01
Un hombre que parecia de unos cuarenta vestido con un traje cafe estaba sentado con bastante calma frente a un joven de cabellos azabaches y ojos océano, ambos tenían suaves y cordiales sonrisas adornando sus labios, de pronto la sonrisa del joven se ensacho.
— Señor Takeoshi ¿Qué dice?. — Preguntó con voz calma.
— Señor Hanagaki su oferta parece muy tentadora, sin embargo aún no estoy de acuerdo. — El hombre sonrió sin "pretensiones"
— ¿Eso es así?
— Lamentablemente sí.
— Koko dos millones más. — Pidió viendo directamente al de cabellos blancos vestido de blanco. Kokonoi sin dudarlo agrego la cantidad.
— Oh vaya parece que el señor Hanagaki y yo hablamos el mismo idioma. — Río el hombre.
— Por supuesto. — Takemichi volteó a ver a Inui que procedió a entregar el contrato a el señor Takeoshi.
— Si lo pide de forma tan amable nunca sería capaz de negarme. — Sin más que decir el hombre firmo los papeles. — Con esto dejamos en claro que la policia no tocara a uno solo de los miembros de Tenjiku.
— Lo agradezco señor Takeoshi, como siempre usted es un hombre de palabras.
Ambos se dieron la mano en señal de acuerdo.
— Ah y recuerde que usted firmo un papel de ayuda para una organización criminal, si yo caigo usted caerá conmigo. — Sin mas que decir Takemichi se fue sonriendo y tarareando dejando a un serio señor Takeoshi mejor conocido como el presidente electo de Tokyo.
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— Sanzu si muero porque conduces drogado Izana te matara. — Sonrió Takemichi quitándole la pildora de la boca.
— Tienes razón señor mío. — Sanzu se trago sus protestas, no queria discutir con su jefe ahora.
Los presentes subieron al auto, Sanzu conducía, Kokonoi iba en el copiloto, mientras Inui y Takemichi en la parte trasera, la mision había sido un éxito, ahora podrian regresar a casa a dormir, tenían casi dos semanas sin volver, tuvieron que ir al extranjero a visitar a ciertas personas para cuando por fin regresaban al país ser llamados por Izana para decirles que se reunirian con el señor Takeoshi.
— No me pagan lo suficiente. — Murmuro Kokonoi.
— Que yo recuerde tienes una casa en cada continente. — Se burló Sanzu.
— "Y aún así no me pagan lo suficiente" — Hablo Takemichi copiando a Hajime.
— Así es.
De pronto un teléfono sono alertando a los presentes, Inui respondio con su normal tono neutro, su mirada se volvió aún más fria de lo normal al colgar.
— ¿Quién era? — Hanagaki esperaba que fuera algo tan grande como para lograr esa expresion en el rubio.
— Terano, dice que atraparon a una persona que quería filtrar información. — Los ojos de Seishu no mostraban empatia en absoluto.
— Ya veo, ¿Qué tenemos que ver en eso? Para eso estan los idiotas de los Hatiani. — Sonrio Kokonoi burlón.
— No es información de Tenjiku, es información personal de los altos mandos.
Cuando termino de hablar el auto se sumio en silenció, eso no estaba nada bien, ellos sabían que podían morir en cualquier instante pero había una regla, las familias no podían ser tocadas, ellos eran aparte, sus familias eran sus tesoros, incluso si ellos descendían al infierno, sus amigos y familia debían ir al cielo.
— Sanzu ve con los Haitani tienes diez minutos me da igual cuantas luces te pases. — Sanzu acato las ordenes rápidamente.
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El hombre estaba golpeado, tenia cortes severos en el cuerpo y se removía como de forma desesperada.
— ¿Por qué sigue vivo? — El azabache que iba entrando pregunto a los hermanos.
— Pensamos que debería sufrir. — Sonrió Ran.
— Eso es estúpido. — Dijo Inui.
Takemichi suspiro para caminar en dirección a los Haitani, tomo el arma en manos de Rindou y sin dudarlo jalo el gatillo, el ruido sordo llego a los oídos de todos mientras aquel hombre porfin dejaba de moverse.
— Solo matenlo de una vez. — Los ojos océano no contenian brillo en absoluto, escalofríos recorrrieron el cuerpo de los presentes, aveces olvidaban el porque Hanagaki Takemichi era la mano derecha de Izana Kurokawa.
— ¿Algo más Takemichi? — Sanzu salio del estupor rápidamente.
— Si, traiganme a cualquiera con el que se haya relacionado, quiebrenles la mandibula, rompan sus dedos, amarrenles las piernas y no permitan que toquen el suelo quiero que sean incapaces de hablar, escribir ó comunicarse de cualquier manera posible ¿Entendido? — Esos ojos océano se volvían aterradores muchas veces.
— A sus ordenes. — Los Haitani corrieron emocionados.
— ¿Tú te encargaras? — Cuestióno Kokonou viendo el asqueroso panorama.
— No confió en los Haitani, no para algo tan serio como esto.
— Entiendo. — Respondieron al unisono Koko y Inupi.
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Eran las tres de la mañana, Mikey caminaba de izquierda a derecha asustado, su esposo regresaba a Japon hoy a las once del día, claro que sabía que tenía otras cosas que hacer, pero si no iba a volver lo hubiera llamado como siempre. De pronto la puerta se abrió revelando a un cansado Takemichi.
— Mitchy. — Corrió a abrazarlo.
— No me abraces vine tan pronto como termine, debo darme un baño. — Sonrió apenado.
— Hueles a pólvora y sangre. — Aseguro despues de acercarse.
Takemichi río, caminando al baño.
Manjirō sabia a que cosas se dedicaba su esposo, lo sabía desde mucho antes de casarse, incluso desde antes de empezar a salir, pero no le importaba él estaba perdidamente enamorado de su héroe llorón y siempre lo estaría.
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El matrimonio estaba acostado abrazandose.
— ¿Por qué seguías despierto? — Cuestiono abrazando con fuerza al rubio.
— No podía dormir, estaba preocupado. — Mikey sabía que algo debe pasar así que le permitio abrazarlo fuerte.
— Perdón, surgió un problema. — Respirar el aroma de Manjirō era su mejor calmante. — Tengo miedo de algo te pase.
— Estoy bien. — Con dulzura acaricio su cabello.
— Hoy alguien suizo filtrar información personal de los altos mandos, estaba aterrado, tenia tanto miedo de que algo te pasara, tú no debes verte involucrado en estás cosas. — Su voz se quebraba. — No entiendo como él cielo fue tan bueno como para dejar que una persona como yo esté con un ángel como tú — El pecho de Mikey comenzo a sentirse mojado.
— Mitchy yo estoy bien, el cielo siempre quiso que estuvieramos juntos, te amo desde el día en que me salvaste, incluso cuando yo me podia defender, el dia que vi tu sonrisa por primera vez, te amo tanto Mitchy, mi héroe llorón. — Levanto el rostro de su esposo y deposito un suave beso.
— Yo no te merezco, perdí a mis padres cuando era niño, luego conocí a Izana y en vez de intentar rehacer nuestras vidas creamos algo aterrador como Tenjiku. — Su rostro se tallo en la pequeña mano de Mikey.
— Esta bien, yo estoy bien con cualquier decisión que tomes.
— Luego nos reencontramos y egoístamente te pedí que te quedaras a mi lado. — De nuevo había lagrimas en los ojos océano.
— Me quede porque quise, nadie me obligo, me case contigo porque te amo ¿Entiendes Mitchy? — La sonrisa en los ojos ónix calmo al azabache.
— Manjirō te amo, te amo tanto, si algo te pasara me volvería loco. — Por fin las lágrimas escurrieron.
— Yo tambien te amo Takemichi, te amo tanto como tienes idea. — Beso los ojos océano de forma suaver.
Sin darse cuenta ambos se quedaron dormidos, estaba cansados, arrepentidos de ciertas decisiónes, pero sin lugar a dudas estaban felices de estar juntos pues se amaban tanto que los problemas siempre pasaban a segundo plano.
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Me gusta mucho la idea cambiar así sus personalidades, volverlas contrarias del otro.
Incluso aunque está historia diga capítulo único lo mas probable es que tenga mas capítulos. Me gusto mucho esta idea.
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