14.Quiero que sea real.
Fotito multimedia de como esta Verena en su embarazado.
Capitulo dedicado a @mayragalante28 quien cumple años. Estos dos primero capitulos son mi regalito.
14.Quiero que sea real.
Verena.
Las semanas habían pasado como un suspiro, habíamos dejado el invierno detrás y al fin comenzaba a sentir el viento fresco de la primavera y el aroma de las flores de jazmín en cada esquina. Los días eran más largos ahora, como si el sol se resistiera a dejarnos a oscuras, y yo aprovechaba cada momento para perderme en las calles del barrio privado en el que vivía con Luca, y ahora Dafne.
Luego del funeral, las cosas eran raras en casa. Dafne no salió de su habitación, únicamente cuando la obligamos a comer o cuando Ciro llegaba. Ambos se pasaban horas en silencio, como si hablar no fuera necesario. Solo necesitaban la compañía del otro.
Me costaron muchos besos, convencer a Luca de no espiarlos por la puerta de la habitación.
Para la mitad de la segunda semana, Dafne salía hasta el patio y se quedaba horas sentada en el jardín con Wendy a su lado. A veces me dejaba sentarme con ella, y hablábamos de cualquier cosas, o a veces leíamos los pocos libros que tenía. Ya que mi biblioteca seguía guardada junto a todas mis cosas en una bodega.
Otras veces ella se quedaba abrazando mi vientre, mientras mirábamos películas junto con Luca. Quien para la tercera semana logró que Dafne saliera a caminar con él, para poder despejarse y hasta permitía que Ciro los acompañara.
Para la cuarta semana, Dafne nos informó que había decidido comenzar terapia y volver al grupo de apoyo de adictos en recuperación. Algo que habíamos pensado con Luca, pero no lo habíamos hablado con ella.
Nos habíamos abrazados los tres luego de tener una charla demasiado íntima, demasiado personal en donde los tres dijimos cosas que teníamos atoradas muy adentro nuestro.
Aunque en esas semanas, no habíamos hablado con los padres de ellos. Ni un susurro de Lilia y Vicenzo. Tampoco de Ezra, sabía que Ciro lo intentaba contactar pero no lo había logrado. Así que en unos pocos días viajaría a buscarlo.
Todavía no sé qué sentir con respecto a eso. Habían pasado meses desde que Ezra se fue, pero el rencor, el dolor y ese inquietante sentimiento de rechazo y amargura seguían estando. Dudaba mucho de si lo seguía amando...
Amar es una palabra tan grande, tan compleja... Yo había amado a Ezra, me había enamorado de él... Pero él se encargó de romper ese sentimiento, sabía que su amor no me pertenecía por completo. Pero no esperaba que me soltara de esa forma, no cuando di demasiado.
Pero a veces dar mucho, no es bueno.
Así que estaba lista, desde hace tiempo, para soltar algo que nunca fue mio. Entendía que es el papá de mi niña, pero solo eso. Pero tengo miedo... de que la rechace por ella. Yo puedo soportar que no me quiera a mi, es más está bien que sea así. Pero no podía permitir que le hiciera lo mismo a ella.
Mire mi vientre de 33 semanas, era enorme. Si antes había crecido, ahora parecía que mi pequeña era una gigantesca pelota de playa. Acaricie con amor mi vientre, sintiendo una patadita de mi pequeña.
— Nunca voy a permitir que te hagan sentir que no lo vales hija, que sos descartable y que no mereces amor. — murmuré. — Voy a ser para vos, todo lo que nunca tuve.
Seguí caminado por las calles, disfrutando del sol en la cara. Al doblar la esquina, vi la figura de Luca. Caminaba hacia mí, a medida que se acercaba. Su semblante serio cambió y sus ojos se iluminaron al verme.
Mi corazón se alteró y por alguna tonta razón, sentí mi cara calentarse.
— Princesa. — me saludó a la distancia. Haciéndome sonreír ante ese ridículo apodo.
Camine un poquito más rápido, para acortar la distancia que nos separaba. Quizás si parecía una adolescente boba cuando pase mis brazos por su cuello abrazándolo. Pero sentí que mi corazón estallaba en mi pecho, cuando sus brazos me rodearon la cintura. Me levantó un poquito del suelo, haciéndome reír.
Nos abrazamos con fuerza, o mejor dicho lo que mi panza nos permitía. Me dejo en el suelo con cuidado, no sin antes darme un beso corto en los labios.
— Sabes que ya no soy parte de la realeza. Ese apodo ya no queda conmigo. — dije a modo de saludo, Luca puso los ojos en blanco.
Las últimas semanas habíamos cambiado demasiado nuestra forma de tratarnos, había más complicidad, más intimidad, más besos a escondidas de Dafne y algo más... Algo de lo que todavía no habíamos hablado.
— Creo que a esta altura, deberías saber que no te digo princesa por tu título. — se puso a mi lado y enganchó su brazo al mío.
Entrecierro los ojos mirándolo de reojo.
— ¿Entonces por qué me dices así?
Luca me miró con esa sonrisa traviesa que lograba ponerme nerviosa y al mismo tiempo, hacer que me derritiera.
— Porque eres mi princesa, la única aquí dentro. — Dijo, llevándose una mano al pecho, justo donde estaba su corazón.
Rodé los ojos, aunque sentí que mi cara volvía a arder. Él siempre tenía una forma de convertir cualquier momento sencillo en algo que me dejaba pensando más de lo que debería.
— Qué cursi, Luca. — Respondí, intentando sonar indiferente, aunque sabía que mi sonrisa me delataba.
— No es cursi, es la verdad. — Me detuvo de repente, girándome hacia él. Su mirada era seria, intensa, como si buscara que entendiera algo más allá de las palabras. — ¿Sabes qué más es verdad?
Tragué saliva, consciente de la cercanía y del brillo en sus ojos. Negué lentamente con la cabeza.
— Que daría todo por verte feliz. — Su voz era apenas un susurro, pero lo sentí como un golpe directo al corazón.
No supe qué responder. Las palabras parecían inútiles ante la profundidad de lo que acababa de decirme. Lo único que pude hacer fue quedarme ahí, mirándolo, dejando que ese momento hablará por nosotros.
Me levanté de puntillas de pie y lo bese, uniendo nuestros labios en un tierno beso.Intente alejarme, pero sus manos me sostuvieron por más tiempo. Con gusto segui besandolo, dejándome llevar por él y por lo que estoy sintiendo.
— Ya me estás haciendo muy feliz. Todos los días. — le aseguré, mirándolo a los ojos.
No mentí acerca de lo que dije, él me estaba haciendo feliz... Tan feliz que me estaba curando de a poco.
Luca es parte de mi proceso de sanación, un proceso que me llevó tiempo...Pero al fin estaba sanado.
— Vere... — tartamudeo, sus ojos estaban vidriosos.
Puse mi mano en su mejilla, acariciando su cara con cuidado. La mano de Luca se puso sobre la mía, tomó mi mano llevándola a la boca para poder besarla. Un gesto sencillo que me hizo temblar las piernas.
Sus ojos verdes, iguales a los de Ezra, pero al mismo tiempo tan diferentes. Me miraban con tal ternura, que me apretó el pecho.
Acaso ¿Merezco que me miren así? ¿Qué él me mire de esa forma? ¿Merezco volver a sentir esta emoción de nuevo?
Este sentimiento me altera, me enloquece y me hace desearlo con locura. No puedo siquiera pensar en darle nombre a esto.. Porque sin dudas se siente como amor.
Sin duda alguna, estoy empezando a sentir amor por él. Lo cual me encanta y me aterra en partes iguales.
— ¿Dafne está bien? — le pregunté, intente que mi voz sonara relajada. Pero no podía, sentía el corazón en mis oídos.
— Si, ella y Ciro se quedaron hablando. Al parecer él se irá el martes. — En tres días irá a buscar a Ezra, un escalofrío me recorrió la espalda al pensarlo.
—¿Qué piensas acerca de eso?
— Eso mismo te quería preguntar yo a ti. — Seguimos caminando disfrutando del sol.
— ¿Te parece si hacemos un pensamiento por otro? — pregunte, Luca sonrió. Habíamos hecho esto antes, siempre que teníamos que hablar de algo que nos costaba expresar con normalidad.
— Me parece bien. Primero las damas.
— No se bien como sentirme, no sé si lo primero que voy a hacer será golpearlo o decirle que será padre... — suspire frustrada. — Y tengo miedo de que la rechace, por culpa de ella.
Lo sentí tensarse a mi lado.
— Te diría que mi hermano jamás haría algo como eso. Pero siento que ni siquiera lo conozco. — admitió con tristeza. — Pero no te preocupes por eso, a la bebe nunca le faltara nada. Tendrá amor de sobra.
Asentí con la cabeza. No quiero creer que Ezra haría algo tan bajo, pero es tan estupido cuando está cerca de ella.
— Yo estoy dividido entre muchos sentimientos. Pero en realidad estoy furioso con él, no solo por dejarte. Sino porque no cumplió ninguna de las promesas que hizo, el no lastimarte, estar para Dafne y no dejarme solo con todo este caos. — las palabras de Luca fluyeron como si fuera una represa rota. — Estoy cansado de que nunca piense que sus acciones tienen consecuencias, pero al mismo tiempo me da pena ver lo mal que hizo todo.
Me quedé callada por un par de minutos, buscando las palabras adecuadas.
— Es que esa siempre fue su forma de actuar — dije finalmente, con la mirada fija en el camino frente a nosotros. — Hacer las cosas por impulso, luego las piensa y las medita. Pero no se da cuenta de todo el daño que dejó en el camino.
— Creo que lo sabe — respondió Luca después de una pausa, su tono bajo, casi sombrío. — Pero le da miedo enfrentarse a eso.
— ¿Y no le da miedo dejar a otros para que se hagan cargo de lo que hizo? — Pregunté, sintiendo cómo la frustración subía por mi garganta.
Luca suspiró, deteniéndose un momento antes de girarse hacia mí.
— Le debería dar miedo, pero no creo que piense en eso. Al menos, no mientras está atrapado en sus propios problemas. Ezra nunca fue bueno manejando las consecuencias, siempre se las ingenia para que alguien más lo haga por él.
Sus palabras me dolieron, no solo por lo que significaban, sino porque sabía que eran ciertas.
— No sé si puedo perdonarlo — confesé, sintiendo cómo mis ojos se llenaban de lágrimas.
— No tienes porque hacerlo, no tienes que hacer nada que no quieras. — dijo, su voz era tranquila. — Siempre será tu elección si quieres estar cerca de él, o de nosotros.Siempre vas a elegir vos, nadie más.
Suspire, y trague en seco intentando que el nudo en mi garganta se alivie.
Siempre fue mi elección, el quedarme en casa de él. Siempre acepto lo que yo quería, respetando mis límites y preferencias, quizás a veces daba su opinión en ciertos temas.Pero al final, quien decidía que hacer era yo.
— Siento que si decido no perdonarlo, haré todo más difícil.Para la bebe, para mí e incluso para ti.
— ¿Lo dices por lo que está sucediendo entre nosotros?
Mierda, ¿En qué momento llegamos a este tema de conversación?
— No, emm... Bueno, tal vez.
— No tenemos que hablar de eso ahora. — sugirió con suavidad.
— No, si debemos hablar de esto. Lo venimos postergando hace bastante tiempo y deberíamos hablar de lo nuestro.
Luca se frenó de golpe, mire a nuestro alrededor, habíamos llegado a la casa. Ambos nos quedamos frente a la entrada.
Miraba el piso, la puerta, el jardín. Todo menos él.
Su mano se acomodo en mi barbilla, levantando el mentón con delicadeza.Haciendo que nuestras miradas se crucen, estábamos tan cerca que podía sentir su respiración en mi cara.
— Entonces, ¿Admites que hay un "nuestro"? — pregunto con seriedad, pero sus ojos brillaban.
— Lo admito, cabe aclarar que no duermo, ni beso a cualquiera. — me queje.
— ¿Hasta dónde llega lo nuestro? — preguntó, esa estúpida sonrisa felina y coqueta aprecio en su boca.
— ¿Por qué solo yo tengo que responder preguntas?
— Porque no fuiste lo suficientemente rápida, para hacerlas primero.
¡Cretino!
Siento que si abría la boca, no saldrían palabras coherentes.Solo un montón de balbuceo.
— Quiero que llegue a ser algo real. — murmuré bajito, solo para que él me escuche.
—¿Qué?
— No quiero tratos, no quiero cosas a medias. No quiero secretos, no quiero algo que no sea verdadero. — dije con la voz calmada. — Quiero que esto sea tan real, que pueda besarte sin esconderme. Que sea tan real que no debemos mentir a nadie de lo que tenemos. — deje de mirar al suelo, para mirarlo directo a los ojos. — Y quiero ser elegida siempre, no quiero ser una opción.
Lo último lo dije sin pensar, o quizás sí lo había pensado antes.
Miré a Luca, esperando su reacción, sintiendo cómo el peso de cada palabra que había dicho colgaba en el aire entre nosotros.
Acarició mi labio con la yema de los dedos, una leve caricia en mi rostro. Antes de alejar su mano de mi cara, para dirigirse a mi mano libre y la otra se posó en mi panza.
— Hace casi dos meses, te dije que las elegía a ambas. — comenzó diciendo. — Pero te había elegido mucho antes de eso. — sonrió como si estuviera recordando algo. — No puedo creer que lo esté por decir.
— ¿Qué quieres decir?
— ¿Recuerdas cuando nos conocimos?
— Cómo olvidarlo, —bufé molesta. —me llamaste prostituta inglesa.
Tuvo el descaro de reírse, si el muy cínico se rió en mi cara. Estuve tentada a golpearlo con mi puño.
—Bueno, técnicamente nos presentaron formalmente ese día. — lo miré entrecerrando los ojos. — Yo te había visto desde antes, cuando comenzaste a trabajar con Ezra. Fui a hablar con mi hermano de unos asuntos legales, y allí estabas hablando con la secretaria del señor Lim. Durante toda la reunión con mi hermano, no le presté atención por estar mirándote... Entonces Ezra se dio cuenta y allí me dijo que eras demasiado seria, snob y estirada. — me regalo una sonrisa que me hizo querer borrarla.
Le dediqué una mirada, haciendo que el vuelva a sonreír.
— Bueno, pero al final descubrimos que no era verdad. — dijo, intentando arreglar el asunto. — Vamos, cambia esa cara de seria.
— No.
— Está bien, pero voy a seguir hablando.
—Dale, dependiendo de cómo sigue tu relato. Decidiré si duermes solo en la cucha de Wendy o conmigo. — lo amenace, con una sonrisa.
— Eso querida mía, es jugar sucio.
— Qué lástima, pero no me importa. Soy una snob, seria y estirada... — dije en un tono molesto, pero es totalmente fingido.
— ¿Nunca vas a olvidar esto? — preguntó preocupado.
— Nunca, con esto voy a molestarte por siempre.
— Eso quiere decir, que te vas a quedar conmigo para siempre. — la suavidad de su voz, hizo que mi corazón se acelerara en mi pecho.
— Si sigues siendo así de descarado, es posible que cambie de opinión, querido mío. — contesté con un aire dramático, aunque la verdad era que el calor en mi pecho traicionaba mis palabras.
Luca se rió entre dientes, esa risa grave y cálida que siempre me desarmaba.
— No lo harás, porque sabes que no puedes vivir sin mí, ni sin mi sentido del humor.
Lo miré de reojo, tratando de mantener mi expresión seria, pero fallé. Una pequeña sonrisa se me escapó antes de que pudiera contenerla. Él aprovechó el momento para inclinarse y besar mi frente, un gesto tan dulce que desarmó cualquier resistencia que me quedaba.
Maldito pelirrojo.
— Siempre tienes algo que decir, ¿Verdad? — le dije con una mezcla de resignación y cariño.
— Solo cuando estoy contigo. — respondió, sin apartar la mirada de la mía.
Algo zumbó en mi pecho, parecía que hubieran soltado un nido de mariposas en mi interior.
— Para continuar con mi relato. Yo pensé que como Ezra te conocía, decía la verdad. Así que no me atreví a saludarte, luego de esa junta salí corriendo antes de que me vieras. — sonrió como si estuviera recordando ese momento. — Pero no podía sacarte de mi cabeza, quería saber cómo era tu voz. Quizás con eso se me pasaría el flechazo que había tenido por una chica, que había visto solo una vez.
Mi boca se abrió ligeramente. Estoy conmocionada.
— Así que decidí llamar a tu oficina con la estupida excusa de que no podía contactarme con Ezra... Y tu voz, por Dios me encantaba como te escuchabas por teléfono... Así que te llame varias veces más.
— ¿Es enserio? ¿Me llamabas para escuchar mi voz?
— Si, lo que levantaba sospechas en Ezra. Pero él estaba muy ocupado... — hizo un gesto con los ojos, haciéndome entender que se refería a Cloe. — ¿Nunca te pareció extraño que te llamara a vos cuando literalmente quería comunicarme con mi hermano?
Intenté no ofenderme, pero tenía un buen punto. Yo nunca imaginé que me hablaría para escuchar mi voz... No puedo creerlo todavía.
— Entonces llegaste de su brazo a la boda de mi hermana, tan hermosa. Tan seria y delicada... Diciendo que eran pareja, me quise literalmente cortar las pelotas por haber sido tan lento y no haberte dicho algo antes. — comentó avergonzado. — Pero no podía decir nada, no me conoces y yo tampoco a vos. Solo sabía lo que mi hermano me dijo, y lo que claramente veía. Alguien seria, distante y demasiado hermosa como para dirigirme la palabra.
— ¿Fue ahí o después cuando se te ocurrió decirme prostituta?— indague.
— Dios, lo siento. Lo siento mucho — se acerco a mi y me beso la boca, un beso corto pero que me dejó sin aliento. — Pero es que estaba celoso, y enojado conmigo por no haber actuado como una persona normal y haberte saludado cuando tuve la oportunidad. — se lamentó. — Y como defendiste a Ezra de las palabrerías de Misael y Cloe, como la insultaste de tal manera..Que ella todavía debe estar preguntándose si la insultaste o no.
Solté una carcajada, la verdad es que en esa boda me pase. Pero estaba tan enojada con Jeremias, con Marrie y me sentía tan mal por Ezra...Que no me importo ser media perra con ella.
Parecía que habían pasado años desde ese momento y solo habían pasado 11 meses. No era mucho tiempo, pero habían cambiado tantas cosas en mi vida.
— Y creo que fue allí, sin saberlo claramente, que te elegí. Lo hice sabiendo que lo querías a él. Y luego pensé que tendría mi oportunidad cuando me confesaste que lo suyo era falso... — En sus ojos nota la pena y la vergüenza. — Tal vez fue por eso que se lo grité en la cara a Ezra... Esto es patético la verdad, pero sinceramente yo odiaba saber que él te tenía y no te apreciaba.
Sentía un nudo en la garganta.
— No se daba cuenta de la princesa, la joya tan perfecta que tenía a su lado. — acarició mi mejilla. — No solo eras fuerte, sos inteligente, perspicaz, sabias defenderte sin levantar la voz, sos compasiva, amable, sabías ser una compañera...Tenias todo lo que alguna vez soñé, y estabas enamorada de él.
Puse mi mano sobre la suya, algunas lágrimas rodaban por mis mejillas.
Las palabras de Luca me dejaron sumida en un torbellino de emociones, confusión, ternura y algo que no podía identificar del todo. Sentía el calor de su mano contra la mía, pero también el peso de lo que acababa de confesar.
— Entonces, ¿Todo esto...? — empecé, mi voz temblorosa, dejando la frase en el aire, sin saber exactamente cómo continuar.
Luca me miró fijamente, sus ojos oscuros llenos de sinceridad.
— Todo esto empezó porque me importabas. Porque con el pasar del tiempo llegue a conocerte, me caias bien, te llegue a considerar mi amiga... El sentir algo por ti no cambió en nada, la forma en la que te trato.
Bajé la mirada, intentando procesar lo que acababa de decir.
— Pero nunca me lo dijiste.
Él suspiró, pasando una mano por su cabello.
— No sabía cómo. Cada vez que intentaba hacerlo algo más pasaba. Y no quería cargarte con mis sentimientos, ya tenías mucho con los tuyos. — se alejó un poco de mí .— Tenías tanto dolor durante los últimos meses, estabas tan triste y pensé que si lo único que podía ofrecerte era ser tu amigo, tu confidente, quien te cantara por las noches. Lo haría con gusto, con tal de verte de nuevo feliz.
Me quedé callada durante bastante tiempo. Porque había muchas cosas que asimilar. Mis lagrimas caían por mis mejillas, por primera vez en mucho tiempo no eran culpa de la tristeza.
— ¿Qué pasaría si digo que solo quiero que seas eso para mi? Qué no quiero ir más allá.
— No te voy a mentir, me dolería. Pero no haría ningún cambio en mi forma de actuar con vos y con la bebe, porque sin importar que suceda con nosotros. Ustedes son mi familia, y las amo a las dos.
Corte el espacio que nos separaba, acercándome a él. Abrazandolo con fuerza, dejando que él me abrace. Podía sentir lo rápido que latía su corazón, a la misma velocidad que el mio.
No puedo creer que esto sea real. Que él sea real, porque sabía que había dicho todo lo que tenía guardado desde hace tiempo. Me había confirmado lo que ya sabía, que me quiere y que me elige a pesar de todo.
Estaba dispuesto a solo ser mi amigo, dejando de lado lo que sentía. Porque prefería eso, antes de que me alejara de él. Y ahora después de confesarme todo esto, me seguía dando la elección de aceptar o no lo que sentía.
Luca desde hace tiempo se volvió mi lugar seguro, se convirtió en lo correcto desde hace mucho. Desde la primera vez que llego a mi departamento y me prometió no dejarme sola, desde ese momento él se volvió en todo lo que necesitaba.
— Eres lo mas hermoso y tierno que alguna vez me haya pasado. — hable al cabo de unos minutos. Me separe un poquito de él, para poder mirarlo a los ojos. — Llegaste a mi vida sin previo aviso, causaste desorden y orden a la vez, rompiste con la imagen que tenía del amor. Casi llegué a creer que mi corazón nunca se iba a curar, que siempre iba a doler... Pero me hiciste entender que un corazón siempre puede sanar.
Luca estaba llorando, algunas lágrimas caían por sus mejillas. Las sequé con mis dedos, él me tomó de la mano llevando mi mano a su boca besándola. Cómo fue la primera vez que nos vimos. Recuerdo haber pensado que era el hombre más hermoso que había visto en mi vida.
Justo ahora, cuando me miraba con tanto amor , podía confirmarlo.
— Mi corazón sigue sanando, sigue intentando ser el de antes... — mi voz tembló un poco. — Pero cada partecita en recuperación, es tuya.
Esperé que dijera algo, porque había confesado que tenía guardado desde hace tanto y que me hacía sentir culpable en cierto modo. Porque espero un bebe de su hermano y quizás...
No hubo espacio para dudas,porque Luca me besó. Me besó de tal manera, que se me olvido lo que iba a decir.
Nuestro beso tenía el sabor de mi brillo de labios, y lo salado de nuestras lágrimas. Un beso que se sentía tan real, como lo que habíamos confesado,
— Lo quiero... — murmuró dejandome de besar por un segundo, volvió a besarme. — Lo quiero todo, las partes sanas y las que faltan por sanar. Todo.
Puse mis manos en su cara, para atraerlo a mi boca y seguir besándolo.
Solté un chillido como tonta, cuando me palmeó el trasero.
— ¡Estamos en la calle! — me queje.
— Ya sé, es la única forma que tengo para que te alejes. Así podemos entrar a casa y seguir con esto. — se quejó.— Pensé en cargarse, pero la panza no me deja.
Ambos miramos hacia el medio, teníamos varios metros de separación por culpa de la pancita.
Luca se arrodilló ante mí, para poner una mano en mi vientre y besarlo.
— Hola amorcito mio. El tío Luca te ama demasiado, y al fin pudo decírselo a mamá.— beso mi estómago una vez más. — Voy a cuidarlas a ambas, siempre. — esta vez lo dijo mirándome.
Apreté mis labios, para evitar soltar un sollozo. No podía con toda la emoción y la felicidad, que estaba experimentando en este momento.
— Y ambas vamos a amarte y cuidarte, siempre.
Luca se levantó del suelo para volver a besarme. Esta vez me obligó a caminar hacia la puerta de entrada.
Se dispuso a abrirla, entonces se escuchó mucho ruido.
— ¡Mierda! ¡Ahí vienen! — chilló alguien.
Cuando Luca abrió la puerta, se escuchó un estruendo. Del otro lado de la puerta, se encontraba Dafne tirada en el suelo, Ciro detrás de ella. A su lado estaba Lidia, con un chico alto de ojos grises y cabello oscuro.
A su lado una mujer de cabello lacio y castaño como rubio, con lentes nos miraba boquiabierta. A su lado estaba Lisandro que tenía cara de sorprendido. Todos nos miraban con sorpresa, confusión y pena por haber estado escuchando.
¡Nos estuvieron escuchando!
— Al fin se dijeron lo que sentían, ya me sentía incómoda con tanta tensión sexual en esta casa. — comentó Dafne, llevando un codazo de Ciro. — ¿Qué? ¿Vamos a fingir que no escuchamos nada de lo que dijeron?
Holis, maraton de fin de año acaba de comenzar. AHHHHHH amo amo.
Este es el capitulo que queria escribir desde que comencé la saga, dios mio. Que tension ahhhh como amo a estos dos.
#Lurenaforever.
PD: las cuatro semanas que narra Verena,con lo que sucedio con Dafne y lo que hace Ciro cuando busque a Ezra. Seran narrados en la historia de ellos , porque se que es un tema complejo y quiero tratar bien este tema.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro