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20.- Un buen hombre.

JOHNSON

He funcionado en modo automático desde esa llamada. Es como si de pronto, toda mi atención se hubiese centrado en una sola cosa.

Acabar con Bruno Miller.

No he salido mucho de casa, apenas y he respondido los mensajes de Bea, y no sé en realidad como es que me las he arreglado para no contarle toda la verdad. Porque con cada día que pasa, el peso que tengo sobre mis hombros parece hacerse cada vez más y más grande.

Sé que la única manera de dejar de sentirme de este modo, es hablándole con la verdad. Pero no planeo ceder antes, no planeo darle el gusto a ese cabrón de ver como la única posible relación en mi vida se va a la mierda.

Kyle y yo no hemos hablado mucho, apenas y se cruza conmigo en los pasillos de la empresa, y aunque se siente como la mierda, me alivia el hecho de que él no se esté involucrando demasiado.

He aprendido lo suficiente a lo largo del tiempo como para saber que no necesito a más personas involucradas en mis asuntos, mientras más personas lo sepan, más es el riesgo de cometer errores, y en este punto, no puedo siquiera considerar una equivocación. 

Mantengo la atención en la pantalla de la computadora, como si de esa forma pudiese conseguir que el mensaje que llevo horas esperando, al fin llegue.

—¿Se puede saber qué le hiciste? —elevo la mirada cuando la voz de Josh se escucha. Arqueo la ceja, sin saber a lo que se refiere.

—¿De qué hablas ahora?

—Tu hermano —dice dejándose caer en el asiento frente a mí —ha estado siendo el señor del inframundo desde hace días y eso solo ocurre en dos situaciones: O Aria y él están enojados, o tú le hicist algo.

Ruedo los ojos.

—No le hice nada.

Josh entrecierra los ojos.

—Vale, entonces si fuiste tú —se cruza de brazos —teniendo en cuenta que no me has pedido apoyo en nada más, lo estás resolviendo por tu cuenta.

Considero si es buena idea hablar con Josh o no, suelto un suspiro mientras me inclino hacia adelante, después de todo, Josh ha sido de gran ayuda desde que mi pesadilla comenzó otra vez.

—Tuve que hacer un par de llamadas, pero lo estoy resolviendo —regreso mi atención a la pantalla de la computadora —tenías razón, tal vez solo tenía que pedir un par de favores.

Josh entiende de inmediato.

—¿Y qué es lo que planeas hacer?

—Solo hay una forma de acabar con las personas como Ron Collins o Bruno Millers, y esa es cortando el mal de raíz —sonrío —así que creo que deduces que solución hallé.

Josh sacude la cabeza con desaprobación.

—¿Al menos seguirás mi consejo?

Como si su pregunta hubiese invocado la respuesta que espero, un nuevo mensaje aparece.

Sonrío un poco más.

"Bodega 154, North Park. 8:00 pm. No me hagas esperar".

El remitente es un número desconocido, pero no requiero el nombre para saber de quien se trata.

Miro la hora en el reloj, 6:35 pm.

Me incorporo, cierro la computadora y me guardo el teléfono en el bolsillo.

—Eso es justo lo que haré —respondo con una sonrisa —asegúrate de que Kyle no me siga. Ni sus guardias, lo conozco y sé que lo hará.

Josh no tiene tiempo de responder, me marcho con rapidez deseando que esta solución, sea la definitiva. 

(...)

La bodega me recibe con su habitual olor a humedad y mugre. Hace tiempo que no vengo a estas zonas, cuando pasas mucho tiempo en la luz, es fácil olvidar la cara oscura de la realidad.

Conforme avanzo, el sonido de mis pasos hace eco contra las paredes llenas de moho, me ajusto el abrigo y me detengo justo enfrente de la bodega con el número 154.

—Supongo que continúas con viejos hábitos.

Mi voz produce eco en el sitio, paso la vista alrededor, la tenue luz dada simplemente por un par de faroles que han tenido mejores años no es suficiente.

—Te recuerdo que esto es por negocios, no es una visita cordial así que odiaría que me hagas esperar.

El sonido de los pasos se escucha entonces, volteo brevemente hacia la oscuridad de uno de los pasillos formados por casi ruinas. Su figura sale de las sombras y sonrío al verlo.

—Johnson Beckham, creí que no tendría el placer de verte nuevamente.

—Si te soy sincero, mantenía la esperanza de que no fuese necesario.

Se acerca hasta quedar a unos cuantos pasos de donde me encuentro, y luego extiende la mano hacia mí. No dudo en tomarla, tira de mi cuerpo y no rechazo el corto abrazo que me da.

—Hola amigo, ¿Cómo has estado? —me rio levemente.

—Rhys, creo que no es necesario fingir —lo molesto y él sonríe con más genuinidad —pero estoy bien, vivo, como puedes ver.

Sacude la cabeza.

—Pero eso está por cambiar, ¿o no? —cuestiona —de lo contrario no me hubieses llamado.

Chasqueo la lengua.

—Digamos que algo así —miro a nuestro alrededor —tengo un trabajo para ti.

El sonríe un poco más. Baja la mirada un segundo y luego vuelve a centrarla en mí.

Conocí a Rhys en mi primer año huyendo, yo no era más que un hombre intentando esconderse de quienes creía podían asesinarlo, y Rhys estaba terminando el trabajo sucio de un hombre poderoso.

Nos encontramos sin querer, y Rhys debió asesinarme porque terminé presenciando algo que nunca debí de haber visto, pero por el contrario, me dejó vivir y yo pagué mi deuda años después cuando lo libré de un par de clientes que no lo dejaban en paz.

Rhys Villain es un asesino a sueldo, su propio apellido parece ser una mera conciencia, cualquier hombre que desees muerto, él lo consigue. El hombre es como una sombra, no lo ves venir, y es tan letal como un veneno que no sabes que está en tu organismo hasta que es demasiado tarde. Y aprendí, que es mucho mejor tenerlo como aliado.

—¿Quién es esta vez?

—Bruno Miller —saco una fotografía de mi bolsillo y se la entrego.

Rhys sonríe.

—Vaya, parece que los hombres de grandes ligas te persiguen, ¿no es cierto?

—Dígamos que tenemos un par de asuntos pendientes, pero prefiero quitarme del medio. Esta vez no quiero ensuciarme las manos.

Rhys asiente.

—El precio es elevado, supongo que lo entiendes.

—Solo dime una cantidad.

Una risa brota de sus labios, se guarda la fotografía en el bolsillo de la chaqueta y centra su atención en mí.

—Te llamaré cuando el trabajo esté hecho, entonces podrás pagarme. No será sencillo, pero conoces mis métodos.

—Bien, dos días —doy un último vistazo alrededor —llámame cuando esté hecho.

Permanezco de pie en medio de la oscuridad observando como se aleja, sin embargo, antes de que pueda marcharse por completo, gira hacia mí.

—Y John, la próxima vez que traigas a tu sombra le daré un tiro.

Señala con la cabeza algo detrás de mí, volteo y me toma dos segundos descubrir la figura que intenta pasar desapercibida pero fracasa terriblemente. La reconocería en cualquier sitio.

Suelto una maldición y Rhys se ríe.

—Te llamaré, como en los viejos tiempos.

Desparece entonces, cuando se ha marchado, la figura de mi hermano sale de la oscuridad. Tiene el semblante serio mientras se aproxima hasta donde me encuentro.

—¿Qué coño haces aquí? —espeto.

—Quería ver que asunto era ese que te mantendría ocupado —dice mirando el sitio por el que Rhys se ha ido —claramente no esperé que vinieras a encontrarte con un asesino.

—Joder, Kyle, ¿no sabes hacer una puta cosa? —espeto con molestia —te pedí que te mantuvieras lejos, joder.

—Creo que ya te quedó claro que no voy a hacerlo —dice con seriedad —no me importa todas las palabrotas que sueltes, no vas a hacer esto solo.

Ni siquiera me molesto es discutir. No sé como es que no me di cuenta que mi hermano estaba siguiéndome, supongo que después de todo no soy tan atento como siempre creí. Si Rhys no supiera toda la historia, nada lo hubiese detenido de darle un tiro a Kyle y de paso a mí.

Seríamos hombres muertos, seguro que Bruno bailaría de la felicidad.

Me subo al auto, Kyle se sube al suyo propio que está estacionado a varios metros. Piso el acelerador pero he de saber que mis intentos por perderlo serán en vano, así que luego de veinte minutos conduciendo, cuando al fin llego a mi hogar, el auto de Kyle estaciona detrás del mío.

No hablamos cuando bajamos de los autos, no lo hacemos hasta que estamos en la sala, y solo entonces Kyle parece dispuesto a romper el silencio.

—No entiendo tus métodos, te juro que trato pero no los entiendo —dice —pero no voy a dejar que hagas esto solo.

—Joder, Kyle, hazlo al menos por tu familia.

—Tú eres mi familia...

—¿Te has puesto a pensar que Aria o Camille pueden salir lastimadas? Sabes como funciona esto, las personas buscan venganza y si te colocas en el medio, si te pones en su mira, ellas pueden pagar el precio.

La duda se siembra en su mirada. Sé que lo sabe, que es tan consciente como yo pero por alguna razón, es como si no quisiera aceptarlo.

—Sé que odias la idea de dejarme solo, pero esto no es por mí, es por tu esposa y por tu hija, hermano. Ellas deben de ser tu prioridad ahora y no deberían de estar en peligro, mucho menos por mí.

Sacude la cabeza, claramente en desacuerdo.

—Han pasado cinco días, John, no quiero averiguar que es lo que ese hijo de puta hará...

—No hará nada, porque estará muerto para entonces —Kyle suspira —lo hubiese matado yo mismo pero no quiero que haya algún otro maldito cabo suelto que venga por nosotros, así que lo hará alguien más, eso debe ser suficiente para ti.

—Eres pésimo haciendo planes —sonrío.

—Tú no eres mejor —rueda los ojos —estaré bien Kyle, pero por favor, ve y cuida de tu familia. Si quieres ayudarme, eso es lo mejor que puedes hacer. No quiero estar preguntándome si tu familia está en peligro.

—Ellas estarán bien —dice —¿crees que las dejaría solas? Imposible.

Sonrío levemente.

—Y no me sigas así de nuevo, Rhys pudo matarnos a ambos...

—Lo dudo...

—Es un asesino profesional, mata por diversión —sonrío de lado —créeme, si no supiera que somos de confianza, no estaríamos aquí ahora.

Me quito el saco, tomo una inhalación y me enfrento de nuevo a mi hermano.

—¿Puedo confiar en que me hagas caso esta vez?

No parece del todo convencido, pero no estamos discutiendo, lo que es un gran avance.

—Odio cuando suenas a nuestro padre —dice en un suspiro —pero está bien, ahora que sé que no eres tú quien...

El timbre de la casa interrumpe sus palabras, luego, la voz femenina escuchándose desde fuera.

—¿Esa es Bea? —inquiere mi hermano.

—¡Johnson más te vale que abras la puerta! —amenaza.

Kyle sonríe con diversión, me lanza una mirada maliciosa antes de ir hacia la puerta, adelantándose a mí.

—Hola, Bea —saluda con una sonrisa cuando abre —¿buscas a mi hermano?

Ella parece levemente desconcertada de ver a Kyle pero se recompone.

—¿Él está en casa?

Kyle no tiene tiempo de responder porque aparezco justo detrás. Bea me mira brevemente y puedo ver la molestia en sus ojos, una molestia que siendo sinceros, no tengo idea de porque está ahí.

—Por mucho que me encante ver como pones a mi hermano en su lugar, tengo que irme —dice Kyle mirándome —suerte hermano.

—Más vale que no regreses —lo molesto mirando como abandona la casa para ir hasta su auto.

No es hasta que Kyle se ha marchado, cuando Bea al fin parece tener intenciones de hablar.

—¿Estás ignorándome? —inquiere con una mirada dudosa.

—¿Qué...?

—Porque si estás ignorándome déjame decirte que no va a funcionar, si es así como sueles comportante luego de tener sexo con una mujer...

—De acuerdo, si me explicas que está ocurriendo...

—Nos acostamos, tenemos sexo y luego tu desapareces —entiendo inmediatamente el rumbo de la conversación —¿Cómo quieres que tome eso?

—Be...

—No —me empuja levemente —te dije que esto es serio para mí y tú...

—Escucha, ¿por qué te estás comportando así? Be, estuve ocupado, eso es todo...

Retrocede y me observa claramente sin creer ni una sola de mis palabras.

—Apenas y has estado en la empresa, ¿crees que no me he dado cuenta? —se cruza de brazos —no somos unos adolescentes para que tengas que estar inventando excusas, si lo que querías era solo sexo...

—¡Joder, no! ¿Por qué no me das un segundo para hablar?

Ella se calla con mi grito. Tomo una inhalación permitiéndome unos segundos para ordenar todas las ideas y no terminar diciendo algo que no debería.

—¿Por qué de pronto estás dudando tanto? Lo que dije esa noche es verdad, he estado ocupado, perdóname si no he podido pasar tiempo contigo o con Thiago...

—Has estado evitándonos —me interrumpe de nuevo —¿crees que no me he dado cuenta? Tus mensajes, tus llamadas...sé darme cuenta a la perfección cuando un hombre está ignorándome.

Aprieto los labios.

—Así que vine hasta aquí solo para saber que está ocurriendo —dice suavizando su tono de voz tan solo un poco.

Tomo una inhalación, doy un paso hacia ella agradeciendo que no rechace mi cercanía. Mi mano envuelve la suya mientras que con la otra, la tomo suavemente del mentón haciendo que me mire.

—Solo he estado ocupado, Sol.

—Sé que no es solo eso —dice casi en un susurro —sé que hay algo más, y yo...yo me he dicho que puedo tolerar que pareciera que todo el tiempo tienes secretos pero...

En el instante en el que se calla, sé que Bea probablemente siempre ha sospechado de mis secretos.

—Pero desde que sabes lo de Bruno es como si actuaras sin darle la importancia que deberías. Hay alguien intentando asesinarte y tú no pareces preocupado por eso.

—Porque no tengo nada de que preocuparme, lo tengo bajo control.

Bea asiente con brusquedad, se aparta de mi cuerpo y aprieta los párpados por unos segundos.

—Recibí un mensaje —dice y el temor comienza a abrirse paso en mi sistema —un archivo, el mensaje dice que si quiero saber la verdad, solo debo abrirlo.

El pánico sube por mi garganta.

—Pero la única verdad que quiero, John, es saber lo que ocurre. Es saber porque actúas como si no te preocupara la presencia de Bruno, porqué pareces tan tranquilo ante toda la locura que está ocurriendo justo ahora.

Sé bien lo que contienen esas fotografías. Sé bien quien las envío, y lo que quiere lograr.

—¿Quieres saber por qué?

Ella asiente.

Dile de una puta vez.

Mi mente grita que es hora de terminar con tantas mentiras, pero no estoy listo aún para perderla. Pero inevitablemente lo haré, así que supongo que es mejor comenzar a acostumbrarme a su ausencia.

—No estoy preocupado porque sé que no podrá asesinarme.

—¿Cómo estás tan seguro?

—Porque yo lo asesinaré primero.

El horror cruza por su rostro.

—Tú no...

—Esto es así, Be —sacudo la cabeza levemente —son ellos o yo, no estoy preocupado porque es probable que mañana Bruno amanezca muerto. Y entonces mi pesadilla habrá acabado.

—No eres un asesino —dice como si tratara de convencerse a ella misma.

Sonrío con tristeza.

—Soy muchas cosas que no podrías imaginar, sol.

Intento acercarme pero esta vez se aleja. Mi corazón duele cuando comienzo a sentir su lejanía, cuando sus ojos me miran esperanzados, como si quisiera escucharme decir que es mentira.

—Te lo dije, Be —susurro —no soy un buen hombre.

Me mira, sus ojos parecen casi decepcionados y por primera vez desde que nos conocemos, Bea Collins no me contradice.

Y por muy ingenuo que pudiera sonar, yo esperaba que lo hiciera. Porque escucharla decir aquello, era la única manera de convencerme de que la oscuridad no me había absorbido por completo. 

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