Capitulo dos
Me encontré un taxi, el cual me cobró el doble de dinero que gasto en un par de zapatos.
«Taxista aprovechado como vio que estaba perdida como un pingüino, según él vino a mi rescate»
Cuando llego a mi casa me doy cuenta que es la misma hora que llego siempre, ósea las tres.
«Eso te pasa por dormilona»
—Hola papá y mamá.
Saludo mientras entro a la casa y veo dos caras puestas en mí.
—Qué hay de buenos.
Habla seco mi padre mientras dirige una mirada a mi madre.
—Y tu madre no vas a decirme nada de buenos.
—Buenas tardes hija.
Dice antes de dirigirse a la cocina yo me quedo con mi padre en la sala.
—Bueno me voy a cambiar.
—¿Por qué no te largas de una vez?
—Porque no me da la regalada gana, ¿Para qué tu hagas lo que quieras aquí? jamás.
—Sabía que eras un estorbo cuando te vi la primera vez.
—Pues este estorbo es tu hija, así que te jodes.
—¿Quién lo dice?
—¿Perdón?
Ya sus palabras y ofensas me entran por un oído y se me sale por el otro.
«¿Qué cosa habrá querido decir con eso?»
¿No será que?...No creo, eso no me haría mi madre.
Después de nuestra pequeña riña él se va a la calle. Y no me importa a donde parará.
Subo a mi habitación y lo cierro con llave para que no entre nadie. Me siento en la cama y me pongo a llorar sé que sus palabras no tienen por qué hacerme daño pero igual lo hace. No sé cómo llegamos a esta situación antes era diferente muy diferente.
Escucho mi celular sonar y agarro mi cartera y busco lo cojo y veo el nombre de mi jefe.
—¿Aló señor Martínez?
—Aló señorita Danne, usted tiene tiempo para mañana.
—Por supuesto señor si mañana es miércoles.
—Lo sé, la necesito para que me acompañe a un paseo.
¿Paseo? Esto me suena a una cita.
—Señor lo siento, pero yo soy una mujer de su casa y no sale con personas casadas, así que búsquese a otra.
—No señorita, usted me está confundiendo, la quiero a mi lado como secretaria ya que vamos a tener una reunión en un crucero.
«¿Crucero? que guau»
—Lo siento señor por decirle que...
—No se preocupe señorita lo quiero aquí a las diez y con ropa de gala.
Dicho esto cuelga «No lo puedo creer, por primera vez voy a estar en un crucero». Estoy tan feliz que estoy saltando de felicidad en un sólo pie.
—¿Cómo voy? —Digo mirando mi closet y no veo ningún tipo de vestido.
«¿Ahora qué hago? ¿Cómo carajos voy?»
Ya sé quién puede ayudarme voy directo a mi celular y marco su número.
—Contesta por favor contesta. —Digo mientras suplico.
—Aló Danne.
—Hola kade, necesito que me hagas un favor.
—¿Qué pasó? que hago por ti que necesitas.
—Nada...quiero que me salven...necesito que vengas con vestidos de gala.
—¿Vestidos de gala?
—Sí, tú tienes varios y quiero que vengas aquí y me traigas algunos que me den.
—Cuenta con eso.
Dicho esto colgó, me senté con una sonrisa en el rostro mientras empiezo a revolcarme en la cama de felicidad.
«Voy en un crucero»
Sigo echada en mi cama en forma de estrella cuando escucho a mi madre gritar desde la sala.
—¡Ya voy! —Grito mientras me paro.
Me dirijo a la sala y me dirijo a la puerta y lo que veo me deja con la boca abierta ahí está kade con varios vestidos mientras me mira con una sonrisa.
—Pasa, pasa. —Digo abriéndola la puerta. —Ya que mi padre no está, será mejor que hagamos esto antes de que mi padre venga.
Entramos sin que mi madre me grite por la visita.
Cuando entramos a mi cuarto kade se sienta mientras extiende los vestidos.
—¿A ver qué tipo de vestido me has traído?
—Te traje los mejores.
—¡Ahh! Que lindos están todos.
—Vamos a dejar a todos con la boca abierta.
*********
Estoy lista con el vestido que elegí, aunque no es muy elegante, pero a mi encantó el modelo.
Fue el único vestido que era para un crucero ya que los demás eran para lugares más elegantes y el único vestido era ese.
El vestido es un color ¿blanco?... Ay no sé qué color será, pero está diseñada con flores negros con bordes blancos y los cuales me queda hasta el hombro.
No sé cómo decir por qué no se me da bien explicar las cosas, ese tipo de cosas no es lo mío.
Agarro mi cartera pequeña donde apenas cave mi libreta de notas y bajo las escaleras donde veo a mi padre tomando su café y leyendo el periódico.
Cuando estoy por salir me detiene la voz.
—Adonde se va la señorita, seguro a capturar a algún galán.
Hago oídos sordos a su discurso sin sentido, espero un rato hasta que veo aparecer un taxi hago parar y me subo y le indico a mi lugar de trabajo ya que ahí será el lugar de encuentro ¿verdad?
Cuando llego veo el a mi jefe al lado de su auto me bajo y le pago al conductor. Me dirijo donde está mi jefe.
—Buenos días jefe me estuvo esperando desde hace rato.
—Buenos días señorita Danne y no, recién llegue.
Nos quedamos en silencio un buen rato «Hasta podría pasar un huracán y nada saldría de mi boca»
—Por cierto estas linda.
—Gracias... ¿Jefecito puedo hacerle una pregunta?
— Por supuesto, usted diga.
—Quien más va a venir... no se lo tomé mal sólo que es una pregunta pequeñita... nada más.
Hablo mientras que con mis dedos hago la seña de algo pequeño.
—Pues va a venir mi esposa, por eso la estoy esperando.
—A...ya. —Digo mientras asiento lentamente.
Me paro a su lado para esperar a su novia, esposa yo que sé. Es la décima vez que bostezo ya que la dichosa esposa no aparece abro mi carterita y sacó mi celular y veo que son las diez y media.
«Me pase media hora esperándola, que cansancio, mis piecitos me duelen por estar parada»
—Ahí está mi esposa. —Escucho que habla mi jefe.
—Ya era hora. —Susurro.
—¿Disculpa?
—Digo que esta hermosa. —Hablo con una sonrisa radiante.
—Hola mi amor disculpa si me demore mucho.
—No te preocupes cariño eso le pasa a todos.
—Tienes razón, unos más que otros. —Digo en voz baja.
Mi jefe me mira con la ceja alzada y yo sólo le muestro mi carita de que no dije nada.
—Nos vamos. —Digo entrando en la parte trasera ya que ellos son los esposos irán adelante. Miro de costado y veo que me miran con la cara de «¿Y a esta que le pasa?»
«Que se jodan, porque me hacen esperar tanto»
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