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13. Un trato para volver a encontrarnos.


13. Un trato para volver a encontrarnos.



Verena.

Después de tres días le dieron de alta a Dafne, le dieron varias opciones. Quedarse con sus padres, en donde estuvo viviendo todo este tiempo. Ir a un centro de salud mental y rehabilitación, o quedarse con Luca y conmigo.

Dafne decidió quedarse con nosotros, así que nos pasamos todo un día con Luca y Ciro, ordenando uno de los cuartos sobrantes en la casa. Ciro no había dicho mucho, es más no había hablado en absoluto. Nos ayudó a pintar el cuarto, traer los muebles, acomodar las cosas de Dafne.

Aunque suena que fueron actividades sencillas, las cosas se vinieron abajo cuando Luca encontró la ropa que había comprado para el bebe. El conjunto a juego que tendrían ambos bebes en cuanto nacieran.

Ciro se disculpó y salió de la casa, la verdad podría haberlo seguido. Pero escuché el motor del auto ponerse en marcha, y ahora había otra persona que me necesitaba.

Luca no había llorado desde que nos quedamos abrazados en el pasillo del hospital se estaba conteniendo por Dafne porque ella lo necesitaba fuerte y estable. Pero ahora, en casa en donde solo estábamos los dos.No tenía que serlo.

Me acerque a él, y lo abrace, dejando que sus brazos me rodearan el cuerpo. Sentía su cuerpo sacudirse, sus lágrimas mojaban mis hombros. Las lágrimas me recorrían las mejillas.

No era justo, no era nada justo lo que había sucedido.

— Fuimos a todos los controles, ella hizo todo el tratamiento al pie de la letra. — lo apreté aún más, reprimiendo el sollozo que quería escaparse de mis labios. — Pero no fue suficiente, no logré cuidarlos. Nada de lo que hicimos fue suficiente.

No sabia que decir, no tenía palabras.Mi corazón me dolía tanto, me lastimaba no poder hacer nada más. No puedo darle palabras de aliento porque no existe nada que pueda decir para sanar este dolor, ni nada que pueda traer al pequeño Simón de vuelta.

— Lo siento, lo siento tanto.

Luca lloró, lloró hasta que se calmó, sus sollozos no eran más que pequeñas y leves sacudidas de sus hombros. Tome su cara entre mis manos, para poder mirarlo a los ojos.

Seque sus lágrimas con mis pulgares, para luego besar su frente. Pase mis brazos por su cuello y lo abrace con mucha fuerza.

— No sabes... No sabes todo lo que significas para mi... — nunca lo había visto trabarse con las palabras. — Gracias...

Sabia que habia palabras no dichas entre nosotros, que queda un asunto pendiente que no pudimos hablar y no creo que toquemos ese tema. No por el momento.

— Siempre. — dije, Luca se separó de mí. Puso una de sus manos sobre mi cara, acariciándome con una ternura infinita. — Voy a estar para ti. Puedes llorar, descargarte conmigo. Todo lo que necesites, voy a escucharte, a consolarte y a contenerte.

No podía decirle palabras sabias, tampoco algo que mitigara todo lo que estaba sintiendo. Pero si podía estar con él, y dejarlo ser.

Me pidió que lo ayudara a acomodar lo que faltaba, al terminar me preguntó si tenía hambre y le dije que no. Entonces me condujo hasta mi habitación, la misma en la que veníamos durmiendo juntos.

Sin decir nada, se quitó los zapatos y se acostó en la cama. Me hizo un gesto con la mano y lo seguí.

Me quité mi calzado y me metí bajo las sábanas, me acomode entre sus brazos. Acomode mi cabeza en su pecho, su brazo me rodeó la espalda y su mano libre se posó en mi vientre.

Entonces me habló, me dijo todo lo que estaba sintiendo. Confesó sentirse insuficiente e inutil, el no haberse dado cuenta. El no pensar que quizás la adicción de Dafne tenía algo que ver, pero los doctores aseguraban que no era el caso. Ya que su condición podría darse por algún factor genético y no solamente por las adicciones.

Habló de sus miedos, del temer que su hermanita volviera a recaer.De que ahora toda la situación al sobrepasar, que no pudiéramos controlarla entre nosotros Y que teme que esta idea no sea la adecuada.

Manifestó estar enojado porque sus padres intentaron cubrir todo, como si nada hubiera pasado. Lo que ocasionó una fuerte pelea, ya que Dafne quería que su bebe tuviera un velorio. La sola idea de pensar en ese asunto me apretujaba el corazón, pero Lidia y Lisandro se habían encargado de eso. Un peso menos para Luca, pero eso no evitaba que no dejará de estar molesto con sus padres.

Me habló de tantas cosas, hablamos durante horas. Hasta que el sol de la tarde se ocultó por la ventana, dando espacio a la noche oscura. En algún momento se quedó dormido, me quedé quieta observando.

Un revoloteo conocido, se hizo presente en mi estomago. Una sensación que me hizo apretar los dedos de mi pie.

Dios santo, Luca Ferrari. Vas a volverme loca.

Con ese pensamiento me quedé dormida en sus brazos, ambos estábamos exhaustos y necesitábamos descansar.

Luca.

Esta mañana había despertado con Verena en mis brazos, por un segundo solo visualice la imagen que tenía delante. La mujer que amo, abrazada a mi. El brazo algo dormido, pero apretado a ella.

Y su hermoso vientre, su remera se había levantado dejando ver un pedazo de piel.

Puse mi mano sobre ella, mi pequeña princesa la cual todavía no tenía un nombre. Sentí una patada, lo cual me alivió por completo. Luego de lo que pasó con mi sobrino, tenía miedo. Un miedo tan grande que no puede confesárselo a Verena, tenía miedo de perder también a la pequeña.

No podría soportarlo, no si eso significa que este dolor aumentara.

— Mi pequeña princesa, el tío te promete que nunca te va a faltar nada. Vas a ser muy amada, por todos nosotros. Por favor, ven al mundo y quédate con nosotros por mucho tiempo. — suplique.

***

Fuimos a buscar a mi hermana al hospital, mis padres no estarían presentes por decisión de mi hermana y mía. Pero Ciro nos acompañaba, Lisandro y Lidia siguen arreglando los demás asuntos.

Todavía no se que pensar de Ciro, Verena decía que el hombre no había dudado cuando lo llamó. Eso me decía que al menos tenía honor, pero eso no me dejaba del todo tranquilo.

Lo conozco desde hace años, sé que nunca tuvo novias oficiales y que nunca tuvo algo serio. No puedo creer que terminara con mi hermana, todavía no tengo el contexto de cómo sucedió todo eso.

Pero no era el momento de husmear en el pasado, ahora tengo que ayudarla a ella. Los doctores dijeron que físicamente estaba bien, lo bien que podría estar una mujer luego de su cesárea.Pero mentalmente estaba en riesgo de padecer depresión y dado su historial, es necesario vigilarla de cerca.

Siento mucha angustia, no se como podré enfrentar toda esta situación yo solo. Mi trabajo, lo de Cloe y Ezra, lo que mis padres traman para ocultar lo que sucedió ahora, el drama de los Castillos... Todo esto me sobrepasa, me esta dejando sin salida y....

Sentí una mano caliente en mi rodilla, mire hacia el costado encontrándome a Verena quien me miraba con preocupación.

— Respira Luca, no tienes que cargarte el peso de todo esto sobre tus hombros. Lidia está aquí, Lisandro está aquí, Ciro también es parte y yo. Yo estoy contigo, te lo dije anoche.

Recordé lo que dijo anoche, lo que hizo por mi. Lo que está haciendo ahora.

Tengo muchas ganas de besarla por eso, pero ahora no era el momento. Me limité a poner mi mano sobre la suya, apretando sus dedos.

— Lo sé, princesa.

Seguí manejando, cuando sentí que Verena tomaba mi mano y besaba mis dedos con delicadeza.

— Solo te lo recuerdo.

Me las arregle para seguir manejando con una mano, hasta que llegamos al hospital. Ciro nos esperaba en el estacionamiento. Estacioné, luego bajé primero para abrirle la puerta a Verena. Ella bajó y tomó mi mano.

Ciro miró nuestras manos entrelazadas, pero no dijo nada. Se limitó a seguirnos por el hospital.

Después de hablar con los médicos, firmar unos papeles. Pudimos ir con Dafne.

Antes de entrar a su cuarto, tomé un suspiro profundo. Vere apretó mi mano diciendo "Estoy aquí". Entonces entré a su habitación, seguido por mis acompañantes.

Dafne estaba sentada, ya vestida con un simple conjunto color crema. Su cabello estaba peinado en una trenza cocida, y miraba por la ventana. No se dio vuelta cuando nosotros entramos.

Parece que ni siquiera notó nuestra presencia.

— ¿Lista para irte? — pregunte con calma. Ella se dio vuelta, nos miró a todos.

Se detuvo por más tiempo sobre Verena, mirando su vientre.

—¿Pediste que te hicieran los controles? — le preguntó directamente a ella.

— Si, hice todos los controles. Y no, la bebe no tiene ninguna malformación.

La doctora Sandra hizo que Verena se hiciera varios estudios, para eliminar cualquier sospecha de que la bebe viniera con alguna malformación.Ya que no habían podido detectar la anomalía en mi sobrino, algo que todavía no puedo creer.

— Me alegro...— le regaló una sonrisa a ella, luego me miró. —¿Podemos ir a casa ahora?

— Si, vamos.

Solté a Verena, para buscar a mi hermana. Me acerque a ella y la abrace, ella me rodeo con sus brazos y sollozo.

— Me duele mucho. — balbuceo en mis brazos. No pude hacer más que abrazarla y susurrarle palabras de aliento.

***

Dejamos a Verena y Dafne juntas, la primera estaba intentando que Dafne comiera algo. Aunque lo intente ella no aceptó, pero justo antes de marcharme con Ciro. Vi como mi hermana aceptó un poco de puré que Vere le ofreció.

Camine con Ciro hacia la sala de estar, lejos de ambas.

— Lidia me dijo que coordinó todo para... — comenzó hablando Ciro, pero no pudo seguir.

— Si, ella arregló todo para el funeral de Simon. Será mañana, durante unas pocas horas y luego lo llevarán al cementerio. — nunca creí estar diciendo estas palabras en voz alta, pero me di cuenta de todo el valor que necesitaba para decirlo.

La cara de Ciro era una piedra fría, impenetrable si no fuera por sus ojos. Los cuales estaban cargados de una tristeza infinita, no vería ningún rastro de dolor.

— Ella necesitará de ayuda, luego de mañana.

— ¿Y vos?

— No creo que mi bienestar sea de tu importancia. — se encogió de hombros.

— No, pero de alguna forma tu bienestar le importa a mi hermana... Y a Verena. — admití lo último con fastidio. — Así que te lo preguntaré otra vez ¿Buscaras ayuda?

Ciro me examino, siempre lo hacia.Es algo característico de este chico, siempre tan desconfiado. Tan recto, soberbio y serio, es entendible. Sabiendo su historia, es normal que sea de esa forma.

— Si, buscaré ayuda. Porque es la única forma en la que puedo estar con ella. Me necesita entero y estable. No puedo ser ese hombre ahora.

Lo mire intrigado. ¿Habla de Dafne?

— Explícate.

—Cuando me ves de esa forma, te pareces mucho a tu hermano. — dijo. — Pero hablé con Dafne ayer, voy a luchar por ella. Antes creí...Bueno no te importa eso. Aunque si te incumbre saber que si hare todo lo que pueda para ser la persona que ella se merece.

Sus palabras me sorprendieron.

En qué momento Ciro se volvió alguien, tan responsable con los sentimientos de los demás.

— Solo quiero advertirte que, si la lastimas. Te mato.

— No esperaría menos.

Enderezó su espalda, me miró con seriedad. Pero en sus ojos se reflejaba la sinceridad y la franqueza de sus palabras.

— Quizás no sea mi asunto este... — habló nuevamente. — Pero es evidente lo que tienen ustedes dos. Ella es buena, no merecen que la lastimen otra vez.

— No es tu asunto. — respondí con frialdad. — Pero ella es la mujer que amo, ten por seguro que no la lastimare.

— Entonces espero que esto que te dire. No sea algo malo para vos. Buscaré a Ezra y lo traeré de vuelta, no estuvo para Daf cuando lo necesitaba. Y está a punto de ser padre, y no lo sabe.

— Eso no se debe a mi o a Verena, él no respondió nuestros mensajes. Nos bloqueo, nos eliminó de su vida.

La ira me inundó de nuevo. El hecho de saber que Dafne lo llamó 20 veces y él no respondió. Terminó por destruir la poca fé que tengo en mi hermano.

— Si fuera por mi, no lo buscaría. Pero ella, — hizo un gesto con el mentón, señalando a la cocina. — me pidió que lo buscara. Así que eso voy a hacer.

— Te deseo suerte, pero no esperes que lo reciba con los brazos abiertos.

— No espero eso, no sé que voy a hacer cuando lo vea. — Pasó una mano por su cabello. — Jodio todo en serio, lo único que debía hacer era no volver con ella. Pero esa arpía, hizo todo por enredarlo de nuevo.

— Él sabía cómo es ella, si decidió volver con ella, casarse con ella y abandonar a su familia.

— Es un cabrón... Uno muy grande. — lo insultó. — Pero solo espero que tenga una buena razón.

No respondí nada a eso. Porque para mí, no había ningún motivo para dejarnos por alguien que lo lastimó.


Verena.

Volvimos del funeral de mi pequeño sobrino, sentía el alma hecha pedazos y el corazón apretado en un puñito. Lidia me había abrazado durante la misa, mientras Ciro y Luca contenían a Dafne.

Se siente tan horrible pensar que nunca lo veremos crecer, que llegó a este mundo para conocer a sus padres y luego partir.

El dolor se instaló nuevamente en mi pecho, haciendo añicos mi corazón. No puedo imaginar cómo se siente Dafne, porque si a mi me duele de esta manera. No quiero imaginar que es lo que está sintiendo ella.

Toque mi vientre, le pedí a quien sea que esté escuchando. Que cuide a mi bebita, que nazca sana y salva.

Wendy apareció apenas abrí la puerta de la casa, había llegado con Lidia quien se marchó apenas me dejó en la casa. Me agache para abrazar al perrito peludo.

— Como te extrañe. — murmuró besando su cabeza, Wendy mi babea toda la cara.

Me dirijo a la cocina, seguida por Wendy. Abro la heladera y saco la comida del mediodía, y la caliento en el horno. Obviamente es mi pasta favorita, con salsa italiana,cocinada por Luca.

Mientras espero en la cocina, le sirvo la comida a Wendy.

— ¿Qué me dices pequeña? ¿Luca y yo es algo que puede suceder? — le pregunté al perro, haciendo que me mirara un segundo y luego volviera toda su atención.

— Tomaré eso como un "Tal vez".

No había tenido tiempo para pensar en eso. Pero no quería sacar el tema ahora, no con todo lo que estaba sucediendo. Quizás en otro momento volveríamos al tema.

En cuanto la comida estuvo lista, me dispuse a comer en silencio.

Luca se había quedado con Dafne y Ciro, creo que su instinto de hermano mayor sobreprotector lo estaba alterando. Ya que no los dejaba solos.

Termine de comer, limpie las cosas que utilice y luego, me duche y me puse mi pijama. Había pasado casi una hora desde que llegué, y ellos no habían vuelto.

Justo cuando iba a mandarle un mensaje a Luca, escuche que un auto estacionó al frente de la casa. Luca entró por la puerta un par de minutos después.

— ¿Y Dafne? — pregunte.

— Se quedó con Ciro. — respondió malhumorado. — Ellos querían hablar.

— Calma hermano celoso. Ciro es buen tipo, ella estará bien con él.

— No soy un hermano celoso,solo me preocupo por ella.

— Al igual que él, por eso se que ambos estarán bien.

— ¿Por qué confías tanto en él? — preguntó acercándose a mí. Lo mire de arriba abajo, sus manos fueron directamente a mi vientre. Era algo tan común entre nosotros,que ya no debía pedir permiso.

— Porque hable con él. Siente cosas por ella y Dafne por él, solo deben resolverlo. — El perfume de Luca, se impregnó en mi nariz. ¿Desde cuándo huele tan bien? — Además, necesitan estar solos.

— No quiero pensar para qué. — dijo asqueado. Le regale una sonrisa burlona.

— Nadie dijo que imaginaras cosas raras. — me aleje de él, no podía seguir sintiendo ese perfume sin tener la necesidad de pegar mi nariz a su cuello. — ¿Tienes hambre? Creo que quedó algo de pasta.

— ¿Comiste? — asenti. — Muy bien, no quiero que descuides...

— Luca, me puedo cuidar bien sola. Te pregunte si vos querías comer, estás exhausto, fueron días horribles... Y creo que necesitas comer, ducharte y dormir.

Luca sonrió, y decidió ducharse antes de comer. Así que mientras él se bañaba, le preparé el almuerzo. Al mismo tiempo que revisaba el mensaje que me envió Dafne.

Cuando Luca terminó de almorzar, lo mire y dije lo que mi amiga me comentó.

— Dafne pasará esta noche con Ciro, mañana vendrá temprano. Dijo que no te preocupes.

Por poco escupe el agua que estaba bebiendo. Comenzó a toser como desquiciado.

— ¿¿QUÉ??

— ¡Calmate! Solo van a dormir.

— Si claro... Voy a matar a ese tipo.

— No, no vas a matar a nadie. — lo reprendí. Luca me miro enojado, aprovecho para sacarle la lengua. — Es más, no vas a entrometerte.

— Pero es mi hermanita...

— Y necesita ser una adulta y tomar sus propias decisiones. Lo que sucedió hoy fue horrible y no dudo, que algo haya hecho clic dentro de ella. Quizás todo esto fue una señal de que debe cambiar algo en su vida...

— O quizás ella recae y todo se vuelve peor....

— No puedes controlarlo todo. — respondí de inmediato. Me levanté de mi asiento para acercarme a él. — No puedes saber que sucederá con ella, nadie lo sabe. Solo podemos apoyarla en lo que decida y esperar que haga lo mejor. Nadie tropieza cinco veces con la misma piedra.

— Creo que el dicho es dos veces con la misma piedra. — se burló, pero no había gracia en su voz.

— Uno siempre se choca dos veces, pero cinco nunca.

— Entiendo lo que dices, pero...

— Yo entiendo tus miedos Luca, pero ella es adulta y es la única que puede decidir cómo actuar.

Luca se acomodo en el asiento para quedar frente a mi. En la cocina, en donde usualmente comemos, hay una isla justo al medio, con banquetas altas en donde siempre nos sentamos. Las cuales me permiten ahora acomodarme entre las piernas de Luca.

Su perfume, su calor y su esencia me rodea por completo. Me tomo la libertad de cruzar mis brazos por su cuello, entrelazando mis manos. Él pasa lo mismo, pero mi cintura.

— Tenemos una conversación pendiente. — dijo mirándome a los ojos. Siento mi corazón martillando en mi pecho.

— Si, pero no se si sea el momento... Acabamos de volver.

— Tienes razón, pero quiero saber una cosa.

— Dime.

— ¿Puedo volver a besarte? — sus ojos nunca dejaron los mios.

Sabía que mi respuesta cambiaría nuestra dinámica. Pero ¿No había cambiado ya?

Los roces esporádicos, dormir juntos, las charlas íntimas que compartimos, todo lo que vivimos...

— Puedes besarme cuando quieras.

Se lo tomó muy en serio, porque no me dejo decir nada más. Su boca estaba contra la mía en cuestión de segundos. No fue un beso fogoso como el primero que nos dimos, era más dulce, calmado y apasionado.

Como si quisiera disfrutar cada segundo, explorar cada espacio de mi boca.

Nos besamos por varios minutos, hasta que sentí mis labios entumecerse y así mismo. No quería soltarlo.

Dejamos de besarnos, pero él siguió besando mis mejillas. Mi nariz, mis ojos y por último me dio un pico.

— Vamos a dormir. — dijo.

— Vamos. — le devolví el beso. 



Holis, bueno quiero comentarles que hare una historia 2.5 llamada Un trato  para volver a encontrarnos. Será la historia de Dafne y Ciro, como comenzó, lo que sucedió en el hospital y después del funeral y todo el proceso de sanación de ambos. Sera corto de 10/12 capítulos y será algo cortito que explique cosas que no veremos aquí Ya que no son los protagonistas, pero me gastaría contarles que suceden con ellos.

Bueno, nos leemos pronto. 

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