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9. ¡Maldito Flash!

9. ¡Maldito Flash!

Verena.

Luego de una semana agotadora en el trabajo, no había nada mejor que llegar a casa quitarme los tacones altos y caminar descalza por casa.

Si mi madre me viera, seguro le da un infarto.

— Nada como el hogar — digo, pero me doy cuenta que se lo digo a la nada misma.

Mi estómago ruge del hambre. Pienso mis opciones, me cocino ahora y después me baño. O me baño primero y después cocino.

Aunque mi conciencia me recuerda, que si me baño primero. Seguramente me relaje y me quede dormida.

Wow tengo 21, pero actuó como una señora de 59.

Es viernes en la noche, llamaría a Ezra para que haga algo conmigo. Pero me dijo que hoy saldría con sus amigos. Y la verdad no quiero que él, piense que no tengo más amigos... Aunque sea así, esta Daniel, pero no quiero molestarlo.

— Basta Verena — digo para mí misma —. Bueno si, ya enloqueciste. Estoy hablando sola.

Camino hasta la sala estar. Prendo mi parlante y lo conecto por Bluetooh a mi celular. Toco la primer canción que aparece, sin fijarme cual es. Ya que necesito algo más que este sórdido silencio, que amenaza con recordarme que estoy sola.

Las primeras estrofas de Tú no eres para mí. Fanny Lu, el mejor tema de despechadas que vengo escuchando desde que me separe del cucaracho, comienza a sonar haciéndome reír.

— Que me dice que me quiere. Que vivir sin mí no puede — comienzo a cantar al compás de la música.

Bailo hasta la cocina, en donde comienzo a rebuscar en mi heladera. Como lo suponía, no había nada.

Debería ir de compras, iré mañana. Para eso son los fines de semana.

Tarareando la canción, busco el tupper en el cual guardo todos los folletos de comida rápida. Miro uno por uno, buscando algo que comer. Hamburguesas no, empanadas no, pizza no... Uh, pastas...

Vuelvo hacia la sala, en busca de mi celular. Lo desconecto por unos segundos del Bluetooh, para llamar a la casa de comida. Tardo cinco segundos en pedir, mi plato de tallarines con salsa y extra queso.

La comida tardara unos treinta minutos. Tengo tiempo para bañarme, llevo el parlante hacia la puerta del baño. Así me ducho escuchando música.

La acción anterior termino, dando lugar a Rosa pastel de Belanova, solté una carcajada. Ya que esa canción me recuerda Ezra, cantando borracho y a todo pulmón esa canción.

Quien diría que tendría al serio, estricto y gruñón de mi jefe. Cantando a todo pulmón "Yo quiero ser esa mujer".

Me doy un baño rápido, camino hacia la habitación de invitados. Mi nuevo cuarto, ya que no podía tolerar la idea dormir en la habitación en la cual Jeremías y Marie se acostaron.

Ojala algún día, dejara de importarme eso. Ojala no lo hubiera amado, así ahora no estaría así. Viviendo como invitada en mi propia casa.

Me pongo una tanga y un vestido de entre casa, color verde agua. Me puse mis pantuflas de conejito. Me miro al espejo analizando mi atuendo.

— ¡Vaya! La imagen de la juventud — dije mirándome.

Podría ser peor.

Mi apartamento era un lugar grande, tranquilamente podríamos vivir cuatro personas aquí y no molestarnos. Camino con el parlante y mi celular por la casa, hasta llegar a mi lugar favorito. La biblioteca.

Con más de quinientos libros, un espacio gigante colmado de ellos. Un juego de sillones de color blanco con almohadones celestes y lo mejor de todo. Un balcón con mis plantitas. También había una pantalla gigante, pero se la había regalado a Jeremías. Asique cuando deje sus cosas en la puerta, también deje el televisor. Ojala y alguien se lo haya llevado antes de que ese tonto llegara por sus cosas.

Abro las puertas de vidrio de mi balcón, dejando que la brisa fresca de la noche me haga compañía por un rato.

Me encanta la vista de la ciudad, algo que amo de este lugar son sus luces. Las calles transitadas el movimiento de la gente, como si la ciudad de Córdoba nunca durmiera.

Recuerdo cuando Jeremías me enseño la ciudad de noche, me llevo a varios bares, a comer en puestos de la calle, a bailar y luego ver el amanecer en uno de los puentes del parque sarmiento. Me deslumbro con cada detalle durante varios meses, me hizo sentirme la mujer más amada y deseada... Él imbécil me enamoro y lo hizo muy bien.

¿Qué me falto? ¿Que no le di? ¿Por qué me engaño?

Esas preguntas dañan y lastiman mi corazón. Me encantaría poder preguntare y gritárselo a en la cara.

Quisiera una razón sobre porque me engaño. Porque eligió a alguien más. No para entenderlo o perdonarlo, sino para cerrar esta herida.

Una lagrima solitaria rueda por mi mejilla. La seco inmediatamente, no quiero llorar más. No vale la pena llorar por él, ni siquiera quiero llorar por mi ex mejor amiga. Aunque ella me hace enojar, nadie entra a una relación sino lo invitan a entrar. Así que no fue solo su culpa.

Siento que tocan el timbre, corro hacia el intercomunicador.

— Hola — digo a través del contestador.

— Hola, señorita ¿Verena Williams?

— Sí, soy yo — respondí.

— Le traigo su pedido del "Palacio de las pastas" — me informan.

— Claro, ahora bajo.

Nada mejor que una cena para uno.

Sin dudas mi vida era muy emocionante.

***

— ¿Estas lista? — cuestiono Ezra mientras acomodaba su corbata.

— Siempre estoy lista — respondí guiñándole un ojo.

Hoy teníamos una entrevista con la revista "Hola!", en la cual daríamos la primicia de nuestra relación. Como empezó, en donde y cosas así. Todo esto organizado por mi querida suegra, quien se presentó en la oficina con la "asombrosa" noticia.

— No te vez lista — comenta por lo bajo.

Vuelvo a mi vista hacia Ezra, esos ojos verdes me escanean de arriba abajo. Me siento nerviosa ya que el muy cretino, aprendió a leer varios de mis gestos.

— Yo tampoco te veo listo. Pero no por eso lo comento — digo cortante.

Rueda los ojos, pero no me dice nada.

Si en algo nos parecíamos con Ezra, es que ambos somos muy buenos fingiendo sentimientos y emociones.

Es notorio para mí que él no paso su fin de semana totalmente feliz, veo las ojeras y su mirada cansada, su sonrisa titubeante... Varios indicios de que no está feliz y no había sido un fin de semana perfecto como me dijo. Por mi parte oculte muy bien cómo me sentía, no estaba feliz pero tampoco demostré verme mal. Pensé que yo era buena para ocultar mis ojeras y ojos tristes, pero él se dio cuenta. Quizás entre personas que nos pasamos la vida usando una máscara para ocultar quienes en verdad somos, reconocemos con facilidad cuando nos topamos con alguien igual.

— No sé qué sucedió, pero esto merece un trago después — comenta.

— No lo dudes.

Ezra me tomo de la mano, entrelazando sus dedos con los míos. Con su mano izquierda abrió la pesada puerta de vidrio de la sala de juntas, la cual hoy sería utilizada para la entrevista.

Al entrar el flash de una cámara, me tomo por sorpresa.

— Lo siento — dice la entrevistadora — es que se ven hermosos juntos. Imponentes y elegantes. Me presento soy Margarita Flores, entrevistadora de Hola! Y él es mi camarógrafo Andrés — señalo a quien nos había sacado una foto.

Nos acercamos a ella, estrechamos nuestras manos al mismo tiempo que nos presentamos.

— Desde ya quiero agradecerles, por darnos la primicia de su relación. No todos los días un importante empresario y una joven de la familia real, se vuelven pareja.

— Sin dudas no es algo suceda muy a menudo — comento.

Margarita se da vuelta para mirarme y sonreírme.

— Veo que tu acento inglés está muy argentinizado.

— Si, llevo bastantes años viviendo aquí.

— ¿En serio? Que interesante, si quieres también podemos hablar de eso en la entrevista.

No, claro que no. Pensé en decir, pero solo sonreí y asentí.

Ezra apretó mis dedos en sus manos, en señal de apoyo. Como si quisiera decir "Hablaremos de lo que vos quieras".

— Bien, ¿Comenzamos? — pregunto Ezra con su usual tono serio.

Vi como la reportera tragaba en seco. La entiendo, antes del incidente. Yo le tenía cierto miedo a Ezra por fuera es frio como iceberg, serio y con cara de me miras dos veces y te golpeo.

Pero una vez que lo conoces, te das cuenta que es como un enorme algodón de azúcar que se derrite al tacto.

— Bien, la modalidad de las entrevistas han cambiado un poco. Primero su Lilia, me dijo que estaban de acuerdo con todo — nos informa. Nosotros asentimos —. Así que les explico, haremos un pódcast​​ que será reproducido por la emisora de la revista, haremos algunas preguntas especiales. Esas serán publicadas en la revista junto con fotos. Pero también serán publicadas en nuestro sitio web ¿Les informaron de esto?

Nos miramos con Ezra sorprendidos. Ya que no pensamos que sería algo tan grande.

— No — respondemos al mismo tiempo.

Es decir que la entrevista, se haría realmente viral por todos los medios.

— Bien, ahora les informo sobre esto. — Sonríe ella — Luego les hare firmar el contrato, pueden leerlo y decidir si están de acuerdo. Pero si gustan podemos comenzar, sé que ambos están ocupados.

— Eso estaría muy bien, como sabe nuestra agenda es apretada.

— Bien, entonces comencemos.

Ahora me doy cuenta de que en la mesa, está conectado todo un equipo de audio y sonido. Tres micrófonos y auriculares, una cámara de video aparte de la cámara de fotos.

Trago en seco, no me gusta para nada esto. Pero es obligatorio y debo acostumbrarme ya que no creo que se la última entrevista.

— Pónganse los auriculares y acérquense a sus micrófonos. — Nos ordena. Ella nos muestra como se hace y sonríen. — Estamos al aire, 3...

¿Al aire? ¿Qué esto es en vivo?

Me lleva el demonio.

Miro a Ezra quien me sonríe, pero lo veo igual de nervioso y ansiosos que yo. Esto puede salir muy mal, sin un ensayo previo.

— Hola buenos días, querido público — saluda ella mirándonos —. Nos encontramos aquí con la pareja del momento, el empresario multimillonario Ezra Ferrari y Lady Verena Williams de Bedford.

— Hola buenos días a todos, me presento soy Verena Williams — hablo primero. Siento la mano sudorosa de Ezra apretar mi palma en señal de agradecimiento. — Es un gusto estar aquí hoy.

— Hola, buenos días. Soy Ezra Ferrari y como dijo mi novia, es un placer poder estar aquí.

Margarita suelta una risa.

— Ustedes no lo están viendo, pero sin dudas es una pareja adorable. Él tiene vibras de Golden Retrive y ella de gato negro — comenta, creo que eso es un halago — pero vamos a lo que nos gusta a nosotras "El chisme" — chilla.

Dios, cuanta intensidad. Pero me hace reír.

— ¿Cómo hicieron para pasar de ser jefe y secretaria? A novio y novia — cuestiona — por si no lo sabían, Verena es secretaria de Ezra hace aproximadamente...

— Cuatro meses, desde que ella comenzó a trabajar conmigo — señala Ezra — dos meses desde que comenzamos a salir y un par de semanas desde que somos novios.

¡Vaya! Sí que se le fue el miedo, esta apoyado sobre la mesa expresando seguridad, confianza y encanto. Con cada poro de su cuerpo.

Puso nuestras manos entrelazadas en medio. Gesto que no paso desapercibido ante Margarita, ni ante Andrés que sonrió tomando una foto.

Ezra se veía confiado y sonriente. Aunque no dejaba atrás su aura seria y elegante.

Se veía... Bonito... ¡Bonito! Que locuras estoy pensando.

— ¡Por Dios! ¿Puede decirse que fue amor a primera vista? — cuestiono.

— No — respondimos los dos al mismo tiempo. Nos miramos sonriendo.

— Fue un proceso, — comienzo diciendo — comenzamos como toda relación formal laboral. Apenas hablábamos, lo justo y necesario — digo riendo. — Pero un día sucedió que luego de una reunión larga y cansadora, fuimos a tomar unas copas. Y se convirtió en un habito.

— No era solo copas, también cenábamos —agrega Ezra —. Nos convertimos en amigos de poco.

— Owwww, así que fue un enamoramiento de amigos.

— Puede decirse — miro a Ezra con dulzura, no me costaba nada darle sonrisas o miradas de amor. Eso me asustaba, pero seguramente se debe a que soy buena para actuar —. Pero no fue sencillo yo me negaba a sentir algo por mi jefe. Es decir, no es algo que común ni mucho menos ético.

— Me imagino, ¿Tiene algo que ver que hayas crecido siendo parte de la realeza británica?

Sonrió apretando los labios, y con una dulce voz digo.

— Claro que sí. Crecí toda mi vida con la idea de ser cortejada por alguien que no fuera un superior. Es decir salir con mi jefe no es algo bien visto.

— ¿Cómo se lo han tomado tus padres? ¿Están felices? Ya que nos hemos enterado de que serás tía dentro de poco, por parte de tu hermano Lord Henry Williams de Bedford — me informa ella. — Tus padres deben de estar felices por ustedes dos.

Mi sonrisa titubea por un segundo. Sentí mi ojo palpitar y mi corazón romperse un poquito.

¿Seré tía? ¿Mi hermano mayor será padre? Y no me entere...

Se reprodujo en mi cabeza, todo lo que viví junto a mi hermano. Me dolió muchísimo saber que ni para eso me llamo.

— Claro que mis suegros están orgullosos y felices — habla Ezra por mí — mis padres igual están felices. Mi madre sobre todo.

Internamente le agradecí a Ezra el haberme salvado. No puedo responder, tengo la mente en blanco. Me siento totalmente enojada, triste y abrumada.

Mi familia no se comunica conmigo desde hace casi un año y medio. Y solo lo hicieron cuando se enteraron de mi relación, pero aun así. No fueron capaces de comentarme sobre que seré tía.

— Eso es algo bueno. Todos sabemos de tu antigua relación con Cloe Aventura. La cual termino hace poco ¿Crees que de no ser por Verena aun seguirías con ella?

¡Mierda! ¿Por qué siempre deben meter a la ex?

No me siento lista para responder todavía, pero si Ezra se larga a llorar o hace algo. Quedará evidencia de por vida, en todos lados...

Voy a tragarme mi tristeza y responderé...

— Claro que no. Lo mío con la señorita Aventura, termino mucho tiempo antes de que Verena trabajara conmigo. — informa con seriedad, luego me mira. Suelta mi mano y acaricia mi mejilla con ternura —, Verena y Cloe no pueden compararse. Tampoco puedo asegurar que seguiría con mi ex, si Verena hubiera aparecido antes. Pero si sé que lo que tengo con ella, no es igual a ninguna relación que tuviera antes.

Sus palabras sinceras causaron estragos en mi interior. Sé que no habla de una relación romántica, pero si habla de nuestra amistad y pensar. Que yo lo hago sentir así....Me hace realmente feliz.

— ¡Aquí hay amor! Y del bueno — dice emocionada, aplaude feliz como si estuviera viendo una novela romántica — Como dicen por ahí, siempre podemos encontrar el amor de nuestras vidas incluso en los peores días.

— No lo dudo Margarita. Verena sin dudas es alguien que llego a mi vida de golpe — dice haciéndome reír.

Porque sinceramente fue de golpe, haciendo que mi pestaña quede incrustada en su hombro. Él igual sonríe, un chiste interno demasiado vergonzoso.

Me sonrojo al recordarlo, haciendo que Margarita sonría de oreja a oreja.

— No puede ser, nuestra querida Verena acaba de sonrojarse.

— Eso es cierto — digo riendo —, voy a confesar algo. No soy de las que sonrojan con simples cumplidos o palabras cariñosas. Pero Ezra, tiene ese no sé qué. Que me provoca todo tipo de emociones fuertes y verdaderas.

Ahora el sonrojado era él. Sus mejillas estaban del mismo color que su cabello. Eso me hizo reír a carcajadas, haciendo reír a todos. Incluyo al fotógrafo,

— Sin dudas son una pareja encantadora — admite ella — Sigamos. Si pudieran describir a sus parejas en una palabra ¿Cuál sería?

— Incondicional — dije.

— Inmarchitable — dijo.

Me volví a mirarlo. ¿Inmarchitable?

¿Qué quiere decir con eso? ¿A qué se refiere?... ¿Inmarchitable?

— ¡Wow! Sin dudas no esperaba ninguna de esas dos respuestas. ¿Quieren decir porque ese adjetivo?

— Ezra es el hombre más leal, compañero, fiel, amigable, honesto y admirable. Que jamás haya conocido, es una persona que siente mucho y da mucho. Es sin duda un ser excepcional, es una persona que sabes que siempre estará allí para vos. Es atento y sabe cuándo salvarte. Por eso es incondicional.

Margarita lanza un suspiro enamorada. Luego miro Ezra quien tiene una mirada serena y tierna, me mira con tanta expresividad que me hace latir fuerte el corazón.

¿Una mirada puede darte taquicardia?

— ¿Escucharon eso? Fue mi corazón estallando de amor por ella — comenta Ezra sin ningún tipo de pudor. Se acerca a mí y me da un beso en la frente, dejándome sonrojada y con el corazón en la garganta.

— Cuéntanos Ezra ¿Por qué elegiste esa palabra?

— Elegí inmarchitable, porque significa que no se marchita nunca. La mayoría de las flores tarde o temprano desaparecen por acción del tiempo, el clima y muchos factores. Pero hay algunas flores que resisten a tormentas fuertes, vientos despiadados, el sol abrazador. Y aún siguen ahí resistiendo, brillando, siendo hermosas y tratando de seguir a pesar de todo. Verena es así, ella puede tener el mundo sobre los hombros y este puede pesarle demasiado. Pero aunque este de rodillas y sin fuerza, ella va a seguir levantándose — se detuvo unos segundos —, es algo que admiro y amo de ella.

No pude retener las lágrimas en mis ojos.

¡Maldita sea! Odio llorar, pero no las puedo controlar. Caen una por una, lágrimas de... de felicidad.

Nunca había tenido lágrimas de felicidad. Nunca nadie se había expresado a si de mí, nadie que haya visto el desastre que soy por dentro había dicho eso de mí. Siempre me hicieron ver que mis sentimientos erráticos y fuertes, eran algo bochornosos y estúpidos. Que demostrar como sentía era impropio.

Pero Ezra piensa que soy inmarchitable. Que mis sentimientos no son malos...

Seco mis lágrimas con rapidez, pero fue tarde Ezra las vio y me tomo en brazos.

No le importo que casi tiráramos los micrófonos, ni los flashes de la cámara, ni el gritito de felicidad de margarita. Cuando Ezra me sentó en sus piernas, y beso los labios. Sin importarle nada... siendo sincera a mí tampoco me importaba.

Sentir sus labios contra los míos era una sensación casi celestial, la forma en la que su boca y la mía se sincronizaban. Como si hubieran sido hechos para besarnos, únicamente a nosotros.

Ese pensamiento me asusto, haciendo que me aleje de él. Lo mire por unos segundos, viendo un millar de emociones surcar esos ojos verdes. Mis manos seguían en sus mejillas acariciándolo, mientras que sus dedos se afianzaban a mi cintura.

— Ustedes lo están viendo en vivo y directo, como el amor traspasa puestos de trabajo, continentes y hasta títulos nobiliarios. Nos vamos a comerciales y seguimos en un ratito, no se desconecten — dice Margarita —. Listo, ya no estamos al aire.

— Lo siento, la emoción del momento — me disculpo avergonzada. Intento levantarme de las piernas de Ezra, pero no me suelta. Es más me acomoda para que este mas cómoda.

— No es ninguna molestia, prometo que acabaremos rápido. Les daré un descanso de diez minutos — mira a Andrés — vamos al patio de fumadores.

Ambos salen de la sala de juntas, dejándonos solos.

— ¿Qué fue eso? — pregunto intrigada.

Ezra besa mi mejilla, y luego besa la comisura de mis labios.

— Un beso para mi novia — murmura con voz seductora —, a quien le parezco leal, afectuoso y amoroso.

— Nunca dije amoroso.

— Pero lo piensas.

No niego ni afirmo nada, haciéndolo reír. Me da un beso breve en los labios.

— Esto no es parte del trato — digo bajito.

— Soy el jefe puedo cambiarlo — dice con seguridad — Hago una nueva clausula. Ezra puede besar a Verena, en donde quiera y cuando quiera.

— Otra clausula, Verena puede darle una patada en el culo a Ezra, cuando quiera y en donde quiera.

Rueda los ojos.

— Eres boca sucia para ser una lady.

— Cierra el pico.

— Ciérramelo — reclama.

No lo dudo, uno mis labios a los suyos en un fogoso beso que duro apenas unos segundos.

Al separarnos podía ver el resto de mi labial en sus labios. Paso su mano por mi mejilla hasta mi nuca y me pego a su boca para seguir un beso más húmedo y largo que el anterior. Únicamente nos separamos, cuando sentimos ese maldito flash.


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