9.Quiero ya no amarte
Capitulo dedicado a mis hermosas lectoras StephanySanchez822, AndreinaSanchez764, pamearmy95 y GiselParedes3.
Recuerden que si no salen ahora, saldrán en los próximos. No se olviden de comentar, así les dedico capítulos. Un besoooo.
9.Quiero ya no amarte.
Verena.
Un dolor sordo se instaló en mi pecho, un dolor que llevaba adentro hace tanto tiempo.
Quizás empezó cuando mi madre y mi padre, me dejaron de hablar hace unos tres o cuatro años. O tal vez, cuando vi las fotos que me enviaron de Marrie y Jeremías juntos.
Lo sentía como un dolor fantasma, uno que no me impedía seguir con mi vida... Creo que soy capaz de soportar mucho, soporte cuando mi padre llegó y se llevó a mi abuela. Soporté saber que me quitaron mi título y me sacaron de mi familia.
También soporté las lágrimas cuando mi abuela me llamó para decirme las noticias que circulaban de mi en Inglaterra. Fui fuerte cuando le dije que lo que sucedía con Ezra, no me afectó y no me dolía.
Soporté la mirada cargada de lastima, que me dio Lidia. Las palabras de aliento de Dafne, el abrazo de Luca y calme el enojo de Lisandro. Les dije que estaba bien.
Porque sinceramente lo estaba, no sentía nada. Por primera vez desde que todo empezó, no sentí nada...Y eso me preocupa.
Recuerdo haberme sentado y escuchando como todos hablaban sobre Cloe, sobre teorías y sobre posibles movimientos. Pero la verdad es que a mi no me importaba, no me importaban Ezra y Cloe, es más por mi podrían pudrirse en el infierno los dos.
Se que me levanté y me despedí de todos, antes de meter la excusa de que estaba cansada y quería ir a dormir.
Al llegar a la casa, Wendy me recibió con mucho amor. Me deje llenar de besos y deje que se acostara conmigo. En ese momento, era todo lo que necesitaba.
***
Las horas pasaron, se hicieron días, y los días se convirtieron en semanas. Mi abuela no podía volar de Inglaterra para estar conmigo, según ella porque no le daban el pasaporte.Algo que seguramente mi padre organizó, jamás la dejaría ser libre conmigo.
Esa es otra cosa que yo soporté, otra más a la larga lista.
Las cosas en casa no habían cambiado, yo seguía conviviendo con Luca, su compañía y a la de Wendy me hacían muy bien. Aunque quizás ellos no lo notaban, no salía de la casa. La prensa se había vuelto insoportable, ni siquiera a mis controles pude asistir.
Sandra empezó a venir a casa, claramente disfrazada como civil. Ya que nadie sabía de mi embarazo, había decidió que fuera secreto, al menos hasta que mi bebe naciera. La noticia de la boda se hizo pública en todos lados, lo peor es que yo termine siendo foco de las atenciones. Buscaban hablar conmigo y me hacían preguntas escandalosas ¿Cuando había terminado con Ezra? ¿Sabía acaso que mi ex se iba a casar? ¿Por qué residía en la casa de mi ex cuñado?
Muchas preguntas que jamás respondí, Luca hizo una que otra declaración insultando a los periodistas. Hasta soltó a Wendy para que los mordiera, lo cual fue peor porque se armaron varias teorías y especulaciones.
Sabía que Luca se reunía con sus primos a debatir lo que pasaba con Cloe y todo el drama que había detrás, pero había decidido que por el bien de mi salud mental eso no me importaba y no iba a tomar cartas en el asunto.
De día me mantenía ocupada, leía libros de cómo ser madre, crianzas de bebés, cocinaba y cuidaba de Wendy. A veces recibía la visita de Daf o Lidia, pero la verdad apenas toleraba hablar con otras personas. Siempre me hacían la misma pregunta ¿Estás bien?
Y yo no podía responder.
Pero lo peor eran las noches, oscuras y largas, no había una noche en la que no me despertaran las pesadillas o terrores nocturnos. Nunca recordaba que soñaba, pero me levantaba llorando y gritando.
Las primeras semanas eché a Luca, cada vez que entraba a mi habitación. Hasta que una noche, lo escuché cantar a través de la puerta. Siempre eran canciones tristes, melancólicas, su voz me lograba calmar al punto que podía volver a dormir. Luego de tres noches, le pedí que durmiera conmigo.
Sabía, muy en el fondo, que él sentía algo y que teníamos que hablar. Pero estaba tan cansada últimamente, que no quería pensar en eso y me sentía terriblemente egoísta.
Pero él nunca se quejó, nunca dijo nada que me hiciera sentir una carga. Comenzó a dormir conmigo, cuando me levantaba llorando y gritando me calmaba. Me cantaba algo y cuando al fin dejaba de llorar, buscaba el tensiometro electronico para medir mi tensión.Luego dormimos juntos, con Wendy al medio. Por esas pocas horas, me olvidé de todo lo que sucedía a mi alrededor y me dejaba ser.
Algunas noches que no podía dormir, Luca me contaba cosas que hizo cuando tenía mi edad. Viajes por el mundo, hablaba de los lugares que conoció y sobre todo lo que aprendió. Me contó que nunca quiso ser abogado, pero no había tenido otra opción. Nunca hablamos de su matrimonio fallido, tampoco intenté tocar el tema.
Cuando cumplí siete meses de embarazo, la prensa había dejado de molestar, alguien hizo algo más estúpido y me dejaron en paz. Pero salía con ropa holgada, para disimular mi panza. Pero mi pequeña se hacía notar cada vez más, había tenido que cambiar mi guardarropa por uno más fresco y ancho.
Hoy decidí salir sola a recorrer la ciudad, no sabía a dónde iba, así que puse música en el auto y manejé. Por varios minutos me mantuve tranquila sin pensar en nada, hasta que comenzó a sonar una canción en particular ¿Qué Me Faltó?- HA-ASH .
Comencé a cantarla de a poco, hasta que me di cuenta de que la estaba gritando en el auto, al mismo tiempo que lloraba a mares.
— Te acercaste y preguntaste, ¿Cómo estoy? Te mentí cuando te dije: "de lo mejor" Pero en mi mente pasó — Gire en una calle, mientras secaba mis lágrimas. — ¿Por qué es ella y no soy yo? ¿Qué me faltó para ser la mujer de tu vida? Yo tengo tus cartas, pero ella tiene tu poesía ¿Qué no te di para que te quisieras quedar?
— Eso mismo, ¡Hijo de puta! — chillé, frenando en un semáforo. — Hice lo mejor que pude para mostrarte. Que en mis brazos, si, podías tú quedarte ¿Qué hizo ella? ¡Dímelo! Que no supe hacerlo yo.
Sentía tantas cosas, tanta bronca y enojo. Frené el auto en un parque, me di cuenta de que era el mismo parque que visitaba cuando era estudiante, justo al frente de la hamburguesería de Luis.
La canción seguía sonando,mientras yo seguía llorando. Pero me quedé pensando cuando volvieron a cantar el estribillo ¿Qué me faltó para ser la mujer de tu vida? Yo tengo tus cartas, pero ella tiene tu poesía.¿Qué no te di para que te quisieras quedar?
Entonces comencé a procesar los meses que viví con Ezra, y la respuesta llegó como si fuera el viento de la rosa de Guadalupe. No me faltó nada, yo di todo y más por él, por nosotros. Estaba dispuesta a esperar a que él dejara de quererla, porque lo entendía y respetaba sus tiempos.
Pero él no me respeto a mí, a él le faltaron huevos para dejarme y para decirme las cosas de frente. Le falto amor propio y por querer ser su salvadora, me termine perdiendo a mi misma. Terminé siendo yo, quien perdió más.
Las últimas semanas fui un cascarón de quien fui toda mi vida, no es la primera vez que me desilusionan y está será la última. No voy a dejar que esto siga controlando mi vida, mi forma de vivir y mis planes a futuro. Me duele muchísimo verme tan triste, sabiendo todo el esfuerzo que hice y aún así jamás alcanzó.Intenté ser suficiente para él, olvidando por completo ser suficiente para mi.
Algo se había roto dentro mío, desde hace tiempo, pero Ezra terminó por hacerlo pedazos. Quizás no vuelva a unir esas partes nunca más en mi vida, pero si algo había aprendido en los últimos años. Es qué por más que el mundo se me venga encima, siempre me pude parar sola.
Baje el espejito del auto, para mirarme la cara, estaba despeinada, mis ojos rojos y llenos de lágrimas. Con ojeras, pálida y los ojos carentes de brillo y de felicidad.
Nunca más, me repetí en silencio. Nunca más. Me tocó aprender a las malas, que la única persona a la que tengo que salvar es a mi misma.
Busqué mi bolso, saqué un pañuelo y me sequé las lágrimas. Me miré en el espejo del auto, no tenía maquillaje corrido, porque llevo tiempo sin pintarme. En mi auto tenía maquillaje de repuesto, así que busque lo que necesitaba y me arregle.
Cuando terminé, seguí por el pelo, lo tenía atado en un moño algo desordenado. Yo no era así. Gracias a Dios, mi auto siempre tenía todo lo que necesitaba.
Me peine y me puse dos horquillas doradas en formas de flor para sostener mi cabello. Por suerte, este estado de depresión nunca me hizo vestirme mal, pero creo que en parte se lo debo a Luca que me ayuda en las mañanas a elegir mi ropa. Al parecer tenía la teoría de que si en el embarazo me vestía bien, la pequeña saldría con buen gusto por la ropa.
Decidí que iría al centro comercial a comprar las cosas necesarias para mi bebe, ya que después de la última vez que fui, no volví a ese lugar. Puse en marcha el auto, y justo vi el cartel de se vende en la hamburguesería...
Lo pensé, quizás podría hacer mi sueño de niña realidad. Tal vez, este era el lugar en el que debería estar, justo en el momento en el que tenía una epifanía en la cual debía dejar de ser una estúpida y volver a ser yo.
Entonces tomé una foto al cartel. Quizás no era mala idea.
***
Llegué al centro comercial, media hora después. Comencé a ir a distintas tiendas, compré muchas, demasiadas, mudas de ropa de verano. Ya que mi pequeña supuestamente nacería a finales de diciembre.
Amo tanto los vestidos rosas, con flores sobre todo, los amarillos, verdes y celestes.Con pequeños sobreritos y botitas a juego, de solo imaginármela se que se vería hermosa.
Compre un conjunto a juego, para mi sobrino y mi hija. Dafne tenía ocho meses y estaba emocionada porque pronto conocería su bebe, y todavía no le había regalado nada. Su baby shower sería dentro de dos semanas, así que esto sería perfecto, además de unas cosas hermosas que encontré en la tienda.
Luego, fui a comprarme ropa linda, y me arreglé el cabello. Antes me llegaba a la cintura y me lo corté a la altura de los hombros.Me hice una nutrición, para darle más brillo y color. Me mire al espejo de la estética, pintada, arreglada con un vestido nuevo.Me sentía hermosa, me veía hermosa y eso me puso feliz.
— Se ve radiante señorita. — Dijo la peluquera, quien me devolvió la tarjeta de débito. — Sinceramente las embarazadas tienen un brillo especial, pero usted se ve como una modelo de revista.
No pude evitar sonrojarme y sonreírle, a veces era necesario que nos dijera algo lindo.
— Muchas gracias, eso creo. Pero todo gracias a tus manos, dejaron hermoso mi cabello.
Cuando salí de la peluquería, tenía muchas bolsas en mi mano. Busqué mi celular, estuve mensajeando con Luca toda la mañana. Le dije que había venido al centro comercial, y se quejó de que no lo invite. Pero le aseguré de que vendría conmigo a comprar la cuna y el cochecito.
Luca: Esta noche organizamos cuando vamos a ir de compras los dos. Además tengo algo que decirte.
Yo: Bueno, yo tengo algo que decirte también. Nos vemos en la cena.
Había tomado una decisión importante y esperaba que él estuviera de acuerdo. Porque después de poner en pausa mi vida mucho tiempo, tenía que tomar las riendas otra vez.
***
Decidí que tenía mucha hambre y no quería cocinar cuando llegara a casa. Así que entre a un lujoso restaurante, como venía con muchas bolsas los camareros me ayudaron a dejarlas en una mesa. Me dieron la carta y se retiraron.
Mientras me desidia que comer, acariciaba perezosamente mi barriga.
— ¿Verena? — La voz masculina, con cierto acento español. Me hizo levantar la vista de golpe, topándome con tres hombres.
Paolo, Katzu y Ciro, los mejores amigos de Ezra. Los tres me miraban entre asombrados y sorprendidos, los vi analizarme a mí y las bolsas que estaban a mi alrededor. Todas con logos con bebés o con animalitos pequeños. Me maldije internamente, por haberme cambiado mi vestido holgado, por uno pegado al cuerpo color marfil.
— Hola. — fue lo único que atine a decir.
Suspiré una vez, antes de levantarme para saludarlos. Vi el momento exacto en el que los ojos de los tres bajaron a mi vientre gigante.
— ¡Oh mierda! — exclamó Paolo.
— No puede ser.
— ¡Joder! .
— Bueno tampoco estoy enferma, solo estoy hinchada. — dije con sarcasmo. Ciro me miró a los ojos, sin ningún tipo de gracia.
— ¿Cómo?... — al parecer ninguno de ellos sabía cómo hacer la pregunta.
— Les contaré lo que quieran saber, con la condición de que se sienten y comamos. Porque la verdad, ambas tenemos hambre. — Me queje, tomado asiento de nuevo, ya que los tres seguían pasmados como para saludarme.
Los tres se miraron, se que deben estar pensando, pero ninguno se anima a decirlo. Pero fue Paolo, para mi sorpresa, quien se sentó primero. Los otros dos le hicieron caso.
Los camareros aparecieron con rapidez y tomaron nuestra orden. Cuando se marcharon, tenía tres pares de ojos mirándome con atención.
— Dijiste ¿Ambas? — hablo Ciro, me miraba de una forma que no podía descifrar.
— Si, estoy esperando una niña. Tengo siete meses de embarazo — ,los tres volvieron a compartir una mirada. — Y por las dudas les aclaro, es de Ezra y claramente no lo sabe. Pero bueno, a él le gusta hacer cosas sin decirme. Como escaparse con Cloe sin dejarme un mensaje o casarse. — me miré las uñas. Luego volví a mirarlos. — Cosas que seguro ustedes ya sabían.
Mi voz había sonado demasiado filosa, venenosa. Si ellos sabían lo de Ezra o no, no era mi problema. Pero si era mi asunto si ellos le decían sobre la bebe.
— Nosotros... — comenzó a decir Paolo. — Bueno yo por lo menos, no sabía nada. Me enteré de todo hace semanas cuando salió la noticia. Es más, no estuve en el país desde hace meses, siento mucho lo que hizo mi amigo. Reni, la verdad no tenía ni idea.
— Yo si sabia que Ezra y vos no estaban trabajando. — intervino Katzu.No me miraba a los ojos. — Lo llamé pensando que se habían tomado unas semanas para estar juntos, pero me dijo la verdad. Que se había ido con Cloe. — Luego me miró, la culpa y la vergüenza danzaban en sus ojos rasgados. — Entonces supuse que habían terminado, y no...
— Y no te importo que pasaba conmigo, solo esperabas que tu amigo no se equivocara. — termine por él, la verdad no me dolía. Eran los amigos de Ezra, no mis amigos. A mi no me deben nada
—Exactamente, aunque suene estupido yo... Lo siento.
Rodé los ojos, iba a soltar un suspiro pero me contuve.
— No tiene porque disculparse, ustedes no me embarazaron.
Nos trajeron la comida, aproveche para darle un bocado a mi plato. Sentía la mirada de Ciro encima mío.
— Yo no sabía que se había ido con Cloe, pensé que estaba contigo. No fue hasta que Dafne me llamó, preguntándome si sabía que Ezra te había dejado y se había escapado con Cloe. — Me quedé atónita ante su confesión .— Yo sabía que él estaba dudando lo que sentía por ti, pero pensé... Pensé que no seria tan idiota para arruinar lo único bueno que había conseguido en su vida.
—Pues, lo es. — Dije con frialdad, estaba totalmente recta como un clavo. —Por eso, les voy a pedir que si llegan a hablar con él. No se lo digan, él decidió y eligió quedarse con ella. Se casó con esa arpía, después de todo lo que le hizo. — Aunque estoy resentida con Ezra, no puedo evitar sentir lástima por él .—Pero cada acción tiene una consecuencia, y esta es una. No quiero que sepa de la bebe, al menos no por boca de alguien más.
Los tres se quedaron en completo silencio, procesando lo que les acaba de decir.
— Es su bebe también... — dijo Ciro, antes de que pudiera interrumpirlo él siguió hablando. — Pero no es justa la forma en la que te dejo, no después de todo lo que hiciste por él. Sos una mujer increíble, y no mereces lo que él te hizo. Así que tienes mi palabra Verena, no le diré nada a Ezra.
Antes de que pudiera responderle,Paolo habló mirándome con amabilidad y respeto.
— Yo tampoco le diré nada, porque creo en el respeto y la lealtad. Y lamentablemente Ezra se pasó todo eso por el culo. — Hablo medio enojado. — Siento mucho lo que sucedió, quizás mis disculpas no sirven de nada. Pero enserio lo lamento.
— Yo creo que debería saberlo, pero no soy quien para decirle. — Katzu me miraba con preocupación. —Espero enserio que vos y tu beba tengan paz, y si para eso es necesario no decirle a mi amigo. No se lo diré, como dijo Paolo la lealtad y el respeto son importantes. Nunca se debe apuñalar por la espalda, a quien una vez te defendió.
Respire aliviada, no esperaba que estuvieran de acuerdo tan rápido. Pero me consuela saber que respetan mi decisión.
— Gracias a los tres, la verdad se que pido mucho y que Ezra es su amigo. Y a mí no me deben nada, pero gracias por respetar mi decisión. Acepto las disculpas. — tome un sorbo de mi copa de agua. — Lamento que las cosas fueran así, sinceramente es lo mejor.
Los tres asintieron, por varios minutos todos hablaron de cualquier cosa. De mis controles, de si había pensado en algún nombre o cosas por el estilo. Mientras almorzamos, casi parecía una reunión de viejos amigos.
— ¿En dónde te estás quedando? — preguntó Ciro. Al cabo de un rato. — Porque fui a verte a tu departamento, pero no estabas allí.
Por alguna razón, me dio vergüenza decirlo.
— Con Luca, cuando pasó todo lo de Ezra. Lidia, Lisandro, Luca y hasta Dafne se ofrecieron a ayudarme... Llevo los últimos cinco meses viviendo con él.
Todos se quedaron callados y con una expresión de sorpresa en el rostro, salvo Ciro quien me miraba de manera pensativa. Tengo miedo de que al mirarme tanto sepa todo lo que pienso acerca de Luca y sobre la pregunta que me hizo semanas atrás.
— ¿Luca Ferrari te ofreció su casa? — preguntó totalmente sorprendido Katzu. — ¿El mismo antipático, sarcástico y antisocial?
Reprimí una risa. Quizás sarcástico si era algo que iba con Luca, pero antisocial y antipático nunca.
— La verdad es que él es muy buen amigo, me ayuda bastante. Sinceramente hay muchas cosas que no hubiera podido hacer sin él, le debo mucho.
—¿Pero te trata bien? — Ahora fue Paolo quien me cuestiono. —Porque no era muy apegado a su familia, y esto es raro.
— No sé que concepto tengas de él, pero sin dudas es la persona más amable que me tope. Hizo demasiadas cosas por nosotras, creo que nunca había estado tan... — casi cometo el error de decir lo que pensaba. Pero me corregí a tiempo, ellos no debían saber lo que siento, no les importa. — agradecida con alguien.
—Eso es bueno, solo espero que hagas lo que hagas. Siempre sea por tu bien y de la bebe. — respondió Ciro, mirándome con dulzura. — Por lo menos me siento tranquilo, de saber que te cuidan.
Terminamos de almorzar, era un ambiente relajado y menos tensionado. Ellos me hablaron de algunas de sus conquistas y trabajos. No me dejaron pagar mi cuenta, es más me pidieron una variedad absurdamente gigante de postres, y luego me ayudaron a llevar mis bolsas a mi auto.
Me sentía algo cohibida caminando por el centro comercial con tres hombres, totalmente arreglados, elegantes y guapos. Quienes cargaban mis bolsos, y si le sumo la forma en la que estaba vestida y arreglada. Parecíamos una portada de revista.
Cuando guardamos todas las cosas en mi auto, los tres se me quedaron viendo. Supe que tenía que tomar el control de la situación y los saludé con un abrazo a los tres.
—Déjame decirte ese corte de cabello, te queda hermoso. Te ves preciosa. — me alago Paolo.
Sonreí agradecida.
— Gracias, algunas lo llaman cerrar ciclos. — los cuatro reímos, una risa tranquila y despreocupada. — Me tengo que ir, ya no tengo la misma energía que antes.
Sabía que hoy habían sido amables, quizás por pena, culpa o porque enserio les agradé cuando me conocieron. Pero estaba agradecida por que enserio respetaran lo que les pedí.
—Nos vemos querida. —Katzu se despidió. —Espero tener el privilegio de conocer a la pequeña.
—No quería decir nada, pero yo igual. — confiesa Paolo.
— Pueden visitarla cuando nazca, pero todavía faltan un par de meses.
—Mientras tanto, ¿Podemos visitarte a ti? — preguntó Ciro, me giré un poco para mirarlo. — No estamos aquí porque seamos chismosos, nos acercamos hoy a ti. Porque te apreciamos y creímos que serías la indicada para Ezra. Ahora sabemos que no, pero eso no quiere decir que tengamos que dejar de hablarte. Te lo dije antes, eres una mujer maravillosa y puedes encontrar en nosotros amigos para salir a hablar si así lo necesitas.
— Lo tendré en cuenta, adiós. Muchas gracias, por todo chicos.
Me subí al auto, antes de que me largara a llorar. No podía hacerlo frente a ellos, porque sería admitir que sus palabras me llegaron al alma, y me confirmaron lo que ya sabía.
Le había dado todo a Ezra y él no lo aceptó, entonces ya se acabó. Cualquier tipo de oportunidad, de perdón o de volver con él. Quedó reducido a cenizas, cenizas que sencillamente se llevó el viento.
Capitulo dedicado a todas las mamis que tuvieron que maternar con el corazón roto.
Seguimos con el maratón, besos y comenten mucho mucho. Que las estoy leyendo.
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