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Cuatro

Han pasado una semana, desde que Madeleine se fue al castillo y no a regresado, Espresso se canso de esperarlo y termino por Renunciar al ataque inesperado que tenía pensando el moreno para el paladín.

Espresso iba de costumbre al mercado, compraría algunas cositas y pasaría de paso por el árbol de los deseos, tenía ganas de cosas sin sentidos. Pero eso no era el caso, Pure Vanilla se acercó de nueva cuenta, el monarca parece tan interesado en el moreno.

Y ese día, en que ambos conversaban en casa del moreno, salió a relucir el propósito del monarca.

El lugar se puso realmente sombrío, serio, a decir verdad. Espresso no tenía nada que decir, estaba sorprendido, nervioso, mientras enfrente tenía a un antiguo monarca tan serio, nunca lo había visto de esa manera.

— Entonces...

La voz del monarca sonaba fría, esto hizo que Espresso solo alejara la mirada, afirmó lento.

— ¿Por qué?

— Bueno...

El moreno estaba por responder, tal parece que el pasado le molestaba a cierto monarca, no quería, porque sabía que todo eso le dolería aquel cookie.

— Vamos Espresso, responde.

La voz del monarca sonaba relajada, a decir verdad, esperaba la respuestas de una manera rápida y efectiva que fueran creible e incapaz de ser real.

Espresso bajo la vista, solo para ver a Pure Vanilla.

— Usted sabe que Dark Choco consiguió la espada más poderosa, la contraparte de la espada del rey cocoa. ¿No es así?

Pure Vanilla afirmó.

— En ese tiempo... Yo solo era un adolescente, estudiando ya la magia del café, mis tutores afirmaron que tenía un potencial y un don especial, por ende durante el encuentro y la caída de la nación, me cambiaron por libertad. En ese entonces, yo pude ayudar a un general de las tropas enemigas con sus heridas.

— Espresso, tu estuvistes ahí, ¿Cierto? El día en que Rey Cacao, murió ¡¿Cierto?!

Pure Vanilla sonó desesperado, se puso de pie y encaro a ese moreno.

— Quedé en shock cuando el hijo lo asesino.

Su vista fue hacia abajo, haciendo que Pure Vanilla quedada sorprendido e inmovil, pronto tomo asiento, llevo su mano a su cabeza y de manera lenta pequeñas lágrimas salieron.

— Tuve la culpa, no hice mucho, no detuve a Dark Choco... Por eso deje el ejército de la bruja, busque mi propio camino, no pensé que me dolería ver mi rey...

— A nadie... Tengo esperanzas que realmente su propio hijo no haya sido capaz de asesinarlo, que tal vez siga por ahí protegiendo a personas que lo necesitan y que pronto estara conmigo, con todos nosotros.

Cómo habían llegado a eso, cómo habían llegado a esa charla. Si realmente la charla había comenzado de una manera distinta. Después de todo, ambos solo guardaron silencio, Pure Vanilla no mencionó nada y simplemente se dedicó estar un rato con el moreno.

— Lamento mi actitud, no fue la adecuada a decir verdad. Tuvistes tus motivos para no poder defender a Cacoa en ese tiempo.

— La bruja malvada estaba decidida a destruir todo el pueblo entero y...

Guardo silencio cuando noto que Pure Vanilla alzó su mano, para que pudiera detenerse en decir más cosas.

— Descuida, todo saldrá bien... Solo dejemos el pasado por ahora.

El moreno dirigió su vista hacia el monarca, solo para afirmar con tristeza se sentía derrotado, acabado a decir verdad.

_

Después de aquella charla, para Espresso solo fue un desastre, por fortuna Red Velvet se encontraba con él, Espresso sabía quién era ese sujeto, conoció su pasado y convivio con él en su momento. Ahora tenerlo de vuelta cerca le hacia sentir esos recuerdos de confianza y protección.

— Entonces ¿Que opinas?

— No suelo entrenar con alguien, aparte porque muchos piensan cosas mala de mi.

— No serás el único, tras todo lo que ha sucedido, este pueblo me a acogido, es lo único que puedo hacer ahora.

Espresso dió un suspiro, realmente la situación de ambos no era la buena, sin embargo habían logrado llevarse bien, a menos un poco, con los habitantes. Espresso termino por aceptar ante la pequeña petición de Red Velvet.

Ambos caminaron hasta las afueras del pueblo, ambos tomaron su distancia, el más alto saco su espada, mientras que el moreno, hizo aparecer su grano de café envuelto en un fuego intenso.

A la cuenta de tres ambas cookies combatieron, podía notarse el gran movimiento de aquellos dos, sus ataques y golpes, haciendo que el momento fuera entretenido para ambos.

Pasaron así por horas y horas. Combatiendo y dando su mejor esfuerzo, hasta que finalmente se detuvieron y fue porque el moreno se sintió cansando.

— Eres bueno para ser un hechicero.

— Si, supongo que es parte de mis entrenamientos solitarios y las pocas veces que me dejan salir a incursiones.

— ¿Pocas veces?

— Si. Al igual que tú, crees que haré algún tipo de llamado y terminaré haciendo el mal con el pueblo.

— Entiendo, espero que un día se den cuenta de lo que hacen, no es sencillo ser un refugiado después de que la bruja a sido derrotada.

— Si.

— No lo dije para que pienses mal, tu te alejastes demasiado de la bruja malvada.

— No me gustó lo que hacía, aparte destruyeron mi pueblo, lo que tanto anhele se esfumó.

Red Velvet miro con tristeza, solo para mirar hacia otro lado, era cierto, ese último día, antes de que se uniera a ellos, logro ver el rostro de sufrimiento de ese chico haciendo que su interés incrementará, sin embargo aquel joven moreno dejo de sentir el interés.

— ¿Red Velvet? ¿Estás bien?

— ¿Eh? Si, perdón. Estaba pensando en cosas.

— Entiendo, si quieres podemos hablar otro día, supongo que necesitarás descansar.

— Descuida, estoy bien...

— Entonces te invito a mi casa por un café y donas.

Espresso camino, aunque abrió sus ojos ante lo que había dicho. Solo para sentirse mal, no podía negarse ahora, ya lo había invitado y no debía negarse. El moreno camino de nueva cuenta de manera recta, demostrando respeto y sabiduría.

— Es raro que no te sientas acosado por ese sujeto... ¿Cómo se llama?

— Madeleine... Ese paladín me debe una buena explicación sino quiere que lo calcine vivo.

— Vaya, ¿Que sucedió? ¿Por qué tanto odio?

— Olvídalo.

El camino fue silencioso, aunque de vez en cuando una simple charla salía de ambos, incluso pequeñas risitas que hacían sorprender algunos cuantos, puesto nunca pensaron que aquellos pudieran sonreír.

Un par de ojos los mira atento, esos orbes cambian de manera siniestra, parecen brillar, mientras su rostro demuestra rontunda molestia.

No es hasta media noche, cuando Espresso se acomoda para ir a descansar, había conversado por mucho tiempo con esa cookie y ahora estaba a media noche por irse a dormir.

Sintió un escalofríos recorrer su cuerpo. Una extraña sensación lo inundó, y antes de entrar a la cama camino hasta la ventana, la sensación fue tan extraña, sintiéndose observado y extrañamente sumido en algo que le hacía sentirse pequeño.

Después de unos minutos de ver qué no era nada regreso a la cama listo para dormir.

_

La mañana siguiente, Espresso despertó, se sentó en la cama, sus ojos demuestran un terrible sueño, que el añoraba por seguir, sin embargo sus investigaciones son lo primero.

Se levanta a tomar una ducha, aunque al dar el siguiente paso, un mareo y un pequeño sonido. Espresso logra sostenerse con la mesita de noche y toma asiento de nuevo, sin embargo nota un extraño artefacto. Una ¿Soulstone? Mira confundido ¿Que hacía eso aquí?  La toma en sus manos pudiendo notarse un brillo que le hace soltar de nuevo la dichosa piedra de color rosado.

— ¿Que rayos... ?

Trata de darle una especie de respuesta a lo que sostiene en sus manos, al sostenerlo se ilumina, emana un brillo suave y tenue, haciendo que Espresso logre soltarlo.

— Esta cosa...

Al notar que no hace algún otro movimiento aquel objeto, termina por tomar de nueva cuenta, está vez dejando que esa pequeña luz sea notoria.

Después de unos minutos dejo de tener reacción, no demostraba nada, solo estaba aquella SoulStone en blanco, con ese caracteriztico color.

_

Para la tarde, había ido a buscar a Pure Vanilla, tal vez tenga conocimiento de aquello sucesos que ha tenido esta mañana, se siente como un niño pequeño, buscando a su mentor para que le expliquen las cosas. Durante su camino Red Velvet lo encuentra, el ex general se encuentra sonriente mientras le extiende su mano, así como lo hacen en la clase alta.

Espresso está confundido, aunque ambos parecían tener cierta cercanía y de manera tímida, ya que piensa que otros puede verlo de esta manera toma la mano de este.

Siente ese escalofrío recorre su cuerpo, siente esa sensancion que le haria temblar, era tan confuso, aun así fue valiente.

— ¿A dónde va?

— Iré a ver a Pure Vanilla.

— Entonces lo acompañó y lo dejo cerca, no quiero que piense que haré algo malo.

Ambas cookies caminaban hasta que Espresso detiene su andar, al notar como en el parque se encontraba Pure Vanilla y ese paladín.

— Ese idiota...

Espresso susurro con enojo, Red Velvet noto aquello, solo para tocar el hombro.

— Debe de calmarse, usted no debe de andar rebajándose a la ira.

— Lo sé. Pero ese tipo se lo merece, que lo mate...

El moreno camino con cierto toque de enojo. Y en cuestión de segundos logro alcanzar a ambos rubios, quien de manera molesta le reclamo al paladín.

— ¡Eres un maldito! Desgraciado...

Susurro lo último, al empujar un poco al paladín, este no dijo nada, solo quedó sorprendido y aún así comprendió lo que aquel hechicero le decía.

— Fue un error, entiende, yo también me estoy culpando.

— ¡Claro! Desaparecer y no disculparte...

Las manos de Espresso se encendieron y antes que ouedieea lanzar su ataque fue detenido por el antiguo monarca.

— Vamos Espresso, tenemos que hacer algo mejor.

El antiguo monarca lo jalo, haciendo que su enojo desapareciera y solo se limitará a acomodar sus anteojos. El paladín miro con cierto toque de recelo, en cambio giro su vista hasta ese ex general.

_

Espresso estaba molesto. Su ira había desaparecido, sin embargo estaba molesto.

— ¿Por qué no me dejó...? Pude a verle ganado. Ese sujeto no sabe lo que le espera, no por ser un paladín le da derecho a todo...

— Espresso, de es calmarte, la ira ni va a resolver nada y terminarás metiéndote en problemas. Todo el pueblo habla que Red Velvet y tú, andan planeando la resurrección de la bruja.

— Que tonterías dices, sabes que mis investigaciones se basan a la magia del café, no andar reviviendo a los muertos.

—Bueno, bueno, ¿Que es lo que querías decirme?

Después de un momento reaccionó.

— Podemos hablarlo en privado, en dónde no tengamos las vistas de más cookies.

— Claro, vamos a mi casa, será perfecto para conversar.

Sonríe el mayor, solo para caminar con alegría, mientras Espresso lo mira desde atrás. Una vez en casa de Pure Vanilla, se dispone a tomar asiento, el rubio hace lo mismo después de a ver dejado una taza de café.

— Bien, ahora puedes decirme.

— Bueno, usted debe de saber que es esto...

Espresso le muestra la soulstone, quien de manera suave emitió una luz. Haciendo que el mayor mirara asombraron, sus ojos bicolor se dejaron ver y de manera suave una sonrisa se dibujo.

Espresso no comprendió porque el repentino dibujo de sonrisa del mayor, solo esperaba que no fuera algo grave.

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