Epílogo
«...Y las hermanas declararon que todo había sido premeditado por...»
Mi cuello ardía de dolor y me pregunté el por qué estaba sumergida en una oscuridad. Esas palabras que oía provenían de un hombre serio, pero ni mi padre ni el señor Cooper tenía una voz tan gruesa.
«El asalto se produjo en Canadá cuando la ciudad dormía, alrededor de las tres de la madrugada»
Touche, era el informativo. Abrí los ojos y me encontré con el techo blanco de mi sala. Saqué mi brazo de debajo de mi cuerpo y me froté el cuello, donde había usado de almohada, el apoya brazos. Había estado sumergida en una linda siesta. Me voltee como pude, pues había dormido alrededor de unas cinco horas en ese sofá destartalado que mi padre no quería cambiar. Busqué con la mirada el mando del televisor y fui cambiado de canales con los ojos entrecerrados. Si mi intención era buscar algo que ver, estaba fallando en su totalidad.
No había nadie en casa, excepto yo. Mis padres habían salido con los Cooper a almorzar, pues era fin de semana ¿Recuerdan? Esas salidas que siempre hacían, o nos reuníamos en un hogar... Bueno, esta vez decidieron ir a un restaurante sin adolescentes. Gracias.
Ryan al parecer había visitado a un amigo y se quedaría con él durante todo el día, así que no pude decir nada, debía dejarlo vivir y respirar. El gran problema era yo.
Esta semana había resultado incómoda.
Cuando llegamos del viaje, lo primero que hice fue comunicarme con Gerty. Como era de esperar, me insultó hasta quedarse sin habla por no poder llamarla y luego se emocionó por mi inesperada relación con Ryan. El fin de semana estuvo tranquilo, incluso intentamos vernos con él lo mayor posible, pero justo cuando el Domingo llegó, preparé lo necesario para comenzar la escuela, hasta que comunicaron que las reformas no habían terminado y tendríamos una semana más de vacaciones.
Feliz, pero aburrido.
Ryan vino a casa varias veces, pero siempre con mis padres presente, pues tampoco esperábamos hacer nada fuera de lo normal, aunque sí necesitábamos un poco de intimidad. Mi padre no ponía buenas caras a pesar de que había hablado con él. Celos de padre, pero de todas formas, la pasábamos bien. Incluso Ryan me compró un móvil aun cuando le había dicho que no lo hiciera. Era bonito y nuevo, pero intenté devolvérselo. Parecía costoso.
Claro que terminé quedándomelo luego de que no lo aceptara de regreso.
Me contacté con Bruce y decidimos que nos mantendríamos comunicados de ahora en más. Era mi mejor amigo y pensar en que podía perderlo como lo había hecho antes, me entristecía. Ahora estábamos más unidos que antes a través de Skype.
Pensándolo bien, decidí llamarlo para matar el tiempo.
Abrí mi bendita computadora que tanto había extrañado e ingresé al programa. Desee que Bruce estuviese conectado para sí hablar con él, pero para mí mala suerte, no estaba. En cambio, la foto de Alisson tintineó en mi pantalla. Sinceramente, me costó bastante saber que era ella, pues no la tenía agregada y había recibido un mensaje de su parte explicando de quien se trataba. Acepté sin preámbulos y al instante me lanzó una video llamada.
No titubee y acepté. Claro que después de verme reflejada quise matarme, pues acaba de despertar y estaba más cerca de protagonizar la obra del Rey León que parecer una adolescente normal. Sin embargo, solo me acomodé el cabello y me dejé estar. Era Alisson, no un extraño.
Apareció en la pantalla con una habitación detrás de ella. Al parecer estaba en la suya. La envidié sanamente. Sus paredes traseras estaban cubiertas de un empapelado a franjas rosas y blancas verticales mientras que en su cama había un acolchado rosado y almohadones por doquier. Una habitación de ensueño para cualquier adolescente. La mía era un completo desastre comparada con la suya.
-¡Amy! -gritó a través del programa.
-Tanto tiempo -murmuré en una sonrisa, sarcástica.
-Sí, no ha pasado mucho por más que lo pareciera -dijo.
-Es cierto, siento que hasta mis huesos requieren de la reserva ¿Puede ser posible eso?
-Quizá no sea solo la reserva, sino todo lo que has vivido en ella...
Y me dejó que pensar.
-En fin ¿Cómo has comenzado la escuela?
-Aún no lo he hecho, se han atrasado con el mantenimiento y aquí estoy, más aburrida que un hongo. Mañana comenzaré ¿Tú lo has hecho?
-De eso quería hablar. Ya hace unos días que he comenzado y... Creo que nunca me ha ido mejor -masculló sonriente.
Nunca había creído poder ver ese estado de ánimo en Alisson.
-¿En serio? Ya cuenta...
-Creo que lo que has dicho ha sido de muchísima ayuda. Quizá jamás pueda superar a Paul, pero sí puedo recordarlo como algo que en algún momento de mi vida me hizo feliz, por lo tanto, no dejaré que mi vida se detenga por algo que no terminó bien. Me he estado relacionando con muchas personas que jamás había estado hablando antes. Creía que eran simples idiotas, pero en ese momento ¡Todos eran idiotas en mi mundo! y eso ya no es así, ahora he abierto mi cabeza para cosas nuevas y conocido mejores personas que las de antes.
Me alegré realmente por ella y asentí.
-También me he permitido hablar con otros chicos...
-Eso es genial -le dije.
-Sí, creo que uno de ellos está interesado en mí, así que tendré que ver que hacer porque no me disgusta para nada -dijo guiñándome el ojo, pícara.
-Realmente me alegro por ti, Ally -dije con toda la sinceridad que pude reunir.
-¿Y tú? ¿Ya lo has hecho con Ryan?
Enrojecí por la pregunta inesperada y mi corazón latió con intensidad mientras me alejaba un poco de la cámara y tomaba una bocanada de aire.
-¿Qué? -pregunté, pensando que había oído mal.
-Que si tú y Ryan han tenido... -la corté antes de que pudiera decirlo y yo morir de la vergüenza.
-No... Sería demasiado apresurado y ahora tenemos cosas más importantes por las cuales pensar...
-Amy, sabes perfectamente que eso es importante.
-Lo sé, pero... Aun no es momento -contesté para terminar el tema.
-Cualquier duda puedes preguntármelo... Y no, no es que yo sea una experimentada en ello ni nada por el estilo, es solo que puedo ayudar en lo mental y tus miedos.
Asentí en una sonrisa. Ambas sabíamos que no íbamos a ser amigas pero ayudarnos mutuamente servía.
-¿Cómo se encuentran ustedes dos? No veo a Ryan por allí...
-Está de visita en lo de un amigo, pero en general, venimos bastante bien -murmuré, extrañándolo.
-Oh, ya veo ¿Qué estabas haciendo? -preguntó.
-Durmiendo.
-¡Amy! -gritó regañándome.
-¿¡Qué!?
-¿Tienes un tiempo más para disfrutar de tus vacaciones y las desperdicias durmiendo? ¿Por qué no sales con tus amigas?
-Tengo una sola y está en casa de su abuela. De todas formas, mis vacaciones siempre fueron así, solo la reserva Roshmore consiguió que estuviera activa en esta época.
-Y siempre terminamos con la reserva. Jamás la olvidaremos.
-No, debemos volver en cuanto podamos.
Quedamos en silencio rememorando y luego volvimos a hablar. Tocamos muchísimos temas y mi intención de matar el tiempo se transformó en una manera muy divertida de hacerlo. Alisson era muy divertida ahora.
Pasó alrededor de una hora y observé el reloj. Ya había oscurecido y Alisson se encontraba recostada en su cama mientras que yo tenía mis piernas en indio sobre el asiento. El teléfono comenzó a sonar y detuve la conversación por un momento. En el indicador de llamadas, aparecía el nombre de mi madre.
-¿Hola?
-Amy, oye, en diez minutos estaremos en casa.
-Bien.
-Ah, y viene la familia Cooper a cenar.
-¿Qué? ¿A cuánto me has dicho que estaban?
-Diez minutos.
-Ok, adiós.
Sin pensar, corrí hacia la computadora y me despedí explicándole brevemente a Alisson mi situación, probablemente la volvería a llamar en esos días. Apagué la máquina, acomodé en dos minutos el pequeño desorden que había realizado en la sala y corrí a mi habitación. Menos de diez minutos para prepararme y estar presentable.
Abrí mi armario y saqué una blusa verde clara y unos jeans ajustados. En realidad, había sido lo primero que había tomado pero sin detenerme me vestí a la velocidad de la luz. Arreglé mi cabello lo más que pude, un poco quemado por el sol del verano pero controlable en fin y me coloqué un poco de maquillaje, pues mi cara de dormida no era fácil de esconder. Supe que volví a correr hacia la sala con desesperación para sentarme en el sofá y simular que ya estaba allí hace rato cuando al llegar al último escalón de la escalera, choqué con un cuerpo muy reconocido.
Ryan.
Observó hacia abajo y extendió su sonrisa, aquella que me volvía completamente loca.
-¿Qué haces aquí? -pregunté confundida y a la vez deseosa por rodearlo con mis brazos.
-Hola Amy, estoy muy contento por verte ¿Cómo has estado? Yo bien, gracias por preguntar -dijo imitando mi voz, demasiado chillona para mi gusto.
-Hola tontito -murmuré mientras mis labios se posaban en su mejilla y me colgaba de su nuca en putillas de pie. Él era muy alto... Bueno... Mejor dicho, yo era bastante baja.
-Estoy aquí por la cena, si eso responde a tu pregunta...
-¿Ce...? -no terminé la frase, pues me voltee y encontré a los Cooper y a mis padres, observando la escena con ternura, como si toda la vida hubiesen estado esperando por ello-. ¡Hola!
Me separé un poco y saludé a todos. Era extraño. Hacía casi un mes que todos no venían a casa, y la última vez que lo habían hecho y se habían quedado a cenar, Ryan y yo nos "Odiábamos" en su totalidad. Ahora, lo único que había eran besos y abrazos.
Le expliqué a Ryan que no tenía idea de que vendrían a cenar hasta hace no menos de diez minutos, por lo tanto, estaba un poco sorprendida. Tampoco había creído que el viniera, así que era una felicidad doble.
Una vez que todos estábamos sentados en el comedor esperando nuestra comida, les mencioné que me había contactado con Alisson a través del mágico Internet. Algunos preguntaron cómo se encontraba, otros en donde estaba y también preguntaron por Brian, que según ella, estaba disfrutando sus últimos días de vacaciones, pues iba a la misma escuela que nosotros.
Ryan estaba sentado a mi lado, por lo tanto, me tomó de la mano y comenzó a acariciar mis nudillos. Mi padre y el señor Cooper comenzaron a discutir sobre cómo habían estado los New York Yankees, algo sumamente natural en cada reunión. Ryan se sumó a la charla, sin dejar de acariciarme y observé cuan compenetrado en la charla estaba.
Mi madre y la señora Cooper se encontraban en la cocina, hablando, así que lo más correcto me pareció ir con ellas.
-Iré con las mujeres, ya vuelvo -dije, besando su mejilla.
Caminé por el salón hasta llegar a ellas, que hablaban de la escuela y su mantenimiento sin terminar.
-¡Amy! ¿Tú qué opinas sobre ello?
-No lo sé, creo que ha sido mejor... quiero decir, más vacaciones ¿No?
-Y más tiempo con Ryan... -dijo la madre de él, codeándome en broma.
Solo reí en broma con un deje de nerviosismo mientras me apoyaba en la mesada. Habían ordenado pizzas y aún no llegaban; si se atrasaban, quizá conseguíamos comida gratis.
-¿Te soy sincera? -me dijo la señora Cooper, poniendo su mano en mi brazo y mirando con complicidad a mi madre-. Siempre deseamos y creímos que ustedes dos estuviesen juntos.
-Pero... Nos tratábamos como agua y aceite ¿Cómo podían creer algo así?
-He pescado a Ryan en muchos momentos... -admitió su madre.
-¿A qué te refieres?
-Hay filmaciones que lo pillan... cuando tú no lo notabas, él siempre te estaba observando con esa mirada tan perdida y profunda, siempre me había extrañado que tú no lo notaras -esas palabras fueron como unas flechas directas al corazón que me decían a mí misma "Eres una despistada de primera"-. Pero como su madre, yo sí podía notarlo. En tus cumpleaños, siempre se apresuraba para llegar por más que lo quisiera ocultar. Intentaba parecer indiferente ante ti y decía todas esas cosas, y por más que le hablara y dijera que no te tratara así, nunca me hizo caso... No sé por qué.
-Él creía que a mí no me gustaba -dije riendo bajito.
-Ya veo... Era obvio que el chico iba a caer a tus pies.
Reí ante el comentario de su propia madre.
-Por cierto... Esas filmaciones... -mencioné.
-Las tengo guardadas, aunque no sabría decir si funcionan -murmuró mi madre, pensativa.
Se tomó de la barbilla y caminó hacia la puerta de la cocina, solo sacando su cabeza por ella.
-Cariño ¿Sabes dónde están las filmaciones de Amy y Ryan?
No oí lo que mi padre respondió, pero mi madre puso una expresión triunfal cuando se volteó hacia nosotros.
-Fue a buscarlas -señaló hacia la sala.
Verme de pequeña iba a resultar nostálgico, así que me preparé mentalmente.
Pasaron alrededor de otros diez minutos hasta que el timbre resonó por toda la casa, pues la pizza había llegado. Al final, comimos en la sala frente al televisor, donde se reproducían videos de Ryan y yo.
-¡Recuerdo eso! -gritaba él, al mismo tiempo que mi rostro aparecía delante del lente. Una imagen horrorosa, pues ocupaba toda la pantalla-. Querías taparme para que no apareciera.
Reí ante ello, pues no lo recordaba. El video cambió repentinamente hacia uno de mis cumpleaños. Ninguno sabía cuál era, porque todos comenzaron a sacar cuentas; de todas formas, nadie le prestó más atención a eso porque quedaron helados analizando la imagen.
Ryan y yo nos estábamos dando la mano.
Estaba delante del pastel y él se encontraba a mi lado, cantando la canción de cumpleaños... y me daba la mano ¿En esa época la acepté? Ambos parecíamos muy feliz, y para colmo, nadie se daba cuenta de ello, pues un globo tapaba nuestras manos, aunque esa cámara la tomó. Mi madre comentó que la que filmaba era mi tía, por lo tanto, no le prestó atención a esa escena. La señora Cooper se levantó y levantó los brazos.
-¡Lo sabía! ¡Lo sabía!
-¡Viva nosotras! -gritó mi madre abrazándola entre festejos.
Ryan y yo nos miramos pálidos, porque ninguno de los dos recordábamos haber hecho eso, y por nuestras alocada y anormales madres.
-Iré a tomar aire... -mascullé, caminando hacia el patio trasero.
Sabía que Ryan me seguiría, pues no era la única que quería escapar de esa humillante escena.
Una vez que abrí la puerta y el viento nocturno impactó sobre mi cuerpo, sentí relajación. Cerré los ojos, recordando la reserva, sintiéndome a kilómetros de mi hogar. Unos brazos me atraparon por la cintura y me elevaron del suelo. Claramente sabía quién era. Besó mi cuello, haciendo que me dieran cosquillas y que pataleara para que me suelte entre risas.
-Sabía que te gustaba de pequeños -susurró en mi oído una vez que detuvo las cosquillas.
-Juro que no lo recordaba, pero puedo decir que "algo" sentía por ti.
-Ese "algo" era amor puro y alocado que te hacía soñar conmigo y tener poster con mi rostro, lo sé, seguramente abrazabas la almohada creyendo que era yo.
Reí y fuerte. Me sentí tan segura y divertida que se me ocurrió una gran idea, tan nostálgica como tentadora.
-Espérame aquí, mi amor puro y alocado -le dije sarcástica.
-¿A dónde vas? ¿Irás a buscar los posters con mi rostro?
Continué caminando entre risas hasta el galpón y saqué mi pelota de fútbol americano ya demasiado gastada. Esa pelota había hecho una unión entre nosotros; si lo pensaba bien, con ella habíamos podido hablar por primera vez. También había conseguido nuestro beso en la reserva con la apuesta... Vaya, tampoco había pasado mucho tiempo de ello.
Corrí hasta él y le lancé la pelota, que si no fuera por sus buenos reflejos le hubiese dado en el rostro. La atajó con las manos y elevó su sonrisa.
-Así que quieres perder, boba -dijo haciendo alusión a los videos en los que él me decía eso.
-Claro que no perderé, cara de piedra -respondí poniendo los brazos en jarra.
-Ya veremos.
Jugamos, una y otra vez, bajo la luna, despidiendo las vacaciones de la mejor manera. Hacía tanto tiempo que no jugábamos fútbol americano en mi patio, que lo había disfrutado demasiado, sudando y jadeando por correr por todos lados, echados en el pasto observando las estrellas, tal y como habíamos hecho en la reserva Roshmore.
-Me has ganado dos juegos.
-Y tú solo uno, perdedor -murmuré.
-¿Sabes qué?
-¿Qué? -pregunté.
-Quiero la revancha.
-Y la tendrás -dije, besando sus labios.
Al fin y al cabo, esa semana aburrida se había convertido en asombrosa por tan solo Ryan en un abrir y cerrar de ojos.
-Te amo aunque seas un perdedor -le grité cuando volví a ganar el partido.
-¡Quiero otra revancha! -tan solo gritó, con esa sonrisa que tanto me encantaba.
Al final, ganó él, como siempre lo había hecho conmigo.
En simples palabras, me ganó a mí y a mi despistado corazón.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro