Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

33

El club

Bajamos del taxi con prisas, pues están dando nueve veinte y al parecer nos gusta ser puntuales.

Archer ha traído a Daisy con nosotros, es una niña demasiado linda para ser real. Tiene voz dulce, es delicada, amable, y muy divertida. Justo lo que Arch necesita.

Viene vestida con un vestido rosa claro floreado, se ha dejado el cabello claro suelto y apenas tiene un poco de maquillaje en el rostro.

—¿Quién tiene la tarjeta? — investigo mientras atravesamos la acera hacia el club donde hay una larga fila para entrar.

—Yo — informa Belcebú y toma la delantera junto conmigo.

Nos acercamos a la entrada tomados de la mano y extiende el pequeño rectángulo blanco hacia uno de los cadeneros mal encarados. El tipo apenas y desvía la mirada, pero al notar la tarjeta se la quita de la mano al demonio, y tras examinar un par de segundos quita la cadena y nos deja pasar.

Me aseguro de que Archer no se quede atrás y subimos las escaleras hacia las puertas. Una de ellas es abierta por otro guardia y nos deja entrar.

La temperatura del lugar es diferente, aunque también hace calor no hay humedad como afuera, todo está a oscuras y las únicas iluminaciones son las de la barra y las luces que se mueven al ritmo de la música.

Mientras bajamos intento ubicar algún rostro conocido, pero las pocas personas a las que consigo ver no me parecen familiares.

Belcebú me escolta una vez que la gente nos rodea, no me suelta la mano y nos lleva hasta la barra.

Me siento en uno de los lugares vacíos y él se pone junto a mí, se inclina hacia el chico del otro lado e intercambian cortas palabras.

—¿Ya sabes pedir tragos? — pregunto.

—No es la primera vez que estoy en un sitio de estos — explica —. Además, tampoco es tan difícil.

Bueno, no me sorprende escuchar eso.

El tipo regresa y pone dos bebidas iguales frente a nosotros.

—No bebo — informo mientras Belcebú ya tiene el vaso en una mano.

—¿Aradia no bebe? ¿O la fachada inventada que usas no lo hace?

Bueno, quizá ninguna de las dos lo haga.

—No acostumbro hacerlo — digo —. Solo cuando una de las prácticas de la facultad lo amerita, o la última fiesta a la que me obligaron a ir.

—Siempre hay una primera vez — recuerda y bebe todo el líquido de una sola intención.

De acuerdo, no debe ser tan difícil, ¿qué puede pasar? Es solo un trago.

Tomo el vaso con manos nerviosas y lo acerco a mi boca, el olor fuerte me pica la nariz y casi me dan ganas de estornudar por eso.

Si eso hace el olor ya no quiero investigar lo que hará el sabor.

—Vamos, Ari, no vas a quedarte sin lengua — bromea mientras ya le están sirviendo otro.

Puedo hacerlo... puedo hacerlo...

Sin más espera doy un largo sorbo, y lo trago antes de que el sabor fuerte me haga escupirlo.

El líquido me quema la garganta y me quedo con los ojos bien cerrados un largo momento.

—¿Y? — pregunta.

—Joder, ¿quién en su sano juicio toma eso? — me quejo mirando de nuevo.

—Tú — responde poniendo el siguiente trago frente a mí y se termina el sobrante del primero que dejé.

—Ni loca, sabe horrible.

—Solo es el primero, después de eso ya no te sabrá mal — asegura, pero esta vez no creo en sus palabras.

—No quiero.

—Que aburrida eres, Aradia, has venido a un club nocturno a probar su deliciosa agua simple.

Me río de su burla y él sólo se queda sonriendo.

—De verdad sabe horrible, ¿por qué lo toman?

—A nadie le importa el sabor, sólo el efecto que provocará después — dice y sigue bebiendo de un trago cada bebida que le traen.

Pues debe ser un efecto muy satisfactorio como para aguantarse tal cosa.

Me animo a beber por segunda vez, y aunque el sabor me sigue pareciendo desagradable, ahora no siento tanto ardor al tragarlo.

—¿Y bien? — cuestiona.

—Mejor...

—¿Otro?

No lo sé, suficiente me han sido dos en menos de cinco minutos.

—¿Puedes pedir algo que tenga un sabor diferente? Definitivamente este licor y yo no nos llevamos.

—Con que el Whisky no es de tu agrado — observa.

Vuelve a acercarse al chico para pedir algo distinto, y éste asiente tras escuchar la petición.

—Supongo que te gustan las cosas dulces — piensa y bebe su trago —. No te culpo, el Whisky es demasiado seco, al menos para ser la primera vez.

La bebida que pidió es puesta frente a mí en un vaso diferente, pero al menos le veo el mismo color que al anterior.

Lo huelo antes de probarlo, esta vez no siento que me pica la nariz y el aroma incluso es agradable. Doy un sorbo pequeño por si las dudas, y el sabor es dulce, nada parecido al anterior.

—¿Y? ¿Te gusta? — averigua.

—Sabe bien — afirmo, aunque comienzo a sentirme extraña y algo mareada.

—Con que soy bueno adivinando tus gustos... — observa satisfecho.

—Lo eres. Aunque tal vez no es tan difícil de adivinar.

—Todo lo contrario — niega —, eres una persona difícil y muy cerrada, es sumamente complicado saber tus gustos o si algo va a agradarte o no.

—¿Y cómo es que tú eres tan acertado al momento de decidirlo?

—Me lo tomo como un reto — indica levantando los hombros.

—Por supuesto que sí, también a mí me tomas como uno — expreso sin siquiera pensarlo y cuando quiero cerrar la boca ya es tarde, lo he soltado.

Fingiré que no dije nada.

Centro mi atención en la bebida y le doy un largo sorbo mientras Belcebú se voltea hacia mí para mirarme.

—¿Qué? — interpela y mi cerebro busca desesperadamente maneras de escapar de esto.

—¿Qué? — pregunto fingiendo confusión.

—¿Qué dijiste?

—¿"Qué"? — cito mi ultima palabra.

—Antes de eso, Aradia — rueda los ojos.

—Hmm... — finjo pensar a profundidad lo último que dije —. ¿Lo de que eres muy acertado al decidir mis gustos?

—Después de eso.

—¿Dije algo después de eso?

—Te has equivocado de demonio si crees que vas a poder confundirme, Aradia — advierte girando completamente en mi dirección y mirándome con ojos impetuosos.

Rápido, cerebro, ¿cuál es nuestro plan B?

<<A duras penas conseguimos un plan A, Aradia>>. Responde mi consciencia y entro en pánico.

¿Qué voy a hacer ahora?

<<Aprender a mentener la boca cerrada>>. Contesta nuevamente.

Por supuesto, esa es una buena idea para el futuro, pero no soluciona el presente en lo absoluto.

En mi terrible situación brilla una sola idea, la que a pesar de no ser la más inteligente es la única y no tengo más opciones que tomarla.

Tomo el vaso de cristal, y tras sopesarlo por última vez lo llevo a mis labios deprisa, bebo el contenido en su totalidad y me quedo quieta un segundo.

—Sigo esperando una respuesta — insiste inquisidor.

—Cierra la boca — ordeno con voz ronca por la manera en la que terminé la bebida.

El mareo que comenzaba a sentir hace unos minutos se intensifica, siento que la cara comienza a dormírseme y el poco valor que mi ser posee se acrecienta.

—¿Por qué no me respondes? — cuestiona.

—Porque soy lo suficientemente cobarde como para hacerlo, pero ya estoy agarrando valor — contesto poniéndome de pie, y él solo se endereza, pues jamás se sentó —. Lo que dije fue que también a mí me tomas como un reto — al fin le enfrento y su rostro se torna sorprendido —. Y está bien, ni siquiera estoy sorprendida, es más, me vale un carajo que esas sean tus intenciones. ¿Incluso sabes qué? — pregunto acercándome a él y mi rostro casi roza el suyo —. Me alegro que me tomes como un reto, porque voy a ser ese reto inalcanzable que jamás podrás conseguir, y siempre voy a vivir en tu mente como eso que deseaste y nunca pudiste poseer.

Doy la vuelta y me alejo del lugar.

Aunque puedo ir al baño y encerrarme ahí por unos minutos, adentrarme a la pista donde cientos de personas están bailando es mejor idea, pues le va a costar encontrarme si es que lo intenta.

Accidentalmente me topo con Zarah en medio del lugar, ha hecho un circulo con sus amigos y algunos otros compañeros, y bailan muy contentos.

No consigo seguir de largo cuando soy capturada por sus manos.

Me abraza como si fuera su mejor amiga, y siento en sus movimientos torpes que está ebria.

—¡Ari! — me nombra muy contenta y me echo a reír de sus tratos cariñosos —. ¡¿Dónde estabas?! La fiesta está aquí.

—Ya me di cuenta — acepto.

—Hey, toma un poco — le quita una botella de licor a una de sus amigas y lo lleva hasta mis labios.

No consigo negarme a tiempo, y antes de que al menos pueda retirarme, el líquido ya está tocando mis labios.

Mi boca actúa por instinto y termino bebiendo.

Nuevamente siento que me quema la garganta, pues sea lo que sea lo he tragado directo de la botella sin nada que le diluya un poco.

Después de cuatro tragos quita la botella y al fin me libera.

—¿Qué es esa cosa? — me quejo por el sabor tan potente.

—¡Vodka! — responde y comienza a reírse como si hubiera contado un chiste —. ¿Quieres más?

—No, aleja esa cosa de mí — ordeno. Sin embargo, tras dar un vistazo alrededor consigo ubicar a Belcebú acercándose aunque no me ha visto —. Bien, dame eso.

Le quito la botella de la mano y bebo largos tragos apresurados.

Seguramente el demonio está que arde y necesito mucho más valor del que tengo ahora.

Le regreso el licor poco después y me aguanto el mal sabor que tiene.

La risa de Zarah comienza a provocarme diversión y al cabo de un minuto termino riendo con ella sin el menor motivo aparente.

Un chico atraviesa el círculo del lado contrario al que estoy y termina parándose al frente, bailando como el resto e igual de ebrio que todos, me cuesta un segundo identificar que es Roger.

La castaña de mi lado no tarda un segundo en notar la situación, y entre gritos y risas me anima a bailar con él.

Mi estado de ebriedad no me permite pensar con la claridad habitual en la cual evitaría a toda costa estar incluso en este club, y acabo cediendo y bailando (según yo) con el chico.

A pesar de ello, evado a toda costa sus intenciones por juntarme a su cuerpo, y él no lo consigue por el ajetreo de nuestro alrededor.

Me toma de una mano, me hace dar una vuelta, y cuando termino de darla sus brazos me interceptan, dejándome muy cerca de él y dándole total acceso a mi rostro.

No consigo evitar que me bese y mis nervios colapsan. No quiero besarlo, quiero quitármelo de encima pero sus brazos me tienen aprisionada contra su cuerpo, y aunque mis manos empujan su pecho para liberarme no me suelta.

Una mano me rodea el brazo, tiran de el con fuerza y en segundos soy liberada, Roger retrocede luego de ser empujado y cuando consigo estabilizar mi mareo me encuentro con Belcebú.

Oh dios, apiádate de las almas desdichadas que estamos expuestas a la muerte en este momento.

—Si te le vuelves a acercar te arrastraré al infierno, ¿me escuchaste? — amenaza al tipo y entro en pánico.

—Bael, basta — intervengo tirando de su brazo para sacarlo de aquí —. Vámonos, ahora — al fin me hace caso y salimos del círculo formado.

Dejamos a todos atrás y comenzamos a caminar entre el resto de personas bailando.

—¡¿Enloqueciste?! — reclamo.

—¡¿Tú enloqueciste?! — contraataca violento y encarándome —. ¿Qué te pasa? ¿En qué puto momento se te ocurrió huir y hacer todo eso?

—¡Yo no lo besé! Solo quería quitármelo de encima.

—Pues te hice el favor.

—¿Y qué? ¿Te lo agradezco? ¡¿Te doy las gracias por montar una escena cuando sabes que debes de ser discreto y no hacer ningún espectáculo?!

—No monté ninguna escena, ¡hice lo que cualquier novio habría hecho si ve que un imbécil besa a la fuerza a su chica!

Y me deja congelada sin palabras para mi siguiente queja.

—¿Qué has dicho? — interrogo para corroborar lo que oí.

—Ya me escuchaste, no me pidas esclarecimientos.

Y tras darme la espalda termina de salir de la aglomeración y regresa a la barra. 

Me quedo inerte donde estoy. Completamente confundida y molesta por la manera en que las acciones del demonio contrapuntean las advertencias de su hermano y mis pensamientos negativos hacia él.

¿Cuál es la verdad? ¿Qué tan reales son las palabras de Lucifer, y que tan ciertos los comportamientos de Belcebú?

¿Hay una forma de descubrirlo sin tener que ponerse en riesgo?

No.

No la hay. Pero tendré que averiguarlo.

Voy hasta donde se ha sentado y vacilo unos segundos antes de posar una mano sobre su hombro.

—Puede que me haya equivocado — comienzo cuando me mira —. ¿Puedes disculparme?

—Te equivocas — confirma —. No te miro de la forma que piensas ni con las intensiones que crees. Pero eso es algo que yo no puedo explicarte y solo tú puedes descubrir.

—Pues quiero descubrirlo — decido —. Enséñamelo. Muéstrame lo que sientes y me encargaré de comprenderlo.

_______________
Siguiente actualización, martes 29 de junio. 🔥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro