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Capítulo 15: "Hay que pensar en el presente"

Aquel día en la que organizamos el partido de la "Revancha" no me había detenido a pensar la situación. El fútbol americano, no es un deporte de princesas, más bien, se termina sucio y sudoroso por terminar golpeándote con el contrincante.

Y ahí venía el problema.

Tenía que pegarme a Ryan y derribarlo cuerpo a cuerpo.

CUERPO A CUERPO.

Quizá antes no veía esto como una distracción porque era tan despistada que no caía en la cuenta de mis sentimientos, pero ahora, mi corazón latía como si hubiese corrido treinta maratones a la misma vez en cuanto me encontraba junto a él.

Imaginen si tenía que estar a su lado sin ningún centímetro que nos separe.

Ya estaba presentándose el atardecer cuando Bruce y yo nos quedamos solos en su parrilla familiar. Él limpiaba la mesada de la cocina mientras que me sentaba en una ya limpia.

-He visto como lo mirabas Amanda O'Donnell -dice sonriente.

-No hace falta que digas mi nombre completo Bruce Walker -le dije codeándolo.

-En serio, tú le has estado mirado de otra forma.

-Bueno... -respondí clavando la vista al piso -En realidad no sé de qué hablas.

-¡No lo puedo creer! -gritó.

-¡Bruce! ¿Qué sucede? -preguntó su madre desesperada mientras entraba a la cocina.

-No, nada, lo siento -se disculpó. Volvió a dirigir la mirada a mí en cuanto su madre hacía una mueca y se marchaba- ¿En serio te gusta Ryan Cooper Alias "Cara de piedra"?

-¿Qué? ¿De dónde sacas esa conclusión? -pregunté asustada de que leyera mis pensamientos.

-Cada vez que te sientes nerviosa o mientes, te late el ojo izquierdo. Siempre sabía cuándo mentías de pequeños -dejo de limpiar la mesada de hormigón y me sonrió de lado con suficiencia.

-Es diferente ahora, hablo de Ryan, ya no es un insensible de primera ni es molesto... Ahora es... -me quedé en silencio pensando en cada virtud y en cuan guapo era.

-Oh, estás jodidamente enamorada... Te he perdido Amy -comentó Bruce entre risas.

-¿Qué quieres decir? Aún sigo siendo Amy O'Donnell, la chica que pateaba traseros a los bravucones de la primaria.

-Oh, sí, recuerdo cuando hiciste que Matt, el gigantón, cayera de bruces al suelo y luego viniera a disculparse contigo.

Reímos y continuamos rememorando cosas del pasado. La verdad es que haber encontrado a Bruce en este campamento, ha sido lo mejor que me ha pasado en estas casi dos semanas. A pesar del tiempo que nos separaba, habíamos sido muy unidos de pequeños, como un par de hermanos. Aunque, a pesar de la confianza que tenía con él, por ejemplo no podía preguntarle cómo iba todo con su padre, no si él no lo hablaba.

-¿Dónde has estudiado? -pregunté estirando mis brazos.

-En una escuela de la ciudad donde vivo actualmente. La verdad, es que no le presto mucha atención al estudio, no cuando mi madre necesita mi ayuda para subsistir -una punzada de pena se instaló en mi pecho -pero saldremos adelante, como lo hemos hecho desde... ya sabes.

-Eres una muy buena persona, Bruce, de eso no hay duda.

-No... No digas eso -se removió incomodo en su lugar y me extrañé.

-Pero es la verdad -insistí.

-No, no lo es.

-Oh, vamos ¿Eres mala persona? Eso es imposible.

-Hay cosas que no sabes Amy, no es como si hubiésemos estado toda la vida juntos -parecía molesto y eso generó una puntada en mi pecho.

-Lo siento, no he querido molestarte, es simplemente que no puedo imaginarte haciendo algo malo.

Tomó una respiración profunda y se sentó a mi lado en la encimera. Miró al suelo como si fuera a arrepentirse de lo que iba a hacer pero comenzó -Desde... Desde que mi padre fue encerrado, mi madre cayó en una grave depresión y enfermo, impidiendo que consiguiera empleo. Imagina -rió con sarcasmo y dolor -a un niño de catorce años que busca un puesto en cualquier lugar que tenga en frente. Claro que todos se negaron y tenían razón, no podían hacer nada. El tiempo pasaba, mi madre enfermaba aún más, el dinero escaseaba en mi hogar, mi padre se pudría en la cárcel y cada vez me volvía más delgado -miró sus manos mientras que mis lágrimas amenazaban a aparecer - Un día, me hice un amigo en el parque y le conté mi problema. Me dijo que podría ayudarme, ya que él pasaba por algo similar. Me dijo que la manera más fácil, sería acercarme a las personas con discreción y meter la mano en sus bolsillos, que lo primero que tomara, me lo quedara. Claro que en cuanto me lo había mencionado, sabía que hablaba de robarles a las personas. 

-Bruce... Tú... -tomé su mano de forma amistosa y sonrió con dolor.

-No he terminado aún -asentí  y tomo una bocanada de aire -le discutí que eso estaba mal pero terminó por convencerme cuando me nombró a mi madre. Si no hacía nada, ella podría morir. Así que comencé a hacer lo que el chico me aconsejaba. A pesar de que hacía ese tipo de cosas a las personas, no me alcanzaba pero más allá de aquello, lo que más me pesaba era la conciencia. Casi no dormía pensando en que a mucha de esa gente, se esforzaba cada día para conseguir lo que yo hurtaba. Y lo que más me dolía, era pensar que cada vez, me parecía más a mi padre. Fue una decisión muy difícil pero abandoné ese horroroso hábito antes de que me atraparan y causara más problemas a mi madre. Me decidí en tomar una vieja guitarra de mi padre que este había abandonado y aprendí de a poco a tocar como podía. Recibía un poco de ayuda pero aún seguía sin servirme. Ya estaba acabado, para mí, todo se había terminado con tan solo catorce años, hasta que... -su voz se cortó y esbozo una sonrisa -mi abuela materna apareció. A pesar de que tuviese una mala relación con su hija, es decir, mi madre, ella apareció al informarse en la condición que se encontraba por medio de mi padre, que habló desde la cárcel. Creo que eso es lo único que ha hecho bien por nosotros, ya que yo no tenía idea de cómo contactarla. Ella nos ayudó con el dinero y las medicinas. Todo comenzó a tomar color y las presiones fueron desvaneciéndose. Mi madre superó al año su depresión y consiguió esta parrilla junto a mi tío, su hermano, donde comencé a ayudarla en vacaciones de verano. Mi padre aún continúa en la cárcel y no he ido a verle, tampoco quiero hacerlo. Supongo que el llamado que le ha hecho a mi abuela, ha sido para estar a mano de todo lo que ha hecho por esta familia... En fin, yo... No soy una buena persona Amy, he hecho algo terrible.

-Bruce... Fue en un momento desesperado... -comencé a decirle.

-No, podría haber tomado otro camino.

-Bruce, tu madre no se encontraba bien. Lo que has hecho estuvo muy mal y tienes razón en que podrías haber tomado otro camino pero fue en un intento desesperado. No es como si lo hubieses querido, como muchas otras personas, tú tenías la mente en una niebla espesa que no te dejaba pensar. Incluso, has dejado de hacerlo porque sabías que eso estaba terriblemente mal. No eres una mala persona, si hubiese pasado por lo mismo, creo que habría hecho lo mismo.

-Lo sé, pero eso no quitará la culpa que tengo dentro. Y No, tu no hubieses hecho esto Amy, eres muy fuerte como para caer tan bajo.

Me sonrió de lado mientras la angustia me carcomía las entrañas. No sabía toda este pasado de Bruce y me alegró el hecho de que ahora todo estuviese estable. A pesar de que cometió errores, se había arrepentido. Supo que todo lo que hacía estaba mal y se detuvo. Eso fue admirable. Bruce nunca había sido una mala persona y carecía de algún mal recuerdo sobre él, incluso yo discutía con mis compañeros y él siempre intentaba calmar las aguas. 

Antes de que pudiera responder, alguien tocó la puerta. La persona se adentró a paso lento, dentro de la cocina. Era Ryan con una expresión de sorpresa por la escena frente a él. Bruce y yo sentados en la encimera mientras le tomaba de la mano. Sabía lo que pensaba pero con una mirada, le indiqué que algo pasaba, incluso supuse que había visto la lágrima que cruzaba mi mejilla. 

-Disculpen, no quería interrumpirles pero... Amy... Tu madre te está buscando... Aunque, si quieres puedo hablar con ella y distraerla un rato hasta que vengas... 

-Gracias Ryan pero... Iré en un minuto ¿Puedes esperarme?

-Claro -salió fuera de la cocina y miré a Bruce -Tú, eres una persona sumamente genial, eres como un hermano para mí porque tengo muy buenos recuerdos de ti. Ahora todo es el pasado y no dejes que esos malos recuerdos te distraigan, ahora eres diferente y un muy buen hijo, tu madre debe de estar orgullosa -le rodee con las manos y se recargo en mi hombro -eres el hermano que nunca tuve Bruce.

-Tú también Amy, gracias -creo que ese "Gracias" ha sido el más sincero que he oído en mi vida.

-Bien, ahora, una sonrisa, que un chico apuesto como tú no puede atraer a las chicas de esa forma -rió y me ayudó a bajar de la encimera -Ya has escuchado a Ryan, mi madre me busca y cuando la hago esperar, se molesta, así que...

-Nos vemos en la revancha Amy, entrena duro -me dio un último abrazo de despedida y salí de la parrilla Walker con una sonrisa. 

Eso había sido extraño. No imaginaba algo como aquello que le había sucedido a Bruce y ni siquiera había imaginado que hablaríamos de ese tema. Me había tomado por sorpresa pero estuvo bien, de todas formas, nos hemos acercado más o eso he sentido.

En cuanto salí al parque, me encontré con Ryan, que estaba sentado en el banco donde anteriormente se había decidido la revancha. Estaba de piernas cruzadas y con la mirada perdida. Me acerqué lentamente y me senté junto a él en silencio, dejando suavemente las manos sobre mi regazo.

-¿En qué piensas? -pregunté.

-En... No, nada -se arrepintió.

-Vamos, dime...

-Nunca, nunca antes te había visto llorar -dijo con un tono de voz que me erizó el vello del cuello. Parecía preocupado.

-Es que... Bruce me ha contado algo emotivo -parecía que iba a decir algo pero se quedó en silencio, algo que agradecí.

-Tu madre... Te está buscando...

-Ah, sí, gracias Ryan.

Me levanté del banco e intenté caminar pero mi mente aún seguía pensando en el pasado de Bruce. No iba a olvidarlo en unos cuantos días, hasta que lo asimilara. Cuando di un paso al frente, la voz de Ryan me detuvo.

-Si necesitas algo, dímelo, no quiero volver a verte llorar, esa no eres tú Amy -dijo Ryan con voz seria. Creo que en ese momento me dio taquicardia.

-Solo fue una triste historia de Bruce pero, muchas gracias Ryan -lo observé sobre mi hombro y le sonreí cuanto pude. Eso me dijo que se estaba preocupando por mí y me llevo el pulso hasta las nubes. Si no hubiese ocurrido lo de Bruce, probablemente estuviera corriendo por todo el parque como una verdadera loca pero ahora no tenía muchos ánimos. 

A los pocos minutos, me encontré con mi madre que estaba sentada en unos bancos de picnic junto a la señora Cooper. Parecían estar muy concentradas en su charla hasta que se percataron de mi presencia.

-Amy... ¿Quieres sentarte? -preguntó.

-No, está bien... -dije sonriente -¿De que querías hablarme?

-Bien, me ha contado un pajarito, que jugarás un gran partido junto a Ryan ¿Es cierto eso?

-¿Se puede saber quién es ese pajarito? -pregunté extrañada. No es como si fuéramos a mantenerlo en secreto, ni que fuera algo prohibido pero sabía que Bruce ni Ryan habían comentado nada.

-Oh ¿Cómo se llamaba? ¿Anna? No, Alisson, la prima de aquel chico Brian -¿Y cómo podía saberlo?

-Oh... Bueno, sí, hemos organizado un partido para pasar el tiempo, no es tan importante -si les decía que si lo era, probablemente quisieran venir.

-Bueno, entonces iremos -dijo mi madre y la señora Cooper.

En ese mismo momento, esboce una sonrisa nerviosa, aquellas que salen cuando uno por dentro se repite "¿Es una broma? Dime que no lo dice en serio" pero sí, probablemente irían, así que no iba a negarme.

-¿Sabes de donde se ha enterado Alisson? -pregunté indiferente.

-Creo que se lo ha mencionado Ryan.

¿Qué?

-¿Quién se lo ha mencionado? -volví a preguntar para estar segura.

-Ryan...

¿Desde cuándo tenían tanta confianza como para decirle algo así? No era tan importante el partido pero vamos, al mismo tiempo era tan personal, tan de ambos que lo único que quería era que estuviésemos solo Bruce, Ryan y yo, nadie más.

Sí, probablemente estuviera celosa pero deberé aprender a lidiar con este nuevo sentimiento.

Ahora, lo único que me quedaba era pensar en cómo iba a jugar un partido de fútbol americano con el chico que me gusta.

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