
꒰01꒱ Strange.
Ese niño es tan extraño...
Habla solo todo el tiempo, mantiene una expresión neutra todos los días, a todas horas, juega con los animales y nunca le responde una sola palabra a alguna persona, ni siquiera a los profesores.
Recuerdo algún día haber pensado que era uno de esos típicos niñatos mal educados como los que van en mi salón, pero aquel pensamiento cambió cuando él hizo una reverencia para saludarme.
Los demás a mi alrededor rieron como si le hubiesen contado el mejor chiste de toda su vida, puesto a que ya nadie tenía modales siquiera, y ninguna otra persona me dirigía una sola mirada que no fuera de desprecio debido a mi nacionalidad.
A excepción de él, aquel día en donde me dio una reverencia y yo no supe cómo responder.
No fue la única vez, a partir de ese momento, todas las veces en las que me encontraba en los pasillos de la escuela por la mañana, me saludaba.
No me decía hola, mucho menos extendía su mano, tampoco me sonreía.
Simplemente hacía una reverencia, con sus lindas mejillas pintándose de un fuerte carmesí, y yo correspondía su saludo.
Tan extraño... y tan tierno.
Recuerdo alguna vez haberle preguntado su nombre, y que éste me hiciera una seña con sus manos para que esperara para salir corriendo a toda velocidad después, y volver de la misma forma, con un papel en sus pequeñas manos.
Me lo entregó, yo lo miré con confusión.
Él no era mudo, tampoco tenía problemas con el idioma, lo había escuchado hablando consigo mismo tanto coreano como tailandés fluidamente, sin embargo, no podía decirme su nombre, porque temblaba simplemente para empezar a hablar.
Abrí el papel con cuidado, y en él vi dibujado un diez.
—No entiendo... —dije mirándolo y él hizo un puchero bajando su mirada, hasta volver a alzarla y apuntar al papel y luego a sí mismo— ¿diez? —negó, pensé un poco más, para volver a responder insegura— ¿...Ten?
Asintió con su cabeza repetidas veces, para sonreír ampliamente. Quitó delicadamente el papel de mis manos, y al darse cuenta del pequeño roce entre éstas salió corriendo con sus mejillas coloradas.
Tan extraño... y tan bonito.
A pesar de llevarnos bien, y pasar una pequeña parte de nuestro tiempo juntos cada día, nunca supe lo que pensaba, no hasta el día de ayer, cuando me detuvo camino a casa de vuelta de la escuela, se paró frente a mí y como nunca antes, me habló, y sin papeles.
—¡Me gusta, Noona!
Corto, sincero y directo.
Y le gano por un año, pero eso no quita que sea más alto que yo.
Aprovechando su altura, tomó mis mejillas entre sus manos, y me robó un beso.
No uno cualquiera, él besó mis labios para luego irse corriendo sin permitirme decirle una sola palabra, como acostumbra hacer.
Sin notar que me dejó con un gran sonrojo en las mejillas y una sonrisa adornando mis labios.
Tan extraño... se robó mi corazón.
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