Capítulo 19: "La revancha y..."
MARATÓN
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Capítulo 19: "Revancha"
El día anterior había sido maravilloso. Creo que lo más relajante en nuestra estadía de la reserva Roshmore. Además, Ryan se había comportado estupendamente y me había encantado.
En cuanto comenzó a amanecer, me estiré e intenté a acostumbrarme al ambiente. Por suerte, mi vestimenta era aceptable como para poder salir al exterior, así que tomé mi Ipod y me marché a toda prisa de la tienda, sin hacer ruido para no despertar a Ryan. Nuestros padres estaban desayunando frente a la caravana, al aire libre. En cuanto me vieron, sonrieron de oreja a oreja y me saludaron. La señora Cooper, se encontraba tomando un delicioso café con leche mientras que todos los demás comían huevos revueltos con tocino.
-Es temprano ¿Qué haces levantada? -preguntó mi madre curiosa.
-¿No lo recuerdas? Hoy es el partido entre nuestros hijos -mencionó la señora Cooper dando un sorbo a su café.
-Ah... Sí... Es cierto...
Como si no lo recordara. Esa había sido mi razón para despertarme más temprano de lo normal. Tenía que ponerme en forma y enfriar mi mente. Tenía que meter en mi cabeza el hecho de que debía estar cuerpo a cuerpo con Ryan.
Tomé un panecillo de la mesa y en una mirada curiosa de mi padre, preguntó:
-¿A dónde vas a esta hora?
-Iré a correr.
Asintió con la cabeza y comencé a comerme el panecillo en el camino. Caminar me hacía bien y me permitía tomar las energías de la naturaleza. Me sentía como un pequeño frasco que se iba llenando por medio de las fuerzas naturales. Quizá podía servirme bastante con el partido.
La última vez que había jugado junto a él, fue en este campamento cuando no tenía en cuenta mis sentimientos y mi corazón no latía a cientos por hora en cuanto se acercaba a mí. Me sentía por primera vez, como aquella protagonista de libros, aunque no sé si con el mismo final.
Terminé el panecillo en cuanto llegué al lago y vi como el agua se tornaba anaranjada con el amanecer. Era precioso. Recordé instantáneamente el día anterior, cuando en ese mismo lugar estábamos Ryan y yo jugando con el agua y divirtiéndonos.
Compartiendo las sonrisas y sintiéndonos vivos.
Me estremecí y desee que estuviese conmigo. Últimamente, no soportaba estar muy sola, ni al menos en poco tiempo. Necesitaba su presencia, burlas y palabras bonitas que me ponían nerviosa. Estaba conviviendo con los nervios constantemente.
Me acomodé los auriculares a mis oídos y comenzó a sonar "Changed" de Rascal Flatts. No conocía a la banda pero sus canciones eran muy bonitas y siempre me habían gustado. Me adentré aún más hacia el bosque, recordando el camino y teniéndolo en mi memoria. De todas formas, ya estaba un poco familiarizada con la zona. Mientras pisaba ramas y empujaba varias ramas de los árboles, una frase de la canción me paralizó. Ryan, a él me hacía recordar.
Allí estaba yo,
Ahora estoy aquí,
Aquí estoy
Cambiado
Esa palabra me hizo pensar demasiado en casi todo el camino. Era consciente y demasiado, que Ryan había cambiado muchísimo en estas casi tres semanas. Me gustaba más como era ahora y por esa razón entendí mis sentimientos de una buena vez, aunque la pregunta seguía permaneciendo en mi interior.
¿Por qué había cambiado tanto?
Si ganaba el partido, quizá podía preguntárselo, ya que tenía el derecho de la apuesta.
Alrededor de una hora más tarde, cuando me encontraba a orillas de nuestro lago sobre el tronco viejo, oí unas pisadas.
-Buenos días -canturreo Ryan detrás de mí.
-¿Ya despertaste? Eres una bella durmiente.
-Y tú una anciana que despierta temprano.
-Ya... ¿Cómo me has encontrado?
-Quería respirar el aire puro de este lugar y te he visto aquí.
Asentí lentamente aun mirando el agua. Él seguía tras de mí pero no me voltee. Por alguna razón quería que se acercara.
-¿Y bien? ¿Has estado caminando lo suficiente como para derrotarme?
-Claro que sí, ni lo dudes -mascullé con aires de grandeza.
-Prepárate para mi apuesta porque realmente estoy aguantándome -dijo entre risas.
-¿A qué?
-Oh, es sorpresa.
-¡Vamos! -dije ahora volteándome y viendo a un Ryan con rostro dormido. Era adorable.
-Nop, ya lo verás.
-Bien.
Me crucé de brazos y puse una cara larga. Realmente me sentí como una niña de cinco años pero era divertido ver como Ryan enarcaba una ceja, cosa que yo no podía hacer y envidiaba.
El silencio se propago en nuestro entorno y se sentó a mi lado en el tronco. Luego de unos minutos, habló:
-Deberías usar más seguido ese traje de baño.
Me voltee sorprendida y con mi boca en forma de "O" Le di un codazo en su brazo y reímos al unísono.
-¿Y ahora en qué modo estás? ¿Ryan pervertido?
-No hace falta tener rostro de uno para serlo... Hay tantas cosas que no sabes de mí... -dijo en tono de broma.
-Sí, claro -volví a codearlo pero suavemente.
El toque no me había resultado tan catastrófico por lo que me alegré, quizá podía jugar un partido con él.
-¿Crees que Alisson y Brian irán a la revancha? -pregunté.
-Por favor, ahora no hablemos de ellos.
-¿Por qué?
-No quiero estar constantemente parloteando sobre ambos.
-Pero es tu amigo Ryan.
-Lo sé... ¿Es que a ti te importa Brian? Ya sabes en qué sentido hablo -había algo en sus ojos que no podía descifrar. Quizá... ¿Estaba expectante a mi respuesta?
-No lo sé, es un buen chico pero... No es mi tipo -dije finalmente mientras que una Amy mental bailaba como loca en mi interior por el simple hecho de que Ryan le interesara sobre quien me gustara.
-En fin, no creo que vayan y si lo hacen, no nos quedará opción.
-¡Espera!
-¿Qué? -preguntó sobresaltado a mi reacción.
-Ellos no saben la localización exacta.
-Amy, es más que obvio que será en la reserva Roshmore.
-Pero...
-Es obvio -repitió.
-Bien.
Se produjo un silencio incómodo.
-Si aparecen allí, nosotros sigamos con el partido -aclaró.
-Ok.
-Bien... -otro silencio incómodo.
-¿No me dirás que pedirás si es que ganas?
-No.
-¿Ni una pista?
-Nada.
-Bien.
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El día pareció pasar rápido a favor de nosotros. Los nervios fueron incrementando a medida que el tiempo pasaba, hasta que por fin la hora del partido llegó. Me puse algo bastante cómodo y que pueda ser ensuciado. Me até una coleta y fui a pie al centro Roshmore con el corazón latiendo bastante rápido. Sabía lo que me esperaría allí. A un Ryan sumamente atractivo, a Bruce sonriente y mi balón de fútbol americano con el que jugamos durante tres años seguidos y compartimos muchos sentimientos.
Quería jugar con él, quería hacerlo.
Luego de lo que pareció una eternidad para llegar al centro, me encontré con la parrilla Walker, de la familia de Bruce. Se suponía que a unos cuantos metros jugaríamos el partido, así que caminé lentamente hacia allí. El clima favorecía bastante, ya que no hacía, ni mucho frío, ni mucho calor, solo templado, lo ideal.
Los niños pasaban a mi lado y por un momento me transporte a mi cumpleaños número trece, la razón por la cual realizábamos esta revancha. Ese día recuerdo que nos querían tomar una fotografía y como siempre, comenzamos a generar una discusión que terminó con un partido. Ryan era demasiado obvio, me había dejado ganar, cosa que siempre negué hasta estos últimos días, cuando descubrí que en verdad podía tener un lado bueno. Quizá aún seguía pensando que no tenía la menor idea de aquello pero sí, a veces era torpe, excepto en ese momento.
Por alguna razón, quería ganarle pero a la vez, tenía intriga por saber de qué trataría su apuesta. Algo en mi interior también me decía que no era malo.
Además, me gustaba verle reír.
En cuanto pisé la zona donde se jugaría el partido, alguien me tomó desde atrás, los hombros. Me sobresalté y grité como una verdadera desquiciada.
-¡¿Pero que mier...?!
-Hey, tranquila, soy yo "Tu cara de piedra" -dijo Ryan haciendo comillas y riendo.
-¿MI cara de piedra? ¿Ahora eres de mi propiedad? -pregunté enarcando ambas cejas, ya que no sabía cómo hacer con una sola.
No contestó pero sonrió de lado. De pronto, cuando menos me lo esperé, apareció Bruce detrás de él sin tener éxito en descifrar la expresión anterior de Ryan.
-Hey, Amy -chocó las manos conmigo y cuando se volteó con Ryan, levantó la mano pero la dejó a medio camino -Ah, tú, hola Cooper.
-Ah, tú, hola Walker -le imitó Ryan. Le envié una mirada fulminante y en cuanto me vio se encogió de hombros como si no tuviese otra opción mientras hacia la mímica de "Él comenzó"
-Bien... ¿Se han estado entrenando?
-Claro que sí -respondí emocionada.
-Eso es bueno, porque te veo victoriosa -dijo Bruce.
-Claro -respondió Ryan sarcástico.
-Ya lo verás.
Un silencio se produjo entre los tres. Ryan y yo comenzamos a mirarnos con desafío hasta que Bruce intervino.
-No perdamos tiempo y pónganse en sus posiciones.
Ambos hicimos lo que ordenó y nos colocamos en el lugar que nos correspondía. Por suerte, no había casi nadie, excepto por nosotros.
-Antes de comenzar, aclaremos las apuestas... Si Amy gana, tendrás que cumplir sus órdenes por una semana, con sus respectivos límites -dijo Bruce mirando a Ryan. Este asintió. Luego me observó a mí -Si Ryan gana, deberás hacer solo una cosa, sea lo que sea pero deberás cumplirla ¿Bien?
-Bien -respondimos ambos al unísono.
-El que haga cinco tantos, gana ¿Bien?
-Sí.
-Entonces prepárense... Y...
Lo único que oí, fue el silbato y luego al instante que le siguió a ese sonido, tenía el balón entre mis manos y corría esquivando a Ryan. Normalmente, en un equipo de varios, tus compañeros bloquean a los que les impiden llegar hasta el lado contrario pero esta vez solo éramos dos, y Ryan me perseguía sin nadie que lo bloqueara. Como de costumbre. Aunque...
Él era mucho más rápido.
Sentí que unos brazos familiares me rodearon por mi estómago y luego ya no tenía los pies en el suelo.
-Tú no te me escaparás.
-Hey, bájame.
Comencé a moverme como loca a pesar de que su toque me gustaba y me solté de su agarre. Volví a correr hacia la otra punta y justo cuando Ryan estuvo por alcanzarme, anoté mi primer tanto.
Comencé ganando, aunque eso no significaría que terminaría de esa forma.
Le quité la lengua como burla y me despeinó bajo el sonido del silbato de Bruce. Volvimos a ponernos en posición y este se acercó a mí, antes de volver a soplar para que comience el juego.
-¿Apenas ha comenzado y ya parecen dos tórtolos?
Le di una mirada fulminante que lo hizo retroceder. Toco el silbato y volvió a comenzar, produjendo que él anotara un tanto.
Alrededor de media hora más tarde, casi a mitad del partido, nos detuvimos en un descanso. Entre anotaciones dudosas, anuladas, golpes y demás, se había pasado más tiempo del calculado.
Nos sentamos en una banca, jadeantes mientras tomábamos un refresco.
-Bien chicos, van empatados. Cuatro anotaciones de Amy y otros cuatro de Ryan.
-Te aplastaré Cooper -dije en una sonrisa malévola.
-No lo creas O'Donnell.
-Extrañaba los apellidos -dije nostálgica.
-¡Hey! ¿Nos perdimos de mucho?
Ryan y yo nos observamos y quedamos pálidos como el papel.
-Y ustedes son... -preguntó Bruce. Aunque probablemente, ya los reconocía por las cosas que le había contado.
-Yo soy Brian y ella es Alisson, mi prima.
-¿Qué hacían por aquí? -preguntó Ryan, fingiendo.
-Alisson me ha contado de un gran partido entre ambos, sería bonito de ver.
-Sí, los he oído hablar de ellos hace unos días aquí mismo -sonrió dulcemente Alisson, mientras se acercaba lentamente a Ryan. El humo comenzaba a salir de mis orejas.
Con que lo había escuchado.
-Ah, igual ya estaban terminando, solo les queda un tanto.
Ambos quisimos matar mentalmente a Bruce por haber hablado de más. Sería vergonzoso que ellos, que parecían ser perfectos, nos observaran a ambos jugando de esa forma tan bestial.
-Nos quedaremos a alentarles -dijo Alisson sentándose a un lado de Ryan.
-Bien -respondió este aún sin comprender mucho la situación. Más no podía hacer.
-Yo alentaré a Amy, sé que ganarás -me dijo Brian mientras observaba a Ryan. Ambos intercambiaron una mirada extraña. Otra vez como las que tanto me hacían confundir.
-Y yo a Ryan, es tan perfecto que ganará ¿O no? -preguntó ella abrazándose a él.
Me contuve
para no
matarla.
De todas formas, no es como si Alisson me cayera mal, es simplemente que, esto de estar enamorada, me ponía los sentimientos muy sensibles.
Ambos nos levantamos y decidimos ponernos en posición para terminar de una vez por todas.
Bruce dio un silbato y le pelota la tome yo. Comencé a correr con todas mis fuerzas hacia el lado de Ryan y justo cuando estaba a punto de llegar y ganar, volvió a levantarme en el aire rodeando mis caderas mientras tenía la pelota en mano. Caminó de esa forma conmigo y podía sentir su cuerpo presionado contra el mío.
-No dejaré que ganes esta vez -susurró con mi oreja -pediré lo de mi apuesta.
No me moví, quedé inmóvil, esperando a que Ryan gane.
Sentí el último sonido del silbato de Bruce y luego cuando Ryan me dejaba en el suelo y me volteaba.
-Gané, O'Donnell, tendrás que hacer algo que yo diga sin pretextos.
-¿Ahora? -pregunté.
-No, tienes que venir a un lugar conmigo para cumplirlo.
El chillido de Alisson interrumpió la charla y saltó hacia Ryan ¿Pero que rayos le sucedía? ¿Cómo saltaría de esa forma hacia un chico ajeno?
Brian troto hasta mí y me felicito de todas formas por mi manera de jugar. A pesar de que le agradecí, no pude quitar la mirada de Alisson y Ryan. Digamos que no estaba muy contento de tenerla encima y eso me alegro un poco.
Bruce le estrechó la mano a Ryan pero no emitió palabra. Aunque sabía que por dentro se estaban insultando de lo lindo. En cuanto todo volvió a la normalidad, Brian habló.
-¿Quieren ir a comer a algún lugar de aquí en forma de festejo'?
-Gracias pero... -comencé a decir recordando la apuesta de Ryan.
-Tenemos cosas que hacer -terminó por mí.
Ambos nos despedimos de los tres -claro que no falto mi abrazo a Bruce por haber arbitrado- y salimos de allí para irnos al lago. Caminamos bastante a pesar de estar agotados y con un poco de tierra.
Sabíamos que nos habíamos marchado muy pronto, pero estaba ansiosa por la apuesta. Sabía que no era nada malo por la mirada que Ryan me brindaba cada vez que hablábamos de ello.
Estaba sumamente ansiosa.
Alrededor de unos veinte minutos, cuando el sol se estaba poniendo y un maravilloso atardecer resplandecía sobre nuestros ojos, llegamos al lago del cual nos habíamos apropiado hacía mucho.
-Bien, ya puedes decírmelo.
-¿Qué cosa? -preguntó Ryan volteándose en cuanto el sol le daba en el rostro. Me obnubile de belleza.
-La apuesta...
-No tengo que decírtelo.
-¿No?
-No.
Se acercó lentamente hacia mí, entre la paz de estar solos en aquel lugar. Aún no entendía absolutamente nada. Todo había sucedido demasiado rápido. El partido, la aparición de Brian y Alisson y que ahora Ryan había ganado y se estaba acercando demasiado a mí. El corazón comenzó a palpitarme en cuanto note que estaba rompiendo el espacio personal.
Ya no me molestaba que hiciera eso, es más, me gustaba mucho.
-Estoy casi seguro.
-¿De qué? -pregunté susurrando por la cercanía.
-Ya verás.
Estábamos apenas a centímetros de que nuestros rostros colisionaran. Sabía lo que vendría de esto y no me lo podía creer, aunque no iba a interrumpir el momento para preguntarme si era cierto o no. Iba a dejar que sucedería y luego lo analizaría.
Su aliento comenzó a mezclarse con el mío y con un simple movimiento de centímetros, nuestros labios se unieron. Sus labios suaves y cálidos acariciaron los míos con simpleza. Pude sentirme extrañamente completa y con más calidez de la normal. Esto era lo que hacía tanto tiempo había esperado. A pesar de haber reconocido mis sentimientos hacía poco, esto lo había deseado hacía mucho. Movió sus labios al compás de los míos. El miedo del primer beso real se esfumo para abrir paso al sentimiento de amor en estado puro.
Quería a Ryan y esto me encantaba.
Se separó de mí en cuanto nos quedamos sin aire, aunque yo quería continuar.
-No me matarás ¿Cierto? -preguntó en una sonrisa.
-Claro que no -sonreí para besarle rápidamente y luego separarme -mi primer beso... Vaya, ha sido con el cara de piedra.
-En realidad...
-¿Qué?
-No ha sido el primer beso... si cuentas el de la tienda.
-¿Cual... beso? -pregunté tragando saliva fuertemente. Dime que no...
-Estaba despierto aquella vez.
-¿Por qué no me lo has dicho? -mascullé.
-Lo siento...
-Entonces, es nuestro segundo beso...
-En realidad... -volvió a decir, divertido.
-Oh, vamos ¿Ahora me dirás que nos hemos dado otro beso más?
-Exacto, en tu cumpleaños número trece... Te lo he robado mientras dormías -dijo guiñándome el ojo.
-Oh, Ryan... Eres... -tomé aire y sonreí de felicidad -no solo me has robado un beso... Me has robado el corazón... Así que... Ahora sí que eres mi cara de piedra.
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