13.- Perdición o salvación
Bea
Todo pasa tan rápido, de un segundo a otro el cuerpo de Johnson se desploma frente a mí, escucho mi propia voz gritar mientras me aproximo, aún con Thiago en brazos. Dicen que en situaciones tan estresantes, la mente puede funcionar en modo automático, haciendo cosas por inercia,
Y esa es la única razón por la que de pronto me doy cuenta que estoy en medio de una sala del hospital, con la ropa manchada de sangre, y sintiéndome tan aterrada como hace tiempo no me sentía, como si mi corazón fuese capaz de detenerse, y como si el miedo pudiese consumirme a tal grado de ya no existir más.
—¿Cómo está? —apenas soy capaz de voltear cuando escucho la voz alarmada de Kyle —¿Dónde está él? ¿Está bien?
De un segundo a otro lo tengo frente a mí, retrocedo un paso y lo miro, tiene el rostro inundado en preocupación, su mirada nerviosa me recorre intentando encontrar respuestas.
—¡Maldición, Bea! ¡Dime algo maldita sea!
El agarre de Kyle se vuelve fuerte alrededor de mis brazos.
—Kyle, cariño, déjala un segundo —escucho la voz de Aria —déjala.
Vuelto a retroceder cuando al fin sus manos me sueltan, tomo una inhalación intentando controlar la sensación de nerviosos combinada con el miedo que me produce toda esta situación.
—Dime que aún está vivo —casi suplica.
—No me han dado informes —me aclaro la garganta y parpadeo alejando las lágrimas —los médicos solo dijeron que está estable pero no sé nada más.
Soy consciente de como el cuerpo de Kyle se relaja, como el miedo parece disminuir tan solo un poco de su mirada y se aparta, cerrando los ojos y pasando la mano por su cabello, una y otra vez.
—¿Cómo pasó? ¿Dónde estaban los guardias? ¿Y toda la maldita seguridad?
—No lo sé —aprieto los párpados —estábamos discutiendo, yo salí con la intención de marcharme y el vino detrás, luego...de un segundo a otro alguien disparó y él solo...solo se desplomó.
Mi voz se rompe.
—Fue tan rápido, ni siquiera parecía que hubiese alguien vigilando.
Kyle suelta una maldición, toma su teléfono y se marcha sin decir nada más. Aria se aproxima, tomo una inhalación intentando por todos los medios mantenerme entera, pero, por Dios, alguien realmente está intentando asesinar a John, y lo hicieron delante de mí.
La imagen de él en un charco de sangre se incrusta en mi mente así que cuando los brazos de Aria me rodean, no puedo evitar que las lágrimas al fin ganen la batalla.
—¿Dónde está Thiago? —inquiere cuando nos apartamos.
—He llamado a Romi para que se haga cargo —me limpio las lágrimas —debe estar en casa durmiendo la siesta, no quise que permaneciera aquí conmigo, lo que presenció... —sacudo la cabeza —no tenía idea de que alguien estaba asechando, de haber sabido...
—No hay nada que pudieras haber hecho para evitarlo —dice con suavidad —Bea, no es culpa tuya.
—¿Realmente hay alguien detrás? ¿Por qué querrían asesinarlo?
Aria suspira, por la forma en la que me mira sé que sabe más cosas de las que quiere admitir. Mira brevemente hacia donde Kyle se ha ido, y luego regresa su atención a mí.
—Solo puedo decirte que hay cosas que no nos compete saber, no porque no podamos entenderlas, sino porque así nos mantenemos con vida.
No tengo mucho tiempo más para responder porque el doctor que atendió a John cuando ingresó, aparece de nuevo.
—¿Familiares de Johnson Beckham? —Aria se aparta para acercarse al doctor, no sé en que momento Kyle ha vuelto, pero se aproxima colocándose a un costado de su esposa.
No me pasa desapercibida la manera en la que se aferra a ella, como su mano se envuelve alrededor de su cuerpo, y la forma perfecta en la que Aria parece encajar a su costado. Es como si se dieran soporte el uno al otro, un pilar que se vuelve mucho más fuerte cuando están juntos.
—¿Cómo está mi hermano, doctor? —la voz de Kyle brota llena de urgencia, llena de necesidad por saber sobre el estado de Johnson.
—Está estable, la bala se alojó en el hombro izquierdo, tuvo suerte de que no fuese en el pecho. Pudimos retirar la bala y ahora está estable, se recuperará, pero la policía tiene algunas preguntas.
El cuerpo de Kyle se tensa.
—Una herida de bala siempre debe de ser reportada, así que les aconsejo que tan pronto como su hermano despierte, puedan hablar con los oficiales, estarán esperando.
—Gracias.
—Podrán pasar a verlo en un momento.
Cuando el doctor se marcha, el alivio que siento casi hace que pueda llorar otra vez.
Él está bien, sigue vivo.
Noto la humedad en los ojos de Kyle, como parece contenerse para no mostrar la vulnerabilidad que lo llena.
—¿Qué carajos está pasando? —mi voz lo hace voltear —ustedes saben exactamente que es lo que ocurre, ¿no es verdad?
—Bea...
—No —lo miro con firmeza —le dispararon, Kyle, le dispararon enfrente de mí. Pudo haber muerto y yo estaba ahí así que tengo derecho a saber que mierda está ocurriendo. Porque esto parece haberse convertido de pronto en una película de terror.
Kyle suspira, mira a Aria y luego a mí. Parece como si se hubiese dado por vencido porque suelta la mano de su esposa y me encara. Es casi igual de alto que Johnson, así que me siento intimidada cuando se aproxima y se detiene justo delante de mí, apenas separándonos por unos centímetros.
—Esto es lo que sé, hay alguien que está cazando a mi hermano, no sabemos quién es, pero ha estado siguiendo los pasos de Johnson desde el día de la feria.
Un jadeo brota de mis labios.
—No habían sido más que amenazas, pero...—desvía la mirada hacia algún punto —pero parece que ahora quieren cumplirlas, y si es la clase de gente que estoy sospechando, no se detendrán hasta conseguirlo.
—¿Por qué?
Los ojos de Kyle se posan en mí, tan fríos, tan azules como los de su hermano.
—Porque nos salvó —susurra —solamente por eso.
No me da oportunidad de responder, me esquiva y avanza por el pasillo que conduce hacia las habitaciones, Aria es la que se aproxima de nuevo y su mano me acaricia el brazo.
—Sé que estás preocupada, pero tal vez debes irte a casa.
Niego.
—No me iré hasta asegurarme que está bien —un suspiro tembloroso brota de mis labios —necesito saber que no corre peligro.
Aria sonríe levemente, toma mi mano y nos conduce hasta las bancas. Cuando nos acomodamos, ella sonríe un poco más antes de poder hablar.
—De todos los hombres, realmente no creí que pudieras sentir algo por Johnson.
Sacudo la cabeza, no podría definirlo como sentir algo, en realidad, ni siquiera estaba segura de que es lo que ocurría conmigo cuando estaba con él. Es inexplicable, no hay palabras para poder definirlo.
—No creo que sea así —objeto.
—Por favor, Bea —dice con una sonrisa —no le mientas a tu mejor amiga.
Después de horas de tensión y miedo, al fin puedo sonreír con sinceridad.
—No sé como definir lo que ocurre, es como...como si simplemente sintiera la necesidad y el deseo de estar con él. Johnson puede parecer un hombre frío y cruel pero...he descubierto que detrás de todo eso hay solo un hombre maravilloso.
Aria ladea levemente la cabeza, escudriñándome.
—¿Johnson te gusta?
—No —mascullo —es decir, no lo sé. Es apuesto, mucho y es increíble pero yo...—un suspiro tembloroso brota de mis labios —solo sé que consigue hacerme sentir cosas que no imaginé que pudiera experimentar de nuevo, y eso me asusta. Mucho. Porque creo que no lo conozco en lo absoluto, no sé si realmente significo algo más que un simple revolcón.
Aria no responde de inmediato, permanece en silencio, y eso comienza a inquietarme.
—Johnson es un buen hombre, es realmente maravilloso y lo quiero como a un hermano. Realmente le tengo aprecio, pero carga consigo el peso de un pasado que es más fuerte que cualquier otra cosa.
—¿Qué quieres decir?
—Que tal vez Johnson si te aprecia, Bea, pero hay cosas que pesan más que el amor y el aprecio. Hay cosas que no se pueden pasar por alto. El pasado siempre va a ser una carta que puede darnos la mano ganadora, o que puede llevarnos a la ruina.
—No entiendo...
—Kyle y Johnson son la clase de almas que han sido heridas de muchas maneras, entenderlos, amarlos...tiene un precio. —su mirada se vuelve casi triste —y créeme, Bea, no deseo que tu lo pagues.
No me permite preguntar a que se refiere, no me deja siquiera pedir una explicación porque se incorpora, y al igual que su esposo, se marcha por el pasillo sin detenerse.
JOHNSON
Hay un sabor metálico en mi boca, siento como si necesitara una gran cantidad de agua, mi mente parece reaccionar de pronto porque en un instante soy consciente del dolor que me taladra el brazo.
Un quejido brota de mis labios, abro los ojos, o lo intento porque la luz blanca me ciega obligándome a cerrarlos de nuevo.
—¿John? —reconozco la voz de Kyle. Parpadeo intentando acostumbrarme a la luz y lo consigo, o creo que lo consigo porque no soy capaz de abrir los ojos por completo. —John, joder, me has tenido con corazón en la boca.
La mano de Kyle aprieta la mía.
—¿Qué pasó?
Al fin puedo acostumbrarme a la luz y escaneo el lugar, el olor a desinfectante y lo frío de la habitación me dejan suponer que estamos en un hospital. ¿Pero què...?
—Joder —mi voz brota ronca pero eso es lo que menos me importa porque apenas muevo el brazo, un dolor se extiende por todo mi pecho hasta el brazo.
—No te muevas, tuviste cirugía, necesitas descansar.
—¿Qué mierda pasó, Kyle? —mi hermano me mira, parece indeciso de decirme y quiero exigirle que me diga que mierda hago aquí.
Antes de que pueda obligarlo a hablar, el médico entra. Parece satisfecho de verme despierto y me hace las preguntas de rutina que solo me desesperan porque quiero preguntar que hago aquí.
—La bala no dañò ningún órgano importante, pero tendrá que usar...
—¿Bala? —miro al doctor sin entender.
—Señor Beckham, sufrió un disparo en el hombro, tuvo suerte de no haber sido atacado en el pecho. La bala desgarró los ligamentos pero se recuperará...
Apenas puedo prestarle atención porque los recuerdos vuelven, recuerdo a Bea, a Thiago, recuerdo la discusión y luego salir detrás de ella y...
Nada.
—Volveré para revisarlo dentro de unas horas. Si necesita cualquier cosa, una enfermera estará disponible para atenderlo.
Apenas doy una corta respuesta, cuando todos se marchan y me quedo a solas con mi hermano, le pregunto lo único que me importa.
—¿Ella está bien?
—Lo está —dice suspirando —fue ella quien llamó a la ambulancia. Está en la sala de espera, con Aria.
Suspiro aliviado, me acomodo de nuevo sobre la almohada pero no me relajo demasiado porque sé exactamente lo que significa la mirada que mi hermano tiene sobre mí.
—Kyle...
—Dijiste que lo tenías controlado —reclama —me prometiste que lo solucionarías y lo siguiente que sé, es que estás inconsciente y grave en un hospital.
—Yo no...
—Me pediste que no interviniera y dijiste que lo solucionarías —continúa —¿esta es tu manera de arreglarlo?
—No tenía idea de que había alguien asechando, de haber sabido...
—Es que es justo eso —dice con exasperación —no tienes que jodidamente esperar a que algo pase para actuar, parece que no lo sabes. Pudiste haber muerto, John, ¡pudieron asesinarte!
Aprieto los dientes reteniendo el grito que amenaza con brotar de mis labios, Kyle se aparta de la cama y luce tan afectado que por un instante la molestia se convierte en culpa.
—¿Estás seguro que lo mataste? ¿Tienes la seguridad de que está muerto?
—Le di un tiro en la frente, Kyle, a menos que haya asesinado a su hermano gemelo, Ron Collins está muerto.
Hago una mueca cuando el dolor se presenta de nuevo en mi hombro, me siento agotado cuando apenas y acabo de despertar.
—Entonces hay alguien ahí afuera que sabe exactamente las mismas cosas que Ron, alguien que está mucho más cerca de lo que imaginamos porque pudo disparar justo en la puerta de tu casa.
—Tengo un nombre en mente pero...
—Dímelo —ordena.
—No —su rostro se contrae —dijiste que no te involucrarías...
—Alguien quiere matarte, John —dice casi con terror —hoy casi lo logra y no quiero averiguar si en la siguiente tendrá éxito. Eres mi hermano, te prometí que no me involucraría pero nunca estaré en paz si algo te sucede y yo no ayudé a protegerte.
—No necesito que me protejas, necesito que te apartes, que olvides esto y no te metas porque...
—No lo haré —dice con firmeza —así que más vale que dejes de insistir y me digas todo lo que sabes.
No sé si es por el agotamiento, o porque realmente sé que mi hermano nunca se cansará, pero termino diciendo absolutamente todo. Para cuando termino, estoy agotado, mi mente parece haberse sumido en un estado de cansancio que solo quiero dormir.
Cierro los ojos brevemente y esa parece ser la señal de mi hermano para marcharse. Dice que volverá en un par de horas, opto por ni siquiera intentar hacerlo cambiar de opinión.
Cuando me quedo solo, el agotamiento me llena por completo así que cierro los ojos, tratando de ignorar la sensación punzante y dolorosa de mi brazo, ¿qué acaso los doctores no pensaban darme morfina?
—Hola —abro los ojos cuando escucho su voz.
—Hola —respondo.
Bea se encuentra en el umbral de la puerta, lleva unos pantalones ajustados negros y un jersey de color café que resalta su cabello. Noto en cansancio en sus ojos y me pregunto cuanto tiempo ha estado aquí.
—Kyle me dijo que despertaste así que quise venir —se acerca con lentitud —me asustaste muchísimo.
—Estoy bien.
—Eso no es lo que creí —admite —dime que el mensaje que te mostré no tiene nada que ver.
Maldigo internamente, ¿por qué no solo podía olvidarme de todo y solo disfrutar que ella está aquí, preocupándose por mi?
—Si lo tiene quiere decir que es alguien de nuestro pasado, alguien que tú y yo conocemos.
—No —suspiro con cansancio —no saques conclusiones apresuradas, esto no tiene nada que ver contigo —mentiroso.
—¿Ah, no? Yo más bien creo que si.
Suspiro.
—Be, creo que deberías irte, en serio.
Parece herida por mi petición.
—¿En serio? ¿Ahora me echas?
—Es por tu seguridad —murmuro —aún no sé quien me hizo esto y no quiero exponerte de nuevo, tienes que estar a salvo, ir con Thiago, yo estaré bien.
Sus ojos destellan con firmeza, sé que quiere quedarse y yo no sé si pueda tolerar su cercanía. Porque me encanta, parece que soy adicto a ella pero como cualquier droga, también tiene daños colaterales.
Hoy presenció como casi me asesinan, no estoy seguro de poder continuar de esta manera, debí ser más duro al inicio, no permitirme sentir siquiera una pizca de lo que experimento ahora.
—No sé que es lo que pasa contigo —dice acercándose, ignorando mis palabras —pero voy a dejarte algo en claro.
Se inclina hacia mí, mi cuerpo reacciona ante ella, reacciona de mil formas que no puedo controlar.
—No soy de las que huyen, no voy con eso. Así que voy a dejar algo en claro, John, necesito saber que ocurre, y si no es por ti, encontraré las respuestas en otro lado.
—No quiero que escapes, solo quiero ponerte a salvo.
—Estaré a salvo, me iré a casa cuando lo considere oportuno. Ahora quiero estar aquí, contigo.
—Bea...
Mis palabras se detienen cuando ella se acomoda a mi lado. Su mano se enrosca con la mía y sus ojos destellan con un sentimiento que no se si deba poseer.
—No voy a irme, estaré aquí. Y no me importa que llames a seguridad, en serio, voy a quedarme.
La miro, con su cabello despeinado y el rostro con la evidencia de que no ha dormido nada, pero está aquí. Está aquí queriendo pasar tiempo conmigo, preocupada por saber si estoy bien.
Y sé que no la merezco, sé que nunca lo haré pero...¿puedo dejarme disfrutar al menos de ella solo por estos instantes?
Mi cuerpo se relaja, una sonrisa real se filtra en mis labios mientras tiro de ella para conseguir que se recueste a mi lado.
—Vas a ser mi perdición.
Voltea, sus ojos me miran antes de que sus labios se encuentren con la comisura de mi boca.
—O tu salvación, tú decide.
Vuelve a acomodarse sobre mi pecho y por un instante, decido considerar la segunda opción, aunque sé que de sobra que cuando se trata de nosotros, la primera siempre va a terminar siendo la ganadora.
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