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⚛Capítulo 1⚛

Esta vez era mi turno, era a mi a la que le tocaba abordar un avión y mudarme a otra ciudad. Yo era la última en marcharme, hace un mes, aproximadamente, Donovan se había ido del país, comenzaría su recorrido por el mundo y su primera parada sería algún país asiático, o algo así había mencionado.

Fabia y Thomas se habían ido hace una semana, habían rentado un departamento cerca de la universidad donde vivirían juntos, eso fue todo un caos, mis tíos se negaron rotundamente al principio pero, si algo tiene ella es poder de convencimiento, aún no sé a que acuerdo llegaron para que mis tíos aceptaran esa idea de ella viviendo con su novio teniendo solo 19 años.

La voz que se oía desde los altavoces me sacó de mis pensamientos, levantandome de mi asiento abracé fuerte a mi madre, a Jay y a Facu, y después de una despedida bastante emotiva con mi madre; tomé mis maletas y caminé hacia la puerta de embarque.

Una mujer joven con un impecable traje estaba recibiendo los boletos de avión y luego de entregarle el mío me permitió ingresar deseandome un feliz viaje.

Caminé hasta mi lugar para tomar asiento, pocos minutos después a mi lado se sentó un pelinegro con cara de mírame y te saco los ojos, el avión comenzó a tomar altura y cuando fue prudente encender los aparatos electrónicos; conecte mis auriculares y puse a reproducir mi playlist, el vuelo sería de aproximadamente una hora, tiempo suficiente para hacerme a la idea de que en un par de días más comenzaría la vida universitaria, lejos de mi familia y sin ningún conocido cerca.

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Sentí como alguien empujaba mi cabeza hacia el lado contrario a como estaba ubicada, abrí los ojos y me di cuenta que el grandote con cara de matón me veía con una ceja alzada.

—¿Acaso crees que yo soy una almohada?. —su voz era grave y muy masculina, se cruzó de brazos y se irguió pareciendo más imponente de lo que ya se veía.

Este sería un buen momento para salir corriendo si no estuviese atrapada en un puto avión.

—N-no. Lo siento, no fue mi intención.

El sujeto se levantó de su asiento y empezó a caminar siguiendo a los demás, justo en ese momento me di cuenta que ya habíamos aterrizado, me levanté y después de estirar un poco mi cuerpo caminé hasta la salida.

Me acerqué hasta la cinta corrediza que traía las maletas y esperé varios minutos hasta localizar una de las mías, cuando la tomé que iba a jalar en mi dirección; alguien más hizo lo mismo pero en dirección contraría, subí mi vista y allí estaba ese sujeto de nuevo, sin ninguna emoción evidente surcando su rostro.

—Esta es mía. —dijimos los dos a la misma vez, me intimidaba pero estaba segura que era mi maleta y no dejaría que se la llevara.

Nuestras miradas se mantuvieron conectadas varios segundos hasta que sentí un jalón en la maleta.

—A ver, godzilla, te estoy diciendo que esta maleta es mía.

El chico levantó la ceja cuando le llamé godzilla y con más fuerza esta vez volvió a jalar la maleta, no me iba a dejar ganar con un tipo que tiene cara de mal follado.

Parecíamos niños peleando por un dulce, él no soltaba la maleta pero yo tampoco, creo que varias personas a nuestro al rededor se dieron cuenta de nuestra pequeña pelea; pero simplemente nos ignoraron.

—Bien, veamos a quién le pertenece la maleta.

—¿Que sugieres?. —no la iba a soltar porque capaz y salía corriendo con ella.

—Veamos el contenido.

Buena idea, ¿cómo no se me ocurrió eso antes?

Dejamos la maleta en el suelo y él se agachó para abrirla y ver de quien de los dos era, revolvió un poco la ropa y tomó una prenda dejándola a la vista de ambos y de cualquiera que se le diera por voltear a vernos.

—Tienes razón, es tuya. —quise celebrar pero me detuve al ver como una sonrisa burlona aparecía en su rostro. —Yo no uso estampados de ositos en la ropa interior. —dicho esto levantó una de mis bragas y la ondeó en el aire como si fuese una bandera, me abalancé sobre él lo más rápido que pude y se las arrebaté, las devolví a la maleta y con un sonrojo del demonio procedí a cerrarla.

Así como llegó se marchó, yo tomé mi maleta faltante y caminé hasta la salida para tomar  un taxi e ir directamente a las residencias de la universidad.

Le dije el lugar al que iría al conductor luego de que me ayudase a subir mi equipaje en el maletero, el trayecto fue silencioso, aproveché para avisar a mi madre a Jay de que había llegado y que estaba en camino a las residencias, intercambié unos cuantos mensajes más con mi hermano y me dispuse a revisar mis redes sociales para matar el tiempo. Una foto de Fabia y Thomas aparecia en mi inicio, pasé el carrete de fotos y  en la última salía ella sonriendo y cargando un par de cajas.

Quién diría que la chica loca a la que no le duraban los novios había encontrado a alguien igual de loco que ella y que se entendían bien.

—Ya llegamos señorita. —la voz del hombre me hizo volver a la realidad, le pagué y luego de tomar mis maletas me despedí con un simple gracias.

Caminé hasta la entrada del edificio de resistencias y después de hacer todo el papeleo con la encargada, me entregaron la llave y me dijeron que el lugar lo compartiría con una compañera.

No me importó, siempre y cuando fuera ordenada todo estaría bien.

Caminé hasta el piso que me correspondía y cuando ingresé me dediqué unos minutos a observar el lugar, una pequeña cocina separada de la sala por una barra, caminé por un pasillo y abrí una puerta que era el cuarto de baño, y frente a esta estaban dos puertas más que supuse serían las habitaciones, intenté abrir la primera pero estaba cerrada con pestillo por lo que fui a la siguiente, entré y estaba casi vacío, a excepción de una pequeña cama junto a la ventana, un clóset y un escritorio, eso era todo lo que había.

Empecé a acomodar mi ropa en el clóset y después de terminar bajé a la recepción a preguntar por las cajas que contenían el resto de mis pertenencias.

La chica estaba por responderme cuando una sombra captó mi atención por el rabillo del ojo, volteé y otra vez era él.

—Godzilla. —saludé con un pequeño asentimiento de cabeza pero no obtuve respuesta de su parte, se limitó a hablar con la chica frente a mí y después de entregarle unas cuantas cajas entre coqueteos, el tipo se marchó y ella por fin reparó en mi presencia. —Vengo a preguntar si ya llegaron el resto de mis pertenencias.

—¿Nombre?

—Venus Kelly. —la chica tecleo algo y luego cruzó una puerta que daba a una habitación y minutos después salió con las tres cajas que contenían mis libros y demás pertenencias.

Las tomé y como pude subí las escaleras sin hacer  un desastre en el camino.

El momento había llegado, era hora de comenzar una nueva aventura.



NOTA: no me aguanté, ustedes saben como soy de impaciente.

Ahora sí, nos vemos quien sabe cuando.

Bye.

Att: Oriana🥀

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