Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

13

Un favor

Veo que el grupo se dispersa un poco, algunos chicos toman fotografías del paisaje, otros se sientan en algún lugar, y a fin de cuentas nos quedamos solos donde estamos sin que nadie nos moleste.

—No estoy entendiendo del todo lo que dices — niego nerviosa por sus palabras.

—Yo sé a donde lleva el precipicio que hay dentro de la caverna — dice —, al infierno. Al lugar del que vengo.

Un escalofrío me recorre la espalda al tiempo que una ráfaga de aire golpea con fuerza el lugar.

El chico no luce como normalmente, se ve melancólico, parece distante y algo desconcertado.

Eso provoca que yo me sienta aún más fuera de lugar, pues ya me he acostumbrado a verlo ser un tipo divertido, fuerte y con temple.

—No sé... no sé qué decir — confieso con pesar —, puedo... ¿hacer algo por ti?

—Sí — responde afirmativamente y palidezco, pues esperaba un no por respuesta y posteriormente resignarme a ser inservible en este tema.

—P-pues bien, dime, ¿qué hago?

Belcebú alza la vista, mira hacia donde el resto de chicos están y parece pensar en algo.

—Aléjalos — pide.

—¿Qué?

—Lo que oyes, aleja al grupo de este lugar, convence a tu profesor de ir a otro lado, necesito que las miradas se alejen de aquí.

—¿Qué piensas hacer? — pregunto algo alterada pero en susurros para no llamar la atención.

—Piensa un momento si quieres escuchar realmente la respuesta.

Hago lo pide, y la respuesta es no, no quiero escucharla, pero más que querer, creo que debo hacerlo.

—Pues no, no quiero, pero de igual manera tienes que decírmelo.

—Voy a entrar.

Me siento mareada y asustada, aunque tenía sospechas de que la respuesta iba por ahí, escucharlo de su propia voz me pone temblorosas las rodillas.

—No — niego rotundamente.

—¿No?

—No.

—¿Por qué no?

—¿Estas loco? ¿Entrar? ¿A esa cueva que tienes claros cordones con un prohibido escrito?

—Las prohibiciones no van conmigo — aclara —, y sí, también estoy loco.

—Sí, eso ya lo había notado.

—¿Puedes hacer eso por mí?

—Bael... es que... esto no... ay, dios, por qué me cayó este loco del cielo — me lamento.

—Porque Rafael me tiró de allí arriba, ahora, ¿puedes hacerlo?

Me quedo pensándolo, pues es una decisión difícil. Muy difícil. Quiero ayudarlo, pero no quiero que cometa una estupidez y se meta en problemas.

Aunque sí, confío en él, confío en que por muy riesgoso que sea el plan que tenga en mente, sabrá llevarlo a cabo exitosamente.

O al menos eso quiero hacerme creer.

—Bien, te ayudaré — acepto con todo el valor que me cargo.

—Hola, pequeños, ¿todo bien? — para mala fortuna de Belcebú y extrañamente maravillosa fortuna mía, Zarah aparece a nuestro lado.

—¿Se te ofrece algo? — pregunto.

—Uy, que genio... sólo quería invitarlos a una fiesta esta noche — explica muy amigable —, claro, sobre todo a ti — se dirige a él.

—Invitas a Aradia o no voy — sentencia.

—Bueno, creí que estaba claro que también lo está.

—Bien, ¿es todo? Hablábamos de algo importante.

—Pues lo siento, no era mi intención. Y sí, es todo, ya le he enviado la dirección a Archer.

—Fabuloso, te lo agradezco — digo tan respetuosa como mi boca me lo permite, pues no quiero perder más tiempo en discusiones ridículas.

Ambos esperamos a que la chica se marche y yo intento averiguar la forma en la que voy a alejar a todos de aquí.

—¿Lista? — pregunta.

—Sí — acepto tras respirar profundo.

—Bien, gracias por esto.

—Belcebú...

—¿Sí?

—¿Volveré a verte...?

El chico me mira a los ojos con rostro un poco sorprendido.

—Tenemos una fiesta a la cual asistir — recuerda con una sonrisa —, no planeo marcharme.

—De acuerdo — acepto asintiendo y dispuesta a dejarlo solo de una vez.

—Además — agrega —, aún tengo cosas por hacer contigo.

Ruedo los ojos y veo que termina riéndose de ello, pero no hay más, regreso con el grupo y me preparo para llevar a cabo ese plan que aún no está hecho.

Me quedo en silencio por un momento, intentando comprender las pláticas que llevan con el profesor y así poder intervenir de manera correcta.

—¿Hay algo por hacer aquí? — pregunto —, algún apunte — especifico.

—Lo mismo de siempre, pero es parte de la tarea — responde el profesor.

—¿Podemos irnos ya? — y por segunda vez no puedo creerme que Zarah esté jugando a mi favor sin siquiera saberlo.

—Pues claro... ¿ya han observado suficiente?

—Sí, creo que deberíamos aprovechar el tiempo para ver lo más posible del lugar. O al menos de la sección — opino.

El profesor asiente, y tras una sola llamada todos los que permanecían alejados vuelven a integrarse al grupo.

—¿Estamos completos? — pregunta.

Miro rápidamente en dirección a donde dejé a Belcebú, y al no verlo por ningún lugar me relajo.

—Lo estamos — confirmo.

—Bien, entonces sigamos, en este lugar hay muchas cosas de las cuales aprender.

El grupo comienza a avanzar de nuevo, y mientras lo hacemos me quedo un poco atrás.

Doy una mirada rápida hacia el lugar donde dejé al chico, y ahí está de nuevo, ha salido de su escondite y veo que salta el cordón que restringe el paso.

Nos miramos y noto que sonríe ligeramente.

Hago lo mismo y regreso la vista al frente, mirando lo que el profesor va señalado mientras da una explicación que no escucho.

Y realmente pensando en algo más de lo que miro.

¿Qué va a hacer Belcebú a aquel lugar? ¿Acaso hay una manera segura de que baje al abismo que ha dicho hay ahí?

Y lo peor es ese detalle.

¿Qué hay ahí?

Esa pregunta ha rondando mi mente desde la primera vez que vine.

¿Qué hay? ¿Cómo es? ¿Hay un fondo? ¿Un final? ¿Cuál es el final?

No lo sé, son preguntas sin respuesta, preguntas que quizá Belcebú podría responder, pero que aún así, jamás podré descubrir por mí misma.

(...)

Mientras tomamos un receso, todos los chicos se han esparcido totalmente.

Algunos han alquilado una pequeña lancha para andar en el lago que está frente a mí.

Archer y yo nos mantenemos sentados en el piso, sobre el pasto verde a la sombra de un árbol. Comemos en silencio mientras el ruido del entorno sirve de fondo, y aunque me lo ha preguntado una sola vez, la que está nerviosa por Belcebú soy yo.

¿Y si el demente se arrojó del precipicio?

La idea me hace un nudo en el estómago y me dan ganas de vomitar.

Mi estado de ánimo de todo este rato ha sido tan variado que he tenido ganas de buscar un psicólogo para hablar.

Estoy preocupada, asustada, intrigada y quien sabe cuántas cosas más. Quiero dejar de pensar en él, pero cada cinco segundos mi mente lo trae de vuelta y no hace más que perturbarme.

—¿Te sientes bien? — pregunta mi amigo.

—Sí — miento —, sólo he estado pensando un poco en...

—¿En...?

—En la fiesta de esta noche — decido —, ya sabes, no me gustan las fiestas, no voy a fiestas. La única a la que he ido fue a la de graduación de la preparatoria, y eso porque mi madre me obligó.

—Fue una buena fiesta — recuerda riéndose.

—No lo fue, te embriagaste con el ponche y cuando te llevé a vomitar al baño un profesor casi nos mata por creer que estábamos follando ahí.

Archer se echa a reír y no hago más que mirarlo mal, pues para mí esa parte fue la menos divertida de todas.

—Bueno, no fue culpa mía, yo no sabía que el ponche tenía ron.

—Quizá ese era el punto de los graciosos que se lo pusieron a escondidas.

—Vamos, Ari, ya es momentos de salir — comienza acomodándose el cabello claro hacia atrás —, ¿no crees?

—No.

—Estamos en la universidad, llevas el promedio más alto de todo grupo y jamás has salido a una fiesta, deberías empezar a hacerlo.

—Quizá eso es lo que me ha dado mi promedio alto.

Pone los ojos en blanco y niega con la cabeza.

—Sí, en parte es cierto, pero creo que ya te pasaste de introvertida.

—Sí, claro.

—Sólo inténtalo — pide —, vayamos esta noche, intenta divertirte y pasarla bien, y si de verdad no quedas convencida no te pediré que vayas de nuevo.

Es algo que en realidad debería de hacer, yo misma me digo lo ridícula que me veo al tener tan poca vida social. Sin embargo aún hay cosas que me siguen atando a mi aislamiento y en ocaciones prefiero mantenerme así.

—Lo intentaré, pero no prometo nada.

—A mí sí tienes que prometérmelo — una voz masculina suena detrás de mi oreja y termino retorciéndome con los escalofríos que me provoca.

—¡Estas aquí! — observo a Belcebú y sin ponernos de pie le abrazo como si fuera mi mejor amigo al cual no veo hace años.

—Vaya, me iré más seguido — piensa y caigo en cuenta de la terrible demostración afectiva que estoy dándole.

Lo suelto enseguida y me tranquilizo de nuevo.

—Sólo... estaba preocupada porque siguieras con vida — enfatizo.

—Sí, claro, con vida.

—Hablo en serio — aseguro.

—Por supuesto.

—De verdad.

—Sí, de verdad, lo sé.

—¿Y a ti qué te pasa? — me dirijo a Archer que está con una sonrisa más grande que su rostro.

—A mí nada — niega, pero sigue con la misma cara.

—Increíble — me quejo, y ahora que el demonio está aquí ya puedo estar tranquila, no se metió en problemas, está vivo y puedo continuar con mi día sin nervios —, voy a comprar algo, ya vengo.

Me pongo de pie y dejo al par sentados. En realidad no tengo nada que comprar, pero no quería las miradas raras de Archer ni cualquier comentario fuera de lugar de Belcebú.

Miro rápidamente a las personas diferentes que venden comida, dulces, y demás, y elijo a una viejecita para comprarle algo.

La mujer me sonríe en cuanto me pongo frente a ella y regreso el gesto igual de dulce.

Tomo una lata de Coca~Cola, busco entre los dulces que tiene algo que me agrade y termino llevando cuantas cosas veo, pues en realidad, además de amar los caramelos quiero hacer más tiempo antes de regresar a donde estaba.

—¿Cuánto es? — pregunto mostrándole lo que llevo mientras intento sacar la cartera del pantalón.

—Setenta — responde tras hacer rápidas cuentas, y metro la mayor parte de las cosas a la bolsa de la chamarra para poder sacar un billete y pagar.

—Quédese el cambio — pido al pagar, y busco un lugar donde hacer escala para seguir evadiendo a los dos chicos que me esperan.

Mi salvación es el profesor Benzon, que está sentado solo cerca de mí mirando el lugar.

—¿Le gusta estar aquí? — pregunto acercándome.

—Pequeña, Ari — saluda saliendo de sus pensamientos y sonriéndome tan agradable como siempre —, sí, me gusta, es de mis lugares preferidos, tiene tantas cosas por ver y descubrir...

—Comparto esa idea — concuerdo sentándome a su lado y abriendo mi lata de soda.

—¿También te gusta?

—Sí, es un lugar maravilloso. Y tan grande que puedes encontrar cualquier cosa. Un zoológico, el palacio, una entrada al inframundo — ambos reímos.

—También hay una supuesta vivienda embrujada — dice.

—Algo he oído de eso... pero quien sabe, también he sabido por algunas personas que es mentira y solo es una historia inventada para hacerle promoción al lugar.

—Sí, también lo he oído — acepta —, pero quien sabe, es otro misterio sin respuesta. Qué tal y es cierto y por no creer los mitos somos devorados por un monstruo.

Me río de la idea, eso sería un poco fatídico, pero para como veo las cosas ahora, sería hasta posible.

—¿Qué me cuentas de tu novio Bael? ¿No odia a Archer?

Las palabras novio y Bael en la misma oración me provocan náuseas.

—Bael no es mi novio — niego con diversión —, es una tontería que se inventó para entrar a la universidad con el pie derecho. Y como ve, se lleva mejor con Arch que conmigo — señalo el lugar con la barbilla donde aún están sentados.

Y noto que están platicando tranquilamente, como si fueran amigos de toda la vida y Archer ya no le tuviera miedo ni ganas de salir corriendo a pedir ayuda a una iglesia.

—Bueno, si me permites decirte algo, no creo que en sí sea cosa de que se lleve mejor con él que contigo. La mayoría de los hombres tienen más facilidad para interactuar con otros hombres que con mujeres, ya sabes, estamos en la misma sintonía y no somos tan versátiles como ustedes para comunicarnos — comienza a explicar algo que es bastante cierto —, pero, he observado bastante a Bael.

—¿Ah sí? — eso no me gusta, ¿acaso nota algo extraño? ¿Tiene alguna clase de sospecha de él?

—Sí, y pienso que está haciendo un esfuerzo por interactuar más contigo. Pero creo que en este caso la que repele al chico eres tú.

—Sí... tal vez un poco — confieso.

—Se ve que Bael es divertido, quizá su energía sea de mayor intensidad que la tuya y no sabe canalizarla exactamente para acercarse a ti.

—Bueno, eso de su energía intensa es totalmente cierto, ya no sé que hacer con él. Tenerlo en casa es igual a tener a un niño de ocho años hiperactivo a tu cuidado.

—Bueno — dice mientras ríe —, entonces haz lo que harías con uno.

—Para mi mala fortuna no tengo hermanos menores como para saber que hacer en ese caso.

—¿Cómo agotas la energía de un teléfono?

—Usándolo.

—Exacto, y entre mayor uso le des más rápido terminarás su batería. Con las personas es lo mismo, quienes no son demasiado activos llevan una vida y actividades tranquilas. Quienes son muy activos llevan un estilo de vida más rápido al resto, con más cosas por hacer al día. Si Bael es tan enérgico como dices, entonces deberías aprovechar eso a tu favor. 

—¿Cómo con qué?

—Búscale algo que hacer en el día. Un deporte ayudaría, sobre todo uno de contacto, podrías intentar con soccer. Aunque si lo ves con mayor fuerza podría ser americano. Quizá hasta baloncesto.

No es una mala idea. Suena muy bien.

—Sí... creo que lo intentaré.

—Tú estás en un equipo de soccer, ¿no es cierto?

—Sí.

—Bueno, seguro que hay equipo varonil, de ser así puedes llevarlo contigo y ver qué tal funciona.

Bueno, eso ya no me agrada tanto, tenerlo en la universidad pegado a mí ya es suficiente como para ahora llevarlo a las pocas cosas privadas que tengo.

Pero si eso me va a traer paz a la vida cotidiana, tal vez pueda hacer el sacrificio.

—Sí, es una buena idea, probaré con ello.

—Y — agrega —, no seas tan dura con él, se nota que le agradas demasiado.

—Le agrada joderme, eso sí que le gusta.

El profesor se ríe, y mientras nos quedamos en silencio miro en dirección a los chicos.

Siguen hablando, Belcebú parece escuchar con atención y me mira directamente antes de que pueda dejar de mirarlo.

¿Acaso hablan de mí?

¿Archer es lo suficientemente traidor como para ir de bocón a contar cosas que no debe?

—Debo irme — aviso —, quien sabe que cosas se están contando estos dos.

_____________
Siguiente actualización, jueves 20 de Mayo. ☀️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro