⚛Capítulo 6⚛
Alan POV:
No tenía pensado venir a esta fiesta, mi plan inicial era ir por un par de tragos con los chicos y luego devolverme al departamento, pero en base a sus insistencias, no me quedó de otra que aceptar.
Solo será un rato y me iré.
Eso había dicho apenas llegué, pero al verla a ella ahí sentada y con su móvil en la mano me fue muy difícil irme.
Quien lo diría, terminé haciendo lo mismo que ella hacía con Donovan.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que la chica que siempre veía con ella se sentó a su lado, pocos minutos después ambas se levantaron y caminaron hasta las mesas de juego, las seguí dejando una considerable distancia de por medio, aunque las luces opacas del lugar estaban a mi favor, en ningún momento Venus me vio.
Cuando estaba a punto de llegar a donde estaba el grupo de personas rodeando la mesa, oí como alguien llamaba cuatro jugadores, abriendome paso entre los demás vi que solo había un chico en el lado de los hombres y que frente a él estaba la chica castaña y a su lado la protagonista de mis recuerdos subidos de tono.
Sin pensármelo dos veces me posicioné al lado del chico que ya había visto un par de veces en los pasillos de la universidad, y subiendo mi vista me encontré con la mirada de Venus, quien se encontraba un poco impresionada.
Una sonrisa ligera tiró de una de mis comisuras y rompí el contacto cuando oí hablar al sujeto que estaba a mi lado.
—Max. —se presentó
—Alan. —le imité. Ninguno volvió a cruzar palabras por lo que llevé mi vista hacia el frente nuevamente, la castaña de nombre desconocido se veía bastante confiada, pero Venus por el contrario, se veía bastante dudosa.
El chico que antes llamaba a los jugadores explicaba unas cuantas cosas hasta que las palabras más importantes fueron dichas:
—Gana el equipo que haga tomar a sus rivales todos los vasos de vodka.
Apenas sus palabras se acallaron, mi compañero de juego se hizo oír nuevamente.
—¿Que tal si hacemos esto más interesante?. —todos volteamos a verlo y él prosiguió. —Apostemos, ¿o tienen miedo?.
Las chicas frente a nosotros se vieron por una fracción de segundos, y por el rostro de la castaña pasó una sonrisa confiada y retadora.
—¿Que quieres perder, hermanito?. —ahora ya sabía el por qué del parecido entre ambos.
—Si nosotros ganamos, tú —señaló a su hermana. —lavarás mi auto durante un mes, y tú. —ahora le hablaba a Venus. —harás mis trabajos de la universidad por dos semanas. ¿Tu que apuestas?. —esta vez me habló a mi.
—Que sea sorpresa. —respondí mientras me cruzaba de brazos y miraba a ambas chicas con una sonrisa arrogante.
—Bien, pero si nosotras ganamos, tú Maximiliano Romero, me darás tu tarjeta de crédito durante un día y podré gastar lo que yo quiera. —la seguridad en su voz me sorprendía. —y tú pelinegro, pagarás mi almuerzo en la universidad durante todo un mes.
—Bien. —dije restandole importancia a sus palabras.
Nuestras miradas ahora se posaron en Venus, quien había permanecido callada durante todo el rato.
—¿Y tú pantis de ositos, que apuestas?. —nuevamente la voz del chico a mi lado se hizo oír, pero no pasé desapercibido sus palabras y encontrando mi mirada con la de la chica en frente de mi, alcé una ceja.
—Que sea sorpresa. —imitó mis anteriores palabras sin perder contacto visual conmigo mientras las decía.
El juego comenzó y la primera en arrojar la bola de ping pong fue la chica castaña, entrando en uno de los vasos que me tocaban a mi, y sin pensármelo dos veces me tomé el contenido en un par de tragos.
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El juego estaba a punto de terminar, era simple, un vaso de ella contra tres de nosotros. No había como perder.
El chico que ahora se que se llama Max, tiró la pelotita pero falló, siguiendo su turno su hermana hizo lo mismo pero la diferencia fue que ella si logró meter la pelota en uno de mis vasos.
Como si fuese la cosa más simple del mundo, lo tomé, pero la verdad es que el vodka ya me estaba haciendo efecto.
Esta vez fue mi turno, y luego de concentrarme un poco lancé la pelotita logrando meterla en el único vaso que les quedaba a ellas. Venus lo tomó entre sus manos y sin apartar su mirada de la mía, se lo tomó sin muchos miramientos.
Listo.
Habíamos ganado.
Podía oír las quejas de la hermana de Max y como este se reía de ella y pasaba un brazo por sus hombros y con el otro la despeinada un poco.
—Señoritas, fue un placer jugar contra ustedes. —les hablaba a las chicas junto a él —mañana te dejo llegar mis trabajos, pulga. Y tú —esta vez se dirigía a su hermana. —Quiero mi auto limpio para el lunes.
Sin decir más se perdió entre las personas, las chicas también se alejando de la zona de juegos y sin quedarme atrás; decidí entrar a la casa por otro trago.
Uno, dos, tres.
Perdí la cuenta de cuántos tragos me tomé.
El primero, por ser un cobarde que no se atreve a hablar con la chica que le gusta.
El segundo, por no poder olvidarla.
El tercero, por querer besarla hasta que el cansancio.
Me levanté del sofá donde estaba sentado y a pasos lentos y torpes subí las escaleras hasta llegar a un pequeño balcón, había alguien allí pero no me importó, necesitaba un poco de aire.
Y sin duda, también una cama, quería dormir.
El aire frío de la noche golpeaba directo a mi rostro, se sentía bastante agradable. No pasaron muchos minutos hasta que la voz de la persona a mi lado se hizo oír.
—Te has pasado de tragos. —era ella, no necesitaba voltear para saberlo, podría reconocer su voz donde fuera.
—Igual que aquella noche. —no lo pensé, simplemente las palabras salieron y sé que ella entendió a que me refería. El silencio se volvió a hacer presente, tal vez un poco de alcohol era lo que me faltaba para atreverme a pronunciar las siguientes palabras. —Te extraño.
—Fuiste tú quien se marchó sin dejarme explicar como sucedieron las cosas. —su voz se había tornado fría, casi mecánica.
Si ya no me quiere cerca, después de todo, es mi culpa por no oírla.
—Quiero saber tú versión. —mis palabras eran simples susurros.
—Dos meses después, ¿eso cambiará algo?. —me quedé callado, no sabía que responder. —Eso pensé.
Se volteó para irse, pero antes de que se alejara de mí la detuve sosteniéndola de su brazo.
—Quiero mi premio ahora.
—¿Qué?. —la confusión en su voz era muy evidente, no le di tiempo a seguir hablando y aprovechando la pizca de valentía que tenía en ese momento estampé mis labios contra los de ella, una de mis manos se posicionó en su cintura atrayendola hacia mi, mientras que la otra sujetaba suavemente su nuca, evitando así que se alejara.
Sus labios estaban inmóviles, no fue sino hasta unos cuantos segundos después que se empezaron a mover al mismo ritmo de los míos, dando paso a un beso necesitado de ese contacto entre ambos.
Después de más de dos meses, sus labios me sabían a la jodida gloria.
—Te necesito, cariño. —dije apenas el contacto entre nuestros labios se rompió.
Capítulo dedicado a mis bebés:
*bobsexfy
*eRratsse
*DancerDanger08
*JennyRoVilches
*VargasJossi
*DaniuskaRey
NOTA: Alan, te amo.
Solo eso diré.
Más dedicaciones en el próximo capítulo, ¿cuándo será? No lo sé, pedo pronto.
Bye.
Un beso grandote 💋
Att: Oriana.
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