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26. El equilibrio entre un corazón roto y una mente inestable.


26. El equilibrio entre un corazón roto y una mente inestable.


Verena.

— ¡Luca, deja de jugar con eso! — lo regañe por quinta vez. Parece un niño pequeño, apenas es mi segundo día trabajando con él y, la verdad, ya quiero renunciar.

— Buuu, eres muy aburrida. — se queja, utilizando un tono infantil.

— ¿Yo aburrida? Vos sos el grandote sonso, que no puede mantenerse concentrado ni siquiera por diez minutos.

Lo escucho suspirar, ruedo los ojos algo cansada de la situación.

— Es que esto es tedioso. — se queja. — Los ingleses no quieren saber nada de hacer un trato con nosotros, la cantidad subnormal de citas y reuniones es absolutamente ridícula. ¿Cómo es que mi hermano hace esto todos los días?

Noto que está cansado y podría decirse que agobiado, lidiar con un trabajo que no es el tuyo, porque te obligaron. Ver que tu hermana cumpla al pie de la letra lo recomendado por los doctores, y seguir haciendo tu propio trabajo.Es agotador y extenuante.

Quizás debería ser algo comprensiva al respecto. Ya qué para mi es algo de todos los días, para él no lo es.

— Mira, sé que es agobiante en cierto punto. Pero es por unos días. — Me acerco al escritorio, apoyando ambas manos sobre el mismo. Lo miro a los ojos. Sus ojos son del mismo color que los de Ezra, pero los suyos tienen algo distinto. — ¿Qué puedo hacer para que te sientas más cómodo?

En su rostro se dibujó su usual sonrisa felina, cruzó los brazos por encima de su pecho y en sus ojos bailó una chispa de diversión.

— Quiero que trabajes en la oficina, junto a mi. Es aburrido trabajar solo.

Este hombre, sin dudas, perdió su cabeza.

— No, absolutamente no.

— Claro, pero si fuera Ezra quien te lo pidiera. Irías corriendo a buscar tus cosas. — reclama indignado.

Me mordí la lengua, para no insultar en voz alta. En parte tenía razón, me gustaría estar cerca de Ezra.

— No es eso, pero es que no puedo traer mi escritorio.

— No es necesario, solo trae tu computadora y lo que necesites. La oficina es demasiado grande para ambos.

— ¿Por qué quieres que me quede aquí? — pregunte ante su insistencia.

Luca se me quedó viendo por unos minutos, como si estuviera pensando qué decir.

— Porque necesito que me salves, cuando diga alguna barbaridad. No soy bueno para hablar por videoconferencia, me hace sentir nervioso.

— Está bien, iré por mis cosas. Pero tranquilo, mal no lo puedes hacer. — trate de tranquilizarlo, ya que lo veía algo nervioso.

Luego de buscar mis cosas e instalarme en un rincón de la oficina. Comencé a realizar mi trabajo pendiente. Tarea que me resultaba imposible, por culpa de un pelirrojo molesto.

Luca me tiraba con bolitas de papel, o se sentaba a mi lado y miraba lo que estaba haciendo, se ponía a comer haciendo mucho ruido. O realizaba todas esas actividades juntas, me está agotando la paciencia.

Estoy a nada de gritarle que se comporte y haga su trabajo, como corresponde.Pero sabía que me diría que soy una snob y aburrida.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? — dice de repente Luca, quien estaba sentado en el suelo.

—¿Qué estás haciendo en el suelo? — pregunte mirándolo con curiosidad.

— Yo pregunte primero.

Dios, dame paciencia.

— Puedes preguntar lo que quieras. —dije, dejando de lado mi computadora.

— ¿Por qué trabajas como secretaria? Si tu currículum es impresionante, obtuviste unas notas de diez... Y además tienes un potencial enorme, para solo ser una secretaria.

Sabía que no lo decía de mala forma, que claramente se trataba de una pregunta curiosa. Pero me sentía algo invadida, cuando me preguntaban algo así.

— Si soy sincera, quería trabajar de algo sencillo hasta que decidiera cuál sería el siguiente paso.

Sonaba casi estúpido, si lo decía de esa manera pero es la verdad.

— Estudiaste administración de empresas ¿Por qué querías o te obligaron?

— Porque yo quería. — suspiré, dudaba de contarle o no sobre mi vida. — La verdad podía haber elegido estudiar artes y a nadie le hubiera molestado. Ya qué la idea no era que ejerciera, sino que fuera una esposa con un título universitario.

La expresión de incredulidad en la mirada de Luca, me hizo reír. Quizás no está preparado para saber algunas cosas.

— ¿Cómo que esposa? ¿No me digas que te escapaste de un príncipe? — preguntó con demasiado interés, parecía un pequeño. — Seguramente eso fue , ¿Eres una clase de princesa Fiona o algo así?

Solté una carcajada, mientras debía si le lanzaba el mouse a la cabeza. Pero al final terminé descartando la idea, es muy caro para desperdiciarlo en Luca.

— Enserio eres un idiota, Luca.

— Lo sé. — comenta con una sonrisa. — Pero responde, mis preguntas.

— Técnicamente sí escapé de un príncipe, estuve comprometida con él. No lo amaba, pero es lo normal en mi mundo. — Sentía distante llamar "mi mundo," a una parte de mi que ya no existe. — Pero me enamoré de alguien que no era de ese mundo al que pertenecía.— suspire con resignación.— , era tonta e ingenua. Caí como estúpida y decidí dejar todo por amor. Pensé que con Jeremías me bastaba, pero aparentemente para él, no fui suficiente.

Era la primera vez que lo decía sin llorar, si me dolía, es una traición al fin de cuentas. Pero ya no me lastima como antes. Era una buena señal, quizás al fin lo estaba superando.

— ¿Sabes que odio a tu ex?

— Si, lo dejaste claro el día que lo golpeaste. — comente con gracia.

— Ese día no sabía quién era, solo me irritó el hecho de que te insultara. Pero ahora si que lo odio, es un idiota y seguramente se siente el hombre mas patético y perdedor del mundo.

— ¿Por qué sería un perdedor él?

— Porque te tenía, y té dejó ir. — respondió Luca.

— Eso es verdad, soy genial. — dije sonriendo.

— Si princesa, nunca lo olvides.

— Odio que me digas princesa, no lo soy y mucho menos ahora, que seguramente ya no tengo el título de Lady.

— Para mi siempre serás una princesa, — comentó con ternura. — Siempre serás la princesa Fiona.

— Idiota, vuelve a trabajar. — dije molesta.

Lo escucho reprochar, pero se levanta del suelo para ir a su lugar.

Vuelvo mi vista hacia la computadora, tenía miles de mensajes en Whatsapp. Justo cuando estaba por entrar a verlos, la puerta de la oficina se abre con fuerza.

Levanté la vista, hacia la persona que entró tan bestialmente. La sorpresa que me lleve fue grande, al darme cuenta de que era Lidia.

— ¿Por qué ninguno responde su celular? — grita enojada. Sus ojos viajan de Luca hasta mi.— ¡Tengo malas noticias desde Paris!

— ¿Qué pasó? — preguntó Luca, quien se levantó del escritorio para ir hacia su prima.

Justo cuando se había sentado a trabajar, pensé con ironía.

— ¿No pudieron encontrar a Esteban? — dije acercándome a ellos.

— Si lo encontraron, pero dijo que el hijo de Dafne no es suyo...

— ¡QUE HIJO DE PUTA! — grito Luca furioso.

— Y esa no es la peor parte, dijo que es estéril y que si Dafne está embarazada es de algún pendejo.

— Mierda, no puede ser cierto. — Expresé consternada. — Debe estar mintiendo.

Luca no hablaba estaba sumido en sus pensamientos. Miré a Lidia, quien no dejaba de morderse el labio.

— Mi hermano y Ezra, están volviendo. Aterrizará esta noche y vuelven sin Esteban.

Esto es un desastre. ¿Qué sucedería si el hijo que Dafne espera no es de su marido? ¿Cómo afectará esta situación a su tratamiento? ¿Cómo le afectará a ella?

— Necesito un trago. — dijo Luca, pasando por mi lado y saliendo de la oficina.

***

Las cosas se pusieron más complicadas de lo que esperaba. Al parecer Lilia, había hablado con sus cuñadas. Ahora toda la familia sabe sobre el embarazo de Dafne, lo que hace la situación más complicada.

— Las cosas no pueden estar peor. — comento por lo bajo Lidia. Quien tenía un vaso de Whisky en la mano.

Nos habíamos escondido de las tías molestas, en una sala de estar en el segundo piso. Había demasiadas habitaciones en esta mansión.

Estaba por decirle que podía ser peor, cuando sentí el chillido acompañado de voces masculinas.

— ¡No quiero que estén esas brujas aquí! — grito Dafne.

Detrás de ella venía Luca, quien le pedía amablemente que bajara la voz. Detrás de ellos venía Lisandro intentando calmar a Dafne.

Mi corazón dio un brinco cuando lo vi a él.

Ezra llevaba puesto ropa deportiva, el cabello desordenado y unas ojeras bien marcadas. Casi como si fuera un reflejo, me levanté de mi asiento para ir hacia él

— Reni. — me envuelve en sus brazos, no pierdo el tiempo y lo abrazó con fuerza.

Lo había echado de menos, no me di cuenta de cuánto hasta ahora.

— ¿Disculpa? La embarazada soy yo. — chillo de Dafne, haciendo que Ezra me suelte. — Si eso, ahora vete.

Ruedo los ojos, sin poder evitarlo. Haciendo reir a Lidia, quien se gana una mirada de odio de la embarazada.

Ezra, entrelaza su mano con la mía, para que caminemos juntos hacia un sofá. Tomamos asiento uno al lado del otro, en ningún momento soltó mi mano.

— Ella es parte de la familia Dafne, así que se quedará. — dice Ezra con tranquilidad. Mi corazón saltó en mi pecho al escucharlo decir eso.

Familia, somos familia. Esa era una palabra enorme y Ezra lo sabe, sabe que significa eso para mi. Su pulgar acarició el dorso de mi mano, él estaba consciente de lo que había dicho.

— Entonces, puede quedarse con las tías. — demanda.

Esta vez no pude evitar reírme, y reírme con ganas. Haciendo que todos me miraran extrañados.

— ¿Qué? La situación me supera, perdón. Si no me río, terminaría llorando. Y la verdad me da pena llorar frente a ustedes — hable con la verdad.

Lidia soltó una risita.

— Si, la verdad es que la situación es una cagada. — su voz era neutra, pero percibo una pizca de diversión.— ¿En serio le fuiste infiel a tu marido? — pregunta frialdad mirando a su prima.

— ¡Lidia! — la reprenden los tres hombres.

—¿Qué? Todos se mueren por preguntarle, yo soy la única que tiene las agallas para decirlo.

Dafne se sienta, en un puff blanco. Pone una de sus pequeñas manos, en su vientre aun plano.

— Es claro que Esteban miente... — intervino Luca.

— No miente, es verdad. — lo interrumpió Dafne, no miraba a nadie. Su vista estaba clavada en el suelo. — Yo le fui infiel, la verdad no tiene importancia quién es el padre del bebe. Pero pensé que si yo le explicaba la situación, él entendería.

Se me formó un nudo en la garganta. No lo puedo creer, ¿Enserio ella fue infiel? si se veía tan enamorada el día de su boda...

Es oficial, cada día entiendo menos el amor y a las parejas.

— ¿Lo dices tan tranquila? — pregunta Luca indignado. — Dafne, estuve tentado a subirme a un avión para ir a buscarlo, y traerlo a patadas en el culo hasta acá. Y nunca fue el padre de tu bebe.

A Dafne se le llenaron los ojos de lágrimas, comenzó a llorar desconsoladamente mientras hablaba y explicaba la situación. Pero la verdad no se le entendía nada, más que palabras sueltas.

Ezra me soltó la mano, para ir tras su hermana.La abrazo, ella se escondió en sus brazos mientras se tranquilizaba.

Miré a Luca, quien tenía la vista perdida en algún sitio de la habitación.

— Perdón, no quería mentirles.

— Pero lo hiciste. — le recrimina Lisandro, quien le robó el vaso a su hermana. Quien intentó golpearle su zona íntima. Pero falló por centímetros. — La cuestión es que, si hubieras dicho la verdad él quizás hubiera vuelto con nosotros.

— ¿No va a volver?

— Si lo hará Daf, pero para pedirte el divorcio. — dijo con tristeza Ezra.Le tomo la cara con las manos a su hermana. — No estás sola, nos tienes a todos nosotros y tendrás un bebe que te amará mucho.

— Pero seré una divorciada, embarazada y encima madre soltera. — se queja chillando. — ¿Qué van a pensar los demás de mi?

— Que sos joven, idiota y que te equivocaste. — responde con indiferencia Lidia.

— ¡Oye! Deja ser tan cruel. — pide Luca irritado. La tensión era enorme, los llanos de Dafne no hacían más que empeorar la situación.

Luca comenzó a recriminarle muchas cosas a Lidia, ella comenzó a responderle de forma agresiva. Lisandro intentó calmarlos e interceder, pero fue ignorado.

Eran muchos gritos, llantos y calor... ¿Desde cuándo hace tanto calor? ¿Por qué de pronto me siento tan mareada?

Tome asiento en el primer lugar que encontré, comencé a darle aire a mi cara con mi mano. Me siento sofocada, como si estuviera en una nube polvorosa y todo da vueltas a mi alrededor... Me tomó un par de minutos recomponerme.Seguía teniendo calor, pero ya no me sentía al borde del desmayo.

Cuando logré volver, las cosas seguían igual. Salvo que tenía a Lisandro a mi lado, mirando la situación disgustado. Los gritos seguían entre los primos y hermanos, Dafne lloraba aún más fuerte. Como si estuviera llamando la atención.

No se si fue que estaba cansada de todo o que sus voces me hacían sentir malestar. Pero estalle, me habían saturado y llegaron al límite de mi paciencia.

— ¡PUEDEN CALLARSE! — grite haciendo que todos hicieran silencio. Lisandro a mi lado, pegó un salto que en otro momento me hubiera parecido gracioso. — Dafne, deja de llorar. No vas a solucionar nada si seguís llorando así, ya está. Tomaste tus decisiones, tienes que vivir con las consecuencias. Lo que piensen o crean los demás de ti, te debería importar una puta mierda.

— Wow, la princesita está insul...

— Haz silencio Luca, — lo reprendí. Haciendo que el pelirrojo saltara en su asiento. — Estoy a nada de tirarte algo para que cierres la boca. Deja de enojarte con Lidia por decir cosas que mentiras no son.

— ¡Oye! — se quejó Dafne.

Mientras Lidia miraba a todos con aires de superioridad.

— Y Lidia, amo que seas tan directa. — me gane una sonrisa de la pelinegra.— Pero en serio, no tienes que ser una bruja cruel.— su sonrisa se borró con la misma rapidez, con la que apareció.— Si Dafne mintió, pero está embarazada un poquito más de consideración hacia ella.

Lidia me miraba con incredulidad, su boca está ligeramente abierta. Mientras Luca, se quedó serio, pero me miraba con atención. Lisandro no hacía ningún movimiento para no ser reprendido por mi parte.

— Gracias por defenderme cuñada. — agregó Dafne ganándose una mirada de todos. —¿Qué?

Tomé asiento de nuevo en mi lugar, sintiéndome un poquito mejor. Necesitaba que hicieran silencio.

— Lo único que te puedo decir es que deberías decirle la verdad a todos. Te hará sentir mejor y no tendrás que estar ocultando nada. Lo del padre de tu bebe es algo que puede ser solucionado después, pero por el bien de tus hermanos que te aman con locura. Tienes que seguir el tratamiento al pie de la letra,y si amas a ese pequeño ser que tienes allí — señale con mi dedo, su estómago,— harás lo correcto. Pero deja de mentir, porque lo único que ocasionas es que las personas que están preocupadas por ti se alejen y se terminan cansando. Y no tienes idea de lo feo que es estar sola, cuando todo se te desmorona a tu alrededor.

Mi mini discurso, creo que funciono porque Dafne se secó las lágrimas con la manga de su suéter. Y nos miró a todos, tomó aire antes de comenzar a hablar.

— Les prometo que no hay más mentiras. Esta fue la última, la verdad no quiero hablar del papá del bebe. Porque no es alguien a quien quiera cerca... — miró a sus hermanos.— Lo siento por mentir, pero no quería que además de drogadicta me tachen de infiel. Sé que no es una excusa, pero me siento demasiado avergonzada de todo lo que hice. Quiero mejorar, no solo por mi. Sino por ustedes, y por mi bebe.

— Está bien, no más mentiras — dijo Ezra.

Luca se acercó a donde estaban sus hermanos, se arrodilló para estar a la altura de los otros dos.

— Estaremos juntos en este camino. Pero debes prometerme que harás tu mayor esfuerzo, porque no va a ser fácil.

— Lo prometo, haré todo lo que pueda y más. — Dafne puso su mano en la mejilla de su hermano mayor y sonrió. Con los ojos llenos de lágrimas.

— Bien hecho, sin tu intervención jamás hubieran llegado a un acuerdo. — susurro en mi oído. Lisandro. — Por cierto, bienvenida a la familia.

Familia.

De nuevo esa palabra, una palabra que me llenaba de esperanza de que las cosas podrían mejorar. Una pequeña luz al final de este largo túnel.

Quizás este era el comienzo de una nueva etapa, una nueva etapa llena de sorpresas.

Luego de ese día a principios de mayo, las cosas habían cambiado rotundamente para todos.

Dafne tenía una rutina la cual seguía al pie de la letra, se levantaba temprano y desayunaba. Iba a su sesión de terapia, volvía a casa a almorzar y tenía actividades relajantes que la ayudaban con la abstinencia. Nunca estaba sola, siempre tenía a su madre y padre acompañándola.Y si ellos no estaban, tenía a sus hermanos y a sus primos.

Luca había vuelto a su trabajo habitual, además de ayudar a su hermana. Nos habíamos reunido varias veces para hablar sobre el tema de mi abuela. El caso era complicado, no había mucho que pudiéramos hacer ya que muchas leyes no estaban sujetas para la personas de la realeza. No era imposible, pero no era nada sencillo lograr llegar a un acuerdo.

Fue a finales de mayo, cuando había perdido toda esperanza de volver a hablar con ella. Hasta que me llegó un correo de un remitente desconocido, Luca había logrado contactar por mensaje con el mayordomo de abuela.O mejor dicho con el ex mayordomo de mi abuela, ya que fue despedido. Otra víctima de mi familia.

Pero el lado bueno, es que él podía ver a mi abuela. Habían creado un correo electrónico falso, así nos podríamos comunicar. No era como escuchar su voz, pero era mejor que nada.

No sabía cómo lo había logrado Luca, pero le hice saber que estaba eternamente agradecida con él. Ahora podía hablar con mi abuela, aunque ella tardaba en responder ya que solo podía contestar de noche.

Como ahora, había recibido un correo hace diez minutos y estaba ansiosa por leerlo.

Mi querida nieta, no sabes lo aburrido que fue el día de hoy. No me dejan salir más allá del jardín imperial. Mi peluquera y manicurista, pasaron por tantos controles de seguridad. Lo cual me hace pensar que no volverán nunca más, una lástima porque a mi me encanta verme bien.

Ahora cuéntame cómo están las cosas con Ezra.... Y podrías pasarme una foto de ese lindo abogado, digo de tu encantador cuñado....

Con amor, tu abuela.

Pd: NO TE OLVIDES DE LA FOTO.

No pude evitar soltar una carcajada. Haciendo que Ezra, quien estaba descansando a mi lado me mirara extrañado. Deje de lado el celular para mirarlo.

— Mi abuela desarrolló un amor platónico por Luca, siento que es algo raro. — confesé.

Me di media vuelta, para quedar cara a cara con Ezra. Estábamos en su habitación, mejor dicho en su cama. Él pasó su brazos por mi cintura y me pegó a él, dejó un beso corto en mi frente.

— Me sentiría ofendido. Pero Luca ganó puntos, haciendo que se contactaran. No puedo competir contra eso.

Las cosas con Ezra estaban en su mejor momento. No habíamos vuelto a ver Misael ni a Cloe, lo cual creó fue de gran ayuda. Él estaba mejorando de a poco, no quiso hacerme caso de empezar a ir a terapia. Pero sí aceptó hablar conmigo, no era lo mismo, pero a él lo ayudaba. Como dije, es poco a poco.

Al ser domingo, pasamos todo el día juntos, entre besos, risas y comidas caseras. Me sentía feliz, una felicidad que me hacía olvidar lo que sucedía en mi vida. Aunque sea por algunos minutos.

Bese su nariz, luego sus labios. Pretendía que fuera un beso tierno, pero cuando su mano se enredó en mi cabello de forma demandante. Supe que esto no solo sería un tierno y dulce beso.

Su lengua se adentro a mi boca, tomando todo a su paso. El calor me invadió desde abajo hacia arriba. Con mis manos tomé su mentón para profundizar el beso, mordí su labio inferior ganándome un gemido de su parte.

Su mano encontró el camino hacia mi trasero desnudo, tomó mi pierna con posesividad tirándola sobre su cadera. Fui consciente de cómo su dureza se frotaba contra mi zona íntima, lo único que nos separaba era la fina tela de nuestra ropa interior.

Dejamos de besarnos, le tomó un segundo bajar su cabeza hacia mi cuello. El cual besó, lamió y mordió tentativamente haciéndome estremecer. Pero yo quería saltarme estos juegos, no quería besos.

Quiero sentirlo, caliente y duro, dentro mio.

Con mi mano izquierda tome su mandíbula, haciendo que sus ojos verdes me miren. Sus pupilas se habían agrandado de tal manera que quedaba muy poco de ese hermoso color verde.

Volví a besarlo esta vez, sintiendo la textura de sus labios en un beso suave, pero sensual. Mis dedos seguían en su mandíbula, su mano se afianzó a mi cabello tirando de él con fuerza.

Abrí ligeramente la boca, Ezra aprovechó la oportunidad para meter su lengua. El placer se disparó por todo mi cuerpo, haciéndose líquido entre mis piernas.

Con mi otra mano, baje hasta su entrepierna. Sin dudarlo, metí mi mano en su interior acariciándolo... Sintiéndolo caliente y listo.

Creo que Ezra entendió mi mensaje, porque me ayudó a quitarle su ropa interior, para luego hacer lo mismo con la mía.

El roce de nuestra intimidad, sin ningún tipo de barrera de por medio, me hizo soltar un gemido que rápidamente fue tragado por sus besos. Me monte sobre Ezra, sintiéndolo completamente dentro de mi.

Nuestros cuerpos sudorosos se movían en una sincronía exquisita. La manera en la que se sentía, estar con él me devoraba por completo. Me consumía, me dejaba sedienta y al mismo tiempo satisfecha.

Ezra soltó un gemido,luego de tomarme por ambos lados de mi cadera. Para incrementar el ritmo.

Deslice mis manos por su cuerpo tonificado, clavando mis uñas en su torso, cuando me sentía al borde del clímax. Se sentía como una nebulosa o un sueño, en donde todo a nuestro alrededor explotaba al mismo tiempo, su respiración y la mía mezcladas en un beso fogoso.

Grité su nombre, al mismo tiempo que él gritaba el mio. No puedo separar cuál era su placer, y cuál era el mío. Porque éramos uno, en ese momento éramos él y yo, yo y él. En ese preciso momento, el mundo se hizo polvo y se convirtió en estrellas.






Holissss, estamos a pocos capítulos del final. Creo que quedan solo dos y el epilogo. ¿Están listas?


si quieren el otro mañana, comenten y voten. así se que están aquí.

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