⚛Capitulo 53⚛
Debo admitir que no me tomé para nada en serio las palabras de Donovan cuando dijo que nos veríamos pronto.
¿Que tan pronto? ¿Uno o dos meses de por medio? ¿Quizás más, o posiblemente menos tiempo?
Una semana. Esa era la respuesta.
Una semana había pasado desde que hicimos la videollamada cuando de pronto nos despertaron unos golpes en la puerta a las tres de la mañana. Y claro, el responsable de que nos despertaramos a las tantas de la madrugada era nada más y nada menos que mi mejor amigo y primo de mi novio.
¿Es normal que aún no me acostumbre a decir: mi esposo?
Como sea, no me voy a desviar del tema porque eso no es tan importante en este momento, pero sí, el asunto aquí es que frente a nosotros estaba Donovan aún sosteniendo una maleta. Ninguno decía nada, solo nos quedamos viéndonos. Él con una sonrisa bastante alegre y nosotros apenas manteniéndonos en pie debido al sueño.
—Bueno... ¿me van a dejar entrar o no?
Apenas oímos sus palabras nos hicimos a un lado para que pasara, dejó su maleta a un lado de la puerta y luego se abalanzó sobre nosotros para abrazarnos.
—Me hacían tanta falta. —dejó un beso en mi cabeza mientras a Alan lo estrechaba fuertemente entre sus brazos y dejaba unas cuantas palmadas en su espalda. —Y eso que no ha pasado tanto tiempo desde la última vez que nos vimos.
—¿Que haces aquí a esta hora? —preguntó el ojiverde a la vez que empezaba a frotar uno de sus ojos.
—Llegué hace poco, ni modo que me quedara en el aeropuerto a esperar a que se hiciera de día solo para no molestarlos.
—Eso hubiese sido muy amable de tu parte —intervine.
—¿Y quién te a dicho a ti que la amabilidad es mi fuerte? Más bien agradezcan que no los llamé para que fuesen por mi. —rode mis ojos ante sus palabras, pues viniendo de mi amigo es casi seguro que tratemos de sacarnos de quicio mutuamente, y a esta hora es mejor dejarlo pasar si no quiero terminar lanzándole una sartén a la cabeza.
Mi amigo volvió a tomar su maleta y junto a nosotros recorrió el corto pasillo hasta que se adentró en la habitación que ocupó la vez anterior, copiamos su acción y volvimos a la cama, Alan apagó la luz y así en lo oscuro me tomó hasta dejar mi espalda pegada a su pecho, con su respiración haciendo cosquillas en mi cuello y su brazo sobre mi cintura no me fue difícil quedarme dormida de nuevo.
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Cuando me desperté y salí al pasillo lo primero que oí era como cantaban una canción, y aunque lo hacían en voz baja aún así era lo suficientemente audible como para haber hecho que me detuviese en mi ida al baño.
Ahí en la cocina estaba Donovan, de espaldas a mi moviendo algo en la sartén mientras movía su cabeza al ritmo de lo que sea que estuviese sonando a través de sus audífonos, me senté en uno de los bancos de la encimera cuidando de no hacer mucho ruido, no pasó mucho tiempo para que volteara y cuando me vio frente a él como reflejo se echó hacia atrás soltando el salero en el acto.
—Así te quería agarrar, prostituto —lo señalé con un tenedor que encontré sobre la encimera —¿No y que se te quemaba hasta el agua? —acusé haciendo alusión a la vez que Alan salió de viaje y él me pagó para que le hiciera de comer.
—Yo te pagué, ya superalo —dejó los audífonos sobre la encimera y se volteó para seguir con lo que antes hacía.
Me levanté de mi lugar y recorrí el pasillo hasta entrar al baño, hice mis necesidades y tomé una ducha, justo cuando iba a abrir la puerta alguien se me adelantó y abrió desde afuera, por lo rápido que entró hizo que chocara mi frente contra uno de sus hombros y al llevarme las manos al lugar afectado la toalla que antes sostenía cayó al piso dejándome completamente desnuda.
—No sé por qué esto me recuerda a nuestro primer encuentro —al oír sus palabras rápidamente recogí la toalla e intenté cubrirme con ella nuevamente. —¿que sucede luego? ¿Nos volveremos a ver en una cita doble con nuestros amigos? Porque si es así yo quiero volver a besarte como lo hice ese día.
Se acercó a mí y luego de dejar un beso en mi cabeza pasó por mi lado, caí en cuanta de que no me había cubierto totalmente con la toalla cuando sentí como su mano se estrellaba contra mi nalga haciendo que de la impresión me diera vuelta rápidamente hasta quedar nuevamente frente a él.
—Estamos a mano por la palmada que me diste cuando te ayudé a subir al auto.
Se empezó a desvestir para entrar a la ducha y yo salí del baño, esta vez asegurandome de que la toalla estuviera puesta correctamente. Apenas entré a la habitación busqué en el clóset mi ropa interior y tomé un suéter de Alan que combiné con un short de jeans negro. Cuando volví a la cocina mi amigo estaba sentado comiendo su desayuno y frente a él estaban servidos dos platos más. Tomé el mío y fui a sentarme junto a la ventana, la abrí dejando que entrara el aire fresco de la mañana y procedí a comer mientras de reojo le echaba un vistazo al libro que había empezado a leer hace un par de días.
Es impresionante como un conjunto de letras pueden ser tan interesantes que hacen que olvides todo a tu al rededor y solo te concentres en las historia que cuentas esas páginas, en los momentos buenos y malos que viven los personajes hasta el punto de querer saber más, de querer saber como termina.
—Como sigas prestándole más atención al libro y no a lo demás a tu al rededor te aseguro que terminarás comiéndote el plato.
La voz burlona de mi amigo fue lo que me hizo apartar la vista del libro, y sí, efectivamente ya había terminado mi desayuno y aún intentaba pinchar algo inexistente con el tenedor.
Junto a mi estaban los primos, el tatuado observándome de forma burlona y el ojiverde moviendo las llaves del auto para captar mi atención.
—Te pregunté como unas cinco veces que si querías ir con nosotros al supermercado. —dijo Alan.
—Bueeeno... —con pereza me levanté y fui a dejar el plato al lavavajillas —Iré a calzarme algo cómodo y vuelvo en seguida.
Fui directo a la habitación y busqué las cómodas pantuflas que había comprado hace tiempo, me las calcé y volví sobre mis pasos dándome cuenta que la puerta estaba abierta y que los chicos me esperaban apoyados en la pared del pasillo.
—¿Piensas ir así? —Donovan fijó la vista en mis pantuflas al tiempo que hacía la pregunta.
—Así... ¿cómo?
—Con unas pantuflas de vaquita —dijo como si fuese la cosa más obvia
—¿Qué tienen de malo? —me fijé en ellas y moví los pies haciendo que el pequeño cascabel que tenía entre los cuernos sonara —Yo creo que están lindas.
Movió su cabeza en forma de negación y empezó a caminar hacia el ascensor.
—No sé por qué me sorprende si te recuerdo escalando el árbol frente a la ventana de mi habitación.
En vez de responderle apuré el paso y metí mi pie haciendo que tropezara, tuvo que apoyarse de la pared para no caer y cuando se recompuso tiró de un mechón de mi cabello haciendo que una queja bastante audible saliera de mis labios.
—¿Qué le hiciste? —preguntó Alan apenas los tres estuvimos dentro del elevador.
—Tiró de mi cabello —acusé, lo que provocó que Alan le diera un leve golpe en la cabeza a Donovan y luego se acercara a mi para dejar un beso en la mía, acto que me hizo enseñarle la lengua a mi amigo a modo de burla.
Cuando llegamos al estacionamiento Alan quitó el seguro del auto y cada uno tomó su lugar, lo puso en marcha y salimos rumbo al supermercado que estaba a unas cuantas calles del edificio.
Cuando llegamos Alan buscó un lugar donde estacionarse, antes de entrar al establecimiento mi amigo tomó un carrito y yo a diferencia solo tomé una canastilla pequeña. Los chicos y yo tomamos pasillos diferentes, por mi parte me concentré en buscar las cosas de aseo personal tanto de Alan como mías, ya sabía cuáles eran las marcas de los productos que solía usar por lo que no se me hizo complicado dar con ellos.
No sé cuanto tiempo tardé dando vueltas por lo pasillos, pero de pronto me encontré con los chicos en el pasillo de los dulces discutiendo sobre cuál galletas llevar, y por qué unas eran mejor que las otras.
—Rara, di que tengo razón y que las galletas de coco son mejor —pidió Donovan, mientras señalaba las galletas antes mencionadas.
—Cariño, puedes decirle a este simio tatuado que yo tengo razón y que las galletas de chocolate siempre serán mejor —pidió esta vez Alan.
Me les quedé viendo extrañada ante una discusión tan tonta; digo, ¿qué importa cuál galleta es mejor? Tienen suficiente dinero como para comprar cajas de galletas de diferentes sabores, no veo la importancia de discutir por esto.
Sin responderles me acerqué al estante y tomé un paquete de galletas de coco y otro de chocolate y las dejé en el carrito.
—Problema resuelto.
—Ya que yo pagaré me llevaré tres más —mi amigo se acercó a dónde estaban las galletas de coco y tomó tres paquetes que luego dejo en el carrito —¿Falta algo más? —Alan y yo negamos a su pregunta y juntos nos dirigimos hacia la caja.
Donovan pagó la compra y tomando cada uno dos bolsas nos dirigimos al Jeep, ordenamos las bolsas en el asiento trasero, tomamos nuestros lugares y Alan puso en marcha el auto de regreso al departamento.
—Entonces... ¿mañana saltaremos en paracaídas? —Donovan se oía bastante entusiasmado ante la idea.
—¿Saltaremos? ¿de cuántas personas estás hablando? —me di la vuelta en el asiento para tener contacto visual con él.
—De tu amiga y su hermano, de Fabiana y Thomas, además de nosotros por supuesto.
—¿Nosotros quiénes?
Me rehuso a aceptar que me estén incluyendo en sus planes, si fueran otras circunstancias seguro me molestaría porque me dejasen por fuera; pero en este caso específico no quiero que me incluyan.
—Tú, Alan y yo —dijo como si fuera lo más obvio.
Me reí de la manera más sarcástica posible mientras me preparaba para responder:
—Están dementes si creen que yo voy a saltar de un avión con posibilidad de que el paracaídas falle y yo muera.
NOTA: holis✌ solo paso para recordarles que solo queda el capítulo final😁
¿Cuándo lo publico? Ni idea, ni siquiera lo he hecho como tal. Pero no se preocupen que aún quedan los extras, además por ahí se darán cuenta porqué no seguí actualizando Enséñame a vivir.
¿Que dicen, hacemos un Donovan responde?
De igual en las historias de ig (oriaan13) dejaré la cajita de preguntas para que le hagan preguntitas a D😊
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