Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 29: "Slender Man..."

Y allí estaba, dando vueltas en la cama con los ojos bien abiertos. Mientras, Alisson parecía dormir como un ángel en plena oscuridad. Desde la ventana se podía apreciar todo el bosque, hasta la luna que golpeaba sobre el vidrio y hacía que un resplandor de luz la sobrepasara. Era hermoso.

¿Ahora entienden? Estos detalles me hacían distraer y no me dejaban dormir.

Observé el reloj de la mesita de noche. 3:46 de la mañana. Wow, que emoción, nótese el sarcasmo. Me rendí, dándome cuenta de que era estúpido intentar forzarme a cerrar un ojo y observé a Alisson; era perfecta y muy bonita hasta cuando dormía. Aún no podía creer que fuera de esa forma tan cruel conmigo. 

Quizá su pasado la hacía de esa forma... Pensar en que además debía averiguarlo, me ponía los pelos de punta, pero era eso a continuar con la tortura en los últimos cuatro días.

Ahora que lo notaba, estaba pasando por ese momento en la noche en el cual lo único que haces es analizarte a ti misma y pensar en todo lo que sucede. Me di cuenta de que ya era jueves. El domingo partíamos y el lunes siguiente volveríamos a la otra tortura... No, no Alisson... La escuela; por lo tanto, debía disfrutar todo lo que pueda estos últimos días e intentar que ella no termine por sacarme de mis casillas.

Una sombra apareció entre la luz que proyectaba la luna y me alarmé, haciendo que me olvidara de mis pensamientos ¿Existían los hombres lobo? No, eso era muy demente, pero no podía ser ninguno de nosotros porque todos dormían. Una cabeza se asomó por la ventana y sofoqué un grito; me tapé la boca escondiéndome bajo los acolchados. Mi respiración era entrecortada y mi corazón latía de terror ¿Tenía que salvar a Alisson? Ella estaba a un lado de la ventana pero de espaldas, mirando hacia mi dirección. Lo sé diablitas, tenía que dejarla allí para que sufra, pero no podía hacer eso. Justo cuando comencé a destaparme, noté que la cabeza aún seguía allí. Volví a guardarme aquel grito. 

Y entonces me di cuenta de que se trataba de Slender Man.

Lo recuerdo. Una vez Ryan había traído consigo un juego estúpido de terror; aunque no era exactamente estúpido porque dormí con mis padres durante toda una semana. Slender Man era un hombre con traje y sin rostro, como si tuviese un calcetín blanco en la cabeza. El juego era simple: Un bosque nocturno o bajo la luz del sol, y debías buscar muchos objetos. El problema venía que este "¿Monstruo?" te perseguía y si te alcanzaba, perdías el juego. Era aterrador.

Mi respiración comenzó a acelerarse una vez más, mientras aquella figura se encontraba inmóvil. Tenía que salvar a Alisson. Comencé a salir de la cama. Primero una pierna y luego la otra. Tomé una bocanada de aire y cuando salí corriendo hacia Alisson, a punto de despertarla, la sombra levantó una mano y comenzó a saludar.

¿Slender Man saludaba a su víctima?

Me acerqué lentamente. No estaba segura de quien se trataba, pero cuando llegué lo suficiente cerca, comencé a reír silenciosamente hasta tomarme de las costillas. Alisson no podía despertar o contaría todo.

Ryan era el que saludaba desde afuera ¿Qué hacía allí a cinco minutos para las cuatro de la mañana?

Le hice una seña, preguntando que rayos sucedía pero respondió levantando una especie de mochila con una sonrisa. Al instante, le dije que esperara.

Tomé rápidamente mi ropa, con la que había venido durante la caminata, me quité el pijama que nos daba la cabaña y me decidí en salir de allí para hablar con él. La puerta principal se abrió y el frío golpeo en mi cuerpo. Por la noche, la reserva se ponía como la Antártida.

-Amy... Ven... -dijo en susurros.

-¿Qué haces? -pregunté sin comprender. Me tomó de los hombros y me abrazó.

-Tú y yo... nos escaparemos de aquí por esta noche.

Estaba tan sorprendida que casi lanzo un "¿Qué?" en voz alta. Ryan me tapó la boca antes de que pudiese meter la pata. 

Me explicó todo. Como íbamos a salir a escondidas de allí, donde íbamos a quedarnos y lo demás. Lo más importante es que íbamos a quedarnos completamente solos bajo el poder de la naturaleza. Esto rompía todas las reglas habidas y por haber; nuestros padres nos matarían, pero supuse que ellos ya habían hecho algo como esto en su juventud e intenté despreocuparme.

-Espera, tengo que dejar una nota -dije.

-Ya lo he hecho yo, despreocúpate.

-Pero...

-¿Quieres o no? -preguntó él.

-Claro, vamos -respondí sin preámbulos.

Alrededor de diez minutos después, continuábamos caminando en silencio. Por suerte me había dado el saco de él y no pasaba frío, aunque al instante, se lo coloqué por sus brazos, compartiéndolo.

-¿Y bien? ¿De dónde salió todo esto? -pregunté, haciendo que saliera vapor por mi boca.

-Hacía tiempo que quería hacerlo. Estar en un campamento y no perderse de entre los demás hubiese sido una estupidez ¿No crees?

-Creo que la estupidez ha sido que te enfrentes en la ventana. Me has hecho dar un susto de muerte.

-¿Por qué? ¿Quién iba a ser?

-Slender Man -dije. Al instante quise matarme.

-No me digas que... -no pudo continuar, ya que la risa había inundado sus palabras.

-Bueno... Es que...

-Me habías dicho que no te daba miedo cuando te lo mostré... ¿Cuantos años teníamos? ¿Catorce?

-No importa... El punto es que me aterrorizó y pensar que una sombra estaba inmóvil frente a la ventana casi hace que mi corazón saliera expedido de mi boca.

-Lo siento, no fue esa la intensión -dijo divertido y dándome un beso en la frente-. Si viene Slender Man, no te preocupes, yo te usaré de escudo.

-Grac... ¡Espera! -le di un puñetazo en su hombro y se quejó con una risa que me contagió.

-¿Ahora ves por qué lo digo? Le llegas a dar este puñetazo a Slender Man y lo matas.

-¡Ryan! -grité sin poder creer lo que decía.

Salió corriendo, dejándome el saco y lo perseguí con mi linterna. Podía ver su luz a unos metros de mí, pero cuando conseguí alcanzarlo, quedé en seco. No podía creer lo que tenía ante mí.

-Ven... -dijo con una sonrisa.

Me acerqué lentamente a la manta que había sobre el césped. Detrás de ella había una tienda y alrededor, como pequeñas antorchas... Y claro que en medio, estaba la gran fogata ¿Había hecho todo esto solo? Quise abrazarlo pero estaba estática observándolo todo. 

-¿Qué esperas? Ven.

Me acerqué. Desde la manta, se veía hacia delante un lago y en nuestro alrededor, los hermosos árboles. Claro que costaba notar las cosas en la oscuridad.

-Ryan... Esto es hermoso ¿Cómo lo has hecho?

-Em... Quizá obtuve un poco de ayuda y me han prestado un montón de cosas la dueña de la cabaña. Ha sido muy amable conmigo.

-No puedo creerlo.

-Ven aquí que...

Pero antes de que él pudiese decir algo más, lo besé tiernamente, pasando mis brazos por su nuca y poniéndome en puntillas. Él me tomó por la cintura, uniendo sus brazos y sentí sus cálidos labios sobre los míos. 

¿Cuándo había terminado todo así? ¿Tan maravillosamente?

El tiempo fue pasando, y me separé, respirando entrecortadamente.

-Este es un momento especial para decirte que te amo -dije.

-Te amo también Amy.

Depositó un último beso en mis labios y sonrió.

-Bien ¿Tienes hambre?

-¿Qué pregunta es esa? Claro que sí -dije.

Me soltó y se acercó a una pequeña canastita con comida. Vaya que lo tenía todo preparado. Se acercó nuevamente y en cuanto nos sentamos en la manta frente a la fogata, sacó malvaviscos. Me pasó uno y a continuación, un palillo de metal. En cuanto ambos acercamos al fuego esos malvaviscos blancos, la conversación surgió.

-¿Por casualidad Alisson ha despertado? -preguntó.

-No, estuve a punto de intentar salvarla de Slender Man, pero por suerte saludaste y caí en la cuenta de que eras tú.

-Eso estuvo cerca...

-Sí... ¿Brian?

-Él ya lo sabe.

-¿Qué? ¿Eso qué significa?

-Él me está encubriendo.

-¿Se han arreglado?

-Hemos estado hablando un largo rato. Se ha disculpado conmigo y yo también lo he hecho. Fui realmente un estúpido cuando éramos chicos al prohibirle que se acercara a ti. En fin, hemos hablado y al parecer, todo está arreglado.

-¿En serio? -pregunté feliz-. Eso es genial.

-¿Y tú? ¿Qué harás con Alisson?

-No lo sé, no es como si la conociera de toda la vida. Quizá hace dos semanas. Solo necesito averiguar que es lo que esconde de su pasado. Algo no me cierra.

-Tranquila, ya pasará.

-Eso espero... 

El silencio se propagó y al instante, un pensamiento inundó mi mente.

-¿Recuerdas cuando observamos las estrellas en nuestro lago?

-Cómo olvidarlo. Me habías dicho que no me odiabas... Estaba tan feliz ese día.

-Lo recuerdo, el alivio que había tenido... -agregué-. En cuanto terminemos, quiero volver a ver las estrellas contigo.

De respuesta recibí otro beso en la frente.

---------------------------------------

Y allí estábamos, observando a una bella constelación. El cielo oscuro era relajante al igual que las millones de estrellas que la ocupaban.

-Gracias -susurré.

-Quería hacerlo -dijo él sonriente.

Lo amaba, nadie podía negarlo. Alisson podría decir lo que quisiera con respecto al amor pero de algo en lo que estaba sumamente segura, era que había conocido el amor con él y eso es algo que nadie te puede quitar. Nadie puede quitarte tus memorias... las memorias de un primer amor.

Abracé a Ryan. Ambos estábamos cerca de la orilla bajo una manta y sin luz a nuestro alrededor. De esa forma se podría apreciar aún más las estrellas. El sueño me había abandonado desde hacía muchas horas. Incluso, ya eran aproximadamente las cinco de la mañana. En una hora amanecería.

-¿Recuerdas aquella vez en que hiciste que Bruce tragase tierra? -le dije a Ryan.

-Éramos pequeños, no hace falta recordar algo como eso -dijo él abrumado.

-Incluso me había súper enfadado contigo por ello... Casi matas a mi mejor amigo -explicaba riendo.

-Disculpe doncella pero usted y ese aspecto de ángel no le queda -comentó bromista.

-A ver... habla.

-En mi cumpleaños... Golpeaste la pelota que voló y cayó sobre la mesa de golosinas, que por cierto, quedó hecha polvo.

-Éramos pequeños, no hace falta recordar algo como eso -dije repitiendo sus palabras.

-¿Quieres dormir? -preguntó.

Asentí, no solo porque el sueño hubiese tocado la puerta por fin, sino porque quería volver a estar en una tienda con él. Por la lluvia, mi enfermedad y luego la cabaña, ya hacía bastante que ambos no estábamos juntos en una.

Nos levantamos y quitamos todo para guardarla a un costado de la tienda. El frío estaba cesando, pero de todas formas penetraba los huesos, así que tomé el acolchado y me lo coloqué sobre los hombros.

Quedé estática, mientras Ryan seguía guardando cosas que por cierto, impidió que ayudara. Por lo tanto, mi hermosa y querida mente comenzó a maquinar.

Solos... En medio de un bosque... y una tienda.

No, estaba más que claro que nada de ello pasaría. No aún, todo a su tiempo.

A pesar de tener claro todo, me sentía impaciente y sin tener una respuesta.

-Listo -dijo Ryan.

Caminé hacia allí, y en cuanto entré, noté que era una tienda distinta a la nuestra. Claro, la mujer de la cabaña... Sarah, se la había prestado. Eso la dejaba como ¿Cómplice de Ryan?

-Exacto -contestó él recostado en el saco de dormir, dentro de la tienda con los brazos en su nuca.

-¿Lees mentes? -pregunté recostándome a su lado.

-No, solo escucho a chicas que hablan en voz alta.

-Es broma... ¿No?

-Amy, lamento decirte que cada día empeoras.

Le golpee en el hombro y me eché a reír.

-Si continuas de esta forma, me quedaré sin brazo... Yo ya te lo digo, Slender Man temería de ti si te conociera.

-Bueno, tú tienes tu lado inmune -dije.

-¿De qué hablas? -preguntó curioso.

-¿Quién puede lastimar a una roca? -dije tapándome la boca para no reír tan fuerte.

-Oye... Aún continuas diciéndome "Cara de piedra" ¿No? Me arrepiento de no haberte puesto un sobrenombre de pequeños.

-Me decías boba... ¿Eso cuenta?

-No, porque actuaba en ese entonces... Ya sabes, no lo decía en serio los insultos... -aclaró.

-¿Yo era la única que te odiaba? -reí-. En realidad, creo que nunca he conseguido odiarte por más que lo quisiera. Siempre me preguntaba el por qué. Quizá desde pequeños ya sentía algo por ti y bueno... ya sabes... soy torpe hasta con mis propios sentimientos.

-Eres dulce, no torpe.

-De ti solo recibiré halagos, estás obligado a hacerlo.

-Bueno, quizá un poco torpe -admitió.

En una risa, se levantó y cerró la cremallera. Ya lo único que nos unía era la oscuridad, nuestros cuerpos y las lentas respiraciones.

-Duérmete o Slender Man vendrá por ti -dijo haciendo que apoyara mi rostro en su pecho.

-No importa, de todas formas, no me tiene miedo -dije.

Nos hundimos en un silencio hermoso.

La inquietud se había marchado. Ryan sabía que nada de eso iba a suceder aún, por lo tanto, caí en la cuenta, de que esa inquietud, era más bien ansiedad, había extrañado tanto dormir junto a él que incluso no había podido dormir en la misma habitación que Alisson, solo por la falta de Ryan.

Pero ahora, cerré los ojos y me dejé llevar, sintiendo el corazón de él latir una y otra vez.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro