz le tiembla y eso hace que mi sonrisa se vuelva un poco más grande.
—Caminé hacia la luz, tengo que admitirlo, pero decidí volver.
Eso lo hace reír, la sombra que cubría su rostro parece esfumarse. Se coloca a mi costado y toma una inhalación.
—No sé nada de ella, en serio. No está en su hogar, no sabemos con exactitud a donde ha ido...
Sacudo la cabeza levemente.
—Es lo que tenía que ser.
—John...
—Se acabó —susurro lentamente —lo he entendido, no tienes que preocuparte por mí.
Su mirada me escudriña, como si tratara de entender lo que trato de decir, pero no hay ciencia detrás, no hay verdades escondidas, es lo que es.
Unos suaves pasos se escuchan y dirijo mi atención hacia la puerta, las comisuras de mis labios se inclinan en una sonrisa cuando veo a Aria.
—Hola —dice ingresando —me avisaron que habías despertado.
—Parece que si —le hago el ademán para que se acerque —¿Cómo está ese bebé?
—No hubo ningún daño —dice con suavidad —estamos bien, y parece que tú también lo estás.
Miro a mi hermano, sé que acabo de decirle que estoy bien pero no me creo capaz de repetir la mentira.
—Estoy vivo, eso tiene que significar algo.
El cansancio se apodera de mi cuerpo nuevamente, tengo una sensación creciente de querer dormir, mis párpados se cierran por si solos, no hago mucho por impedirlo.
—Te dejaremos descansar —dice Kyle, consigo abrir los ojos para mirarlo —nos alegra tenerte de vuelta, hermano.
Sonrío, pero no digo nada. Porque aunque quiera negarlo, no sé con exactitud...si comparto el sentimiento.
(...)
Mi mente es una constante ida y venida, tal vez es por la cantidad de medicamentos que me administran, pero pasan varias horas antes de que pueda sentirme como yo otra vez.
Aria se ha quedado en la habitación, mi hermano parece que ha ido a darse un necesario baño y ha aprovechado a llevar a nuestra madre a casa que parece que no ha dormido en un siglo.
Soy consciente de las miradas que Aria me lanza de vez en cuando, intenta ser discreta, pero no lo consigue en lo absoluto.
—Ya di lo que sea que estás pensando —me remuevo sobre el colchón —suéltalo.
Ella cierra la revista que está leyendo, toma una inhalación y gira por completo hacia mí.
—No has preguntado nada sobre Bea.
La punzada en mi corazón vuelve, tomo una inhalación, repitiéndome que no debo dejarme en evidencia. Pero Aria no es alguien a quien puedas mentir, es como si poseyera un super poder para detectar cuando las personas no están siendo honestas.
—No tiene caso —admito al fin —no quiero seguir intentando en algo que no tiene sentido.
Las cejas de Aria se fruncen, luce confundida, como si nunca hubiese esperado esa respuesta.
—¿No tiene sentido?
—Nuestra historia estaba condenada desde un inicio, cometí un error y tengo que vivir con las consecuencias —sentencio —Bea desea estar lejos, y si eso es lo que ella quiere, no seré quien lo impida.
No responde, baja la vista y sé que he acertado, el dolor en mi pecho se incrementa y tengo que tomar un par de inhalaciones para poder recomponerme.
No ha pasado mucho rato hasta que la puerta se abre, no sé como reaccionar cuando mis ojos la reconocen, cuando reparan en la mujer que ingresa con el pequeño Thiago de la mano, quien coloca una sonrisa y el rostro se le ilumina al verme.
—¡John! —Aria se incorpora, no me pasa desapercibida la mirada que le dedica a Bea, y me recuerdo a mi mismo cuestionarla sobre eso después, ahora tengo que obligarme a actuar como si verla justo ahora...no fuese una amenaza para acabar conmigo.
—Hola, amigo —sonrío mirando a Thiago.
—¿Estás herido? —dice soltando la mano de su madre y acercándose —¿por eso no has ido a jugar?
Me aclaro la garganta tratando de eliminar la presión que no me permite hablar, joder, ¿Cómo siquiera pude pensar que imaginar un futuro con Bea podía resultar bien? Era evidente que no, todas las señales estaban ahí, y las igoré.
—Estaré afuera por si necesitas algo —la voz de Aria rompe el silencio —solo llámame.
Asiento brevemente. La observo salir por la puerta y cuando nos quedamos solos, la fragilidad y la culpa me invaden a partes iguales.
—¿Vas a ponerte bien, John? —inquiere Thiago —mamá dijo que debíamos venir a despedirnos.
Dirijo la mirada hacia Bea, ella no me mira, mantiene la atención en un extremo contrario a donde me encuentro, pero noto la forma en la que se aferra a su bolso. Noto la presión en su mandíbula, la forma en la que su pecho se agita con su respiración irregular.
—¿Vienes a despedirte? ¿A dónde se irán?
Thiago se encoje de hombros y sonrío a pesar de los sentimientos que me llenan el pecho.
—Bueno, supongo entonces que me alegra que vinieran a despedirse —miro brevemente a su madre pero ella sigue sin prestarme la más mínima atención —te voy a echar de menos.
Thiago se acerca más. No tengo en consideración lo que hace, escala hasta conseguir subirse a la cama, y su rostro se aproxima a mi oído.
—¿Mamá y tú ya no son novios? —el susurro que deja contra mi oído me estremece.
—Cielo, baja, vas a hacerle daño —su voz consigue crear una revolución en mi interior, hace el ademán de bajar a Thiago pero la detengo con la mano que tengo libre.
—Me temo que no —la decepción se apodera de su rostro, Bea nos mira con curiosidad —pero eso no hace que me olvide de ti, puedes llamarme cuando quieras.
Asiente, pero la ilusión se ha borrado de su rostro.
—Me gustabas como papá.
No estoy preparado para escuchar esas palabras, Bea suelta un jadeo. Siento como si me ahogara con las palabras, ella dice algo rápido antes de tomarlo en brazos y sacarlo de la habitación.
No me da oportunidad de responderle, no me da la oportunidad de decirle que a mí también me hubiese gustado tanto ser su padre.
El dolor vuelve, más fuerte, más desgarrador. El peso de mis decisiones se vuelve casi insoportable, pero lo tolero. O al menos eso creo hasta que la puerta se abre de nuevo, y ella aparece.
No sé que decirle, me siento expuesto, sin la habitual armadura que me ayudaría a enfrentarme a una situación como esta.
—Vas a irte —mi voz sale en un sonido torturado —¿cuándo?
—A finales de esta semana —dice en un hilo de voz —nos vendrá bien comenzar de nuevo.
Mis ojos se fijan en ella, el dolor en el pecho vuelve, crece de una forma exponencial sin darme la oportunidad de poder detenerlo.
—Lo siento —sus ojos se encuentran con los míos —lamento tanto haberte ocultado la verdad.
—Un lo siento no soluciona nada de lo que ha ocurrido —dice con frialdad —un lo siento no sirve de nada ahora.
—Lo sé —sonrío con tristeza —pero quiero que lo escuches, porque necesito pedirte perdón, necesito que sepas que nunca quise lastimarte. Nunca fue mi intención, no medí las consecuencias de lo que eso nos haría, de lo que eso significaba. Fui egoísta y creí que podría tener un final feliz.
Las lágrimas se agolpan en sus ojos, su postura fuerte se va. Se esfuma tan de prisa que no tiene tiempo de mostrarse más dura frente a mí.
—Me mentiste —dice con la voz rota —me mentiste durante meses, dejaste que planeara un futuro junto a ti, dejaste que mi hijo te tuviera cariño, y no fuiste capaz de decirme la verdad. No pudiste confiar ni un poco en mí, en la mujer a la que decías querer.
Trato de incorporarme pero la punzada dolorosa me atraviesa, así que termino recostado otra vez.
—No tengo justificación para lo que hice. No voy a pretender que mis motivos han sido lo suficientemente válidos para que me perdones, ni siquiera voy a pedirte que lo hagas porque sé que tal vez no lo merezco. Pero quiero que lo sepas, quiero que sepas que lo siento tanto, y que si pudiera decidir de nuevo, desearía haberte dicho la verdad desde esa noche.
Las lágrimas caen por sus mejillas, las limpia con brusquedad y desvía su atención.
—No voy a retenerte, no voy a suplicar que me perdones porque sé que no quieres escucharme, pero Be, todos mis sentimientos por ti fueron reales. No elegí los mejores métodos para demostrarlo, pero yo...yo en serio siento amor por ti.
—No —dice con un sollozo —no digas eso porque no es verdad.
—Claro que es verdad...
—¡No! —exclama —Porque una persona que ama no lastima de esta manera, Johnson. Una persona que ama no miente, no guarda secretos. No sé que clase de idea retorcida tengas sobre el amor...pero esto no lo es.
Toma una inhalación.
—No es el hecho de que lo asesinaras, es el hecho de que me mentiste al respecto. —se limpia las lágrimas y la coraza alrededor de ella se hace más fuerte.
Se acerca, pero su cercanía no se siente reconfortante esta vez.
—No es el hecho de que mataras a mi esposo, sino que no tuvieras la capacidad de decírmelo. Me mentiste mirándome a la cara. Tuviste oportunidades, muchas de ellas. Te hubiese odiado, sí. Pero eso hubiese sido mucho mejor que enterarme por un cabrón, hubiese sido más soportable escucharlo de tu boca, John. Ahora ya no puedo confiar en ti. No sé que es verdad y que es una mentira, no sé si el hombre por el que siento tanto, realmente existe o simplemente fue una completa mentira.
—Be...
—¿Por qué mentirme de esa manera? ¿No crees que debía saberlo?
—No fui lo suficientemente valiente como para hacerlo, porque supe que me odiarías, y no podía con la idea. Porque cada que pensaba en decirlo, me aterraba la idea de que no quisieras estar conmigo, no podía con la idea de perderte. —sonrío con tristeza.
—¿Pensabas decírmelo? ¿Si Bruno nunca hubiese aparecido, me lo hubieses dicho?
Sé que merece la verdad, pero eso la lastimará mucho más. ¿Puedo mentirle más? No. No soy capaz. Así que decido decirle la verdad, aún si con eso la pierdo para siempre.
—No —el dolor explota en sus ojos —si eso me garantizaba una vida feliz a tu lado, Sol, nunca te lo hubiese dicho.
Un silencio cae sobre nosotros, es como si una bruma espesa nos envolviera, sus ojos se llenan de dolor por mi confesión. Puedo ver como toda esperanza de un nosotros, muere en este instante.
—Enamorarme de ti fue lo peor que pude haber hecho.
Mi corazón sufre un colapso, las lágrimas se agolpan en mis ojos y hago lo posible por retenerlas.
—Adiós, Johnson. Espero que todo haya valido la pena.
Se da la vuelta, no me da oportunidad de responder, se marcha antes de poder escucharme decir...
—No, sol. Nada valió la pena.
______________________________________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro