Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 18: "Feliz cumpleaños, Amy"

MARATÓN.

2/3

----------------------------------------------------------------------

Capítulo 18: "Feliz cumpleaños, Amy"

-Ryan... despierta cielo -oí que mi madre me decía mientras acariciaba mi cabello.

-Cinco minutos más -susurré entre sueños.

-Vamos, despierta que debes prepárate para la fiesta de cumpleaños de Amy.

-¿O'Donnell? ¿Qué...? -en ese momento colisione con la realidad.

Abrí los ojos instantáneamente y me senté en la cama. Mi madre estaba a mi lado con una sonrisa limpia y llena de cariño. No pude evitar sonreír también. Siempre contagiaba ese tipo de sentimiento.

-Vamos cielo, levántate.

-Mamá, ya soy bastante grande para que sigas llamándome cielo -dije avergonzado.

-Ryan, tienes trece años, no quince.

-¿Eso quiere decir que seguirás llamándome cielo hasta los quince años? Mamá... -comencé a decir despeinándome el cabello.

-Basta de reproches y ve a cambiarte... No deberías llegar tarde.

-Amy no me importa sinceramente, no sé por qué debería ir.

-Ryan, no seas grosero y vístete... de no ser así, te quitaré tus videojuegos.

Esto era parte de mi típico número de "Odio a Amy" para que no sospecharan de nada ¿Que no tenía ganas de ir a su cumpleaños? Estaba ansioso y lo había esperado toda la noche. Quería verla en su pequeño vestido, el cual siempre era obligada a usar. También me gustaba la parte donde la hacía enfadar, era muy tierna.

El año anterior fui invitado por primera vez a su cumpleaños número doce. Casi "todo" había salido perfecto... Excepto a la hora de comer los dulces. Hice molestar a Amy y me lanzó un pastelillo... Comenzando una guerra de comida que dejó como consecuencia, su patio hecho un basurero. 

Este año me iba a comportar. Más con la razón de querer que Amy disfrute y esté contenta. Me gustaba verla de esa forma, ya que si ella se sentía realizada, por alguna razón, yo también me sentía así.

Amy me gustaba. Me había gustado desde las primeras veces que la vi pero decírselo iba a empeorar la situación. Ella me odiaba, no había manera.

Me levanté en cuanto mi madre se largó de mi habitación y me dispuse a cambiarme. Tomé una camiseta simple, una camisa a cuadros y unos jeans. Bastante casual. Me arreglé el cabello y me cepillé los dientes mientras el reflejo de un bonito día caluroso, daba de lleno contra la ventana hacia mi rostro.

Hoy sería un gran día. Podía sentirlo.

En cuanto decidí bajar, mis padres ya estaban preparados en la sala.

-¿Ya tienen el obsequio?

-Sip -dijo mi madre en una sonrisa -vamos.

-----------------------------------------------

 La casa de Amy no era muy grande que digamos pero los O'Donnell se habían esmerado mucho en que quedase bonita, algo que consiguieron. Era demasiado acogedora y cada vez que debíamos ir los fines de semana, disfrutaba mucho de la vista y calidez. Esta vez, la puerta principal estaba embadurnada de globos y muchos papeles coloridos que producía un gran sentimiento festivo. 

Los O'Donnell sí que sabían armar fiestas. 

La música comenzó a sonar en cuanto me acerqué a la puerta principal. Llamé a la puerta cuando la voz de mi madre me interrumpió. 

-Ryan, toma el obsequio.

-¿Qué?

-Se lo darás tú a Amy.

-¿Qué? Claro que no.

Por dentro, quería hacerlo pero por fuera me negaba rotundamente. Todos sospecharían.

-Vamos Ryan, toma -me observó con ojos de cachorro y no pude negarme.

-Bien -gruñí.

La puerta se abrió de par en par y una dulce niña de cabello castaño ondulado, me observó mientras pestañeaba varias veces.

-Oh, eres tú... Hola señora y señor Cooper -dijo sonriente mientras pasaba sobre mí.

-Feliz cumpleaños -dije sonriente. Simplemente brillaba, Amy estaba asombrosa con su vestido violeta claro. En cuanto pasé a su lado, le susurré -Aquí tienes tu obsequio, boba.

-No necesito un obsequio tuyo -respondió en una sonrisa de lado -pero como tus padres también cumplen parte de este obsequio, no me negaré... -sonrió y volvió a hablar en voz alta -Pueden pasar.

Me adelanté y pase junto a ella. El recibidor bien colorido apareció ante mis ojos y conseguí ver a unos cuantos niños de mi edad. Entre ellos, estaba Bruce, el mejor amigo de Amy.

-Hey, Cooper ¿Qué haces allí de pie? ¿No vendrás a socializar con los demás? Ah, cierto, eres un seriecito.

Olvide decir que compartíamos el sentimiento de no soportarnos.

-Lo siento, son todos muy inmaduros y tú no eres la excepción. 

-Que te den, Cooper -masculló el niño.

-¡Bruce! -gritó Amy detrás de mí. Luego de nombrar a su amigo, me observó y cayó en la cuenta de que era yo -Ah... y Cooper.

-¿Qué se siente cumplir un año más? -pregunté en mi modo de ataque.

-Exactamente lo mismo que antes de que los cumpliera.

-Se nota, sigues siendo igual y no has cambiado... Para mal -dije casi en un susurro.

-Eres un...

-Amy, es tu cumpleaños, nada de violencia -masculló Bruce.

-Eso Amy, nada de violencia -reí.

Me dirigí al patio de su casa, llena de niños correteando y gritando como si el demonio estuviese tras ellos. Casi en el fondo, no tan lejos, se encontraba una mesa desbordante de comida. A esto me refería cuando decía que los O'Donnell preparaban buenas fiestas. Cuando llegué hasta ella, comencé a tomar algunos que otros aperitivos que por cierto, estaban exquisitos. La madre de Amy cocinaba estupendamente bien. Por suerte, me estaba llenando el estómago luego de no haber desayunado.



-...Feliz cumpleaños a ti -concluimos en fuertes aplausos y flashes de parte de sus familiares. Los niños toqueteaban el pastel mientras Amy le golpeaba las manos. Esa niña...

-¡Feliz cumpleaños Amy! -gritó Bruce estrechándola en sus brazos. Por un momento quise arrojarle el pastel en su rostro.

Todos gritaban, el confeti caía sobre nosotros y el sol de a poco se iba desvaneciendo. La fiesta había sido divertida si no fuera por algunas bromas pesadas del idiota de Bruce. Me encaminé a Amy, para desearle por primera vez, un buen feliz cumpleaños.

En cuanto me acerqué, mis padres arruinaron el momento.

-¡Ryan! ¡Cielo! -gritó mi madre frente a todos los niños. Quise que la tierra me tragara.

-¿Cielo? -preguntó Amy tapándose la boca para no reír. Era muy tierna.

-¿Qué quieres madre? -pregunté irritado.

-Ponte junto a Amy que te tomaré una foto.

-No -dije rápidamente aunque si lo quisiera.

-¿Por qué no? Vamos Ryan, no seas grosero -dijo mi madre.

-Se estropeará la cámara si Amy aparece en la foto.

-Tonto, ese serías tú -dijo sonrojándose.

-No lo creo. Soy más atractivo y tú no eres para nada bonita -era buen mentiroso.

-¿No? Al menos juego mejor al fútbol americano.

-¿En serio? Porque hasta ahora he ganado la mayoría de partidos -susurré con aires de grandeza.

-¿Quieres probarlo? -preguntó delante de todos los niños que miraban expectantes la escena.

-Bien -respondí.

-¡Bruce!

-¿Qué Amy?

-Serás nuestro árbitro del partido ¡Todos siéntense a un costado que el partido comenzará!

Corrió mientras levantaba su vestido hacia el galpón, donde siempre guardaba su balón de Fútbol americano. En cuanto lo sacó de allí, nuestros padres, nos observaban enarcando una ceja, aunque no se interpusieron. Amy volvió hacia donde me encontraba, a mitad del "campo" que era su patio y dejo el balón en el centro con extremo desafío en su expresión.

-¿Preparado para perder frente a todos? Serás el hazmerreír Cooper.

-¿Estás segura de esto? No quiero humillarte el día de tu cumpleaños.

-Ya lo veremos.

Nos pusimos en nuestras posiciones sin temor a las miradas ajenas. Estábamos acostumbrados a esto. Bruce sopló el silbato y comenzó el partido. El rostro de Amy me dijo que iba dar todo lo que tenía. No iba a perder y más cuando se lo proponía. Ella nunca abandonaba. Todo fue empujones y anotaciones, risas y enojos y por sobre todo, diversión. El partido finalizó luego. Su vestido estaba con algunas manchas oscuras y su cabello que antes lo tenía un poco prolijo, ahora estaba despeinado.

-¡He ganado! -gritó Amy mientras me apuntaba con el dedo.

-Lo acepto O'Donnell, he perdido.

Sonrió y eso me hizo sentir bien, ya que había valido la pena perder a propósito. No me importaba ser el hazmerreír entre todos los niños -que por cierto gritaban "Ryan perdedor"- lo único que me gustaba de todo esto, era su risa, la más bonita de todas.

Sí, lo sé, era un gran niño enamorado y cursi.

---------------------------

La fiesta había acabado de esa forma. Los niños riéndose de mí y Amy satisfecha. 

En cuanto todos se marcharon, mis padres fueron invitados por los O'Donnell a quedarse a cenar, algo que aborrecí porque debía seguir actuando "Mi odio" a Amy. 

Estaba exhausta, por lo tanto, se fue a recostar a su habitación, dejándome con todos los adultos que hablaban cosas sumamente aburridas. Comimos, rieron, vieron los vídeos que se habían grabado en la fiesta, hablaron del partido que habíamos tenido hasta que...

Tuve ganas de ir al baño.

-Señora O'Donnell ¿Podría pasar al lavabo?

-Claro Ryan, tienes que ir al segundo piso, primera puerta a la derecha -dijo la señora con una gran sonrisa.

-Gracias.

Me encaminé a los peldaños y los subí uno a uno mientras observaba los adornos fiesteros que colgaban de la barandilla. Estaba agotado pero no iba a demostrarlo. Aunque subir escalón por escalón, requería un gran esfuerzo.

En cuanto llegué, me encontré con el pasillo bien iluminado y algo silencioso. Solo el murmullo de los padres se oía lejano. Busqué entre las puertas y me encontré con varias.

¿Había dicho la primera puerta a la derecha o la segunda? Estaba en un aprieto.

Me acerqué a paso lento hacia la segunda, quizá era aquella, ya que no iba a volver a bajar cuando me había costado demasiado subir. 

Empujé lentamente y me encontré con una habitación oscura. Definitivamente, este no era el lavabo, sino que...

La habitación de Amy.

¿Qué cómo me di cuenta? Por el desorden que había. Típico en ella.

A pesar de que una sola vez había entrado a su habitación -para jugarle una broma- sabía dónde estaba su cama. Era perfectamente consciente de que ella estaba recostada en pleno sueño sobre ella pero cada vez me acercaba más. Ya no éramos simples niños ni adolescentes. Estábamos en una edad intermedia donde conocíamos el significado de la responsabilidad, independencia de los padres y por sobre todo, el amor.

Era consciente de cuanto me gustaba Amy y el significado de "robar un beso" También sabía de sus consecuencias y lo iba a intentar. Ya no podía detenerme y estaba decidido en cuanto la oportunidad se presentó.

Me acerqué aún más hasta llegar a su lado. La luz de la luna iluminaba lo suficiente como para ver su rostro pacífico y angelical. Acerqué mi rostro lentamente al de ella y roce mis labios con los de ella hasta acercarme unos centímetros más. Por alguna razón, me sentí completo pero rápidamente me aparté. No quería que despertara y viera lo que había hecho. 

De todas formas, susurré antes de marcharme a toda prisa...

-Feliz cumpleaños Amy, ese fue mi obsequio para ti.

Y mi primer beso con Amy O'Donnell.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro