⚛Capítulo 35⚛
Alan tenía razón, el viaje no fue para nada pesado, y eso se debe a que yo me quedé dormida durante todo el vuelo y me desperté solo cuando oí la voz de la azafata decir que estábamos por aterrizar, y que por favor abrocharamos nuestros cinturones.
Apenas todos tuvimos nuestras maletas salimos de las instalaciones del aeropuerto y tomamos un taxi que nos llevó al hotel. Esta ciudad simplemente era magnífica, como llegamos y ya estaba oscuro; pudimos apreciar lo colorido que era El Strip, y los hoteles... ¡cielos! los hoteles eran uno más impresionante que el otro.
—Llegamos. —el taxi se detuvo frente al hotel, todos nos bajamos y tomamos nuestras maletas cuando nos las entregó el conductor.
—Definitivamente sí que vale la pena quedarme sin mis ahorros. —Fabia, Thomas y yo veíamos asombrados la estructura frente a nosotros, y Alan... bueno, él simplemente nos veía con una sonrisa.
—Los chicos nos esperan en la Suite. —los tres nos volteamos a verlo y él solo soltó una risita. —¿Qué? ¿Por qué me ven así?.
—¿Y como quieres que te veamos?. —pregunté mientras señalaba el lugar frente a nosotros. —¡Alquilaste una Suite en un hotel cinco estrellas! Y no es cualquier hotel, ¡es El Bellagio!.
—Si esto te sorprende, espera a ver con que te encontraras cuando lleguemos a la suite. —dicho esto tomó mi mano y nos dirigimos al interior del lugar.
Si por fuera era magnífico, por dentro estaba a tres niveles por encima de eso, el lugar era... ¡Joder! Simplemente era difícil de explicar lo que mis ojos estaban viendo en este momento. Muchas luces de colores le daban vida al lugar y personas caminaban de un lado a otro. Llegamos hasta la recepción y de inmediato llegó un chico y puso nuestro equipaje en un carro maletero, Alan intercambio unas cuantas palabras con la recepcionista y poco después esta le entregó dos tarjetas y le deseo una feliz estancia. Alan le entregó una de las tarjetas a Thomas y seguimos al chico que llevaba nuestras maletas hasta uno de los ascensores, una melodía bastante entretenida sonó hasta que las puertas se volvieron a abrir nuevamente dándonos una primera vista de la suite donde nos hospedariamos.
El chico dejó nuestras maletas cerca de uno de los sofás y luego se retiró, empecé a observar todo a mi alrededor y me acerqué hasta un gran ventanal, desde esta altura la ciudad se veía genial, pero lo que más me llamó la atención fue el espectáculo de las fuente del hotel donde nos estábamos hospedando, la altura que alcanzaba el agua y lo colorido que se veía gracias a las luces era simplemente impresionante.
Y pensar que con mi sueldo en la biblioteca jamás hubiese podido pagarme un viaje a Las Vegas, ¡y mucho menos hospedarme por varios días en este hotel!.
Cuando me voltee ya todos habían desaparecido de donde estaban, caminé observando todo a mi alrededor y llegué hasta el lugar donde oí varias voces, apenas entré en ese espacio me quedé estática, no podía creer lo que mis ojos estaban viendo. Nuestras miradas se conectaron y una sonrisa apareció en sus labios, caminó con los brazos abiertos hasta llegar junto a mi y me envolvió en un fuerte abrazo.
—¡Rara!. —la diferencia de altura entre ambos era considerable por lo que mi cabeza quedaba apoyada sobre su pecho.
Su corazón latía acelerado, el mío estaba igual.
Nos separamos y pude apreciarlo más a detalle, su pelo azulado estaba alborotado y algunos mechones caían sobre su frente, había cambiado bastante físicamente, vestía una franela básica blanca que se amoldaba perfectamente a sus brazos y torso, y unos pantalones ajustados bastante rasgados.
Algo que me había llamado la atención desde aquella vez en la videollamada fue su tatuaje, y cuando lo vi más de cerca no me contuve y tomé su brazo, con mis dedos recorrí las líneas que cubrían su piel. Ahora podía apreciar mejor ese rayo que se extendía por todo su brazo.
—Me hacían tanta falta. —rodeo mis hombros con su brazo y llegamos a donde estaban los demás. Quedé en medio de mi novio y del chico que después de tantos balonazos se había convertido en mi mejor amigo. Irónico, no?. —¿Que se siente estar entre tus dos personas favoritas?.
—¿Quien te dijo que eres una de mis personas favoritas?. —respondí observándolo con una ceja alza.
—Aunque trates de negarlo sé que aún estoy en el puesto número uno de tus personas favoritas. —bueno, quizá no cambió del todo. Aún sigue siendo un poco egocéntrico.
—En ese puesto ahora estoy yo —le dijo Alan mientras me abrazaba más hacia él.
—Que rápido cambian a uno. —murmuró alejándose hasta tomar una botella de agua del refrigerador.
Alan me llevó hasta nuestra habitación y luego de dejar un beso sobre mis labios nos acercamos hasta la ventana. Él situado detrás de mí, mi espalda chocando contra su pecho y nuestras manos entrelazadas observando todo lo que la altura nos permitía ver. Este definitivamente era uno de mis momentos favoritos.
Estaba junto al chico que me hace feliz, mis amigos estaban aquí, uno de ellos incluso había venido desde Tokio para pasar el cumpleaños de su primo con todos nosotros.
Tomamos una ducha rápida —con unos cuantos manoseos —y nos cambiamos por algo más presentable, en los sofás cerca del ascensor ya estaban los demás esperándonos; por lo que todos entramos en el pequeño espacio cuando las puertas se abrieron y bajamos hasta el restaurant.
Nos guiaron hasta una mesa cerca del escenario donde estaba una mujer interpretando una canción bastante lenta y se podría decir que hasta romántica. Todos tomamos nuestro lugar y poco después un hombre con la típica vestimenta en blanco y negro se acercó a tomar nuestras órdenes, mis ojos casi se salen de su lugar cuando vi el precio de los platillos, todos ordenaron y yo no sabía que pedir por lo que al final terminé ordenando lo mismo que Alan.
—¿Que tal te está yendo en Japón?. —le pregunto mi hermano al peliazul que estaba frente a mi.
—Bastante bien. Mi lugar de trabajo es bastante concurrido por los extranjeros, especialmente las mujeres. No puedo quejarme, una vez al mes siempre tengo una semana libre por lo que aprovecho esos días para viajar a otras ciudades o países.
—¿A cuales has ido ya?. —preguntó esta vez Fabia.
—He ido un par de veces a Corea del Sur, he estado en Seúl y Busán, también he viajado a Tailandia y próximamente pienso ir a Filipinas.
De solo oírlo ya hasta me dio envidia.
—¿Como es tu trabajo?. —pregunté. Tenía curiosidad, de hecho creo que la mayoría en la mesa la teníamos
—El Olimpo es ese lugar donde posiblemente tengas un orgasmo visual por ver a tantos hombres que puedan representar tus fantasías, cada noche hay un tema diferente, pueden ser bomberos, policías e incluso puedes encontrarte con la reencarnación de Zeus.
—O sea que eres prostituto. —a veces no controlo si pienso o digo las cosas, y esta es una de esas veces.
Donovan me mira y soltando una risita responde:
—Stripper, que es diferente.
—¿Pero si eres prostituto o no?.
—No, rara. No soy prostituto, solo bailo y ya. —toma el vaso de agua frente a él y le da un trago. —Aunque si hay mujeres que se me acercan preguntando que cuanto cobro por hacerles una visita a su habitación de hotel.
—Hay algunas cosas que no cambian. —dije haciendo referencia a sus andanzas cuando aún estábamos en el instituto.
—Sé que soy irresistible para ciertas extranjeras, pero no me acuesto con ellas por dinero... lo hago por amor al arte.
Casi me ahogo con mi propia saliva cuando lo oí decir eso, lo vi sorprendida y como respuesta de eso solo obtuve una fuerte carcajada de su parte.
Apenas es la primera noche aquí en Las Vegas y mi amigo ya se a ofrecido a enseñarle a su primo a como bailarme mientras estoy sentada en una silla.
Capítulo dedicado a mis bebés:
*Katydelcid_33
*acr_04
*heidyshe
*bobsexfy
*MarianaRosales686
*Kellyromero851
*Darilanda
NOTA: he cubierto la deuda cierto? Ya con este son tres capítulos en un día.
Por cierto, si le dieron al clavo, Donovan si es stripper.
Ahora sí, nos leemos quien sabe cuando.
Bye.
Un beso grandote 💋
(De parte de Donovan)
Att:Oriana.
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