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¡Plañirás, Sean!

-Yo... Bien, sí, creo que sería lo más adecuado, ¿verdad? Digo, no tengo ni cacahuates idea de quien será tu ex ni de qué número de ex será y... No, no, no estoy diciendo que seas un mujeriego, solo me refiero a que tú, digo... Digo mucho "digo", ¿cierto? Bueno, la cosa es que nos conocemos un poco, ese 'poco' va de forma literal y pues supongo que deberíamos aprovechar para hablar ya que... -empecé a decir enredándome con las palabras, pero la risilla que se escapó de los labios de Sean me interrumpió-. Eso sonó muy mal, ¿verdad? -pregunté y asintió con una tierna risilla.

-Solo un poco confuso para el oído humano

Entre cerré los ojos, fulminante.

-No me estás ayudando.

-Tampoco intentaba hacerlo.

Mi boca formó una gran "o" y lo observé indignada. ¿Y qué recibí de su parte? Una carcajada.

Sí, señores y señoras, Sean O'Connor riéndose en momentos serios desde 1998, digo... Desde hace 5 segundos.

Hice un mohín y me crucé de brazos, tratando de parecer enfadada.

-Oh, Isa, ¿en serio te vas a molestar? -preguntó aún con una sonrisa-. Ohhh, no. Ven aquí -dijo me atrajo hacia él. Me apachurró, y me empezó a hablar como si fuera un bebé.

¿Pero qué carajos...?

O sea, ¡qué rayos...!

-Sean... -nada-. Sean... -nada-. Tengo papas fritas en la cocina. -abrió los ojos como platos y corrió hacia el lugar donde se encontraban las papas fritas.

...

Digo nuevamente... ¿Pero qué carajos?

Regresó a la sala con la bolsa de papas fritas y se sentó a mi lado. Lo observé expectante.

-¿Qué? -se encogió de hombros mientras me miraba y se metía un puñado de papas fritas a la boca.

...

Negué con la cabeza.

-Son las papas de Cam.

Abrió los ojos asustado.

- ¡¿Pero por qué rayos no me dijiste antes?! ¡Bien sabes que Cameron me odia! Ay, diablos, ¿ahora? -dijo con fingido terror.

-Ahora te las arreglas tú solito. Es mi venganza por reirte de mi desgracia -digo dramática-. MUAJAJAJA. MUAJAJAJA. ¡Plañirás, Sean, plañi...!

No termino mi frase porque Sean me tira un cojín a la cara.

Plañirás, Sean, plañirás...

Son esos momentos en los que te das cuenta de que ser obligada por Cam a ver iCarly no es tan tirado de los pelos como creía. Aunque en realidad el show no era malo, tal vez lo malo era tener a Cam a tu lado con la mano sujetando tu cabeza como si en un momento te fueras a escapar. Era demasiado exagerado. Solo era un programa de televisión.

-Isa, ¿sabes, siquiera, lo que la palabra "plañir" significa? -preguntó con una sonrisa.

-Sí... Creo...

-Plañir significa gemir y llorar sollozando, lamentarse de algo.

-Sí, es exactamente lo que quería que hicieras -digo intentando parecer segura.

-¿Eso o sufrir? -pregunta intentando ocultar un risilla traviesa que escapa de sus labios.

-Es lo mismo, digo... ¡Sufre! ¡Laméntate! Ugh... Da igual.

-Ay, Isa, estás loca...

-Hey, no es mi culpa... ¡Es la de Nevel! En ese episodio suena más como un "sufre" que como un "laméntate" -digo en mi defensa.

-Repito, estás loca.

-¡Claro que no!

-¡Yo no soy la que le echa la culpa a un personaje de televisión! -responde evitando notoriamente soltar una carcajada.

Me cruzo de brazos, no hay forma de discutir sobre eso.

Frunzo mis labios lo miro fijamente, cuando está a punto de hablar me volteo abofeteándolo levemente con mi cabello. Intenta hablar conmigo, pero no se lo permito, quiero que sufra. Muajajaja. Bueno, tal vez no tanto.

-Oh, Issy, ¿de verdad te vas a molestar? -dijo jugando con un mechón de mi cabello. Le di un zape en la mano. No me gusta que me toquen.

Querrás decir: gustaba.

Sigue sin gustarme que me toquen.

Claro, claro, ¿entonces como explicas todo lo que sucedido con Sean?

Just shut up, ok?

-Vamos, Is. Isa. Issy. Bella. Bell...

Ignoralo, ignoralo, ignoralo. Vamos, tú puedes Isa.

No voltees, no voltees, no voltees...

Te dije que no voltearas, Is...

Lo siento.

Sus ojos azules me hipnotizan y no puedo evitar dejar de lado mi plan: hacerlo sufrir por meterse con los personajes de TV.

- Pinche, Sean, ¿por qué rayos eres tan perfecto? -oops, creo que no debí decir eso.

- ¿Qué? -dijo sorprendido e intentando no reír.

- ¡Ahhhh! Me siento tan bipolar. Hace tan solo unos minutos estaba medio molesta y ahora lo único que quiero hacer es besarte, joder -Me mira sorprendido y eso me frustra. Dios, en serio soy bipolar, ¿qué rayos me pasa? ¿es normal ser bipolar cuando sales con alguien? Ahhhh.- Sean, deja de mirarme así, estoy loca, ¿ok? Pero se supone que aceptaste eso cuando empezamos a salir -Ay, ahora quiero llorar. Agache la cabeza para que no me viera. A veces siento que soy demasiado rara...

Sean se acercó un poco más y me abrazó, no me apachurró. Apretó sus labios en mi coronilla, dándome un tierno beso.

- Is... No estás loca -rió un poco- Y si lo estuvieras, ¿qué importa? Supongo que esa locura fue la que me terminó de enamorar... -levanté la cabeza para mirarlo a los ojos, él estaba sonriendo de lado- Dicen que es imposible enamorarse en tan poco tiempo, que solo es una ilusión. Será que ellos nunca se han enamorado de verdad...

- Sean, todos nos enamoramos -digo recostándome en su pecho.

- ¿Te he dicho alguna vez como lo hice? ¿Cómo me di cuenta de que eras la indicada? ¿A la que le daría mi corazón? -dice, y nuevamente levanto mi cabeza, no es por nada, pero estaba cómoda.

- No, pero creo que no me molestaría en lo absoluto escucharla -sorío tímidamente- de hecho, podríamos empezar con eso como parte de nuestro plan inicial.

Ríe y yo también, su risa es contagiosa.

- Tienes razón -sonrió.- ¿Ahora sí te puedo besar? -dijo con una sonrisa pícara.

Negué con la cabeza y me acerqué hasta juntar mis labios con los suyos. La comisura de estos todavía estaba un poco salada por las papas, pero lo demás... Se sentía como si estuviera en el cielo, jamás me voy a cansar de decir eso.

El beso era tierno, lleno de amor y cariño, no uno de esos salvajes como los que antes nos dimos en una ocasión. Las cosas eran diferentes ahora.

Nos separamos y no pude evitar sonreír. Él también lo hizo.

- Entonces... ¿hablamos? -digo, aunque la verdad es que me dio hambre y muero por ir a comer.

Mi estomago suena, ay, rayos, matenme ahora. Ríe un poco, señal de que lo ha notado.

- ¿Y qué te parece si mejor cocinamos algo y mientras hablamos?

- ¿Cocinar? Yo estaba pensando en salir a comer -digo y hago un puchero.

- Vamos, cocinar no puede ser tan malo...

- Bien, si se quema la casa es culpa tuya -digo levantándome y dirigiéndome a la cocina.

- Dudo mucho que se queme, pero vale -sonríe.

Le sonrío de vuelta y nos metemos a la cocina.

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