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Hara.

La respiración de Jimin se vuelve pesada al otro lado de la línea y no se porqué mi cuerpo reacciona tan malditamente bien a sus palabras. Su tono, su voz mandona que me hace doblegarme. Nunca he sido una mujer que se deje hacer y deshacer, pero Jimin logra todo eso y más.

La respiración se me acelera cuando lo escucho jadear y no deseo pensar en lo que debe estar haciendo, pero lo hago y mi mente desea tanto que sea él, el que me toque. Pero aún así me conformo con sus órdenes.

- Coloca el celular en altavoz- lo hago como loca poseída de sus palabras-. ¿Listo?

-S-sí.

Mi cuerpo es un manojo de nervios ansioso y acalorado, cada fibra. La tela de las sábanas se me pega a la piel por el sudor y el coño me palpita, contrayéndose continuamente.

- Ahora lleva ambas manos a tus tetas, deben estar muy pesadas y calientes. Imagina mi boca lame esos pezones doloridos y los muerden.

Gimo cuando presiono ambas manos sobre los montículos hinchados y mis caderas se mueven por si solas buscando contacto.

Me obligo a arrodillarme en la cama y poner una almohada entre las piernas, el roce de la tela contra mi coño empapado hace que un gemido brote de mí. Con ambos muslos presiono y comienzo a moverme sin dejar de tocarme los pechos ansiosa.

-Se lo que haces pequeña, mejor detente y no me hagas enojar. Si yo te ordeno que te corras lo harás como una buena chica, de lo contrario resiste.

Detengo los movimientos contra la almohada y respiro agitadamente. El calor se arremolina en mi cuerpo como una tormenta y los escalofríos me recorren cuando la tela se me adhiere a los labios del coño. Aún no se cómo Jimin lo notó y por un momento pensé que pasaría desapercibida, pero o este hombre colocó una cámara aquí o es vidente. Una de dos.

-¿Cómo lo notaste?

Me atrevo a preguntar con la duda, pensar en una cámara aquí hace que mi deseo de alcanzar el orgasmo crezca y me obligo a apretar los muslos para evitar montar la almohada como una jodida adolescente en su época hormonal.

Me paso la lengua por los labios y me detengo cuando un jadeo se vuelve a escuchar.

-No eres de pasar desapercibida y el solo movimiento en la cama, el sonido de algo ser tomado y la fricción de tu piel me daja claro que me has desobedecido.

-¿Y qué harás al respecto? - aprieto mis pechos con ambas manos sin poder evitarlo, mi cuerpo caliente y sudoroso solo desea a alguien en especial y ser llenado ahora mismo.

-No soy tonto Hara, y se que guardas el jodido consolador que una ves te regalé. Se que lo usastes, ¿sabes por qué? Porque aunque no se compare a una polla igual deja incomodidad al caminar y tus falditas son poco conservadoras.

-Eras un maldito, si lo usé era porque no le iba a prender velitas.

Aún en medio del inminente calor y excitación que corre por mis venas refuto. En ese tiempo yo apenas trabajaba en la empresa y Jimin creyendo que caería tan rápido en sus jueguitos se atrevió a regalarme una bonita caja, recuerdo que tenía un lazo rosa y decía.

"Disfrútalo como si fuera yo".

Al principio no entendí de que me hablaba pero cuando lo abrí quise mandarlo al demonio, un consolador de veintitrés centímetros de color rosa estaba dentro y casi me desmayo ante el grosor. No era idiota, había estado con varios hombres, pero no iba más allá de sexo, sin juguetes ni fetiches, ni nada de eso. Ese día comprendí que Jimin era un libro abierto, no temía mostrarse al mundo como era, ni temía de los escándalos que la prensa armaba sobre sus andanzas.

Yo llevaba tiempo sin tener intimidad con alguien y la verdad mi líbido no cooperaba mucho que dijéramos. Ese día por la noche decidí probarlo, no tenía práctica con esas cosas, la verdad nunca había usado algo así. Recuerdo que abrí las piernas de rodillas en la cama, justo como estoy ahora y con miedo de no saber manejarlo, me aseguré de estar lo suficientemente lubricada para ingresarlo. La estrechez de mi coño hizo un poco difícil la tarea y se sentía bien, me dejé llevar por las sensaciones y cada vez que tenía ganas de liberarme de tanto estrés solía usarlo.

El recuerdo se desvanece en mi mente dejándome más caliente de lo que ya me encontraba. Saco la almohada de entre mis piernas y estirándome hacia la mesita de noche saco el aparato.

Mi cara se enciende al observarlo. Sigue siendo impactante el tamaño.

-¿Por qué tan callada? Mi polla quiere escuchar tus gemidos... Dios, estoy tan caliente.

-Solo miro.

-¿Solo lo montas?

-¿Eres tan directo?

- Supongo que mi polla está hablando por mí. Está atenta a tu voz, ah, duele - gime y mi coño se contrae, los jugos se deslizan por la parte interna de mis muslos y mi clítoris late.

-Nunca he probado otra cosa que no sea montarla.

-¿Escuchaste eso grandulón?- frunzo el ceño sin saber a quien le habla.

- Recuéstate boca arriba, abre bien las piernas, todo lo que puedas, levanta una hasta el hombro y toma el objeto. Cierra los ojos y por ningún momento dejes de pensar en mí.

Gimo cuando la cabeza hace contacto contra mi clítoris, lo froto y muevo contra mis labios. La pose en cómoda y muy erótica.

-Imagina que es mi polla la que juega con ese coñito. Mi polla te aprieta el clítoris y hace círculos...

Mi boca se abre en un profundo gemido cuando sus palabras me transportan a otra dimensión, mi espalda se arquea ante la fuerte sensación de tener un pene rozando allí.

-Déjame hacerlo por favor- lloriqueo a punto de perder la cabeza.

-Quiero que lo hagas tan fuerte que mañana cuando nos veamos recordarás todo lo que te ordené y no pondrás peros a lo que haga contigo.

-¡Ah! ¡Sí!- de un empujón y aguantando la pierna contra mi hombro empujo el objeto de una estocada, mis paredes arden ante la intromisión y mi espalda se arquea. Mis jadeos y suspiros se vuelven frenéticos cuando el consolador entra y sale de mi fuertemente.

Cada estocada es más dura y mi vientre cosquillea al pasar de los minutos. Mis gemidos se mezclan con los de Jimin y miro abajo viendo como entra y sale.

-Un día te llenaré por todos lados. Tendrás mis dedos en tu boca, pondré mi polla en ese coño y luego te romperé el culo como tanto he querido. Gritarás duro Hara- soy un manojo de nervios y jadeos y gemidos y sus palabras hacen que mi raja se trague con mas intensidad el objeto, apretándolo en cada estocada y soltando jugos que llegan hasta las sábanas.

-Jimin ah, s-siento que... estoy cerca- casi grito sin dejar de moverme contra mi mano. Mi pechos pesan y se balancean con cada empuje y la frente se me lleva de sudor.

-Córrete, es una orden.

No sé cómo pero mi cuerpo responde a él tan fuerte que temo quedarme inválida ante los empujes fuertes y desmedidos. Mi coño se abre y se cierra apretando el consolador mientras mi orgasmo se libera arrasador. Dejándome aturdida y con la vista nublada.

-Lo haz hecho bien pequeña, muy bien.

Y sonrío aún con el corazón acelerado y casi sin oxígeno recostándome por completo en la cama. Recordando todo lo sucedido y como Jimin se mostraba orgulloso de mí a través del celular.

[•••]

Pecadoras 😈.

Estoy de vuelta con este libro y esta vez planeo crear un horario para actualizar todas las semanas. La verdad la escuela me consume, pero Hellooooo comeback 🎉 🍾

Voten, comenten y no olviden seguirme.

I love U.

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