Son cosas de la vida...
Bajé las escaleras y nada me había preparado para lo que iba a ver a continuación...
WTF! ¿Es en serio? ¡Esto no puede ser cierto!
Casi me desmayo, ¿por qué Sean estaba sentado en mi sofá?, o mejor dicho, ¿por qué, si quiera, estaba mi casa? ¡Me estaba siguiendo o qué!
-Isa, ¿estás bien? -preguntó mi mamá con un tono de preocupación en su voz.
-Sí, sólo que... Nada, olvídalo, no lo entenderías.
-Bueno, te presento a Sean -¡Sean!- Jennifer y Jake... -dijo mi mamá señalando a cada uno de ellos- ... Son nuestros nuevos vecinos
Al escuchar "ellos son nuestros nuevos vecinos", me empecé a sentir débil y en menos de lo que pensaba, ya me había desmayado.
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-Ya está despertando -escuché decir a mi mamá.
-Sí, ojalá esté bien -dijo mi papá.
-Claro que va a estar bien, Isa es muy fuerte-dijo Cameron un poco preocupado.
-Mamá... Papá... Cameron y... ¡SEAN! -dije extrañada.
-Hola Isabella -dijo curvando sus sexys labios.
-¡Mamá! ¿Qué rayos hace ÉL... -lo señalé-..., aquí? -dije algo asustada.
-Él es Sean, nuestro nuevo vecino -mi boca formó una gran "o" al escuchar eso.
¿QUE, QUÉ?
Ahora lo recordaba todo, me desmayé por su maldita culpa, pensé que ya no lo vería más, pero ahora veo que me equivoqué...
Ahora es mi vecino, ¿acaso esto podía empeorar?
-Isa, Sean te llevará a casa de Keyla el lunes.
Ok, esto definitivamente podía empeorar.
-¿Qué? ¿No me puede llevar Cameron? -pregunté con un poco de molestia.
-No, él irá a buscar trabajo.
-Pero... ¡Mamá! ¡Recién lo conoces!
-Sí, pero ha demostrado ser una buena persona.
¡Nooo! ¿Qué le había hechos mi mamá mientras yacía inconsciente? Creo que le han lavado el cerebro, la verdad.
-Aunque si quieres ir caminando, no me molesta -dijo ella encogiéndose de hombros.
-Ok, iré con Sean -dije a regaña dientes.
Volteé a verlo.
Tenía una sonrisa triunfante en el rostro.
Lo fulmine con la mirada y me guiñó un ojo.
Di vuelta y gruñí por lo bajo.
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Estaba en mi habitación escuchando música y leyendo "LAVOZDELVIENTO", luego de leer "Bajo la misma estrella", que, personalmente, me pareció un poco aburrido. Empecé a leer la obra de Shannon Messenger, de la cual me quedé enganchada. Era una historia de romance y un poco de fantasía. Era genial. Claro, sin contar los alucinantes libros de Elizabeth Eulberg, de los cuales estoy perdidamente enamorada. Soy súper lindos y románticos.
Vi mi celular
11:55 p.m.
Ya era tarde así que me fui a dormir. Me iba a quedar dormida, cuando escuché unos golpes en mi ventana, provenientes de unas piedrecillas y otras de unas piedras muy grandes, traté de ignorar el ruido, pero era insoportable. Así que fui a decirle a la persona que estuviera haciendo eso, que parara o si no, mi puño vengador se estrellaría en su rostro "accidentalmente".
Fui a la ventana y vi al imbécil de Sean tirando piedras que fácilmente le podían romper la cabeza a alguien.
-¿Qué mierda te pasa imbécil? -grité histérica luego de sacar la cabeza por la ventana.
-A mí nada, sólo que... Quería llamar tu atención -dijo con una sonrisa dibujada en el rostro.
-¿Para qué? -dije algo nerviosa
-Para verte -dijo rascándose el cuello, owww... Se veía tan lindo cuando estaba nervioso.
-Y... ¿Para... Qué... Querías... Verme? -dije sonrojada y con la voz entre cortada.
-Para pedirte disculpas.
-Por...
-Por lo del otro día -guardé silencio, como diciendo "¿Por qué recién lo dices ahora?" o "¿Por qué pides disculpas?". Creo que mi cara de dio a entender la segunda opción.- Porque... No sé, me siento responsable de tu repentino desmallo el día que vine a la cena.
-Yo no me desmayé por tu culpa -mentí
-Bueeeno, si tú lo dices... -dijo alargando la "e" y alejándose un poco.
-¡ESPERA! -lo llamé y paró en seco. Dio la vuelta con una sonrisa en el rostro.
-¿Sí?
-Tienes razón, me desmayé por tu culpa, ¿feliz? -dije rendida. No podía mentir, y si lo hacía, no me duraba mucho.
-¿La verdad? ... -se hizo el pensativo- ...sí, sabía que era por mi culpa, por eso vine a disculparme.
-Disculpas aceptadas -dije riendo
-Ok, entonces... ¿Todo bien?
-Sí, todo bien, te veo el lunes -dije dispuesta a cerrar mi ventana, pero al repasar las palabras que había dicho, me di cuenta del terrible error que acababa de cometer.
¡Rayos! ¿Por qué dije eso? ¡Ugh, ahora va a creer que quiero que me lleve a casa de Keyla el lunes o sea, pasado mañana!... Sí, ya había pasado una semana desde el pequeño accidente en la cena y no había visto a Sean en toda la semana, según mi mamá, estaban de visita en casa de su abuela en New Jersey, ahora que les quedaba más cerca, la iban a poder visitar má a menudo. De seguro por eso vino hoy.
-Sí, entonces... Hasta el lunes, vengo por tí a las 7:00 p.m. -dijo algo nervioso, de seguro no esperaba que eso saliera de mis labios.
-No me refería a eso, ¡Dios mío! -dije en un susurro, pero por el silencio que reinaba en el vecindario, mi susurro fue en vano.
-Te escuché -dijo luego de cruzar la cerca blanca de madera que separaba su casa de la mía.
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Ya era domingo, faltaba solo un día para regresar a la escuela.
¡NO!
Y ahora mi mamá quería que el muy imbécil de Sean que casi rompe mi ventana y que pudo, también, haber roto mi cabeza, si llegaba a traspasar el vidrio, me llevara a la casa de Keyla, mi mejor amiga de toda la vida. Estoy segura de que Sean va a coquetear con Keyla o al revés, Keyla va a coquetear con Sean. Eso me molestaría demasiado porque me gusta un poco Sean. Sí, lo admito, me gusta, pero no es nada del otro mundo, un gusto como cualquier otro... Creo. A parte no sé... Tengo miedo de que pase lo mismo que pasó con Daniel.
Cambiando de tema...
¡Ugh! No quería que llegara el lunes, no quería volver a la escuela. Sería volver a ver a Daniel y a la zorra de Christine besándose y contándole a todo el mundo lo que pasó, sería escuchar más burlas de parte de las estúpidas porristas, las... Cómo decirlo... ¿Zorritas? Ok, zorritas de Christine, sería ver a más estúpidas persiguiendo a los del equipo de fútbol, ¡ugh, cómo odiaba ver esas cosas! Y como si fuera poco, tenía que soportar a los estúpidos hijos de puta que tenía como "profesores", como el maldito profesor de matemática, que me daba cólera de solo escuchar su odiosa voz, o la profesora de Geografía que es una vieja renegona que me reprobó solo por no poner un punto... ¡Un punto! ¡Un maldito punto! ¡Un estúpido e insignificante punto! Ok no, después los puntitos van a empezar una guerra contra Isabella Brooks y no quiero eso... Entre otros profesores que saben hacer es darme un dolor de cabeza de mil demonios.
Lo único bueno de la escuela era que iba a poder ver a mis 2 mejores amigos del alma, Matthew West y Keyla White, ¡los adoro!, nos conocimos en primer año, los tres estábamos perdidos en la escuela ya que, éramos nuevos, así que empezamos a hablar y de la noche a la mañana ya éramos inseparables, íbamos a todos lados juntos, ahhh... Eso fueros buenos tiempos...
Aunque... No todo iba a ser tan bueno, iba a extrañar a Cameron. Él se iba a ir a la Universidad. Cameron era el que me defendía de "la linda y adorable"(nótese el sarcasmo) Christine y de sus "adorables amigas" que me jodían la vida. Iba a ser difícil tratar de defenderme por mí misma sin el apoyo de mi hermano.
Vi el reloj.
12:30p.m.
De seguro mi mamá estaba alistando las maletas, ya que nos íbamos a ir a la playa y, ¿adivinen con quién?
Sí, con Sean y su familia.
~•~•~•~•~•~
Llegamos a la playa y no estaba muy llena, había como máximo unas 12 familias.
Estaba recostada en una silla tomando el sol, ya que todos se habían ido, mi madre, los padres de Sean y obviamente Sean. Solo vino mi mamá, porque mi papá tenía unos "asuntos importantes" que resolver, menos mal se fue, no sabía si habría sido capaz de verle la cara otra vez.
Volviendo a la playa...
Estaba relajada, me había olvidado de todo, disfrutaba el sol... Esperen, ¿y el sol?, alguien me estaba tapando el sol y, ¿quién era?
Sí, Sean.
¿Es que acaso no se cansaba de molestarme?
Aunque... Debo decir que... La vista no estaba nada mal, me mordí el labio, me gustaba ver esos abdominales bien marcados y sus fuertes pero no exagerados, músculos... Se veía tan sexy...
-Hola Isa, sé que no tuvimos un buen comienzo y sé que no te agrado mucho pero... Me gustaría hacer las paces contigo -dijo rascándose el cuello, se notaba que estaba nervioso, eso me gustaba, y mucho...
¡Diablo! ¿Por qué, de la nada, empiezo a decir esas cosas?
Debería calmarme.
¡Malditas hormonas! ¡No saben reaccionar correctamente frente a un chico jodidamente guapo!
-Ok, por mí está bien -dije restándole importancia y paseando la mirada por todas las personas dentro de mi campo de visión, evitando pasar la mirada por el abdomen perfectamente marcado de Sean.
Él sonrió, dejando ver una hilera de dientes blancos súper lindos, y unos hermosos labios que mataría por besar.
Será mejor que te calles, Isabella –intervino mi consciencia.
-Por primera vez, te haré caso. Todo por no cometer un terrible error... -le respondí.
-Entonces... ¿Amigos? -dijo sentándose a mi lado y extendiéndome la mano, la cogí y fue... Algo raro. Pero raro en el buen sentido. Jamás había sentido algo parecido y cuando digo jamás, es JAMÁS. Sentir esas chispas en mi interior era algo completamente nuevo para mí.
Se separó y dijo -Bueno, ahora que somos amigos, supongo que...
NARRA SEAN:
Fue bueno hacer las paces con Isabella, no me gustaría estar peleado con la chica que ahora era mi vecina.
Estaba tan feliz que quería ir al mar, eso era lo único que me calmaba cuando estaba emocionado o nervioso. Quería llevar a Isa conmigo, pero sabía que ella no aceptaría así que hice un plan. Iba a llevarla cargada tipo costal de papas al mar. Lo sé, muy poco original y un poco rápido, recordando el que recién somos amigos y todo y... Olvídenlo. Pero sabía que ella iba a chillar, pero valía la pena intentarlo, lo peor que podría pasar sería que me dé una cachetada, así que aproveché que se había parado para cargarla.
Pensé que se iba a tratar de bajar pero no lo hizo, eso me emocionó un poco, porque ahora sabía que se sentía segura conmigo... Creo. Y aunque a veces chillaba que la bajara y que me daba algunos suaves "golpes" en la espalda, no la bajaría por nada del mundo.
Llegamos al mar y lo primero que hizo ella fue tirarme agua, y así, señores y señoras (lectores y lectoras), fue como empezó nuestra guerra de agua. Empezamos a reírnos, empezamos a conocernos más, a hacer otras cosas y... Empecé a enamorarme un poco de ella. Bueno, un poco más.
Sí, lo admito, estoy casi enamorado de Isabella, es que... ¡Ah! No lo sé, ella es... Es perfecta, me vuelve loco y me pongo nervioso cada vez que le hablo. Es diferente, y cuando estoy con ella es como... ¡Puf! Diversión y mezcla de emociones, por doquier.
Regresamos de la playa a eso de las 6:00p.m.. Me había divertido mucho con Isabella, definitivamente ella era una caja de sorpresas, nunca sabías que cosa iba a hacer y... Creo, y espero, haberle caído bien.
Estábamos en casa de los Brooks' comiendo los spaghettis que había preparado Marissa, la mamá de Isabella, señora Brooks... Ya saben a lo que me refiero. Hablaban de la escuela y de un viaje que pensaban hacer, pero no presté mucha atención, estuve todo el tiempo observando a Isabella y cuando me encontraba observándola, agachaba la cabeza un poco sonrojada, así que no se los detalles de la charla que mantenían mis padres y la señora Brooks.
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