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10. Sólo sabes que la amas, cuando la dejas ir

Capitulo dedicado a mis hermosas lectoras, GloriaAcua7, Claudiantinagutimon, Mely____908,FlorliliObregon, NAAYLU, CarolinaUribe8, ArlettPoveda, estrellita_y_sol, Mari quiroga (mi besti en whatsaap)  y Inel-oli. Gracias por leer, por cometar con amor esta bella historia <3.

En la imagen, son Vere y Luca, imaginen al chico colorado. No encontré uno que se vea igual de lindo.



10. Sólo sabes que la amas, cuando la dejas ir

Luca.

Las ultimas semanas fueron una tortura para ella, poco a poco la vi como se iba consumiendo. Intenté ser fuerte para ella, pero verla en ese estado me dolía.

Casi no podía entender como Ezra hizo lo que hizo. ¿Casarse con Cloe? ¿Por qué pensó que sería buena idea?

Habíamos intentado avanzar en descubrir los motivos de Cloe para ir tras Ezra, pero siempre llegábamos a la misma conclusión. Venganza hacia la familia, en las últimas semanas las acciones habían caído un poco, nuestra familia estuvo bajo el ojo público durante varias semanas y eso provocó tener miles de idiotas en la puerta de mi casa.

La razón de que dejaran de acosar a Verena, fue que puse una orden de restricción contra varios canales locales. Tuve que llamar a mis amigos, para que me ayudaran ya que hacer eso era una movida grande. Pero si Verena no salía de casa pronto, tenía miedo de que las paredes la consumieran.

Mi hermano la daño de tal manera que ella ya no procesaba nada. Hacia las cosas únicamente por rutina, intente hacer todo lo posible para hacer una ella no dejará de lado su esencia. Le inventé una absurda teoría sobre vestirse bien, y que eso haría que la porotita tenga buen gusto por la moda.

Dejaba a propósito libros de maternidad o recetas de comidas raras, para que ella leyera e hiciera algo más que sentarse a mirar por la ventana. Esa mirada perdida y vacía.

Creo que nunca sentí tanto miedo de perder a alguien como estas semanas, aprendí a usar el tensiómetro digital para controlar su tensión. Hice que Sandra viniera a casa a hacerle sus controles con el único motivo de asegurarme de que estuvieran bien.

Cuando me dejó dormir con ella de noche, sentí un alivio tan grande.Ya qué podía encargarme de verla y cuidarla. Wendy también ayudó, siendo una metida que dormía justo al medio de los dos.

Pero no me quejaba, sabía que las cosas eran raras entre nosotros y que debíamos hablar. No soy idiota, se que algo cambio. Pero no era el momento, no por ahora.

Cuando llegué del trabajo, eran las seis de la tarde. Hoy me demore mucho más, por estar pendiente del caso de los Castillos, al parecer ningún Ferrari podía entrar a la cárcel en la que el padre de Cloe se encontraba y eso era un problema. Porque debíamos estar atentos a lo que podría suceder y que no nos vuelvan a tomar por sorpresa.

— Hola, llegue. — grite entrando al recibidor. Deje mis llaves y maletín en el mueble de siempre. Me saqué mi saco y lo colgué.

Wendy apareció primero, moviendo su cola gigantesca y ladrando en mi dirección. La abrace con fuerza y la salude.

— Hola. — la voz de ella me hizo levantar la cabeza, para mirarla. —Que bueno que llegaste, acabo de sacar unas galletas del horno.

Me quedé mirándola tanto tiempo, que pareció una eternidad. Su cabello ahora estaba más corto, sujeto a su cabeza por unas hebillas en forma de flores. Está hermosa, se había puesto ropa de entre casa, pero arriba tenía un delantal rosa cubierto de harina.

— Estas preciosa. — fue lo primero que pude decir.Ella se sonrojo, y me regaló una sonrisa. — Este quiero decir... Me gusta tu corte de pelo y estas. — me lleve la mano a la nuca. Luego la baje, soy medio idiota a veces. — Estás hermosa como siempre, pero ahora más.

— Gracias Luca, ven conmigo. — ella me tendió la mano, la tomó entrelazando sus dedos con los mio. Wendy ladró y nos siguió a la cocina dando brinquitos por todos lados.

La cocina parecía un tipo de restaurante de cosas dulces. Una cantidad variada de galletas de distintos sabores y colores, postrecitos y algunos bocaditos salados.

—¿Tus antojos están fuera de control? — pregunte riéndome. Por un segundo me deje llevar y la abrace por detrás, poniendo mis manos sobre su vientre. Apoyando su espalda contra mi torso. — Pequeña, se que tienes hambre, pero tu mami se volvió loquita.

Ella se dio vuelta para mirarme, sonriendo.

—No estoy loca, necesito que lo pruebes y me digas si te gusta. — ordena.

— Yo creo que sí te volviste un poquito loca. — Me acerqué a su cuello y besé su mejilla antes de soltarla.

— Eres un idiota.— me dio una galleta de color rojo, cubierta de chocolate blanco. — Esta es de red velvet, pruebala.

Me lleve la galleta a la boca, la textura era suave y cremosa. Tan deliciosa, se me derretía en la boca.

— Esta muy buena, demasiado buena. — admití, metiéndome la galleta entera en la boca.

—¡No solo te la trages! Disfrutala, saboreala. — me regaña. — Pero ¿Enserio te gusto?

— Me encanto, esta buenisima.

— ¡Perfecto! Entonces prueba esto.

Con gusto comí cada delicia que ella preparó, cada cosa más rica que la otra. Esta mujer era impresionante.

— Ahora dime, la porotita te obliga a cocinar todo esto. O tiene que ver con tu corte de cabello. — tome un vaso gigante de jugo de naranja, antes de seguir hablando. — Podría casarme con estos bocaditos.

— Que exagerado que sos hombre. — aunque no lo dijera, la vi sonrojarse y algo se iluminó en esos ojitos tan bonitos. — Te dije que tenía algo que decirte, algo importante.

De repente recordé todo lo que pensé en decirle, todo lo que debía hacer si quería. Que ese brillo volviera a su mirada.

—Bueno, ya comí hasta empacharme. Así que tienes toda mi atención.

Ella busco su computadora y la dejó justo al frente de mis ojos. Dejándome ver una diapositiva que decía Proyecto X, enarqué una ceja mirándola con curiosidad.

— Quiero abrir una cafetería, una cafetería librería mejor dicho. Tengo el lugar perfecto y mira, estuve armando un presupuesto y cosas toda la tarde. Tengo un plan... — empezó a hablar emocionada, realmente emocionada.Mientras pasaba distintas diapositivas con gráficas y números. — Y bueno, creo que el establecimiento de Luis tiene muy buena ubicación y sería perfecto. Porque pensé hacer algunas áreas de estudio, tipo como una biblioteca. Pueden tener mesas de esas largas y áreas de lectura... ¿Por qué te quedas callado? ¿Es mala idea? — se muerde el labio, en un gesto de nerviosismo. —Sabía que sería mala idea...

Me levanté de mi asiento, acercándome a ella. Puse una mano en su mejilla, con delicadeza levante su cara para que me mirara.

— No es una mala idea, ¿Hiciste todo este plan en la tarde? — preguntó mirando los planos del lugar. Sin dudas era un establecimiento amplio. — Es una excelente idea.

—¿Tú crees?

— Si, además no importa lo que yo piense. Solo importa lo que vos creas.

Ella se quedó pensando por un segundo, miraba la pantalla de la computadora con atención.

— Creo que es algo que enserio quiero hacer, y necesitaba tu opinión.

Aprovechando nuestra cercanía, puse ambas manos en sus mejillas apretandola. Bese su nariz, ella abrió los ojos con sorpresa y yo igual. Pero ninguno se movió.

Siento el corazón en las orejas, ojala ella no lo sienta. Porque si no que vergüenza, que sepa lo estupido que me tiene.

— Mi opinión es que, espero que me sigas contando más y quiero detalles. Tienes que buscar un contador, un notario, un agente inmobiliario y un abogado.

—Si, lo pensé también, que lastima que no conozco ninguno.

— ¡Yo soy un abogado! — dije ofendido, me aleje un poco de ella.

— Ay, pero yo quería uno bueno.

Le pique con mi dedo en sus costillas, haciéndola saltar.Ella me pegó con su mano en el hombro.

— Para tu información, soy un buen abogado.

— Eso dicen todos. — me molesto dándose la vuelta. — Lo pensaré, antes de contratarte.

Ella estaba de espaldas a mí, buscando algo en la heladera. Me acerqué por atrás y la tomé con suavidad y rapidez, por debajo de la barriga y la hice girar. Verena soltó un grito.

—¡Que infantil que sos idiota!

— No, que las princesas no insultan. —me burlé, haciéndola girar de nuevo. Por suerte la cocina era amplia, sino hubiéramos terminado estrellados contra el honor.

— Pero me quitaron el título, ¡Basta Luca! — chillo riendo. — Mi bebe está girando como un trompo en la panza.

Con cuidado la deje en el piso, pero la sostuvo contra mi torso. Pase uno de mis brazos por su torso, ella apretó mi antebrazo con sus manos. Su respiración y la mía estaban agitadas, nos quedamos por varios segundo así.

— No sabes cuánto extrañe escuchar tu risa. — confesé.

Ella apretó aún más sus manos contra mí, pasé mi otro brazo por su torso. La abracé con fuerza.

—Siento haber estado tan ausente las últimas semanas. Pero de a poco volviendo a ser yo.

— Yo siento que mi familia te ocasionará esto. — Escondí mi nariz en su cabello, tenía que decirlo ahora. Antes de que el egoísmo me ganara. — Siento que estás pasando de la peor forma tu embarazo, mi familia es como una enorme plaga. Consume y contamina todo a su alrededor, y las últimas semanas... Tuve miedo de que te sucediera algo, estabas tan perdida... — las palabras se me hicieron un nudo en la garganta, las cuales no me permitían continuar.

— Luca... — podía sentir el temblor en su voz. — Sé qué estoy rota pero...

La gire, haciendo que se de vuelta para mirarme. Esos hermosos ojos estaban colmados de lágrimas.

— No estás rota, estás entera. Tienes tus brazos, — los acaricie. — Esas hermosas piernas, una sonrisa bonita, unos ojos soñadores, una nariz perfecta. Tienes estas — tomé sus manos, las lleve a mi boca y las bese. — que hicieron todas estas cosas deliciosas. Tienes un cerebro brillante, uno que creó un negocio en una sola tarde. Tienes una vida, una princesita,creciendo dentro de tí. Tienes un corazón de oro, un corazón tan hermoso. No vuelvas a decir que estás rota, porque yo te veo completa y siempre lo estuviste.

—No puedes, no puedes decir cosas como esas. — las lágrimas rodaban por sus mejillas. — Y esperar que no me sienta así. ¡Por todos los cielos Luca! — se soltó de mi agarre y dio un paso atrás. — ¿Cómo puedes ver eso en mi? Si fui un desastre por tanto tiempo...

— Veo todo eso y más, Verena. ¿Sabes lo que es escucharte sufrir todas las noches? O pensar que tu tensión se elevara tanto que terminaras en el hospital, sin contar que ya no tenemos la excusa del matrimonio. No tienes idea lo que fue creer que en cualquier momento podría perderte. — mi voz se elevó un poco, trate de calmarme. Pero me es imposible cuando ella se menosprecia de esa forma.

— No se como te sentiste, pero si se como me sentí yo. Al verte hacer tantas cosas por mi...

Abrí la boca para decirle que no digas estupideces, que todo lo que hice por ella es porque la amo...

— ¡No hables Luca! ¡Déjame terminar lo que quiero decir! — grito ella demandante. Su acento se marcaba mucho, demasiado, cuando estaba enojada. — Me sentí segura, por primera vez luego de tanto tiempo. Me sentí en un hogar, uno de verdad, uno en el que podía estar rota, triste y lastimada. Y aun así, me iban a querer y cuidar. — con su dedo me señaló. — Y fuiste vos, el que me hizo sentir así. Crees que no me di cuenta de la mentira sobre que vestirme era solo un truco, para que me cambiara y no estuviera todo el día en pijama. O el simple hecho de dejar por ahí revistas de maternidad, era una casualidad. ¡Vi todo lo que hiciste por mi! Por nosotras.

Siento un nudo en la garganta, mi corazón estaba atorado en mi pecho. Me quedé mudo, congelado ante sus palabras.

— Y si ahora tengo la energía para intentar salir adelante, es gracias a vos y a ella. — señaló su estómago. — Aunque sé que puedo salvarme sola... sería una idiota si no admitiera que no quiero hacerlo sin ti, Luca.

La vulnerabilidad transmitida en sus palabras al confesarme todo esto, me dejó abrumado. La sensación es rara, como si estuviera volando muy alto y luego cayendo en picada hacia la nada misma. No puedo creer lo que significó para ella, a pesar de que quien le causó tanto dolor sea una persona cercana a mi. Ella me elige para ayudarla, y me quiere en su vida.

Me sentí más liviano al comprobar que quizás la mierda que pasamos las últimas semanas, al fin están llegando a su fin. Mi corazón late acelerado en mi pecho, no solo por lo que siento por ella, sino por saber que cada gesto que tuve con ella, lo valoro. Algo que no suele pasar muy seguido.

— Verena. — murmure antes de romper la distancia que nos separaba, para poder abrazarla con fuerza. Ella me correspondió al abrazo, sentía la cara húmeda. También estaba llorando, esta mujer sin dudas me está volviendo loco. — Sabes que en los cuentos, el príncipe rescata a la princesa.

La sentí reírse en mi pecho, mientras me abrazaba.

— De todo lo que te dije, eso me vas a responder. Maldito insoportable.

La abracé con más fuerza riéndome. Ella escondió su cabeza en mi cuello, nos quedamos por varios minutos así.

— Yo creí que te estaba lastimando, pensé que él que fuera su hermano, te estaba asfixiando cada vez más. — confesé sin soltarla. — De eso iba a hablarte hoy, te iba a decir que tenias la opcion de irte si mi presencia era un recordatorio de quien te lastimó tanto. Me encanta que vivas conmigo, te lo dije antes y lo vuelvo a repetir, haces de este lugar un hogar. Mi hogar, pero no quiero verte así otra vez.

— No entiendo como te recibiste de abogado, si sos medio idiota. — Ella se separó un poquito para verme a la cara, seguimos abrazados. Mis manos estaban firmemente agarradas a su cintura. — No eres él, no sos un recordatorio de la mierda que me hizo. Sos Luca, la persona que es mi familia y a quien quiero demasiado. Una vez dijiste que nos elegías a ambas, y ahora te digo que nosotras te elegimos a vos.

Quizás fueron sus palabras, quizá fue el momento, las lágrimas o incluso mi deseo de hacer esto.Desde la primera vez que la vi.

Pero la bese, corte la distancia entre nuestros rostros y la bese con hambre, ganas y ansias por saborear esos labios que acaban de decir que me eligen.

Ella se quedó dura contra mi boca, pensé en retirarme, cuando su mano se aferró a mi nunca profundizando más el beso. Sus labios se movían en sintonía con los míos, nos besabamos con ferocidad, con un frenesí adictivo. Que me llevó a pasar mis manos por su cintura y bajarlas hasta sus piernas.

La bese con ganas, mordiendo, lamiendo y succionando esos labios que sabían a dulce. Necesitaba más, quería más. De un solo movimiento, la levantó por ambas piernas, ella rápidamente las enredó en mi cintura. No separamos nuestras bocas en ningún momento, la sujeté con firmeza para no tirarla y la senté en la mesada de la cocina. Por un instante dejé de besarle la boca, para seguir repartiendo besos por su mentón hasta su cuello, para luego volver a su boca,

Ella apretó sus piernas mi cintura, pegándome más a su cuerpo. Sus manos hacían desastres con mi cabello. Mis manos recorrieron sus piernas desnudas, di gracias a que estuviera usando un vestido, seguí un camino recto por su espalda finalizando en su trasero, el cual apreté contra mi haciendo que nos encontraramos en cierto punto. Ella soltó un gemido contra mis labios, que rápidamente me trague con mis besos.

Un sonido molesto y estresante, nos hizo saltar a ambos. Los dos nos separamos de golpe y nos quedamos mirándonos por un segundo. Antes de procesar que ese sonido era mi celular, no deje de hacer contacto visual. Mientras atendía el celular.

— Más vale que sea importante. — dije con la voz entrecortada y ronca. Verena bajo su mano hasta la mía en donde entrelazo sus dedos con los míos.

— ¡Hermano idiota! ¡SE ME ROMPIO LA FUENTE! — chillo Dafne por el celular.— AYUDAAAA.

— ¿QUÉ? ¿Ahora?

— ¡No mañana! ¡CLARO QUE AHORA! — me gritó dejando me sordo.

— Ahora vamos. Quédate tranquila, en cinco minutos estaremos ahí.

— ¿Tranquila!? ¡Estoy por expulsar una cosa de dos kilos de mi vagina!

Colgué antes de que me siguiera gritando. Mire a Verena, quien me miraba expectante, me acerque a ella y con lo último que me quedaba de valor. Bese sus labios, beso suave y corto.

— Ponte un abrigo, Dafne está por tener al bebe.

— ¿Qué? Pero aún falta un mes todavía. — ella se bajó de la mesada y salió corriendo de la cocina. — Vamos apurate, no te quedes ahí parado. — grito al ver que no me movía.


OMG, sin palabras. Sin palabras, nos vemos mañana hoy tengo sueño para editar el que sigue jeje.

Las amo, no se olviden comentar que les parecio y votar. Besos con amor jaz.

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