Capítulo 5: "¿A este que le picó?"
No recomiendo correr por el bosque en pijamas, muchos menos hacer enojar a Ryan y nunca, estar medio dormida cuando suceden los dos puntos anteriores.
El sol me daba de lleno en el rostro y nublaba mi vista. Podía sentir los pasos de él, por detrás de los míos y eso me producía ganas de reírme sabiendo en los problemas que me había metido, aunque debes en cuando, volteaba por sobre mi hombro para saber a cuanta cercanía me encontraba de él.
Corría a paso intermedio porque si lo hacía más rápido, iba a terminar impactada en el suelo, así que no iba a apresurarme. Miré de un lado al otro y tuve una maravillosa idea... Ir a lo alto de un árbol. Se me daba bien eso de treparme y jugarle bromas a la gente que pasaba por debajo cuando era niña con mis primos y por si se lo preguntan, sí, era una pequeña traviesa, por eso, ahora se me hacía muy fácil subirme a uno. Busqué entre tantos y cuando lo escogí, corrí hacia él. Intenté subirme lo más rápido que pude, antes de que el chico cara de piedra con bigotes me detuviera. Observé hacia abajo, tenía que ver la cara de Ryan cuando no pudiera hacer nada porque claramente, él no se subiría a uno ni en sueños.
Minutos más tarde, él se encontraba mirando desde abajo, con su perfecto rostro ya limpio. En cambio, yo estaba sobre las ramas del viejo árbol, con un poco de barro en mis zapatillas sin atar gracias al poco tiempo que tuve para escapar de él.
-¿Qué haces allí arriba? ¡Baja ahora mismo!
-¿Por qué te enojas tanto? Te quedaban bonitos los bigotes, deberías agradecerme en todo caso.
-¡Ya baja! -gritó aún más molesto.
-Oblígame.
-¿Qué te obligue dices? -se pasó la mano sobre el rostro, demostrando que estaba llegando a su límite.
-No bajaré... Además, tú no puedes hacer nada porqué apenas subes un árbol y ya comienzas a asustarte.
-No es mi culpa tener miedo a las alturas.
Si, lo tenía. Recuerdo aún que cuando éramos pequeños, alrededor de unos trece años, él intentó subir a un árbol en forma de competencia conmigo y no lo pudo hacer. Más tarde, luego de haberle rogado que me explicara el porqué, lo confesó todo y fue por un simple miedo a las alturas. Desde aquel día, puedo asegurar que se arrepiente de habérmelo contado, ya que lo molesté durante todos estos años.
Iba a contestar alguna burla a su comentario pero me detuve al sentir un zumbido cerca de mi oreja. Me giré exasperada ¿Qué había sido eso? Me volví hacia Ryan olvidando aquella situación sin importancia. Probablemente había sido el viento.
-Ya puedes irte si quieres -le dije dedicándole una mirada desafiante.
-No hasta que bajes de ese maldito árbol.
-Bien, quédate todo el día allí abajo porque no me rendiré a no ser que subas por mí.
Otro zumbido en mi otra oreja ¡Vaya! Esto me estaba poniendo de pelos y aún no sabía que era.
-Hey, en serio que sabes cómo perder el tiempo -me burlé.
-No vivirás por el resto de tu vida allí O'Donnell.
-Claro que no pero tú tampoco esperarás por el resto de tu vida, Cooper -dije dándole énfasis a su apellido en forma de burla.
En ese momento se sintió el tercer zumbido. Algo no andaba bien y no podía percatar de dónde provenía. Giré a ambos lados pero no encontré nada, solo podía ver las hojas, ramas y un gigante panal de abejas... ¿Un panal? Sí, tenía uno gigantísimo a mi lado con millones de abejas revoloteando a su alrededor. Comencé a desesperarme. No les tenía miedo a esos insectos pero con solo imaginarme que alguna me picaría, me paralizaba. Comencé a palidecer. Como si tuviera poderes psíquicos, las abejas se acercaron a mí ¡Maldición!
-Eh... R-Ryan...- comencé a hablar tartamuda.
-¿Bajarás? ¿No era que no te rendirías? -preguntó cruzándose de brazos aún sin darse cuenta de la situación.
-Y-Yo... H-Hay... Ab... Picar... -intenté hablar pero las palabras no salían porque las abejas ahora se encontraban rodeándome. Quizá eran unas cinco abejas, pero estaba aterrorizada, pues pronto se acercarían más.
-Oye... ¿Qué te sucede?- preguntó extrañado desde abajo. Al parecer había notado mi pánico.
-A... Ab...
-¿Qué?
-Hay ab...
-No te entiendo, habla más fuerte.
-¡HAY UN PANAL DE ABEJAS A MI LADO! -su rostro se tensó. Podría jurar que su mirada cambió totalmente.
-Oh, no...- se descruzó los brazos y caminó hacia el árbol rápidamente.
-¡Necesito tu ayuda! ¡Me picaran millones de abeja si no me apresuro a bajar! -¿Cómo darse cuenta de que estaba presa del pánico? Simple, le pedí ayuda a Ryan y eso era algo que ni en un millón de años luz haría.
-Maldición... -despeinó su prolijo cabello y luego de unos segundos de silencio, me clavó fijamente la mirada y respiró profundo-. ¡Lánzate!
-¿Qué? ¿Estás loco? -uno de los insectos me rosó y me tensioné.
-Hazlo, lánzate que yo te atraparé.
-Ni en broma.
-¡Debes confiar en mí O'Donnell!
-No confío en ti y nunca lo haré -grité enfadada.
-Elige... o lo haces o mueres picada por las abejas -su mirada me fulminó. Sabía que no iba a morir, pero pasar mis vacaciones picada no iba a ser algo de lo cual querer recordar.
Volví a mirarlo, ahora con los insectos a centímetros de mí. Asentí y él me indicó que me lanzara. Tenía la suerte de que no estaba tan alto como para tirarme. Cerré mis ojos y sentí que algunas se posicionaban en mi cuerpo. Eso me impulsó a saltar.
Abrí los ojos lentamente y caí en la cuenta de que estaba perfectamente bien. Eso sí que había sido un buen susto. Miré a mí alrededor y noté que ya estaba a nivel del suelo pero antes de que pudiera levantarme, sentí que algo se movió debajo de mí hasta que oí que alguien gritó mi apellido. Miré hacia abajo y me encontré con su rostro a centímetros del mío. Estaba sobre él y ambos nos encontrábamos llenos de barro en nuestras prendas. Quedé paralizada durante unos segundos por el perfecto rostro varonil que tenía en frente del mío. Tenía que aceptar que era guapo a pesar de su mal carácter.
-¿Te quitarás de encima mío? -preguntó sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué? ¡Oh, claro! -no era una posición muy bonita la que se produjo, pues era un poco... Bueno, imaginen, él sentado y yo a horcajadas.
-¿Estás bien? ¿Te ha picado alguna abeja?
-Salté a tiempo -respondí casi en un murmuro.
-Bien, ahora muévete -quedé en el suelo mientras él se levantaba y sacudía la tierra de su ropa.
Aun no asimilaba que Ryan me había salvado, viniendo de él, lo más normal hubiera sido que me abandonara allí pero no... Simplemente me salvó. Mientras se pegaba golpecitos en su ropa para limpiarla, noté que se tomó de su espalda.
-Eres tan pesada que me he lastimado con el impacto -sí, acababa de arruinar la poca esperanza que se había formado de pensar en que podía ser buena persona conmigo.
-¿Te has hecho mucho daño? -pregunté olvidándome a regañadientes de aquel "Eres tan pesada" para ayudarlo. Se lo debía.
-Claro que sí ¿Crees que voy a estar de maravilla luego de que alguien me cayera encima?
-Bueno, es solo que...
-Vamos -me cortó.
Comenzó a caminar y lo seguí. Iba a replicar porque no me había dejado terminar de hablar, hasta que sentí una molestia en mi rodilla, por lo que no dudé en detenerme y fijarme. Acaba de caer de un árbol y ya me extrañaba estar ilesa. Al acercarme, noté una mancha morada alrededor de mi pantalón del pijama, eso no era nada bueno. La levanté y vi un corte, nada profundo. Al menos no dolía mucho y parecía ser algo leve. Así que me limpié y continué.
Cinco minutos más tarde, aparecimos en la misma zona donde yo había caído.
-Estamos caminando en círculos, Cooper.
-Cállate, yo sé a dónde estoy yendo.
-Sí, claro...- señalé el panal de abejas de antes.
-Bueno, puede que haya caminado en círculos pero era solo porque quería pasear.
-A mí no me engañas, acepta que "El perfecto Cooper" se equivocó.
-Tú... -lo interrumpí.
-Sígueme a mí.
Comencé a caminar, haciendo oídos sordos a sus comentarios cuando mi rodilla de un momento a otro, comenzó a arder. Le quité importancia, debía llegar a toda costa a donde estaban los demás.
-¿Cómo sabes que estas yendo por el camino correcto? -preguntó por detrás mío.
-No lo sé, siento que es por aquí.
-¿Es una broma?
-No te preocupes, sé muy bien que llegaremos.
-Me vuelves loco O'Donnell.
-Lo se Cooper, y eso me hace feliz.
Volteó la vista molesto y reí por lo bajo mientras pisaba hojas secas.
-Ahora mi pijama de los Looney Tones quedó arruinado -comenté luego de un silencio.
-Al menos te comprarás uno decente.
-Error, tú me comprarás uno quisiste decir.
-¿Yo? ¿Te obligué a que subieras como un mono rabioso al árbol? No, así que no me eches la culpa a mí.
-Si no me subía allí ¿Qué me ibas a hacer? Estabas corriendo detrás de mí.
-Podrías haber hecho otra cosa que colgarte de allí ¿No? Piensa un poco O'Donnell.
-Lo hago tonto... Además, no solo me debes un pijama nuevo, sino que también un móvil -puso los ojos en blanco. Todo esto me resultaba cómico.
-No te devolveré nada, recuerda que en ambas situaciones tú participaste... Piénsalo de este modo, si no fuera por tu estupidez crónica, nada hubiese resultado de esta manera -gruñí por lo bajo y continué mi camino.
Bien, ahora la gracia se había esfumado.
~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~*~
-¡Es por aquí te he dicho! -gritó él.
-¡No! ¿Acaso no has notado que caminamos en círculos cada vez que vamos por allí?
-Oh, dios, esto me está superando, hace media hora que estamos caminando... Se suponía que tú sabías que íbamos a llegar.
-Lo creía pero me has distraído y me perdí.
-¿No puedes aceptar al menos un error?
-Eres el menos indicado para decirme eso.
-Yo acepto mis errores.
Reí sarcástica en voz muy alta. Caminé unos cuantos pasos por delante de él y me paré en seco al notar mi descubrimiento.
-Hey, ven un momento.
-¿Y ahora qu...? -quedó sin palabras luego de ver el bonito lago frente a nosotros.
Era un paraíso natural. Tenía ganas de ir hacia el agua cristalina y zambullirme o mojar mis pies.
-¿De dónde ha salido todo esto?
-Es bellísimo -agregué aún atontada.
Sin decir ni una palabra, me acerqué a ella. Quedé al lado del borde, cerca de un gran tronco acostado en el césped y Ryan me siguió.
-Es tan... Tranquilo este lugar -murmuré respirando el aire puro y sentándome en el tronco.
-Lo sé.
-Este lugar me ha quitado todo la molestia que tenía, así que no peleemos -respondí de un modo tan calmo que él no se sintió atacado.
-Bien.
Caminó unos pasos, más alejado de mí y se sentó en la tierra seca. Por mi parte, remangué mi pantalón y dejé al descubierto mi herida. No aguantaba mucho más el dolor que había estado conteniendo en todo el trayecto. Mi pierna llamó la atención de Ryan.
-¿Cuándo te has hecho eso?
-Ah, cuando caí del árbol -dije despreocupada.
-Pero has estado caminando por media hora... Te lo habrás hecho luego sin darte cuenta.
-No, lo tengo desde que me lancé -volví mi vista a mi pierna.
-¿Te has estado aguantando?
-Sí pero qué más da, el hecho es que ya estamos aquí y mi pierna puede descansar.
Me levanté de allí y me acerqué al lago. Esta vez, remangué el pantalón de ambos lados e introduje mis pies en aquella agua templada. Limpié mi herida y luego de unos largos diez minutos, esta dejo de doler.
-Es como milagrosa -murmuré aliviada.
-¿Estás mejor?
-Sí... Espera ¿Estás preocupado por mí?
-No, simplemente no quiero sentirme obligado a cargarte durante todo el camino.
-Eso fue cruel... -iba a continuar pero estaba tan relajada que no quise arruinar el momento.
Caminé por el agua hasta llegar frente a Ryan. Él estaba sentando en la tierra mientras que yo estaba en el agua, así que le di una patada a esta con la pierna sana y todas las gotas de agua quedaron sobre él.
-¡PERO QUE! -se levantó en seco y se quitó su calzado.
Segundos después se adentró al lago, empujando el agua hacia mi rostro con mucha fuerza. Bien, estaba toda empapada y mi pijama favorito de los Looney Tones estaba hecho un desastre. No iba a quedarme de brazos cruzados, así que me armé de fuerza e intenté tirar mucha más cantidad de agua que él. Luego me la devolvió y me entró a los ojos haciendo que yo chillara. Entre la oscuridad por mantener mis ojos cerrados, oí una hermosa risa. Quedé atónita pero me apuré a refregarme los ojos para poder abrirlos. Cuando lo hice quedé en blanco. Ryan estaba riendo muy divertido.
-Deberías haber visto tu cara -continuó mientras se agarraba del estómago.
-Al menos conseguí que rieras -dije en un guiño.
-¿Qué? -quedó estupefacto.
-Te has reído Cooper, merezco un premio.
-Yo...
-No importa, no dejes de hacerlo, creo que es lo único que me gusta de ti -rápidamente le regalé otro chaparrón gigantesco.
No contestó a lo que le dije enviándome otro chaparrón de su parte. Se lo agradecí. Estaba arrepentida, había hablado de más. Comprendí que le había dicho que me gustaba su risa y eso era algo que debía guardármelo. Por suerte, ambos ignoramos mis palabras y continuamos jugando con el agua durante un largo rato.
Más tarde, nos encontrábamos echados bajo el sol, exhaustos. Nunca creí que me iba a divertir tanto con él. Observé mi pierna que ahora solo tenía una marca, era solamente eso, una marca sin dolor. Observé a Ryan que estaba todo empapado a una distancia que no era ni muy cerca ni muy lejos.
-¿Sabes? -dije en un tono divertido.
-¿Qué? -se volteó hacia mí.
-Creo que este verano no va a ser tan malo como creía.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro