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15.- Descubrir la verdad juntos

JOHNSON.

Bea cumplió su promesa, organizó una reunión en donde invitó a todos los que fueron amigos cercanos de Ron, me proporcionó la lista de nombres, detallada, de cada persona tanto de las que confirmaron su asistencia, como de las que no.

Pero claro, no funcionó.

Y para este punto, comienzo a sentir que realmente estoy perdiendo contra quien sea que está detrás de nosotros.

"Deja de ser divertido"

Sus palabras se reproducen en mi mente, es evidente que solo está jugando, divirtiéndose con la incertidumbre que siembra. Los mensajes se detuvieron, los correos, y ninguna otra llamada, pero sé que solo es parte de su juego, parte del plan que sabrá Dios a donde quiere llegar.

—Sabes que si llamaras a esos amigos tuyos...

—No —Josh resopla —dije que no los llamaré, no es como si solo pudiera llamar y decir: Hola, necesito un favor, ¿puedes ayudarme?

Josh aprieta los labios claramente conteniendo la sonrisa.

—No lo sé, solo digo que han pasado semanas y no tenemos respuestas. Todas las personas de la lista están limpias, o bueno, casi. Pero en cosas que no tienen ninguna relación. Solo digo que tal vez necesitamos a alguien dispuesto a mancharse las manos.

—Y deberle un favor a alguien —le recuerdo —me prometí que no volvería a hacerlo, te lo dije. Pagué mis deudas, no quiero cargar con más.

Josh echa el cuerpo para atrás, claramente inconforme con mis palabras. La frustración cae de nuevo sobre nosotros, antes, cuando vengué la muerte de mi padre, sabía a quienes perseguir, sabía detrás de quien iba.

Perseguir a un fantasma es insoportable.

—¿Has hablado con Kyle?

—Kyle no quiere hablar conmigo —ruedo los ojos —sigue molesto por nuestra discusión en el hospital, apenas me dirige la palabra.

—Bueno no podemos culparlo, ¿o sí?

—Es mejor así, que no quiera acercarse. No puedo permitir que se involucre en esto, por mucho que le moleste, simplemente estoy cuidando de él y de su familia.

Josh chasquea la lengua.

—A veces la mejor forma de cuidar a las personas, es simplemente diciendo la verdad. ¿No crees?

Se incorpora, lo observo tomar la computadora y cerrarla, me mira por un par de segundos antes de tomar el resto de sus cosas.

—Tengo que volver a casa, te llamaré cuando tenga algo.

Simplemente asiento, no hay mucho que pueda hacer en todo caso. El silencio de la casa cae como una pesada carga sobre mí, muevo el hombro con ligereza sintiendo la punzada leve de dolor que no ha desaparecido.

Mi recuperación abarcaría algunas semanas, y faltaban un par antes de que pudiera deshacerme del cabestrillo, la limitación del movimiento es algo que se suma a mi frustración, parece que nada de lo que he planeado, está saliendo como debería.

Planes arruinados que si no tengo cuidado, pueden acabar conmigo.

El sonido de mi celular rompe el silencio, extiendo la mano para tomarlo, y abro el mensaje que se muestra en la pantalla. Sonrío cuando noto que se trata de Aria.

Aria: "¿Puedes venir a casa y hablar con tu hermano? Ha estado de gruñón y no lo soporto"

Me acomodo en la silla, y enciendo el micrófono para grabar un audio. Escribir con una sola mano es lentísimo.

—Mi hermano no quiere hablar conmigo, por si no estás enterada. Temo que si me aparezco, terminará echándome a patadas.

El icono del audio queda azul de inmediato, lo que me deja saber que esperaba una respuesta rápida.

"Más vale que estés aquí en quince minutos, Johnson"

Resoplo. Echo la cabeza hacia atrás mientras me incorporo, y considero si es prudente ignorar el mensaje de mi cuñada. Valoro mi vida lo suficiente como para no ignorar a una mujer embarazada, así que abro de nuevo la aplicación de WhatsApp para responderle.

—De acuerdo. Pero si me patea el trasero, es culpa tuya.

Me aseguro de guardar el teléfono en el bolsillo, luego voy hacia mi recámara para poder tomar mi billetera. Uno de los guardias se incorpora cuando bajo las escaleras.

—¿Señor? ¿Desea que preparemos el auto?

—Sí, iré a casa de mi hermano.

Un par de minutos más tarde ya estoy en el interior del auto, asegurándole a Aria que si llegaré. Presto atención al camino, desde el día que me dispararon, me he asegurado de que no haya personas extrañas rondando por mi hogar, es fácil pasar desapercibido cuando sabes como hacerlo, pero es más sencillo descubrir a quien intenta hacerlo si prestas atención.

—¿Desea que lo esperemos, señor?

—No, los llamaré cuando vaya a volver. Gracias.

La casa de Kyle me da la bienvenida con su habitual tranquilidad. Las voces se escuchan en el comedor, y una voz bastante conocida capta mi atención.

—Pero miren quien se dignó a aparecer —una sonrisa sincera se plasma en mis labios cuando miro a Ceci, nuestra nana.

—Hola, Ceci. ¿Cuándo llegaste? —no rechazo el abrazo que me da.

—Hace algunos días, pero parece que Kyle no te lo dijo.

—Kyle no me habla justo ahora —expreso con una mueca —pero Aria quiso que viniera, así que aquí estoy.

—La única mujer capaz de controlar a mis dos niños —dice casi con orgullo —Kyle está en su estudio.

Aria aparece entonces, el embarazo comienza a notársele, una sonrisa radiante se filtra en sus labios cuando se acerca.

—Si viniste —dice como si realmente no lo esperaba —que bueno, no quería emplear métodos de chantaje.

Entorno los ojos.

—Estoy seguro de que estabas ansiosa de emplearlos —sonrío —iré con Kyle.

—¡Suerte con eso! —dicen ambas y comienzo a sospechar que simplemente me tomaron como un chivo expiatorio para alejar la amargura de Kyle.

Cuando llego hasta su estudio, no me molesto en tocar. Él eleva la mirada tan pronto como abro la puerta, su ceño fruncido me recibe, la molestia en sus ojos que me hace sonreír.

—Hola, hermanito.

—¿Qué haces aquí? Parece que nuestros padres no te enseñaron modales.

—Supongo que no son necesarios cuando se trata de la familia —sonrío para molestarlo.

Me aproximo hasta los asientos frente a su escritorio y me acomodo en uno de ellos.

—¿Qué haces aquí, Johnson?

—Bueno, no me has hablado en semanas —omito decir que Aria casi me obligó —no puedes estar enfadado conmigo por siempre.

—No estoy enfadado...

—Oh, vamos. No olvides que soy el mayor.

Resopla con fastidio, cierra la computadora y sus ojos se posan en mí.

—¿Qué quieres?

Es mi turno de resoplar.

—¿En serio vas a estar enojado por lo que ocurrió en el hospital?

Un suspiro tenso brota de sus labios. Desvía la atención a un punto detrás de mí y permanece en silencio por varios segundos antes da hablar.

—Si —dice con firmeza —porque eres un completo idiota.

Arqueo la ceja, hago el ademán de hablar pero él se adelanta.

—Eres un idiota y eso va a ocasionar que te maten. ¿Lo entiendes? Y estoy enojado porque no debería importarme las estupideces que haces pero me importan, porque eres mi hermano, y joder, te perdí una vez, no podría soportar perderte de nuevo.

La sinceridad se cuela en sus palabras.

—Vi como te arrebataron la vida, o lo intentaron —corrige —estuve ahí, John. No puedo tolerar que seas tan idiota como para ponerte en peligro. No puedo con eso así que perdón si no puedo dejar de estar enojado contigo.

La crudeza de sus palabras me toma desprevenido, esperaba gritos o insultos, no una sinceridad que me deja sin palabras.

—Así que sí, voy a seguir enojado contigo hasta que entres en razón.

—¿Entrar en razón respecto a Bea?

Kyle suspira, sacude la cabeza y su mano se pierde entre su cabello. Su gesto nervioso lo delata.

—No sé que pretendes, te juro que he intentado entenderlo pero no puedo. ¿Por qué ella, John? Hay miles de mujeres, ¿por qué ella?

—No lo sé. Y lo digo en serio, no sé porque tiene que ser ella pero...—suspiro —me agrada, me gusta pasar tiempo con ella, y sé que es una locura, y dije que me apartaría pero no puedo hacerlo.

Kyle mantiene la mirada en mí, escudriñándome como si quisiera encontrar algún indicio de no se qué en mí.

—No quiero sonar pesimista, en serio, pero... ¿realmente piensas que ella va a continuar siendo la mujer que es contigo luego de que sepa la verdad?

—Ella no tiene porque saberlo.

Mi hermano se ríe.

—¿Entonces planeas mentirle toda la vida? ¿Es eso?

No respondo. Kyle se inclina hacia adelante, sus ojos fijos en mí. A veces me cuestiono si realmente es el hermano menor.

—Voy a decirte algo que probablemente no te va a gustar —advierte —pero si Bea es la mujer a la que quieres, si realmente deseas estar con ella no como un capricho sino con sinceridad...dile la verdad.

—Ella no...

—Merece saber la verdad, y merece tener la oportunidad de elegir si quiere pasar su vida contigo o no.

—Va a odiarme cuando lo sepa. Maté a su esposo, ¿crees que va a perdonarme?

—Tenías motivos, cuéntale la verdad de una puta vez y acaba con esta locura, Johnson. Es lo mejor que puedes hacer ahora. Sé que dijimos que nadie lo sabría, pero parece que esas promesas cambiaron cuando decidiste fijarte en la esposa de ese hombre.

—Desearía que nada de esto estuviese resultando así —tomo una inhalación —desearía ser un hombre diferente, ¿sabes? No cargar con el peso de mi pasado, poder ser feliz, me digo que lo merezco pero hay ocasiones en las que me cuestiono si realmente podré serlo alguna vez.

Mi hermano no responde, su silencio se siente como una confirmación aunque sé que no es así.

—Quiero dejar de sentirme como un monstruo, realmente lo deseo.

—Dile la verdad —insiste —es la única forma de soltar ese peso, John. Bea es una mujer increíble, y si no te perdona, si realmente no lo hace, entonces podrás estar tranquilo sabiendo que le diste la oportunidad de elegir.

Quiero decirle que no deseo darle opción a elegir porque sé que no me escogerá, ¿Quién lo haría?

Kyle se incorpora, rodea el escritorio y me hace un gesto.

—Venga, Aria ha planeado una fiesta en la piscina, no vas a irte ahora.

Agradezco el cambio de tema, me incorporo para seguirlo pero antes de que podamos salir, él se detiene.

—Lo que dijiste en el hospital es cierto, no soy quien para juzgar tus decisiones. No puedo hacerlo, tú nunca juzgaste las mías. No tengo derecho a intervenir en lo que consideras correcto, pero siempre te diré las cosas que tal vez no quieras oír. Es lo que los hermanos hacen, ¿o no?

Sonrío.

—Es lo que los hermanos hacen —confirmo.

Kyle sonríe, se da la vuelta y salimos de la habitación. Cortamos nuestra conversación pero yo sigo pensando en lo mismo, dándole vueltas una y otra vez, porque en una cosa no se equivoca, Bea debe elegir, pero me aterra saber que cuando el momento llegue, no seré el elegido.

(...)

Comienzo a creer que Aria es malvada. Realmente malvada.

¿La razón? Parece que su plan siempre fue hacerme venir, y como si no fuese suficiente, Bea está aquí. Y eso solo incremente el caos en mi mente.

Tengo el suficiente tiempo para poder en orden mis ideas antes de enfrentarme a ella, Thiago y Camille siguen entretenidos en la piscina y Kyle parece estar siendo un buen cuidador, así que Bea ha optado por salir del agua.

Y joder, con el bañador de dos piezas que trae, tengo que obligar a mi mente a alejar todos los escenarios indecentes que vienen a mí.

—¿Ocurre algo contigo? —pregunta colocándose en el camastro de mi lado.

—No, ¿por qué? —no puedo evitar que mi atención se pose en su escote antes de elevarla a sus ojos. Arquea la ceja cuando se da cuenta de donde tenía mi atención —no me culpes.

Se ríe levemente. Los mechones húmedos le caen sobre los hombros y ladea la cabeza con curiosidad.

—Creí que tendría una respuesta de tu parte, pero apenas has enviado mensajes.

—He estado ocupado —es una verdad a medias —lamento no haber estado hablando frecuentemente.

Hace un gesto con la mano para restarle importancia.

—No funcionó, ¿cierto?

Sacudo la cabeza en una negativa.

—¿Y ahora qué?

—Aún estoy pensando en lo que sigue —admito —espero encontrar una solución pronto.

Bea suspira, se recuesta en el camastro, con la mirada fija en los niños que se divierten en el agua. Las risas llegan hasta nosotros, Kyle finge perseguirlos y las carcajadas me hacen sonreír.

Supongo que es la imagen perfecta de la felicidad.

—Be...

—¿Sí?

—¿Has pensado en lo que sentirías si descubrieras quien asesinó a Ron?

Sacude la cabeza.

—Trato de no pensarlo —admite —no puedo culparlo, ¿sabes? Puso en peligro a muchas personas inocentes, siempre he creído que todos construimos nuestro destino y Ron...Ron tomó las decisiones equivocadas.

La forma en la que habla, como su rostro parece adquirir una tristeza que me aprieta el corazón, me hacen saber que después de todo, ella tal vez sigue sintiendo amor por él.

—¿Aún lo amas?

No responde. Su atención se desplaza hacia mí. Sus ojos fijos en los míos.

—Sí —admite y eso se siente como un golpe, como una puñalada directo en el corazón.

Aprieto los dientes, intento por todos los medios controlar los sentimientos que brotan en mí como una maldita cascada pero no puedo, porque joder, ella no debería seguir sintiendo amor por un hombre que nunca la mereció.

—Que lástima —es todo lo que puedo pronunciar.

Me incorporo del camastro, escucho que me llama pero no hago mucho caso, no puedo quedarme ahí sintiendo como mi mente es un caos y todo se va a la mierda, porque sé que si no razono, voy a mandar todo al carajo.

—¿Qué ocurre contigo? —maldigo cuando ella me sigue al interior de la casa.

—Nada —espeto girándome —vuelve afuera, yo me voy.

—¿Es por lo que dije? —inquiere —¿es porque dije que aún...?

—No lo digas —advierto con la voz tensa.

Me mira como si la hubiese herido, ¿lo hice?

—No entiendo —dice casi derrotada —no entiendo porque parece molestarte tanto, ¿qué es lo que quieres, Johnson?

A ti.

—Bea, en serio, es mejor que vuelvas...

—No, porque eso es lo que haces, en el hospital...—toma una inhalación como si quisiera adquirir valentía —siempre huyes, siempre intentas apartarme y no entiendo por qué...

—¡Porque te deseo, carajo! —exploto —porque no sé que carajos me ocurre contigo, porque no debería sentir nada por ti, pero lo hago y eso está volviéndome loco. Porque odio escucharte decir que aún lo amas, detesto que sientas amor por un hombre que nunca te mereció.

—John...

—Y estoy harto de fingir que yo puedo merecerte, porque no lo hago. Soy un...—mis palabras se cortan antes de que pueda admitirlo —No soy un buen hombre.

—Lo sé.

Su respuesta me saca de balance, Bea no se aleja, sino que se acerca, elimina la distancia entre nosotros y cuando intento alejarme, no me lo permite.

—¿Crees que no lo sé? ¿Crees que tengo la fantasía de que eres un hombre perfecto? Claro que no.

—Be...

—No lo eres, y estoy muy consciente de eso. Aún lo amo pero ese amor siempre va a estar ahí, porque fue mi esposo, porque tuve una vida maravillosa hasta que inesperadamente acabó, no puede despedirme, no pude decir adiós. Aún lo amo pero eso no significa que vaya a detener toda mi vida por él. Ese amor siempre estará ahí, pero no me impide querer seguir adelante.

Se acerca unos pasos, su mano encuentra la mía, está fría seguramente por el tiempo que ha pasado en el agua.

—Yo tampoco sé como sentirme con respecto a ti, ¿sabes? —sonríe —pero creo que quiero descubrirlo.

—Bea, yo no...

—Si tú quieres descubrirlo también, podemos hacerlo.

Mi razón grita que me niegue, grita que le diga la verdad de una vez. Las palabras de Kyle se repiten una y otra vez pero, ¿Cómo la miro y le digo que la causa de que perdiera al hombre que ama soy yo?

¿Cómo la miro y acepto que de pronto no quiera descubrir nada a mi lado?

Soy un puto egoísta, lo sé.

Pero quiero estar con ella, quiero saber que tanto podemos descubrir hasta que sea inevitable y el momento de la verdad llegue.

—No soy un príncipe azul.

—Nunca pensé que lo fueras —dice apegándose a mí —y creo que eso es lo que más me gusta.

No lo dudo mucho, el brazo que tengo libre se enrosca en su cintura apegándola más a mi cuerpo, ella enrosca las manos en mi cuello y en segundos su boca y la mía se encuentran, un beso lleno de deseo, de necesidad. Mi mano recorre su piel y tengo que pensar en lo que sea, excepto en que la tengo junto a mi cuerpo tan solo en un traje de baño que apenas le cubre la piel.

—¿Quieres descubrir que ocurre con nosotros? —pregunta con diversión.

Sonrío, joder, claro que quiero. Probablemente nunca había querido algo con tanta intensidad.

—Me encantaría.

Y sin perder el tiempo, vuelvo a besarla.

Sabiendo que nuestro tiempo es escaso, y queriendo aprovechar cada maldito segundo. 

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