⚛Extra II⚛
¿Cómo empezar esto...? Es una interesante pregunta; porque lo cierto es que no lo sé. Han sido unos años de constante aprendizaje y con momentos increíbles junto a nuestro pequeño, el primer año se podría decir que fue todo un reto, pero es entendible, éramos padres primerizos y aunque hayamos leído muchos libros sobre bebés no significa que mágicamente íbamos a saber responder a todas la situaciones.
Sus primeros pasitos y palabras fueron momentos tan únicos, pese a que Alan y yo estábamos indignados porque no dijo las palabras que nosotros como padres esperábamos, y es que "lo normal" es que su primera palabra sea papá o mamá, pero no, la de Allen fue tío. Todo gracias a Donovan que cuándo venía de visita se robaba a nuestro hijo durante horas solo para decirle hasta el cansancio que su primera palabra debía ser "Tío D" y vaya que sí funcionó, el niño no dejaba de balbucear palabras inentendibles cada que Donovan se despedía.
Su primer día en el jardín de niños fue muy doloroso para mi, y no porque el niño llorara pidiendo que no lo dejáramos, al contrario, la que lloraba era yo mientras mi hijo se marchaba feliz a jugar con los demás niños y Alan me abrazaba para que el sentimiento pronto pasara.
De eso ya han pasado seis años. Seis largos años en lo que han sucedido muchas cosas, pero las más importantes se podría decir que fueron: nuestra mudanza a la casa que era de los padres de Alan, el regreso definitivo de Donovan, su relación fallida con la vecina y su despedida del mundo del striptease.
Eso sin dejar atrás el reciente embarazo de Fabia y los trámites de mi hermano y Facu para adoptar a un niño.
Sin duda muchas cosas han sucedido.
Y así es como llegamos al día de hoy, el cumpleaños número seis de nuestro hijo.
—¿A que hora se supone que llegan los amiguitos de Allen? —preguntaba Fabia mientras devoraba un cupcake que había tomado de la mesa donde estaba el pastel.
—Espero que pronto, porque al paso que vas seguro que cuando lleguen ya no hay nada en esa mesa —dijo Donovan, haciendo que Fabia le diera una mala mirada.
Si algo no había cambiado en todo este tiempo era la relación de Donovan y mi prima, se molestaban tanto como Godzilla y yo cada vez que teníamos oportunidad, y mira que eso era muy a menudo desde que Donovan y Jade habían empezado una relación.
De pronto se oyó sonar el timbre y mi pequeño corrió feliz a recibir a sus amiguitos, eran aproximadamente diez pequeños que pasaron como estampida hasta el patio trasero donde estaban los juegos inflables.
Con Jade les llevábamos dulces; mientras que Alan y Max cuidaban de que ninguno se lastimara.
Thomas había salido por más bebidas, y mi madre y los demás no tardarían en llegar. De hecho apenas había vuelto a la cocina cuando el timbre volvió a sonar, por lo que fui a abrir dejándole paso a mi madre que venía con Nicolás y los demás, incluido Ian que venía de último sosteniendo unas cuantas bolsas de regalo mientras la cinta que sostenía su cámara rodeaba su cuello. El chico se había convertido en un gran fotógrafo.
A nuestra manera todos habíamos logrado lo que queríamos, Alan se graduó con uno de los mejores promedios de su generación, además; con Donovan habían decidido ampliar las empresas y abrir sucursales en distintas partes del país, eso sin contar que Thomas era quien llevaba la contabilidad de un par de ellas. Sí, Donovan no logró que se volviera stripper pero sí que aceptara trabajar a la par de ellos.
Todos estaban reunidos en el patio trasero conversando entre ellos y viendo a los niños jugar, Fabia quejándose del ruido y Donovan molestandola.
—Estás jodida, vas a tener que soportar los llantos y berrinches de esa niña por muchos años —decía señalando su abultado vientre. —¿Sabes lo bueno de tener sobrinos y no hijos? Es que si lloran mucho los devuelves.
—Cómo espero el día en que seas tú quien tenga que lidiar con un hijo —le reprochaba Fabia a la vez que le lanzaba una galleta del tazón que estaba cerca.
—Me avisas cuanto tiempo esperaste —y dejándola con la palabra en la boca se dió la vuelta y se fue a hacerle cosquillas a mi pequeño.
Así transcurrió la tarde, con niños corriendo de un lado a otro, comiendo dulces y cantando las canciones infantiles que sonaban.
Estaba empezando a ocultarse el sol cuando el timbre volvió a sonar, Alan y yo nos vimos extrañados porque según nuestras cuentas no faltaba nadie más.
Donovan quién era el más próximo a la puerta se acercó a abrir, con curiosidad me acerqué y vi que en la puerta estaba parado un pequeño de aproximadamente la edad de mi hijo, pero eso no era todo, en su espalda tenía una pequeña mochila y a su lado una maleta.
—Creo que te regalaron uno con todo y ropa —dijo Donovan mientras se le escapaba una risita.
Me acerqué hasta el niño y observé brevemente, su piel era muy clara, su pelo era lacio y sus ojitos eran un poco rasgados.
—¿Cómo te llamas? —le pregunté amablemente. El niño dudó un poco pero luego respondió:
—Mi nombre es Kai
Observé hacia la calle y no había nadie.
—¿Y por qué estás a esta hora en la calle? Además solo.
Donovan nos observaba con los brazos cruzados y recostado de uno de los sofás.
—¿Mi papá vive aquí?
Al oír sus palabras mis ojos se agrandaron, ¿cómo que si su padre vive aquí? Tiene que haber una confusión, cierto?.
Sin pensarlo mucho llamé en un grito a Alan, quién se acercó a paso rápido a dónde estábamos nosotros. Aunque cuando vio al pequeño con la maleta su mirada era igual de confundida que la de Donovan y mía hace unos minutos.
—Este niño anda buscando a su papá —el ojiverde me observaba confundido por mis palabras.
—¿Y quién se supone que es su padre? —preguntó.
—Eso mismo quiero saber yo, este pequeño preguntó que su padre vive aquí. —La confusión se apoderó del rostro de Alan, y casi de inmediato negó saber quién era ese pequeño niño —¿Cómo se llama tu papi, cielo? —le pregunté al niño quien estaba a punto de llorar.
—Ahm... no recuerdo su nombre, pero mi mami solía llamarlo Carson.
—Cariño, te juro que ese niño no es mío —se apresuró a decir Alan cuando oyó la mención de su apellido.
—¿Estás tratando de decir que entonces es mío? —le rebatió Donovan mientras le veía con una ceja alzada.
—Pues sí, estoy seguro que mío no es.
—Pues mío tampoco.
El niño rompió en llanto al oír como los dos sujetos detrás de nosotros discutían, por lo que lo tomé en brazos y enterró su pequeño rostro en mi cuello mientras sollozaba.
—Cielo, ¿cómo se llama tu mami? —pregunté intentando hacer que el niño dejara de llorar. Su respuesta aunque fue poco audible hizo que Donovan y Alan se callaran.
—¿Anna? —preguntó Donovan frunciendo el entrecejo, el pequeño asintió y le entregó un sobre que hasta el momento yo no había notado que tenía.
Donovan tomó una hoja doblada que estaba en el sobre y en silencio empezó a leerla, su entrecejo se fruncía más conforme iba leyendo, y su rostro se iba tornando rojo. Estaba molesto.
—Seis años después de que decidió largarse sin decir a dónde, me entero de que tengo un hijo del que no tenía la menor idea de su existencia.
Arrojó el sobre encima del sofá y molesto salió de la casa dando un portazo, Alan me observó y segundos después salió detrás de su primo.
Entiendo un poco su reacción, y más sabiendo que la tal Anna era esa vecina que de un día para otro se fue sin dejar rastros, la razón principal por la que Donovan renunció al club y decidió volver.
No sé sus razones, pero sin duda no fue justo que Donovan no supiera de la existencia de su hijo y que para más decidiera un día solo entregárselo así sin más, como si fuera un objeto.
=============♡=============
Donovan POV:
Querido Carson, después de tantos años espero que estés bien, que seas feliz y que hayas logrado todo eso que me contabas cuando nos sentábamos en el balcón de tu departamento.
Sé que está visita te tomará por sorpresa, aún más sabiendo que no tenías idea de él. Yo tampoco lo sabía cuando me marché, me enteré un mes después pero había decidido ya nunca volver. Y sé que fui injusta, entiendo perfectamente si en este momento me odias aún más de lo que ya lo debes hacer, solo te pido que no abandones a mi pequeño Kai, yo ya no puedo cuidarlo, estoy enferma y sé que pronto moriré, pero no podía hacerlo negándole la oportunidad a mi hijo de conocer a su padre.
Siempre preguntó por ti, le hablé de los buenos momentos que pasamos juntos y siempre me preguntaba cuando te conocería, solía responderle que muy pronto, pero la verdad es que no sabía cómo aparecerme con un niño y hacer como si no me hubiese marchado dejándote atrás, era injusto sabiendo que había hecho que te perdieras el proceso, que no lo vieras cuando apenas era un bebé, o cuando aprendió a decir papá, ¿sabes? Esa fue su primera palabra, y pese a que poco la oía, fue lo primero que dijo.
Me costó mucho encontrarte, cuando me enteré de que mi enfermedad estaba muy avanzada tuve el valor que no tuve en tantos años de volver a ese edificio donde nos conocimos, pero tú ya no estabas. Tu departamento estaba siendo ocupado por otras personas y los demás chicos no sabían de ti, recordé el club en el que solías trabajar así que fui allí, casi nadie sabía de ti, por más que preguntaba solo me decían que un día habías renunciado y habías decido irte de Tokio. Después de tanto conseguí a alguien que me supo dar información de ti, gracias a Logan supe que habías vuelto a tu país y después de tanto pude conseguir tu dirección... bueno, realmente espero que sí sea tu dirección.
No me excusaré más, solo quería decirte que lo siento mucho y que sé que aunque no recuperarás los años que perdiste con Kai, espero que apartir de ahora tú puedas crear tu historia junto a nuestro hijo.
Arrojé los papeles al sofá y salí a paso rápido de esa casa dando un portazo, después de leer esas líneas sentía que el aire me faltaba y que los últimos años de mi vida no tenían el sentido que yo creía.
Tengo un hijo con la que era mi jodida vecina y hasta hoy me entero de la existencia de ese niño.
Yo no merecía esto, y él tampoco.
Yo merecía haber visto a ese niño desde su primer día de vida, yo merecía estar presente, y él, él merecía haberme conocido hace seis años atrás, merecía ver que tenía un padre y convivir, no solamente vivir con la idea de que yo existía pero no saber quién era.
Y posiblemente hace seis años no hubiese sabido como reaccionar, ¿pero que diferencia hay?, justo ahora tampoco sé cómo hacerlo.
—Hey —oí la voz de Alan y poco después sentí su mano posarse sobre mi hombro —¿a dónde vas?
—No lo sé, solo quiero pensar.
No dijo nada, se mantuvo a mi lado el resto del camino hasta que llegamos a un parque. Me dejé caer en el primer banco que conseguí.
—¿Cómo lo hago? —pregunté.
—Puedes con ello. Ya no eres el mismo chiquillo que iba por la vida jodiendo todo aquello que se le atravesaba, eres un hombre hecho y derecho, sabes lo que quieres y te esfuerzas por ello. Es solo agregarle una aventura más a tu vida —se quedó callado unos segundos pero luego continuó —es solo una prueba más, y estoy seguro de que ese niño te traerá muchos momentos felices.
—¿Cómo lo sabes?. —mi mente era un remolino de pensamiento justo en este momento.
—Soy padre desde hace seis años, los mejores seis años de mi vida. Tengo a un pedacito de mi corriendo por casa cada vez que llego del trabajo, daría mi vida por mi hijo porque junto con Venus son lo mejor que tengo. —un suspiro salió de sus labios —poco sé de tu historia con Anna, y entiendo que sea algo que no te guste recordar, pero no creo que debas dejar a un lado al niño solo porque te trae recuerdos de su madre.
—No pienso dejarlo de lado, es solo que... —no sabía que decir, mi ideas eran algo inconexo —aún no asimilo la situación, hace menos de cuatro horas me burlaba de Fabia diciendole que lo mejor de ser tío era que podía devolver a los niños, pero y ahora? No puedo devolver a ese niño sabiendo que es mi hijo.
—Has tenido al mío contigo hasta por una semana y has sabido hacerlo bien, la única diferencia es que ahora tendrás a un niño corriendo por tu casa durante más de ese tiempo.
—Jade... —desde que salí de casa de Alan y Venus no había pensando en mi relación.
—Ella sabrá entenderlo, tú no lo sabías así que técnicamente no le ocultaste nada. —dió un pequeño apretón en mi hombro y luego se puso de pie —Lo mejor es que se sienten a hablarlo y no hagas como yo cuándo me fui sin escuchar a Venus. Las segundas oportunidades pocas veces existen.
Asentí a sus palabras e imité su acción, empezamos a caminar de regreso a casa mientras ideaba un plan para mi vida a partir de ahora, cosas materiales no le harán falta porque mi economía me permite darle mucho, y amor... eso estará por encima de todo, ese niño no va a crecer con el sentimiento que yo crecí, no va a vivir esperando oír que lo quieren porque yo me encargaré de demostrárselo todos los días.
Tengo la oportunidad de no ser como mis padres, si no de ser mejor que ellos.
Cuando entramos nuevamente en la casa ya los niños estaban reunidos junto al pastel, y el pequeño que hace poco había llegado se encontraba jugando con mi sobrino.
Allen cuando nos vio llegar corrió hacia su padre quién lo tomó en brazos y caminamos hacia donde estaban los demás.
—Tío D, tengo un nuevo amigo, se llama Kai —decía señalando al niño.
—Eso es genial, campeón.
Venus estaba encendiendo las velas del pastel y los niños emocionados esperaban para cantar el cumpleaños, el pequeño Kai fijó su vista en mí cuando me paré a su lado, sus ojitos me observaban con curiosidad por lo que estiré mis brazos para alzarlo.
Todos estábamos agrupados contándole cumpleaños al pequeño Allen cuándo alguien se posicionó a mi lado, reconocía perfectamente su perfume así que no hizo falta voltear.
—Así que tienes un hijo... —su voz era serena, carente de reclamo alguno.
—Así es.
—Me hubiese gustado que me lo dijeras.
—Lo hubiese hecho si hubiera sabido. Esto es tan nuevo para mí cómo para ti, entiendo si necesitas tiempo...
—No necesito tiempo, es raro saber que tienes un hijo pero eso no hará que me aleje de ti, además; creo que dos años es mucho tiempo juntos como para mandarlo todo a la basura, no crees? —uno de sus brazos rodeó mi cintura y su cabeza se apoyó en mi hombro.
No dijimos nada más, no hacía falta. Ella entendía mi situación.
Cuando terminamos de cantar el cumpleaños los niños fueron a sentarse a esperar a que les dieran pastel, Allen se llevó a Kai a la mesa dónde estaban sus regalos y juntos empezaron a abrirlos. Esos niños para ser la primera vez que se ven se han caído de maravillas.
Realmente es ver una versión de Alan y de mi mucho más pequeñas, claro; en mi versión los rasgos predominantes son los de su madre, esa tailandesa que conocí pocos días después de llegar a Tokio. Ella al igual que yo; buscaba algo más, quería ver que tanto había allá afuera, hasta que un día desapareció sin dejar rastros.
—Cuatro horas con veinte minutos —la voz de Fabiana llamó mi atención, y en su rostro había una sonrisa burlona —eso me llevó esperar a que tú fueras padre.
—Tú siempre metiendo el dedo en la llaga, eres insoportable —Thomas soltó una risa ante mis palabras. Al parecer mientras yo había salido a pensar todos se habían enterado de que ese niño era mi hijo.
Mi hijo... se siente extraño idecirlo sabiendo que hasta hace poco solo era yo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro