43
La salida
El viernes ha llegado, y aunque el inicio del fin de semana suele ser agradable, este día ha comenzado mal.
Luego de una no muy agradable discusión matutina con Belcebú, ambos nos marchamos a sitios diferentes y no nos hemos vuelto a cruzar en todo el día.
Su hermano favorito se ha marchado con él, y Belial ha venido a la escuela conmigo bajo el pretexto de que piensa que alguien debe cuidarme mientras.
Luego me confesó que era una mentira pero a veces era necesario darse un descanso de sus hermanos insoportables.
—¿Sabes? — hablo bajo —. Él me parece... extraño — me refiero a Caín —. Hay algo raro con él.
—Lo hay — confirma despreocupado —. Los génesis siempre son iguales.
—¿Los qué?
—¿Belcebú no te explicó?
—No, sólo dijo que me alejara de él y no tuviera contacto o relación alguna.
—Ah... Belcebú.
—Sí, el mismo — confirmo —. ¿Puedes explicarme algo de lo que tu hermano no?
—Verás — comienza irguiéndose en la silla —. Caín no es...
—Un humano — propongo.
—Sí, eso mismo — confirma para mi pesar, pues ya me había gustado la idea de conocer a alguien que no fuera diferente —. Es un nefilim génesis. Eso significa que es el hijo directo de un caído y una humana. ¿Entiendes?
—¿Quieres decir que es hijo de un ángel?
—Yo más bien diría un demonio — opina.
—¿Por qué Belcebú no quiere que tenga contacto con él?
—Escucha... él y Lucifer no son los dos demonios más humildes que puedas encontrarte. Son algo elitistas y clasistas aunque no lo creas, y... bueno, las razas impuras no son de su agrado. Yo lo sé, es ridículo, y son razones sin fundamentos que no tienes que obedecer en realidad.
—¿Tú crees?
—Yo lo hago de vez cuando — confiesa.
—Él me causa incertidumbre — retomo mirando en dirección al rubio con aspecto salvaje de unas bancas adelante.
—¿El nefilim? — asiento —. Sí, suelen ser presuntuosos y cautivantes. Son llamativos por naturaleza.
—Pero esto es diferente, él... es como si supiera algo que yo necesito saber. Hay algo en su interior que no hace más que atraerme hacia sí...
—Acércatele — soluciona.
—¿Acercarme? — creo que esperaba algo diferente a ello. Una amenaza, una orden de alejamiento, cualquier cosa que me hiciera mantener mi distancia con el rubio.
—Sí, hazlo — confirma —. Quizá eso te sirva para darte tranquilidad.
Yo veo al tipo como alguien que puede darme cualquier cosa menos tranquilidad. No sé, un kilo de droga, o un arma al menos.
—Saldré un momento — decido al no saber que decisión tomar y prefiero salir al baño a despejarme o pensar a solas al menos.
Atravieso el pasillo hasta los baños más próximos. Entro al sitio en silencio esperando escuchar algún ruido que me indique que no estoy sola, sin embargo el baño está desierto.
Mi día no ha marchado muy bien que digamos. Empezando por la pelea con Belcebú, que como siempre ha sido causada por algo sin sentido y no se ha resuelto por puro orgullo.
Ahora sigo intrigada con un tipo del cual tengo "prohibido" por Belcebú y Lucifer acercarme, pero su otro hermano viene a decirme que vaya y le hable.
Me lavo las manos, el agua fría empapa mi piel como filosas agujas y me tengo que secar en la chamarra.
Salgo otra vez y mi mente se queda en blanco de repente.
Olvido todo, por un largo instante no puedo recordar ni siquiera donde estoy parada.
Luego escucho que mi consciencia ordena que baje las escaleras, y aunque no sé precisamente para qué, no puedo pensar en ningún motivo por el que no deba hacerlo
Bajo las escaleras a paso rápido, y justo cuando voy pasando frente a la entrada de los baños del siguiente piso, mi cuerpo es arrastrado hacia el cubículo de hombres.
Quiero reprochar, pero una mano de gran tamaño me tiene la boca cubierta y no puedo moverme.
—Silencio, pequeña — susurra en mi oído y me llena de pánico.
Al frente veo que alguien aparece. Christian entra al baño de enfrente y quien me tiene capturada nos quita de la vista de la entrada.
El sitio luce lúgubre y muy oscuro. Tardo segundos en notar que la luz no está encendida, aunque la oscuridad que nos rodea es más densa de lo que debería.
—¿Haz pensado en ir a la policía? — pregunta el rubio una vez que me ha liberado —. Por lo visto llevas un acosador a la espalda, y vaya que yo no puedo salvarte la vida cada que él te ponga en peligro.
—¿Y para que salvarme ahora? — cuestiono.
—Servicio a la comunidad, quizá — sugiere alzando los hombros y restándole importancia.
—Gracias de nuevo...
—No es necesario agradecerme.
—Tampoco lo sería salvarme y aún así te has tomado el tiempo de hacerlo.
—Y si... — el chico se acerca a mí y sus ojos penetrantes irrumpen en los míos —. ¿Sales conmigo?
—¿Salir contigo? — inquiero con gracias por la repentina invitación.
—No en un plan romántico donde el chico rudo sonsaca a la chica arisca por haberla salvado y así salen en su Mustang rojo donde terminará desvirgándola después — niega divertido esbozando una sonrisa traviesa —. Yo no tengo un Mustang.
No sé si echarme a reír o a correr.
—Bueno, si no era con esas intenciones supongo que no hará falta que lo tengas — pienso.
—Pero tengo una Harley Davidson, sé que esas también seducen chicas.
—Es una pena porque no estoy buscando ser seducida.
—¿Ya me han ganado tu corazón? — no puedo evitar reír ante la pregunta.
—Para tu mala fortuna — confirmo.
—Respeto lo ajeno, pero no vas a negarme una salida de amigos, ¿no?
Y me lo pienso un poco. Quizá no debería aceptar, sé que Belcebú no estará muy contento si hago esto... aunque vamos, qué digo, me he peleado con el monstruo como para tomarme consideraciones para él.
Y aunque no conozco a este otro tipo, la incertidumbre que me ha creado en cuanto sí mismo pide a gritos que acepte.
—¿Y cuándo tienes planeado salir? — pregunto.
—Hmm — mira el reloj de su muñeca —. ¿Qué tal ahora? Están dando las once.
—¿Ahora? No, no puedo faltar a ninguna de mis clases.
—No tendrás falta, te juro que nadie va a notarlo.
—No, me niego a una sola falta.
—Te prometo que no tendrás ninguna, pero acepta salir conmigo — insiste y sus ojos entornados adquieren un brillo que acaba convenciéndome.
—Debo volver temprano a casa — advierto aunque no tengo nada por hacer en realidad.
—Solo dime la hora y estarás puntual — promete.
(...)
Mi viernes mejoró bastante gracias a mi salida esporádica con Caín.
No sé dónde me encuentro, podría incluso pensar que en medio de la nada por la tranquilidad del entorno y el paisaje tan natural y alejado en el que me encuentro, pero tampoco estoy segura de ello.
Para mi sorpresa, he terminado en un sitio infestado de nefilims y carente de algún humano a excepción mía.
Pero es divertido.
Observo cada detalle que puedo de todos los que me rodean.
El primordial es la altura desmedida que tiene la mayoría.
Los tipos tienen un tamaño muy similar, todos alrededor del metro ochenta, sin embargo hay algunos cuantos como es Caín, quienes superan el metro noventa.
La facha de rudos y salvajes la tienen todos, hombres y mujeres por igual.
La única bebida que hay aquí es cerveza. No me consta que lo sea al cien por ciento, pero al menos se le parece, aunque es tan dorada como la miel y con un sabor amargo.
—¿Entonces salir con un demonio es divertido? — pregunta una de las chicas con las que me encuentro.
—Supongo que todos los demonios son muy diferentes, pero al menos el que me ha tocado es divertido — respondo mirando a Caín a lo lejos.
Está acompañado por otros cuatro tipos, tiene en la mano un largo y curvado cuerno donde guarda su cerveza, y no puedo evitar sentirme en un episodio de Game of thrones con todo lo que hay en mi entorno.
Fogatas, una sola bebida alcohólica más amarga que la hiel, tipos con aspectos de salvajes, cuernos largos con pieles como decoración para beber cerveza.
Y más.
Pero a pesar de que su utensilio de beber es un poco ambiguo y salvaje, no se mira ridículo. Puedo decir que incluso le queda bien con todo su vestuario.
—¿Desde cuando conoces a Caín? — pregunta otra chica, y le agradezco mentalmente que haya sacado por mí el tema.
—En realidad nos conocimos hace dos días — respondo.
—¿Dos días? — pregunta una rubia —. Bromeas. ¿Sólo dos? Caín jamás había traído una chica aquí, eres la primera.
—Y decir que se conocen desde antier no hace menos extrañas las cosas — opina la castaña.
—Seguro le agradaste — apunta la otra chica sin dejar claro que las intenciones del agrado del chico por mí sean precisamente amorosas.
—Y vaya sorpresa, no cualquiera suele agradarle a él.
—¿No? — pregunto.
—No — niega la rubia —. En realidad nadie. Él tiene a sus amigos, y creo que se lleva "bien" con todos nosotros. Pero en es una persona selectiva, es prácticamente imposible que haga migas con alguien que no sea un nefilim.
—Un vampiro o un brujo — incluye la otra.
—Y ahora una humana.
—No está mal ser reservado — pienso encogiéndome de hombros —. ¿Tiene hermanos?
Ambas intercambian miradas tras mi pregunta, y parece que la respuesta no quiere salir de su boca.
—En realidad nadie lo sabe — responde la rubia al fin —. Hay... bueno, la verdad es que muchos rumores envuelven al chico, pero seguramente todo es mentira.
—¿Rumores como cuales? — investigo.
—Un día escuché que alguien dijo algo acerca de la edad de Caín — comienza bajando la voz —. Jamás dijeron una cifra, pero oí decir a un tipo que él había sido el primer genesis de la historia.
—¿Qué es esa cosa de ser un genesis? — infiero sin entender el concepto aún.
—Ninguno de nosotros lo es — comienza a explicar la castaña —. Mira a tu alrededor. La mayoría de los nefilim que miras no lo son. Caín lo es. Un nefilim génesis es un descendiente directo de un caído. Es un hijo de un ángel o demonio y una humana. Por eso mismo los llamaron genesis, por ser el comienzo de una nueva raza. Yo no soy una porque mis padres son nefilim. Para ser un genesis necesitas que uno de tus padres sea un caído y el otro un mortal.
—¿Eso significa que Caín fue el primer nefilim del mundo? — pregunto.
—Es sólo un rumor. Ni siquiera creo que eso pueda ser posible. Sé que somos prácticamente inmortales, pero si fuera cierto lo que dicen, Caín al menos se vería mayor. Incluso anciano.
—¿Y no saben nada acerca de su familia? — infiero.
—Ni siquiera tiene familia — discute la castaña —. O se quedó sin ella.
—¿Cómo?
—Escucha, dicen por ahí que... que asesinó a su familia. Según cuentan mató a sus hermanos y madre. Dicen que su padre es uno de los grandes allá abajo. Nadie sabe o tiene una mínima idea de quién es, pero los chismes apuntan a que es poderoso.
¿Qué puede ser cierto? ¿Tiene un padre poderoso? ¿Qué tan mayor es a pesar de tener un rostro joven? ¿Asesinó a su familia...?
Esa última pregunta me pone los nervios a flor de piel. ¿Un asesino? ¿Debería ponerlo en duda? O quizá hacerlo o contemplarlo sería algo prejuicioso por mi parte.
No consigo desviar la vista a tiempo, sis ojos se encuentran con los míos a la distancia, y no puedo evitar sentirme invadida bajo su mirada.
No tengo idea de quién es Caín por dentro, pero veré su verdadero rostro bajo la máscara.
Sacaré a la luz su perversa y densa oscuridad.
_______________
Siguiente actualización, jueves 22. 🔮
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro