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18


-¿Te puedo hacer una pregunta personal?

Estoy en el coche de Esme junto con su propietaria y la curiosidad brota de mí de forma inesperada mientras conduce hasta la zona donde nos reuniremos con el resto para un entrenamiento prebatalla.

-Claro. –responde con amabilidad.

Ella misma se ofreció a llevarme dado que tenía un encargo cerca de casa y yo acepté encantada. Siempre es bueno pasar un rato con alguien agradable antes de tener que enfrentar a una manda de chucos irascibles. Sé que no los conozco pero tengo tendencia a pensar lo peor de los demás y me los imagino con la misma actitud chulesca que Jacob.

Me recoloco en el asiento del copiloto, intentando encontrar las palabras más correctas por temor a ofenderla.

-¿No te molesta ser la única sin compañero? Quiero decir, no se siente...¿solitario?

Esme tarda unos segundos en contestar pero cuando lo hace, su tono no ha perdido su dulzura.

-Ya has visto lo numerosa que es la familia, es imposible sentirse sola en ningún momento. Ni aunque quiera. –lo último lo dice con un tono divertido que me hace sonreír, más relajada al ver que ha tenido una buena reacción a mi pregunta. –Pero tampoco tengo la necesidad de un compañero.

>>Toda mi vida he estado acompañada. En mi vida humana, elegí a un mal hombre pero tuve un hermoso bebé. Perdí a mi hijo y me perdí a mí misma después.

>>Carlisle me rescató. Me dio esta nueva vida. Me dio al resto de mis hijos. Ambos sabíamos que no éramos compañeros, que no estábamos destinados el uno al otro pero nuestra compañía nos hacía bien, nos ayudaba a paliar el paso del tiempo.

>>Él te ha encontrado a ti. Y no puedo estar más feliz por ambos. Respecto a mí...

Se encoge de hombros antes de seguir hablando mientras enfila el camino de tierra hacia la explanada.

-Estoy aprendiendo a no estar en pareja. Y me gusta. Tengo mi trabajo, mi familia y mi independencia. Estoy totalmente feliz, Carol. –aparca justo al lado del coche de Carlisle y se gira para dedicarme una amplia sonrisa que me hace olvidar que los vampiros son fríos. Esme nunca puede ir en la misma frase que la palabra frialdad. –Pero gracias por preguntar, cariño.


❋❋❋


Los lobos no son tan idiotas como Jacob. Creo porque sólo los he visto en su forma lobuna. Admito que son espectaculares, incluso hermosos. Y dan un poco de miedo, dado que tiene el tamaño de un caballo. Entiendo por qué pueden acabar con los vampiros.

No entiendo su desconfianza patológica que provoca que Edward tenga que hacer de traductor porque todos se niegan a tomar su forma humana. Venga ya, si tienen un maldito tratado con los Cullen.

Pero me olvido de ellos en cuanto veo luchar a los vampiros. Se mueven a tal velocidad que mi vista no puede captarlos pero parece muy muy difíciles de vencer.

Jasper coordina todo como un verdadero general o coronel o lo que sea, nunca he sido mucho del mundo militar. Los demás se lo toman en serio pero también se divierten. Es una manera de aliviar las tensiones de lo que está por venir, supongo. Las humanas sólo nos quedamos sentadas en una roca, observando.

-Admito que Edward es bueno. –le digo a mi sobrina cuando Edward consigue tirar al suelo a Carlisle. Hay una sonrisa tonta de orgullo en los labios de Bella hasta que de repente Carlisle atrapa la pierna de Edward y lo derriba. -¡Já! ¡Ese es mi hombre! ¡En tu cara Edward!

Todos me miran tras mi inesperado grito y yo sólo me encojo de hombros con una sonrisita petulante en el rostro mientras Emmett suelta una carcajada, Bella pone los ojos en blanco con diversión y los ojos dorados de Carlisle brillan divertidos cuando se cruzan con los míos.

Me encanta ser parte de esto.


❋❋❋


-Ha sido divertido. –comento cuando los demás ya se han marchado y Carlisle y yo nos estamos subiendo a su automóvil. Él asiente con una pequeña sonrisa, parece más relajado que horas antes.

-Creo que tenemos posibilidades, al menos con los lobos de nuestro lado. Son un buen factor sorpresa.

-Me gusta ese lado tuyo. –cuando me mira de reojo con una ceja alzada me sigo explicando. –El lado vampírico. No es algo que suelas mostrar todos los días.

-Me gusta ser lo más humano que pueda. –reconoce mientras el coche abandona el lugar de entrenamiento y nos incorporamos a la carretera principal.

-El Carlisle humano es sexy. –comento, arrancándole una risa baja y sé que si se hubiera podido sonrojar lo habría hecho. Me gusta cómo los halagos inesperados hacen sacar de él su lado más tímido, en entrañablemente adorable. –Pero el Carlisle vampírico me parece mucho más sexy.

Me mira de reojo mientras estiro el brazo para que mis dedos acaricien su nuca.

-Carol...

Parpadeo con mi mejor aire de inocencia aunque la actuación nunca ha sido lo mío. Siempre me daban el papel de árbol en las obras del colegio.

-¿Sí?

-Estoy conduciendo. –advierte aunque no hay mucho espíritu en él de batalla, al menos no cuando mis dedos bajan lentamente por su cuello dejando un rastro de calidez sobre la gélida piel.

-Pues deja de hacerlo. –respondo con simpleza y veo un brillo en sus ojos que me provoca un cosquilleo de anticipación en el estómago.

Nunca he amado tanto la zona boscosa que rodea este pueblo como ahora mismo, porque le cuesta apenas un minuto salirse de la carretera y que los árboles nos rodeen, protegidos de ojos indiscretos.

-Técnicamente esto es un delito. –murmura cuando me desabrocho el cinturón y hago que su asiento se eche hacia atrás. Benditos automóviles caros que tienen el espacio suficiente para que me pueda subir sobre él sin que el volante se clave en mi espalda.

-Tranquilo, conozco al jefe de policía. –eso le arranca una risa justo antes de que me apropie de su boca y de que sus manos se afiancen en mis caderas.

Hay algo erótico en el sexo con ropa. No me preguntéis por qué, yo no pongo las normas. Pero para cuando la mano de Carlisle se desliza dentro de mi ropa interior yo ya estoy prácticamente en llamas.

-Deberíamos concertar muchos más entrenamientos. –murmura con sus dedos haciendo que mis nervios se tensasen y que mis caderas se movieran contra él, buscando, necesitando más fricción.

-Debería follarme de una vez, doctor Cullen. –mi voz apenas es un rastro de lo que era hace unos minutos, tomada por el deseo y la necesidad.

Sus labios recorren mi cuello mientras saca la mano de entre mis piernas y un quejido de disgusto se escapa de entre mis labios.

-Siempre tan impaciente. –su voz, baja y algo ronca, es como una caricia más sobre mi piel mientras baja mis pantalones y me alzo ligeramente para alcanzar su cinturón y liberar su erección.

Mi gemido llena el interior del coche cuando se hunde en mi interior de una sola estocada. Sus manos son cómo grilletes en torno a mis caderas y me aferro a sus hombros mientras mi interior se adapta a él.

-Vamos, cariño, muéstrame cómo me montas. –su voz ha pasado la fase de ser apenas un gruñido bajo que manda escalofríos de placer por mi columna vertebral.

Me hundo en sus ojos, que han pasado de dorado a casi negros mientras me muevo sobre él, haciendo trabajar a mis músculos y arrancándole un gemido que es más gruñido.

Si lo hubiera sabido, si hubiera sabido lo que pasaría unos días después, probablemente me habría aferrado a él y jamás habríamos salido del coche hasta llegar a un sitio lejano.

Un sitio lejano y seguro.

Pero no lo sabía.

Ni siquiera Alice lo pudo adivinar.


❋❋❋


Carlisle POV

El campo de batalla se ha convertido en una zona llena de hogueras. El olor de los cuerpos que hemos descuartizado llega hasta nosotros mientras se queman. Los vampiros no huelen como los humanos, su olor es más peculiar, más químico. Siempre ha asumido que es por la ponzoña.

Debería estar feliz. Satisfecho. Ninguno de los nuestros ha salido herido, salvo una lesión menor en Jacob que tendré que atender en cuanto podamos irnos. Carol me espera en casa. Todo está bien.

Pero los Vulturi se acercan hacia nosotros y no puedo evitar pensar que algo va a salir mal. Aro no mandaría a Jane y Alec sólo para una visita sin importancia. Son sus dos adquisiciones más importantes, sus herramientas de tortura.

Todo se tuerce. Me obligo a no cerrar los ojos cuando Jane acaba con Bree, la joven que habíamos intentando salvar. Nadie se escapa de los Vulturi. Es un mensaje alto y claro.

-Los Vulturi no dan segundas oportunidades. –Jane pone en palabras mis pensamientos pero sus ojos carmesí están fijos en Bella. Aún humana. Aún sin cumplir su promesa.

-Hemos puesto una fecha. –asegura Edward pero sé que es inútil, lo sé por la sonrisa que Jane le dedica y por cómo sus ojos viajan hasta mí.

-El amo Aro ha sido previsor. –asegura y procuro mantener mi máscara de calma aunque el miedo empieza a invadirme. –Cuando vosotros cumpláis vuestra palabra, la devolveremos.

-¿A qué te refieres, Jane? –mi voz no tiembla pero noto cómo todo mi interior sí.

La joven que apenas ha llegado a la frontera entre la niñez y la adultez, la eterna adolescente que disfruta con el dolor ajeno, pestañea sin disimular la satisfacción de lo que está provocando en mí.

-Te la devolveremos. –vuelve a desviar la mirada hacia Bella. –Supongo.

Es como si mis sentidos se hubieran apagado. Como si lo viviera todo desde dentro de un agujero. Veo cómo se alejan sin más, cómo mi familia se empieza a organizar. Y yo sólo puedo pensar en una cosa.

Caroline.

Apenas soy consciente de correr hacia su casa. Mi alrededor es un borrón producto de mi velocidad y de mi pánico.

La puerta principal de su casa está entreabierta. No derruida, no rota. Pero esa franja oscura que da paso al interior es lo más aterrado a lo que me enfrento en todos mis siglos de vida.

Es Jasper, que me acompaña y mantiene mi pánico a raya, al menos lo suficiente para que lo siga al interior del hogar de Carol.

El olor me golpea casi como si hubiera sido un impacto físico. El estómago se me revuelve de miedo y de deseo. Sangre. Su sangre.

Miro el fino rastro que conduce hasta un pequeño charco, justo encima de la alfombra blanca frente a la chimenea. Hay cristales a su alrededor, como si alguien hubiera roto algo y se hubiera hecho un buen corte con ello.

-Se ha defendido. –la voz de Jasper está carente de emoción, es analítica. Dejo que mi mirada vague por el salón que tiene claros signos de lucha. La lámpara que suelo usar para leer está tirada en el suelo, el sofá donde Carol siempre se acaba durmiendo está roto, estampado contra una de las paredes.

-No hay suficiente sangre como para que sea una herida mortal. –comento porque la voz ha encontrado de nuevo el camino hasta mis labios pero bien podría haber estado dándole la hora a un desconocido. Mi mente se aferra a los conocimientos médicos que he obtenido durante siglos porque no puedo enfrentar la realidad.

Jasper se acerca a mí, en sus ojos dorados hay lástima pero también firmeza, esa que serpentea hacia mi cuerpo, permitiendo que mis manos dejen de temblar.

-La traeremos de vuelta. –asegura.

Y me tengo que aferrar a sus palabras, a su mano que aprieta mi hombro, porque siento que me voy a derrumbar en cualquier momento.

Se la han llevado.

Aro se ha llevado a Caroline.




¿Dos capítulos en una semana? Sí, he vuelto con esta historia a tope🙈

Se vienen momentos complicados para nuestra parejita y para el resto de la familia Cullen.

¿Qué os ha parecido? Recordar darle amor y comentar si os apetece, nos leemos!❤️❤️

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