Ryan POV

Siempre creí que iba a poder manejar una charla con el padre de mi futura novia.

Pero en este momento, no sabía qué hacer.

-Ryan... Dime... ¿Tú vas en serio con Amy?

Ese tipo de preguntas tan obvias me desgarraban el estómago ¡Claro que iba en serio! pero ¿Y si creía que no? Estaba aterrado, como una niñita pequeña.

-Claro que sí, señor.

-Vamos Ryan, me puedes llamar por mi nombre, eres como un hijo para mí y no necesitas impresionarme.

-Gracias señor... ¡Digo! Robert.

-Mucho mejor -rió bromeando.

Que bueno que él podía reír, yo estaba a punto de sufrir un ataque de nervios. 

-Ryan, ya sabes... Mi única y hermosa hija de un día para otro, cuando menos me lo imaginé, apareció con un novio...

-Señor, digo, Robert, debe de ser duro para ti porque bueno... 

-No, espera hijo, no quería decir eso. A lo que me refería, es que fue sorpresivo pero que... -hizo una pausa y pateo una piedrecilla del camino-realmente me alegra que seas tú quien este con ella. Claro que, aún no me acostumbro a verla tan cerca de ti pero será cuestión de tiempo.

Vacilé, realmente me sentía halagado y la presión se había ido.

-Gracias, quiero mucho a Amy y me es de mucha tranquilidad que tú no tengas problema con ello.

-Claro que no... -dijo sonriente. Luego de una vacilación, preguntó-. Ryan... Disculpa la pregunta fuera de lugar, pero realmente tengo que hacerla como padre ¿Tú...?

Su mirada intentaba decirme lo que restaba, pero lamentablemente, no llegaba comprender. Pareció captar que no entendí, por lo tanto, tomó aire, observó a su alrededor y habló.

-¿Tú... eres virgen?

Quedé callado por aproximadamente dos minutos. Era vergonzoso responder a eso, pero no fue todo, cuando creí que esa había sido el momento más incómodo de mi vida, el padre de Amy, arriesgó con otra pregunta.

-¿Tienes intensiones con Amy?

Y en ese mismo instante, fue cuando dejé de respirar.

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Amy POV

La cara de Ryan era épica. Nunca lo había visto tan blanco y realmente me pregunté por lo que estaría diciéndole mi padre. 

Sentí vergüenza absoluta ¿Qué rayos le preguntaba? Tendría que haber sido algo sumamente incómodo.

En cuanto noté aquello, trastabillé con una raíz.

-Ten cuidado -dijo Brian salvándome de sufrir una caída.

-Gracias, es que... -continué mirando a Ryan, que seguía en busca de palabras exactas para responder a aquello que le había preguntado mi padre.

-¿Todavía sigues analizando a Alisson?

-No... Espérame un minuto.

Intenté fijarme por donde pisaba y apresuré el paso. Cuando pase entre Alisson y su madre, la primera me clavó la mirada como si fuera un animal rabioso suelto. Supuse que la asusté. En cuanto llegué hasta ambos, mi padre me observó de una forma como "¿Qué rayos haces aquí? Ya vete" aunque Ryan parecía más traumatizado.

-¡Amy! -dijo mi padre en cuanto vio que su mirada no produjo que me marchara.

-Oh, hola -dije poniéndome en el papel de chica-que-no-tiene-idea-de-nada.

-¿Por qué has venido hasta aquí? Estaba hablando con Ryan -mi padre terminó de pronunciar esas palabras y Ryan comenzó a toser espasmódicamente.

-¿Estás bien?

-Sí, lo siento, creo que no me siento bien -se acercó a mí y me susurró con un deje de pánico-Sálvame.

-Bueno, si nos permites... -dijo mi padre en un intento de ahuyentarme.

-¿Que le has preguntado? -renegué.

-Una pregunta.

-¿En serio? -dije sarcástica.

-Bueno, preguntas que debo hacerle como tu padre.

-¡Papá! Te conozco y sé que estás haciendo preguntas incómodas. Siempre haces lo mismo ¿Qué le has dicho?

-Amy, debes comprender...

-¡Papá!

-¿Qué? -gritó asustado.

-No traumes a Ryan. No sé qué le has preguntado pero ni pienses en hacer preguntas inapropiadas -grité sintiéndome muy avergonzada.

-Lo siento, es solo que esto es muy reciente para mí y necesito una charla de padre a nuevo hijo.

Quedé en silencio. Realmente la necesitaban, el problema, era que mi padre tendía a avergonzarme y a intimidar a las personas que tenía en frente.

Imagínenme a mí, con solo doce años y a mis padres explicándome como se producían los bebes. Quedé demasiado traumada y hasta ese momento, intentaba guardar esa conversación en lo profundo de mi ser.

-Señor... Digo, Robert -dijo Ryan. Los tres quedamos de tal forma que nadie podía oírnos mientras caminábamos-Voy a contestar su pregunta, merece que la responda y aunque sea muy... incómoda de responder, le ruego que quede entre ambos.

-Entonces ¿Eres o no?

Ryan bajó la cabeza, apretó los puños y respondió como si fuese una tortura.

-Sí -¿A qué rayos respondía afirmativamente? La curiosidad afloró.

-¿Y tus inten...? -Ryan le interrumpió rápidamente.

-No, no son esas.

-Bien. Ahora, esto va para ambos... Amy... Si sales lastimada de todo esto, juro que te castigaré por un largo tiempo.

-¿Por qué? ¡Que injusticia!

-Claro que no, es por haber elegido mal, y un O'Donnell, no puede cometer errores como esos.

-¿Pero que rayos? -susurré.

-Y tú Ryan... Si llegas a lastimar a Amy, te cortaré las pelotas.

La palidez inundó el rostro de Ryan y quise echarme a reír. Mi padre ni siquiera mataba a un insecto pero el hecho de intimidarlo le hacía divertir, era demasiado notable en su rostro.

-Bien, eso es todo, ya pueden marcharse.

Hizo una seña como para que nos adelantemos, y con una vacilación, le obedecimos. Caminamos unos cinco metros por delante de los demás y quedamos en silencio por varios minutos asimilando las palabras de mi padre.

Una duda se instaló en mi mente.

-¿Qué te ha preguntado?

-Nada -respondió tan rápido que resultó sospechoso-Bueno, algo me ha preguntado, pero es cosa de hombres.

-Ufa, que cruel eres.

-Lo único que puedo decirte, es que han sido unas pocas preguntas, pero nunca oí, unas tan intensas como estas.

Reí y lo tomé de la mano continuando con nuestro interminable camino.

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-¡Llegamos! -gritó mi madre.

Todos nos detuvimos inmediatamente, observando aquel hermoso lugar que nos rodeaba. De a momentos, me hacía recordar a nuestro lago cerca de la caravana, todo era muy natural y hermoso.

Lentamente caminé hasta el borde del lago, y me voltee instintivamente, para encontrarme con un hermoso muelle de madera muy bien cuidado. A su alrededor, la copa de los arboles caían en cascada hacia el muelle, haciendo que las hojas pequeñas flotaran en el agua cristalina.

Era todo una maravilla natural.

Realmente desee lanzarme corriendo hacia aquel lugar pero no lo hice, solo me quedé observando durante largos minutos.

-Bonito ¿No? -preguntó Brian acercándose.

-Es increíble -dije en un susurro.

-Y para colmo, hay señal aquí.

Agradecí sarcásticamente a Brian por arruinar el gran y emotivo momento que las diablitas estaban sintiendo. En fin, Ryan apareció con una mirada extraña y me tomó de la mano para llevarme con los demás.

-Tenemos que ir a la cabaña.

-¿Cabaña?

-Acamparemos aquí.

-...es broma ¿No?

-¿Por qué lo sería?

-Nadie me dijo nada de esto.

-Mientras tú te perdías en Amylandia, los adultos decidieron quedarse aquí.

-Pero estaremos solos.

-Eso es bueno -puso mirada de pervertido y lo golpee duro.

-Me has hecho daño -dijo acariciando la zona lastimada.

-Te lo merecías.

Se abalanzó sobre mí y me despeinó todo el cabello.

-¿Qué crees que haces?

-Me vengo de ti.

-Eso no está bien Ryan.

-Mira, en este momento has puesto una expresión de "Me vengaré también" lo único que ruego es que no me pintes el rostro con marcador, no otra vez.

Reí fuertemente al recordar aquello pero una voz me interrumpió.

-¿Pueden caminar? No interrumpan el paso haciendo las típicas estupideces de parejita feliz -dijo Alisson.

-¿Disculpa? -frené a Ryan que había hablado.

-Pasa -dije corriéndome y viendo como ella se adelantaba.

Alguien tenía que tomar una foto de la expresión de él.

Probablemente creía que estaba loca.

-No entiendo... Se suponía que... No comprendo.

-Brian me ha contado algo bastante... triste de Alisson.

-¿Qué sucedió?

-Creo que debo contártelo cuando estemos más tranquilos. Primero vayamos a la cabaña.

Caminé detrás de él, tomada de su mano y mientras caminábamos unos cuantos y largos metros, observaba la orilla a varios pies de mí. 

Al cabo de unos cinco minutos, ya estábamos de pie a una hermosa cabaña pintoresca que daba la impresión de estar en invierno.

Mi padre, el de Ryan y el señor Hunter, se colocaron delante de todos y alguno que no alcancé a ver, tocó la puerta.

De ella, salió una mujer bien vestida con ropa de campo. Las arrugas y el cabello blanco se hicieron notorios cuando enfoqué la mirada a su rostro.

-¡Bienvenidos a la cabaña Campbell! Oh ¿Josh? ¿Lizzie? -preguntó mirando a la señora y señor Hunter, padres de Alisson y tíos de Brian.

-Sarah, somos nosotros, los Hunter -dijeron ambos emocionados.

-¿Qué hacen por aquí?

-Hemos venido a la reserva para acampar y recordamos la cabaña, pero como no sabíamos si aún estaba, decidimos venir a caminar. En caso de que estuvieran, la rentaríamos para quedarnos una noche, así que...

-¡Claro que sí! Adelante...

La mujer se hizo a un lado, y de a uno, comenzamos a adentrarnos a aquella bonita cabaña. Las "paredes" eran troncos apilados y bien sujetos, mientras que pegado a ella, se encontraba una bonita chimenea en desuso. Bastante práctica en invierno. Era muy notorio que dentro de aquella cabaña de alojamiento, utilizaban velas aromáticas con aroma a cítricos. Llené mis pulmones de aquel perfume y seguí hacia el salón. Digamos que era una cabaña gigante.

-En verano debo admitir, que nadie se aloja en este lugar, así que realmente me sorprende que ustedes se presenten aquí -la mujer hizo silencio un minuto y entornó los ojos hacia Alisson-¿Esa mujercita es la pequeña Hunter?

-Sí, es Alisson.

-Hola señora Campbell, es un gusto volver a verla.

-¡Cuanto ha crecido!

-Disculpa Sarah, pero necesito decir algo -dijo la madre de Alisson mirándonos al resto-bien, ella es Sarah, dueña de esta cabaña alojamiento junto a su esposo, Richard. Hace muchos años, cuando estaba embarazada de Alisson, vinimos de viaje con mi marido hacia esta cabaña y de improviso, Ally decidió darse a conocer, en simples palabras, di a luz en este lugar.

Quedé fascinada. Solo por la simple y breve historia. Sería hermoso dar a luz en una cabaña preciosa en medio de la naturaleza.

-Wow, que bonito -dijo mi madre, mientras yo, internamente deseaba que no dijera donde me había dado a luz... en una heladería.

Todos charlaron durante un largo rato, Sarah preguntó por todos, nos presentamos y me di cuenta de que era parecida a aquellas abuelitas que les cumplen los gustos a sus nietos. Richard estaba de viaje y volvería cuando nosotros ya hubiésemos vuelto del viaje, por lo tanto, no lo conoceríamos.

Sarah, nos llevó a dar un recorrido por toda la cabaña, hasta que en un determinado momento, llegó la hora de decidir habitaciones para una sola noche.

Mis padres en una. Los Cooper en otra. Los Hunter tendrían uno para ellos y solo quedábamos los cuatro adolescentes.

Pero... ahora que nuestros padres sabían que Ryan y yo manteníamos una relación ¿Iban a dejarnos dormir en la misma habitación? ¿Bastante separados del resto con una privacidad absoluta?

Antes de que pudiera llegar a una conclusión, los adultos ya habían decidido.

Compartiría habitación con Alisson.

Diablitas, alerta.