18. Nuestro último adiós.
18. Nuestro último adiós.
Verena
Apreté el botón de video llamada, mientras esperaba que mí abuela me respondiera.
Wendy se acostó a mí lado en la cama.Escondió su hocico justo en la curvatura de mí cuello, acaricié con delicadeza sus orejas tiernas. Ella cerró los ojos y se relajó a mí lado.
Hace un par de días que no se me separa, pareciera que siente que falta poquito para que nazca la pequeña.
— Hola, Verena. No te veo — gritó mí abuela por el celular.
Su grito hizo que Wendy se incorpore y observé a todas partes, al notar que no había nadie se volvió a dormir.
— Abuela, tenés que apretar el icono de la cámara.— dije intentando no reírme.
Ya que la escuchaba renegar en inglés, es tan tierna mientras se queja.
Después de varios segundos,pude visualizar a mí abuela. Ella dejó de tener cara enojada cuando me vio.
— ¡Mí niña ! — chillo feliz.— ¿Qué estás haciendo acostada ?
— Abuela, cómo te extraño. — fue lo primero que dije. — Es que me canso mucho últimamente.
— Ya no vas a extrañarme más, dentro de dos días voy a estar viajando.— me aseguró con una sonrisa. — Es normal que estés cansada a esta altura del embarazo.
— Si ,no puedo creerlo todavía .— murmuré. — Siento que al fin tengo todo.
Ella me miró sonriendo.
— Que hermoso es verte así de feliz,mí niña. En el fondo sabía que serías feliz de nuevo, y volvería a ver tus ojos brillar.
Se me llenaron los ojos de lágrimas, al escucharla decir eso.
— Es que te tengo a ti, a la porotita y a Luca. — admití.— Tengo proyectos, tengo amigos de verdad.
— Es que Luca es todo un caballero. Él cuida muy bien de ti. — ella mira para todos lados. — Además es muy guapo, deberías darle una oportunidad. Se nota que está enamorado, es más lindo que el otro.
No pude evitar soltar una carcajada. Bueno, al menos decirle que ahora estoy con Luca, va a ser una noticia agradable.
— Bueno, con respecto a eso debo decirte algo.
— Está bien, pero antes. Podrías enseñarme cómo está esa pancita linda.
— Claro que sí. Pero tardo un poco en levantarme.
Deje el celular sobre la almohada. Primero me incorporé, luego me levanté de a poco. Lamentablemente Wendy, tuvo que salir de la cama e irse ofendida al suelo. Pero en cuanto me puse de pie, ella volvió a su lugar en la cama.
Tomé el celular y vi que mí abuela estaba mirando a la cámara fijamente.
— ¡Ahí estás! ¡Pensé que se había ido la señal! — el alivio era evidente en su voz.
— No abuela, acá estoy. — Camine hasta el enorme espejo de la habitación. Di vuelta la cámara , para enseñarle mí barriga.
— ¡Qué hermosa estás pequeña! ¡Mira lo enorme que está mí bisnieta ! — dijo emocionada. La miré a la cámara y estaba llorando.
— No llores, que me haces llorar. — dije eso, al borde las lágrimas que no tardaron en salir.
— Es que estoy muy feliz, mira lo hermoso que estas. Esa pequeña te puso muy hermosa.
Me acomode mejor en el espejo, mostrándole mí barriga. Que ella vea muy bien mí estómago.
— Pero pesa mucho. Ya quiero que salga. — me quejé.
— Es que parece que estuviera a punto de tener a la bebé.
— Supuestamente quedan 18 días…
No pude terminar de hablar ya que fui interrumpida por alguien que entró gritando a todo pulmón a la habitación.
— Hola, amor mío. — Luca apareció de la nada, abrazándome y dejando un beso en mí boca. — Te extraño mucho en el trabajo. Odio tener que ir a trabajar. — se quejó, escondió la cabeza en mí hombro.
Me quedé congelada , con el celular firmando todo.
— ¡Con que me robaste a mí pelirrojo ! — gritó totalmente indignada.
Luca dio un saltó, alejándose de mí
— ¿Margaret? — pregunto mirando a mí celular.
Mí abuela nos miraba a los dos, con mucha atención.
— Primero no te robe nada. — me defendí. Sentí a Luca reírse detrás mio.— Segundo, esto era lo que te quería contar. Estamos juntos con Luca. — acomode el celular para mostrarnos a los dos.
Luca se acomodo detrás de mí, y puso ambas manos sobre mí estómago.
— Le juro Margaret que amo demasiado a su nieta. Prometo cuidarla muy bien, a las dos. — hizo énfasis acariciando mí estómago. — Bueno a las tres, cuando esté aquí.
— Muchacho relájate,sé que la amas y que cuidarás muy bien de ellas dos. — dijo mí abuela. — Por eso estoy tranquila, porque sabía que ambos se tenían.Era cuestión de tiempo que se terminarán enamorando.
Yo estaba llorando, otra vez.
Luca seco una de mis lágrimas y luego besó mí mejilla.
— ¿ Entonces estás bien con esto ?
— Claro, es que no puedo rejuvenecer 20 años para cortejarlo. Así que está bien que estén juntos. — respondió ella.
Luca soltó una carcajada haciéndome reír. Dejó un pequeño beso en mí hombro.
Me encanta como nunca puede dejar de besarme, o hacerme caricias cada vez que puede.
— Pero tengo algo que decirles, seguramente tengan que enfrentarse a la opinión pública, hija fuiste el centro de todos los chismes. Luego de que salió la noticia de que Ezra se casó con esa chica. — dijo con seriedad. — Pero que no les afecte, su amor es algo bello. Porque van a hablar de ustedes y de la bebé.Tienen que ser fuertes para lo que se viene.
Asentí sin poder hablar. Tenía un nudo en la garganta. Porque ella entendía perfectamente cual era uno de mis miedos.
El ser observada y juzgada por los demás. Por mis actos y estupideces, no quiero que mí bebé sufra por esas cosas.
Luca me abrazó con fuerza, como si de algún modo entendiera todos los sentimientos que convergen en mí interior.
— Vamos a poder con todo. Lo que venga. — me aseguró.
— ¿Prometes aguantar toda la locura que pueda suceder de ahora en adelante? Sabes que que en cuanto todos se enteren, te criticarán peor que a Misael y yo seré igual que Cloe.
— Hija mía, no te confundas. Aunque el suelo esté derecho, hay niveles y Cloe está muy por debajo de ti. — acotó mi abuela. — Pueden decir lo quieran de ustedes, pero solo les puede afectar si ustedes lo permiten.
— Margaret tiene razón, si el problema es mí familia. No la vemos y punto, si los que importan están al tanto de nuestra relación. — habló Luca con voz calma.— Lidia, Lisandro y Dafne nos apoyan. ¿Qué importa lo que opine el resto ?
Ellos tenían razón, no debía importarme lo que opinara nadie más que yo. Además de las personas que amo y forman parte de mí vida.
— Tienen razón, a la mierda con todos. — luego mire a mí abuela, totalmente apenada. — ¡Se me escapó!
— Tranquila hija, ya no soy duquesa. — sonrió. — Además muero por probar mí primer cerveza, así que espero que me reciban con una fría.
Tanto Luca, como yo empezamos a reírnos. ¿Una cerveza? Dios mio, al parecer no soy la única que le gusta salirse de las reglas.
Luca me obligó a tomar asiento en la cama. Él hizo lo mismo, y pasamos las siguientes dos horas hablando con la abuela. De cómo la habían tratado los últimos días, al parecer estaba bien ya que mí padre había dejado todo en paz luego de ser nombrado duque.
Luego él, le contó cuando hablamos y decidimos dar el siguiente paso y cómo de allí todo parecía salir bien.
Ambos estuvimos de acuerdo en que ella sepa el nombre de la bebé, le gustó mucho. Dijo que su significado era hermoso y esperaba enserio poder conocerla enseguida.
Ambos hicieron una apuesta de cuando nacería la pequeña. Ella apostó que el mismo día en el que ella llegaría, Luca dijo que llegaría dos días antes de lo planificado. Por mí parte, aposté que llegaría en la fecha exacta.
Seguimos hablando de cualquier cosa, hasta que le dije a Luca que tenía hambre y tenía que ir al baño.
— Bueno hija ve a hacer tus cosas. — dijo mí abuela.
Me levanté de la cama, Luca tomó el celular entre sus manos. Aproveche que estaba distraído para besarlo, quería darle un beso corto. Pero él cretino puso su mano en mí nuca y metió su lengua en mí boca…
— Hola, no hay señal.No los estoy viendo...Maldita sea la tecnología, esto con las cartas no pasaba. — la escuché quejarse, lo que me hizo reír en la boca de Luca.
— Desubicado. — susurré.
Se encogió de hombros y puso el celular enfocado su cara.
— Aca estoy.
Le hice un gesto vulgar con el dedo a Luca, haciendo que esté simplemente ría.Enojada me encamine hacia el baño.
Luca.
—Ahora que estamos solos, quiero decirte algo.
Miré a Margaret seriamente, ya que sabía que me iba a amenazar si lastimaba a Verena. Pero estoy listo para asegurarme que primero me tiró de un puente, antes de hacerla llorar.
Quizás sea un poco dramático, pero da igual.
— Dime.
— Se qué vas a cuidar de ambas. Creo en su amor y en su relación, estoy muy feliz de que ella esté con vos. — sonrió al mirarme. — Esperaba que no volviera con Ezra, porque sin dudas él no la merece. No después de verla tan apagada. Solo quería decirte que le devolviste la luz. Gracias por eso.
Me quedé callado por unos segundos. Sin saber bien que decir. No esperaba que dijera algo como eso.
Pero en el fondo me sentía halagado de ser aceptado por ella.
— No tienes porque agradecerlo…
— Sí, porque ella tuvo la oportunidad que yo nunca tuve.
— ¿ Qué quieres decir ?
— Yo también estuve enamorada de alguien, que me devolvió la luz. Pero no pude estar con él. Y ver qué mí niña, si pudo. Me llena el alma.
— ¿Usted cree que ella me ama?— pregunté cómo un niño pequeño.
— Claro que te ama, los ojos no mienten.
— Ahora mismo, me siento el hombre más afortunado del mundo.
Ella soltó una carcajada, yo también me reí.
— Cuidalas por mí. ¿Si? — dijo en un tono melancólico.
— Claro que las voy a cuidar, son mí vida.
Justo cuando ella estaba por decir algo, apareció Verena con un plato gigante de galletas.
— La idea es que comas, cosas nutritivas.
— El bebé está nutrido, sino mira este estómago.
Ella hizo unas poses raras. Tuve que dar vuelta la cámara para que Margaret la vea. Y tome mí celular para sacarle unas fotos a ella.
Quizás no esté arreglada como ella acostumbra. Pero así con unos shorts de licra, una de mis remeras y un gigante plato de galletas en sus manos. Se ve hermosa y radiante.
Se dio cuenta que le estaba tomando una foto, y me tiró un beso.
Seguramente imprima estás fotos para tenerlas en mí escritorio.
— Bueno, ya se está haciendo tarde. Me tengo que ir a dormir. — dijo Margaret después de unos minutos.
— Esta bien, abuela. Nos vemos , que descanses.
— Adiós mí niña. Y Adiós mí nuevo niño.— dijo en mí dirección.
— Adiós Maggi. — dije haciéndola reír.
Nos despedimos una vez más. Luego ella cortó.
Tomé una de las galletitas del plato. Verena me miró con mala cara.
— Dijiste que no eran nutritivas.
— Pero yo no estoy embarazado, puedo comer cosas chatarras. Hablando de eso ¿Lograste hablar con Luis ?
Ella asintió.
— Si, no pide una cantidad exagerada.Es más creo que me hizo precio por ser yo. — comentó.
— Eso es porque sos la única que come sus hamburguesas.
— Ay quiero una. — murmuró. — ¿Vamos por hamburguesas?
— ¿Ahora ?
— No, en la noche. Salgamos a comer hamburguesas.
— Está bien. — acepte, todo lo que quiera ella. — ¿Ya compraste el edificio?
— Si, va en trámites. Mañana tengo que ir con el notario público y estaría todo. ¿Revisaste los papeles que te di ?
— Te aprovechas de tu novio abogado. — me quejé en broma. — Pero si está todo en orden.
— Al fin, ahora tengo que ir otra vez al baño. Pero cuando vuelva, vamos a ver a dónde ir a comer.
Ella salió disparada al baño. No pude evitar reírme. Pero cambié mí gesto cuando la escuché gritarme que busque un lugar de hamburguesas.
***
La junta directiva de la empresa, es algo cotidiano que se realiza todas las semanas los lunes. Es un dolor de cabeza y me tiene podrido.
En realidad antes no me molestaba, pero hoy Verena se levantó inquieta y como debía irse al notariado. No me dejó que la acompañara, dijo que tenía que realizar mí trabajo y luego estaríamos juntos en la tarde.
Mientras mí tío Cornelio hablaba, yo aproveché para revisar mí celular. Verena me mandó una selfie sacando la lengua, con la descripción. #soyduenadeunedificio.
Mandé un emoticón de enamorado y el pulgar arriba. El orgullo que me recorrió el cuerpo, intentó no sonreír. Pero me es imposible, ella está logrando todo lo que se propuso y encima sola.
Si me pide ayuda, en cuanto a la accesoria legal. Pero todo esto lo consiguió solita, y en el estado en el que está es totalmente admirable.
— ¿La demanda de los acreedores en que términos se encuentran ?— preguntó Lidia, quien estaba al lado de su padre.
Tarde un segundo en darme cuenta de que me estaban hablando a mí.
— Por suerte, todo quedó arreglado cuando llegamos a un acuerdo económico. La demanda fue retirada. — dije, di algunos informes detallados para que todos quedarán conformes.
— Excelente. Ahora hablaremos …— comenzó diciendo Lidia. Aunque su padre fuera el CEO, ella era quien tenía las riendas de la situación.
Nadie en la habitación se atrevía a contradecirla. Es más, hasta mí padre prestaba atención a lo que ella decía. Ya que sin dudas, ella ocuparía el lugar de mí tío.
Luego de media hora más de tortura. Dieron por finalizada la charla.
Me levanté de mí asiento, saludé algunos de los miembros de la junta. Entonces mí celular comenzó a sonar.
Veo que es una llamada de Verena, atiendo rápido. Sin importarme que todavía siga en la sala de juntas.
— Hola ¿Pasó algo?
— La bebé, ya viene. — chillo. — Estoy en taxi camino al hospital.
— ¡¿Qué?!— grite haciendo que todos me volteen a ver. Vi que Lidia se acercaba hasta mí. — Faltan dos semanas todavía.
La escuché quejarse del dolor.
— Pues , acabo de romper la fuente. Así que viene ahora. — dijo en un tono irónico.
— Lo siento, ahora mismo te alcanzo.
Colgué el celular,encontrándome con Lidia.
— ¿Qué pasó ?
— La bebé, viene en camino. — dije.
— ¿Qué? ¿Cómo que ahora? — preguntó histérica. — No estoy preparada para ser tía.
— Yo menos.
— Yo seré madrina, eso es más importante y con más responsabilidad.— hablo exaltada. Comenzó a tirarse aire con la mano.
Ambos estamos entrando en pánico y ninguno se estaba moviendo.
— ¡Vamos! Verena nos espera. — dije y salí disparado de la oficina. Clarament esquivando a mí padre.
Lidia corría pisándome los talones. Ambos abandonamos las instalaciones Ferrari para ir a estar con ella.
No puedo creer que al fin, voy a conocer a la pequeña.
Verena.
Los dolores eran insoportables, sentía que mí cuerpo se partía en dos. Ese dolor duraba unos veinte segundos antes de desaparecer unos cinco o seis minutos.
Llegué al hospital, gracias a Dios el taxista era una buena persona y me ayudó a llegar a la entrada. En donde me asistieron dos enfermeras.
Le di las gracias al taxista. Luego me deje ayudar por ambas enfermeras que me subieron en una silla de ruedas.
Me hicieron ir hasta la guardia, para anotarme.
En eso, comenzó una nueva contracción. Mucho más fuerte que la anterior y más dolorosa.
— AHHHHHH, NECESITO A LA DOCTORA.— suplique gritando.
— La doctora está en camino, ahora la llevaremos a una de las habitaciones. Pero primero tenemos que terminar de ingresarla en el sistema.
Ellas intentaban explicarme las cosas. Pero no podía decir nada más, me dolía mucho.
¿Por qué tiene que doler así ?
Las enfermeras fueron demasiado rápidas. En menos de cinco minutos, llenaron mí formulario y me llevaron a una de las habitaciones.
— Por favor, si llega Luca Ferrari. Háganlo pasar enseguida.
Ellas asintieron y me dejaron una bata para cambiarme. Me tranquilizaron diciendo que la doctora ya estaba viniendo.
Me cambié lo más rápido que pude, es decir que tarde unos diez minutos. Porque enserio me dolía, me dolía tanto que no podía estar parada.
Empecé a llorar desconsolada. Estoy sola en el hospital, no hay nadie acá. Y me duele mucho y tengo mucho miedo.
Las lágrimas caían como cascada por mí cara.
La puerta de mí habitación se abrió de golpe. Dejando ver a Luca, tenía puesto su traje negro, que s eouso está mañana.
— Veré. — grito acercándose a mí con rapidez. Me abrazo con fuerza. — Tranquila princesa, estoy acá.
Seguí llorando e intentando respirar. No podía calmarme.
— Tranquila, se que estás asustada. Pero no estás sola, estoy aquí contigo.
— Estás aquí. — murmuré abrazandolo.
— Vamos a hacer las respiraciones que te enseñe. — dijo, se separó un poco de mí. Sus manos seguían en mis hombros y su mirada me transmitía mucho amor. — Inspira lento y suelta despacito.
Hice lo que me decía, inspire con lentitud y solte el aire por mí nariz de la misma forma. Ambos hicimos ejercicio unas cinco veces. Hasta que logré calmarme.
— Las contracciones duelen mucho. — me quejé.
— Lo sé, ¿Quieres que intentemos hacer algo?
— Si que la maldita doctora venga ahora. Así me saca a la bebé y no me duele más.
— Lidia está en eso. O está gritándole a alguna persona para que la busque.
— ¿ Ella está aquí?
— Claro, estábamos en una reunión. Lisandro está en camino, y paso a buscar a Dafne.
Asentí, mientras respiraba con fuerza cuando apareció otra contraccion.
— Ven , siéntate de rodillas en la cama. Y luego apoya los brazos en el respaldar. Vamos a hacer un ejercicio.
— ¿ Los de la clase de partos? — pregunté confundida.
— Si, para algo fuimos a doce clases.
Hice lo que me pidió.
Me acomode como si fuera un escarabajo. Apoyando los brazos estirados sobre el respalda de la cama. Comencé a hacer otro tiempo de respiración, mientras Luca hacía círculos en mí lumbar.
El movimiento de alguna forma calmaba. Mí dolores y molestias. Cuando llego una de las contracciones, fue dolorosa pero más tolerable.
— ¿Estás mejor ? — preguntó él.
— Un poco. Gracias.
— Vamos, seguí respirando.
Le hice caso. En otro momento me sentí incómoda de estar así de transpirada, con una bata abierta en el culo, y con la mano de Luca muy cerca de allí.
Pero ahora con mis dolores, no podía importarme menos
La puerta se abrió con suavidad. Apareció la bendita doctora.
— Veo que los dos aprendieron muy bien, en clases de parto. — comentó ella.
— Nadie me dijo, que dolería tanto y que sería como si intentará parir una sandía. — dije en un tono mordaz.
Levanté la cabeza para mirar a la doctora.
— Si, pero tienes la opción de pedir una epidural.
— No la quiero. No quiero estar drogada cuando nazca la bebé.
— Listo, ahora te voy a revisar. Así que necesito que te recuerdes en a cama y abras las piernas. — la vi ponerse unos guantes blancos.
Hice lo que me pidió de mala manera. Porque justo volvió a aparecer una contracción tan dolorosa, que me hizo gritar con fuerza.
Apreté tan fuerte la mano de Luca, que lo sentí quejarse todo momento.
— Gladis. — dijo Sandra, mirando a la enfermera que la acompaña.a Ella me estaba revisando. — Trae al camillero, está a punto de dar a luz.
La enfermera salió corriendo.
— ¿La bebé está en camino ?— pregunto Luca.
— Si, llego el momento. Por lo que se ve, está todo en orden. Me iré a prepararme. — dijo quitándose los guantes y desechandolos. — Ahora llega el camillero, quien te llevará a la sala de partos.
Ambos sentimos, y la vimos marchar. Mí corazón empezó a latir desembocando en mí pecho.
Llegó el camillero segundos después, tomo la cama y comenzó a moverse. Pero primero miro a Luca.
-— ¿ Usted es el padre ? — le pregunto directamente.
Pero antes de que Luca respondiera, me encontré diciendo.
— Si, es el padre. Lo necesito conmigo en el quirófano. — luego mire a él, tenía los ojos llorosos. — ¿Vendrás?
— Siempre.
El camillero siguió su camino, saliendo de la habitación. Afuera se encontraba Lidia quien se levantó al verme, Dafne que lloraba y me miraba con ternura y Lisandro quien tomó a su hermana del brazo para que no saltará encima mío.
Mí mirada siguió hasta el hombre que tomaba mí mano con fuerza. Luca.
No estaba sola, y ahora jamás volvería a estarlo.
Holis, de nuevo con otro capítulo y ya estamos por conocer a la pequeña. Les comento se vienen lágrimas de felicidad y de tristeza
Y en dos capítulos más, aparece EZRA
¿Listas para el drama ?
Un besote, nos leemos pronto.
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