12
AVISO: CAPÍTULO CON LENGUAJE SOEZ Y ESCENA SEXUAL. Disfrutad😉
-¿Estás segura de que es esta?
-Absolutamente. Es perfecta, Esme.
Giro sobre mí misma para contemplar el que será mi salón en apenas unos días. Llevamos una semana buscando casa entre la limitada oferta de Forks pero admito que Esme ha sabido encontrar varios tesoros. Aunque ninguna me convencía hasta ahora.
Es una pequeña casa de piedra con un par de habitaciones, una cocina, un salón que hace las veces de comedor y un baño. Además está lo suficientemente alejada del pueblo como para no encontrarme a ningún vecino. Perfecta para mí.
-El pueblo queda un poco lejos, ¿no crees?
Negué con la cabeza.
-Me compraré un coche.
Sus ojos brillan con diversión al mirarme.
-Estoy segura de que a Carlisle le encantaría comprarte uno.
-Ni de broma, no es mi sugar daddy.
Eso le hace soltar una carcajada dulce y musical. Esme es la amabilidad hecha persona. O, bueno, vampira.
-¿De verdad no te resulta raro todo esto? ¿Pasar tiempo con la novia de tu ex marido? –quiero saber mientras ella inspecciona toda la casa, apuntando los muebles que tiene que comprar. Ha insistido en comprarlo ella misma bajo el sólido argumento de que le apasiona buscar en anticuarios y tiendas de segunda mano.
Su sonrisa es tierna cuando alza los ojos hacia mí.
-Tú eres lo mejor que le ha podido pasar a Carlisle. –se ríe levemente ante mi expresión escéptica. –Es diferente desde que estáis juntos. Más...feliz.
Asiento porque no sé qué decir ante el hecho de que le traigo felicidad a un hombre que ha vivido decenas de vidas. Me hace sentir importante y también algo asustada, aún no estoy segura de cuán profundo es el vínculo entre compañeros pero estoy empezando a entenderlo.
-Gracias. –digo finalmente cuando cierro la puerta de mi nuevo hogar. Es de madera y está vieja y tengo que darle un buen tirón para que cierre, pero me encanta. –Por todo.
Esme apoya la mano sobre mi brazo, dándome un cariñoso apretón y su sonrisa ilumina un poco el día lluvioso.
-Eres familia, cariño.
Y siento, por primera vez, que quizás mi familia sea mucho más amplia que sólo Charlie y Bella.
-Se lo tendrás que decir, pronto.
La urgencia de la voz de Bella me hace poner los ojos en blanco mientras remuevo la ensalada con el aliño.
-Tía Carol. –me urge.
-Sí, sí, te he oído. Se lo diré esta noche. –cedo por fin.
He estado evitando la conversación con Charlie, postergando darle la noticia de mi mudanza. La verdad es que no hemos hablado desde la pelea. Él ha intentado algún acercamiento pero lo he conseguido evitar. Hasta ahora.
La cena va bien, todo lo bien que puede ir cuando mi hermano y yo estamos en la misma estancia. El aire se llena de incomodidad. Bella no para de lanzarme miradas e incluso ha intentando darme una patada por debajo de la mesa pero gracias a su torpeza natural ha pateado la mesa, agitando todo lo que hay encima.
-Me mudo.
Charlie se atraganta con el sorbo de agua que acaba de tomar y Bella le tiene que dar unas palmadas en la espalda. Me aguanto la risa de ver su rostro completamente rojo y sus ojos mirándome como platos.
-¿Qué? –consigue graznar.
-Me mudo. Al final de esta semana.
Su rostro cae, es tan fácil de leer; arrepentimiento y tristeza.
-Carol...
-Os dejaré solos. –murmura Bella, recogiendo los platos para llevarlos a la cocina. Su propia forma de escapar de situaciones emocionales, digna hija de su padre.
-No tienes que hacerlo, siento haberme portado así. –sus palabras salen de carrerilla de su boca, como si quisiera poner palabras a todos sus pensamientos. –Es...es este maldito pueblo. Sólo quería que no dijeran esas cosas de mi hermana pequeña.
>>Ya sabes cómo me pongo cuando alguien te hace algo. ¿Recuerdas a Peter?
Frunzo el ceño ante la repentina pregunta.
-¿Mi novio de penúltimo año? ¿El que me puso los cuernos?
Asiente.
-¿Recuerdas lo que le pasó a su coche?
Parpadeo, buscando entre mi memoria.
-Ardió por un cortocircuito en el motor.
-Adivina quién alteró los cables.
La mandíbula se me cae sola ante la sorpresa. Por esa época Charlie ya era policía, apenas un novato que estaba empezando.
-No, no lo hiciste. –pero la risa de sorpresa se filtra en mi voz.
Él tiene la decencia de parecer un poco avergonzado.
-Te cuento esto porque es lo que hago, Carol. Cuando alguien lanza mierda sobre ti no pienso. Eres mi hermana pequeña, siempre lo serás, y a veces se me olvida que eres una completa adulta ahora.
>>Pero si el doctor Cullen y tú vais en serio, bueno, os apoyaré. Ten por seguro que vigilaré al tipo y no dudaré en dispararle si hace algo mínimamente hiriente hacia ti.
>>Pero siempre estaré en tu esquina. Siempre.
Sus palabras provocan que las lágrimas se acumulen en mis ojos y parpadeo rápidamente para apartarlas mientras estiro mi mano sobre la mesa para coger la suya.
-Gracias, Charlie. –trago saliva y una sonrisa débil se forma en mis labios ante su mirada esperanzada. –Aún así lo de irme es algo firme. Necesito mi propio espacio si voy a quedarme aquí a largo plazo.
-¿Te vas a quedar aquí a largo plazo? –ahora parece totalmente esperanzado.
Me encojo de hombros.
-No se está tan mal.
La sonrisa que me brinda me hace sentir que estoy tomando la decisión correcta, no por quedarme en Forks sino por quedarme allí donde está mi gente.
-Te ayudaré con la mudanza.
La voz de Carlisle suena tranquila y feliz al otro lado del teléfono. Estoy tirada en la cama, más feliz de lo que he estado en toda la semana después de arreglar mi relación con Charlie. Carlisle se ha mostrado absolutamente contento de que por fin hayamos llegado a un entendimiento.
-Uhm, eso espero. Nunca diré que no a ver tus músculo en acción.
La risa baja y profunda que me da hace que me muerda el labio inferior. Es una lástima que esté demasiado lejos, porque ahora mismo quiero que esté aquí, en mi cama.
-¿Cómo va la caza? –quiero saber. Es un poco extraño preguntar algo así pero me estoy acostumbrando a su mundo poco a poco.
-Bastante bien. Estaré en casa en apenas unas horas. Te echo de menos.
Sus palabras hacen que en mi estómago aletee unas incómodas mariposas a las que ya me he acostumbrado en parte.
-Yo también te echo de menos. –murmuro. Apenas llevamos unas semanas saliendo pero nunca me he sentido tan segura, tan cómoda, con nadie. Sé que el vínculo místico de compañeros tiene mucho que ver pero, una parte de mí, sabe que me habría enamorado de él de todas formas. Carraspeo para eliminar parte de la emoción. –Y dime, ¿qué llevas puesto?
Su risa se coordina con la mía pero me sorprende cuando contesta.
-Vaqueros, camiseta. –hace una pausa antes de añadir divertido. –Lo siento, creo que nunca he hecho una llamada erótica.
Eso provoca mi risa.
-¿Quién te ha dicho que es erótica, doctor Cullen? ¿No puede tu chica querer saber lo que llevas puesto por pura curiosidad?
-Mi chica. –algo en su tono de voz hace que mi bajo vientre se contraiga. -¿Qué llevas puesto?
-Nada. –respondo con rapidez.
-Ahora la verdad.
Sonrío divertida ante mi nula capacidad para mentirle y dejo vagar la mirada por mi cuerpo.
-Una camiseta vieja que le robé a Charlie hace unos años. Me llega por las rodillas así que es cómoda para dormir.
-¿Y nada más?
-Depende, ¿las bragas cuentan como ropa?
Su gruñido me hace removerme en la cama, repentinamente acalorada.
-Eso es...Dios, me gustaría estar ahí. –confiesa.
-A mi me gustaría que estuvieras. –admito.
Hace tiempo que los besos y las manos furtivas por debajo de la ropa se han quedado cortos. Necesito más de este hombre, mucho más. Pero no tener un lugar propio hace bastante inviable algo más, ni siquiera tengo coche para montárnoslo en la parte trasera. Y, honestamente, ya no tengo quince años. Quiero una buena cama cuando mi hombre me folle.
-¿Por qué?
Su tono es más íntimo, más bajo. El ritmo de la conversación ha cambiado y yo no puedo evitar colar una mano entre mis piernas, poseída por una creciente necesidad.
-Te necesito.
-¿Estás necesitada, cariño? –jadeo ante su pregunta y porque deslizo mis dedos por el interior de mi ropa interior. Su voz es un tono más ronca cuando vuelve a hablar. -¿Qué estás haciendo?
-Lo que tú no puedes. –contesto mientras dejo que mi dedo se cuele en mi interior. Joder, estoy húmeda con sólo la voz de este hombre.
-¿Te estás tocando? –un gemido en mi respuesta cuando muevo el pulgar hacia mi clítoris. –¿Estás deslizando tus bonitos dedos por tu coño?
Oh dios, Carlisle hablando sucio es algo nuevo para mí y descubro que me encanta.
-Contesta, Caroline. –me ordena.
-Sí. –consigo jadear mientras muevo el dedo en mi interior. La vergüenza ha dado paso a algo más natural, más profundo y más antiguo: la excitación. –Tengo un dedo en mi interior.
Escucho su gruñido bajo y sé que él mismo se está tocando, lo que hace que me recorra un escalofrío de placer.
-Añade otro dedo. –ordena con voz ronca. Hay algo en su tono, en su voz, que me hace obedecer. La sensación me fuerza a cerrar los ojos con un gemido bajo. –Buena chica, ahora fóllate con esos maravillosos dedos.
Hago lo que me dice mientras mi pulgar sigue atendiendo a mi clítoris. Siempre he sido dueña de mi propia vida, no he dejado que nadie tome decisiones por mí pero cuando se trata de sexo, me excita un hombre dominante.
Y Carlisle Cullen parece ser la combinación perfecta entre un buen hombre y un jodido mandón en la cama.
-Carlisle...-jadeo porque estoy cerca, noto el orgasmo formándose en mi interior, como una pequeña bola de fuego.
-Más rápido. –me ordena y gimo cuando lo hago. –Tienes que estar preciosa ahí en tu cama, tocando tu bonito coño por mí. ¿Montarás mi mano cuando esté en casa como una buena chica?
La charla sucia me está llevando al límite.
-Sí, joder, sí. –me muerdo el labio inferior con fuerza, intentando retrasar lo inevitable. Lo noto, estoy a punto de dejarme llevar por completo.
-Córrete, Caroline. Ahora.
Es como si alguien hubiera disparado una bengala en mitad de la noche. El orgasmo me arrasa de una manera que nunca lo ha hecho antes cuando me doy placer a mi misma. Tengo que apretar los labios con fuerza para ahogar el grito y no despertar a toda la casa. Suelto el aire en un suspiro tembloroso mientras su propio gruñido de satisfacción llena mi oído.
-Estoy se te da jodidamente bien para ser la primera vez. –murmuro, sacando la mano de mi ropa interior. Noto el sudo en mi frente pero me siento relajada y satisfecha.
Su risa me hace sonreír.
-Cuando vuelva a casa te enseñaré lo que se me da verdaderamente bien.
-¿Es una promesa?
-Oh no, es una amenaza. –bromea.
Y eso me hace soltar una carcajada a mí.
Creo que explorar este lado de Carlisle me está gustando demasiado🙈🙈
¿Qué os ha parecido? Admito que soy algo nueva en explorar las escenas sexuales algo más dominantes pero me encanta hacerlo. Siento que Caroline y Carlisle combina tan bien que lo hacen fácil y natural. ¿Qué opináis vosotres?
Recordar darle amor y comentar, me encanta leeros❤️
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro