☞ 𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚 𝙎𝙪𝙗𝙖𝙧𝙪 ☜
Estoy nervioso.
Quedan menos de 45 minutos para la hora en la que me fui a dormir en mi vida pasada, si ese presunto asesino descubre que ya no estoy maldito entonces querrá venir a matarme con sus propias manos. Ya he experimentado la muerte de muchas maneras, pero es imposible acostumbrarse a ella, se pasa mucho miedo, demasiado.
No fue hasta que recibí una señal por telepatía de Rimuru que me levanté rápidamente del suelo mientras conversaba con Emilia. Estaba llegando el momento de la verdad.
El slime usó su habilidad Comunicación del Pensamiento no solo para contactarse conmigo, si no con todas las personas cercanas a la mansión Roswaal, en pocas palabras, un mensaje telepático colectivo. Al parecer, ejecutaríamos este plan de una manera disimulada, porque lo que todos alcanzamos a oír en nuestras mentes fue: "Las sirvientas prepararon la cena, venid al comedor y ayudad a poner la comida".
La última vez no fui así, porque al estar ocupados algunos decidimos negarnos a cenar esta noche. Sin embargo, ante una orden de un ser tan poderoso como él, ni la misma niña taladro de la biblioteca secreta dudaría en acudir al llamado.
Quedaban treinta minutos para la hora de mi muerte, por eso preferí acabar mi lección de magia con Emilia y después salir corriendo con ella para ir a cenar con los demás. Lo de arreglar la mesa ya se ocuparían sus subordinadas.
Fue un grave error no haber ido de inmediato a la mansión.
Acabé mis clases a tiempo con Emilia, y mis esfuerzos no dieron sus frutos, solo aprendí a usar una habilidad inútil llamada Shamak que simplemente se recurre a ella para cegar la vista del objetivo con una bola de humo negra. Ambos descubrimos que mi cuerpo se apegaba más a la magia Yin, un tipo de energía oscura.
Pero eso no era lo importante, pierdo el tiempo explicándoos lo muy mal que se me da aprender. Debíamos apresurarnos, la cena de esta noche será un maldito espectáculo. Me dirigí junto a la semielfa hacia la entrada de la mansión, los prados del exterior eran inmensos, y se tardaban menos de diez minutos en llegar a la edificación. Sin embargo, tampoco me esperé que llegar tarde afectaría a la situación tan gravemente como vi el panorama que tomaba lugar adentro.
La escena se resumía en una de las sirvientas gemelas totalmente paralizada, atenta a lo que un Rimuru Tempest molesto podía hacerles con solo la mirada desde el otro extremo de la zona. Todos los subordinados del slime y el dueño de la mansión observaban expectantes el conflicto, la mesa del comedor estaba volcada y varios cristales rotos yacían en el suelo pulcro de la mansión.
¿Pero qué rayos pasó aquí?
✞ ✞ ✞
Treinta minutos antes.
☞ 𝐍𝐚𝐫𝐫𝐚𝐝𝐨𝐫 𝐧𝐞𝐮𝐭𝐫𝐨 ☜
Rem y Ram colocaban con tranquilidad todos los utensilios en la mesa del comedor de la mansión, Roswaal y Veldora fueron los primeros en entrar luego de tomar unas copas de vino a escondidas de los demás, seguidos de Ultima y Carrera, dos de los Doce Señores Guardianes de Rimuru Tempest, quienes estuvieron compitiendo por ver quién encontraba primero a su jefe sin el uso de ninguna habilidad perceptiva. Finalmente, entro Milim, pero lo que confundió a todos es que únicamente se trataba de ella, no había rastro de Velgrynd o del slime detrás de ella.
— ¿Milim, tú tampoco sabes donde está Rimuru-sama? — le preguntó Carrera, acercándose a ella.
— ¿Y-yo? No — mintió — Creo que estaba en su habitación, tal vez se tarde un poco más en venir, jeje...
— Mh... ¿se encontrará mal...? — deducía el otro demonio primordial de cabello morado.
— Si es así podría hacerle compañía en su habitación y ayudarlo a mejorarse, yo y mi señor, s-solos... — dijo Carrera, pensando en fantasías.
— ¡Mmh! — Milim infló sus mejillas, los celos recorrieron su cuerpo al pensar que ella era la única que le podía hacer carantoñas a su mejor amigo como hizo la última vez — Ya no creo que esté en su habitación, quizá esta dándose un paseo fuera de la mansión..
— ¿Y ahora porque de repente crees eso? — sospechó Última.
— Por nada — desviando la mirada, ocultando la verdad — "Rimuru no es de ustedes, sé que lo quieren usar para complacerse, ¡malditas...!"
...
La verdad era que Rimuru fue a buscar a la dragona verdadera Velgrynd, por un momento tuvo la suposición de que ella decidió dar un paseo por Lugunica, pero no era el caso, pudo percibirla en su cuarto, posiblemente durmiendo en su cama. Así que no tenía de otra que teletransportarse a la habitación de ella, tocar la puerta y abrirla para entrar en esta.
— Velgrynd, vamos a cenar todos juntos, ¿vienes? — preguntó el slime, teniendo pocas esperanzas en recibir una respuesta.
— Mh... no quiero, tengo mucho sueño... — dijo, con una voz muy suave, demasiado somnolienta y con los ojos cerrados.
— Entiendo que no tengas hambre pero si duermes ahora no vas a tener sueño por la noche, ¿me entiendes? Venga, has un esfuerzo — dijo.
— ... ¡No quiero...! Estoy durmiendo... — acurrucándose.
— No estas durmiendo de ser así no me estarías hablando — molestó, agarrándola — ¡Levántate...!
— ¡Mmh...! — resistiéndose.
— "No hay manera, parece que este soñando despierta, según yo recuerdo la última vez este dragón verdadero no hablaba mientras dormía..." — soltándola — "¿La dejo aquí? Tampoco influirá mucho en la discusión de esta noche..." Bueno, lo intenté — marchándose.
— Rimuru-samaa...
— ¿Qué quieres? — volteándose con fastidio — Si vas a dormir entonces no me hables y descan-
Con su terrible fuerza, la dragona humana agarró la prenda de ropa y jaló al Rimuru Tempest hacia ella, probablemente lo confundió con una almohada muy grande, porque cuando este cayó en la su cama esta lo envolvió en sus abrazos para apoyar su mejilla en la cabeza del slime. Este intentó resistirse, avergonzado de la situación.
— ¡Velgrynd, ¿que haces...? suelta-
— Zzz....
— ¿Realmente se durmió...' "¿Y ahora como se supone que salgo de aquí? ¡Ciel, ayúdame!" — dijo Rimuru, sintiendo la respiración de la dragona en su frente.
▪︎ ■ 𝙉𝙞 𝙘𝙧𝙚𝙖𝙨 𝙦𝙪𝙚 𝙩𝙚 𝙫𝙤𝙮 𝙖 𝙖𝙮𝙪𝙙𝙖𝙧 𝙖𝙝𝙤𝙧𝙖, 𝙞𝙣𝙛𝙞𝙚𝙡... ■ ▪︎
— "¿¡Es en serio?! ¡Pero si yo no hice nada!" — pensó, maldiciendo los celos de su amiga — ¡Ahh que fastidio...!
.
.
.
10 minutos antes.
Harto de la situación, el protagonista de cabello azul logró levantar a Velgrynd a la fuerza para llevarla al comedor, esta dejó de resistirse al notar que el slime la estaba cargando entre brazos. Y su sueño empezaba a desaparecer con el paso de los minutos.
— No te imaginaba tan atrevido, Rimuru-sama — dijo, bostezando.
— De qué demonios estás hablando, voy a teletransportarnos con los demás, no malinterpretes mis acciones "qué mente tan perversa... no me imagino lo enojada que estará Ciel..." — pensó, atemorizado — Así que vete despertando, no querrás que todos te vean andando como si fueras un muerto viviente, ¿o si?
— Haz lo que quieras, yo estoy muy a gusto entre tus brazos, mi señor — sonrojada.
— *Suspira* —.
Cuando el teletransporte fue completado, el slime descubrió que fue un mal plan, porque sus subordinadas no estaban del todo contentas de volver a verlo cargando Velgrynd, Roswaal ya estaba sentado en la mesa, al igual que Veldora, que estaba leyendo un manga de un presunto hombre motosierra.
El agobiado rey demonio intentaría no alargar la siguiente discusión para no perder tiempo.
— Rimuru... ¿que estás haciendo...? — dijo Milim, intentando no enfurecerse.
— Hey chicas... — bajando a la dragona verdadera.
— ¡Rimuru-sama, me alegro de verlo, pero que hacia ayudando a esta cosa a levantarse de la cama, preocúpese por nosotras! — dijo Ultima, incomprendida.
— Perdón como que "cosa", soy un ser mucho más fuerte que tu maldito demonio, ten un poco de respeto por tus superiores — dijo Velgrynd, volvió a ser la que era antes.
— Tu tampoco nos tienes respeto a nosotras dragoncita, y no se de donde sacaste que eres más fuerte, cualquiera que no sea un subordinado oficial de nuestro señor será más insignificante que el ganado — dijo Carrera, jugando con su pistola —.
— ¿Estás buscando pelea...? — dijo Velgrynd, provocada.
— ¡Yo siempre busco pelea y dolor! — sonrió con malicia.
— ¿Eres masoquista? — Ultima arruino la escena con esa pregunta.
— ¡No me refería a eso idiota! — sonrojada y preocupada de que su líder malinterpretara las cosas.
— Bueno ya basta — dijo Rimuru, mucho más tranquilo.
Todas las chicas que rodeaban al dios se confundieron con aquel cambio de humor del slime azul, no podían identificar el que, pero algo cambió en el ambiente, ni siquiera aquellas que estaban bajo sus órdenes, las cuales eran Milim Nava y Velgrynd, quisieron rechistar o preguntar acerca de lo que le sucedía al peliazul, más bien, hicieron todo lo contrario, mantenerse calladas, como si estuvieran intimidadas, pocas veces se contemplaba a aquel limo en ese estado.
Y si estaba en ese estado, eso significaba que simplemente debían dejar de lado las bromas entre ellas y... callarse.
— Sentemos para comer — dijo.
Algo que no sabíamos hasta entonces es que las verdaderas intenciones de Rimuru no solo era delatar al asesino de Natsuki, si no hablar sobre un tema mucho más serio del cual no se olvidó desde el momento en el que engulló aquel portal espacio-temporal que contenía a todos los reyes demonios en el Walpurgis: el origen de todas estas brechas espacio-temporales.
...
Como bien era esperado, el momento de la cena tomó lugar en aquella noche oscura, las sirvientas, quienes se encontraban cada una al lado del sillón del dueño de la mansión, guardaban silencio mientras todos los hospedados saciaban su hambre con la apetitosa comida de calidad que prepararon para ellos. Todos menos uno, Rimuru Tempest no estaba comiendo, no era porque nunca estaba hambriento, si no porque esta vez había algo más de lo que se tenía que ocupar.
— "Subaru no llegó aún, supongo que esta vez no empezaremos esto juntos" — pensó el slime — "Bueno, de todas formas, eso me da igual... ¿en qué momento de mi vida no he sido capaz de resolver mis propios problemas sin la ayuda de los demás...? Acabemos con esto"
Con el paso del tiempo, el silencio tan profundo de Rimuru Tempest había contagiado a todos los demás, si el slime estaba callado, todos los demás también lo estaban, seguramente se debía a la constante presión que su presencia ejercía. El líder de la Federación de Jura Tempest estaba preparado para hacer lo que tenía que hacer.
Todo sea por el bienestar de su amigo.
— Roswaal L. Mathers — dijo.
— ... Rimuru Tempest, mi apreciado invitado, antes de decir lo que tengas que decir, debo felicitarte por semejante respeto que te ganaste de tus inferiores — dijo el arlequín, con un buen humor, al contrario del peliazul.
— ... ¿Qué? —.
— Me refiero al comportamiento de todas tus amigas, ¿no te diste cuenta? Quisiste que se hiciera el silencio, y todos y cada unos de tus ayudantes no se lo pensaron y te hicieron caso, a pesar de aveces ser complicadas y difíciles de tratar, siguen siendo conscientes de a quién deben respetar, las educaste de una manera tan efectiva que es hasta envidiable si me atrevería a decir.
— Gracias, supongo — viendo como todas dejaron de comer para proceder a escucharle.
— Disculpa mi interrupción, puedes empezar con tu discurso — dijo.
Sabiendo que ya habrían más interrupciones, el slime empezó a hablar, Subaru todavía no se hallaba en la mansión.
— ... Quería hacerle rememorar acerca de nuestra primera conversación privada — dijo Rimuru — ¿Se acuerda, verdad? Estoy seguro de que si.
— ... Los portales espacio-temporales.
— Bingo, otra cosa de la que debería acordarse muy bien es lo muy rápido que esa conversación transcurrió — entonando en la palabra "rápido" — ¿no le parece raro? Seguramente se deba tratar del problema más importante que estamos encarando yo y mis amigos, los cuales no pertenecemos a tu universo.
Rimuru se levantó de su silla y corrió esta. Indicando que no tenía la intención de volver a levantarse. A continuación, empezó a dar vueltas al rededor de la gran mesa redonda, a paso lento, muy lento. Todas las personas estaban realmente tensas, a pesar de no tener idea de qué hablaba su líder. Quién no parecía estar de buen humor, y lo peor de todo es que el slime estaba encarando al dueño que amablemente les ofreció al estancia a su residencia, sin miedo, algo que nunca sentía.
Porque que el que debería sentir miedo tendría que ser Roswaal, ¿porque? Pues porque no importa si era un invitado, Rimuru Tempest era infinitamente más poderoso que él.
Y la fuerza, tan primorosa como cualquier otra característica de un ser vivo, es la que manda.
— La pregunta es... — caminando — ¿Porque cerrar el tema diciéndome que esperara a la siguiente reunión para hablar más tranquilamente de la composición del gobierno de Lugunica? No lo veía muy ocupado, y tampoco vi a nadie esperando afuera de la sala para también tener conversaciones personales con usted.
— ...
— Recuerdo que dijiste que viste a más individuos emerger de esos portales por lo que salimos nosotros, ¿porque no quisiste seguir hablando conmigo acerca de eso, algo te incomoda o te atemoriza, quiénes eran? Dilo.
— .. Hm... con que esté era tu plan Rimuru Tempest, pensaste en reunirnos a todos aquí con el fin de hablar acerca de aquello en buenas condiciones, admira-
— Contéstame — cortante.
— Supuse que podrías hablarlo tranquilamente con Carrera, ella también proviene de uno de esos portales, ¿no es así? — respondió tan rápidamente como recibió la orden — Soy un hombre ocupado, y también lo era antes de conocerlos a ustedes, no tengo ni idea de quiénes eran aquellas personas a las que vi salir de ellos, ni tampoco tenían la apariencia de ser subordinados de tu reino, pero yo también necesito mi propio tiempo para tratar con situaciones como esta.
— Ya hablé con Carrera, no soy tan despistado como para pasar en alto ese detalle, ¿porque estaría haciendo este discurso si ya tuviera la información que necesito? Ella está igual de perdida que nosotros.
— ... — Carrera, de brazos cruzados, asintió con la cabeza, afirmando que realmente había conversado con su líder.
— *Glup* — Última tragó saliva, intimidada por la actitud de su líder, pero concentrada en mantener el silencio.
— En pocas palabras, respecto a lo que dijiste, te estás agobiando, ¿cierto? — dijo Rimuru.
— Como cualquier otra persona con sentido común — afirmó, tranquilo.
— Sinceramente aprecio que se te haya borrado esa sonrisa falsa que siempre llevas en el rostro — dijo — No me gustan los hipócritas, es la segunda vez que digo eso hoy.
La sirvienta peliazul sintió un escalofrío al escuchar lo último que dijo el slime.
— ¿Pero realmente estás seguro que el poco tiempo que tienes para controlar y organizar tus actividades es lo que te está estresando en estos momentos? — preguntó el peliazul.
— ... ¿A qué te refieres?
— Tu sabes muy bien a qué me refiero, cuando las brechas espacio-temporales empezaron a abrirse en ambos universos estás nos condujeron al vuestro como si de un túnel se tratara, eso fue justamente lo que te estaba explicando en nuestra privada reunión, algo que se me olvidó agregar, y que lo digo por experiencia propia, es que los túneles se dividen hacia nuevas ubicaciones de la linea temporal, como las neuronas de un cerebro, compáralo con una red de túneles de una caverna en la vida real — explicó — Si aquel Benimaru maligno que intentó matarnos a todos apareció justamente hace pocas horas,
eso significa que otra brecha puede abrirse y aparecer con total normalidad, dejando paso a otra maldita versión paralela de mis amigos probablemente capaz destruir el planeta entero si se les antoja hacerlo, supuse que eras lo suficientemente inteligente para saber eso, ¿acaso no es eso lo que te incomoda?
Todos exceptuando al dragón de la tormenta estaban anonadados respecto a semejante revelación, si la teoría del slime era cierta, entonces nunca estarían a salvo. No importa dónde o cuando.
— Los amigos de mis enemigos acaban siendo también mis enemigos, por eso nunca puedo bajar la guardia frente a anomalías como esa, si usted está tan ansioso con ser asesinado por seres de otros mundos, entonces no le contagie ese deseo a sus ayudantes, porque no importa quien sea,
cuando alguien se encuentra con la verdad, cambia mucho, así que te lanzaré mi última pregunta, señor Roswaal.
— ... — frunciendo el ceño.
— ¿Quienes son los amigos de nuestros enemigos, cuáles son?
— ... — pensativo, guardando silencio mientras pensaba en la respuesta a esa pregunta tan abierta.
— ¿Quieres que yo lo señale por ti? — propuso Rimuru.
El arlequín no entendió a qué se refería, asintió con la cabeza, ocultando su inseguridad. Velgrynd estaba atenta al igual que las demás, a excepción de su sobrina dragonoid, quien estaba muy confundida al no comprender la situación. El momento más crucial de aquella noche se acercaba, el líder de la Federación de Jura Tempest cerró el puño y levantó el dedo índice, alzó la mano, y cuando la descendió, todos dirigieron su mirada en esa nueva dirección.
— El enemigo está...
La punta de aquel dedo amenazador estaba señalando a una figura con vestido de sirvienta, gemela, y de cabello corto, azulado y con un ojo encubierto por el gran flequillo que tenía. Con todos esos rasgos descritos, no podíamos llegar a otra conclusión que no sea...
Rem.
— Ahí.
— *Impactada* —.
— ...
— ...
De un movimiento rápido, al cual era imposible reaccionar, Rimuru Tempest chasqueó sus dedos y el estruendo que ocasionó un movimiento tan pequeñito hizo temblar toda la mansión, las ventanas eran lo suficientemente resistentes para soportar el ruido, pero las copas de cristal que se encontraban en la mesa acompañando a la comida se rompieron en pedazos después de recibir la onda de sonido, ninguno de los presentes pudo retroceder al estar sentados, únicamente pudieron permitirse cerrar los ojos, echar la cabeza para atrás y dejar que la repentina corriente de viento sacudieran todos sus pelos.
Rem, quien estaba enmudecida ante el nivel de sonido y la demostración de fuerza del slime, intentó retroceder, sin embargo, algo que ella no podía ver paralizó todos sus músculos, haciéndola incapaz de moverse a su voluntad. Cuando la luz de sol se intensificó, se pudieron reflejar varios hilos conectados los unos de los otros atados a todas las extremidades de la sirvienta. No se trataba nada más ni nada menos que la habilidad Hilo Universal de Rimuru Tempest.
Se aterrorizó, ¿en qué momento el peliazul logró hacer eso?
Ram, asustada de ver cómo su hermana gemela no podía moverse aunque lo intentase, encaró al rey demonio preocupada por lo que este podía hacerle a su familiar.
— ¡¿Rimuru Tempest, que le haces a mi hermana!? — dijo la pelirosada de cabello corto, intranquila.
— Tú... — dijo el slime, ignorando a la hermana — Quieres matar a Subaru Natsuki, ¿verdad?
— ... — se sorprendió.
Siguiente capítulo:
Rem, la hipócrita que odiaba a los hipócritas
꧁༒꧂
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