25. Enfrentando al enemigo.
25. Enfrentando al enemigo.
Ezra.
Me había hecho la idea hace meses atrás, de que nunca podría ser feliz de nuevo. No sin ella, no sin Cloe. Soltar no es fácil, mucho menos cuando sentis que te hace falta algo. Haberme despedido por obligación de ella, se sintió como el fin del mundo y me dolió tanto que sentía que estaba roto en demasiados trozos.
Trozos que seguramente volaron al viento hace tiempo, y se perdieron en un abismo oscuro y solitario.
Pensé que nunca volvería a sentir un poco de esperanza, un poco de consuelo o alivio. Hasta que hice un trato con ella, hasta que la bese y hasta que la escuche decirme que me amaba.
Porque luego de hablar con ella, de cómo me siento y de compartir mi lado más sensible con ella. No solo se quedó, sino que me prometió ayudarme. Prometió ser mi sanación.
Eso fue algo totalmente teatral y al mismo tiempo patético. Puedo sentir la mirada juzgadora de Ciro encima mío, aunque no esté presente.
— ¡Los cafés están listos! — grito Reni, desde la cocina.Su voz me hizo reaccionar, me levanté de la cama para ir con ella.
Hace un rato, terminamos de acomodar mi equipaje y organizar mi agenda de la semana. Otra vez, no se que haría sin ella en mi vida.
Camino a la sala, la encuentro en el sillón sentada tomando su café, mientras mira el celular con cara de fastidio.
—¿Qué sucede? — pregunté mirando su ceño fruncido. Tomé asiento a su lado y recogí mi taza.
— No te lo dije antes, por todo lo que estaba sucediendo. Pero desde el viernes de nuestra pelea, mi abuela no está viviendo conmigo. — su voz comenzó a temblar. — Mi pa... Digo su hijo vino a buscarla. Él y el idiota de mi hermano se la llevaron. Y... no me dejan hablar con ella, cortaron toda comunicación y no se nada de ella desde hace días...
No siguió hablando, ya que se desmoronó, comenzó a llorar sin parar. Por primera vez ella está cediendo ante los problemas y el dolor. Su respiración es agitada, y sus llantos son desgarradores.
Le quite la taza de la mano, la deje junto a la mía sobre la mesa. La tomé en mis brazos y la abracé, mientras ella lloraba a mares. Creo que nunca la vi llorar así, ni siquiera por el inutil de Jeremias.
— Que hijos de puta. Pero seguramente encontraremos la manera de que te puedas comunicar con ella — digo en un intento de calmarla.
— ¡NO HAY MANERA! —gritó alejándose de mí. Se pasa la mano por la cara, para quitarse inútilmente las lágrimas de los ojos. — No hay forma de ganarles, ellos son una peste que infecta todo lo bueno que tengo en mi vida. Cada pequeña cosa que me da felicidad, ellos me la quitan.
— Lo siento mucho Verena, lamento no haber estado allí para ti. — Me siento totalmente culpable. Si no hubiera sido tan idiota, quizas podria haber hecho algo para quitarle su dolor.
— ¿De que hubiera servido? —— pregunta con lágrimas en los ojos. Deja verme, para concentrar su vista en el suelo, totalmente perdida en sus pensamientos.
— Mírame Verena. — Demande agarrándola por las mejillas.Sus ojos hermosos me miraron con una tristeza infinita, a pesar del dolor no perdían su calidez. Esa hermosa esencia con la que siempre me miraba. — No estás sola. Podríamos haberle hecho frente juntos, evitar que se la llevará o por lo menos hacer que mantuvieran contacto.
— ¿Qué hubieras hecho? Decirle ¡Zorro no te lo lleves! — pregunta con ironía.
— Lo hubiera golpeado — admito con sinceridad. — No soy el mejor con las palabras, pero hubiera hecho que entrara en razón. O por lo menos demostrarle que no puede pasar por encima de todos, y mucho menos de ti.
— Siempre pasa por encima de mí. Pero me hubiera gustado verte golpearlo — masculla con media sonrisa.
— Lo haría encantado Reni, siempre voy a ver por vos.
Ella me regaló una sonrisa triste, con mi pulgar limpie una lagrima. No podía creer todo el daño que le habían causado esos idiotas.
Luego de encargarme de los asuntos de Dafne, me encargaría de esto. No pienso dejar que se salgan con la suya y separen a Verena y Margaret.
— Podríamos hablarle a Luca, para que te ayude.
—¿Qué haría él? No necesito a otro pelirrojo boxeador, con uno me basta.
— No tontita — golpee su nariz con mi dedo. Ella me miró enojada, le regale una sonrisa burlona. — Luca es abogado.
—¿Comó que es abogado? — pregunta sorprendida. Lo cual me dejó muy confundido.
Enarque una ceja, la mire esperando que me diga que es una broma.
— Hablan de mí, le cuentas nuestro secreto. Pero nunca te animaste a preguntar ¿A qué se dedica? — pregunte riéndome.
— Es que nunca surgió la oportunidad...
— Que excusas tan vagas — dije haciéndome el ofendido. Ella pone los ojos en blanco, pero sonríe al menos eso hace. — Pero a lo que voy, seguramente el cerebrito de Luca puede encontrar un vacío legal o algo. Para que puedas ver a tu abuela, seguramente existe algo de eso.
—¿En serio? ¿Crees que él haría eso por mi? Con todo lo que está sucediendo, mis problemas no son importantes.
— Claro que sí son importantes, — entrelace nuestras manos— vos sos importante para mi. No voy a dejar que esos hijos de puta ingleses, se salgan con la suya. Y es obvio que le agradas a mi hermano, él te ayudará sin que tengas que pedirlo. Te lo repito Reni, no estás sola y yo no voy a abandonarte.
Ella se me tiró encima, rodeando mi cuellos con sus brazos. Tardé unos segundos en abrazarla de la misma manera. La tome por ambas piernas para que rodee mi cintura, así poder abrazarla más de cerca. Quería hacerla sentir segura, al igual que ella lo hace conmigo.
— Gracias, enserio gracias.
— No tienes por qué agradecer. Siempre estaré aquí para ti.
***
Lisandro acomodo su feo almohadón amarillo chillon para el cuello, mientras elegía una película para ver. Había elegido al peor de los hermanos, para que me acompañara. Pero como Luca sigue sin hablarme, Lisandro es mejor que nada.
— ¿Puedes quitarte esa cosa? Todos te están viendo — me quejo.
— Me ven, porque soy guapo, sexy y hermoso. —alardea.
Niego con la cabeza, está muy mal de la cabeza. Seguramente Lidia lo golpea mucho.
— Na, te miran porque sos raro.
— No sabes nada, mejor escribele a tu novia que ya estamos por despegar.
— Ya lo hice — miro el celular, leyendo por la pestaña de visualización su respuesta.
"Ya te extraño, suerte."
— Si que te tiene del cuello, me agrada. — comenta.
— Si lo es, ella es impresionante.
— Debes cuidarla, nadie se quedaría como lo hizo ella. ¿Te das cuenta de lo suertudo que sos pendejo?
— Claro que me doy cuenta, lo que no termino de entender es como tengo tanta suerte.
No creo ser consciente al cien por ciento de lo afortunado que soy, por tenerla en mi vida.
— Cuidala, mujeres como Verena aparecen una vez en la vida — lo dijo con un tono melancólico, ya sabia a quien se estaba refiriendo.
—Lo dices por...
—No hablemos de ella....
Se puso los auriculares inalámbricos, para ver la película solo. Entendí el mensaje, no quiero hablar más. O mejor dicho, no quiere hablar de ella... Aunque no puedo juzgarlo, tampoco lo haría.
Decido que voy aprovechar para dormir un poco. Me espera un viaje largo y agotador.
Verena.
El sentimiento agridulce crece poco a poco, siento como la acidez sube por mi esófago.
Podría deberse al hecho de que mi abuela sigue sin dar señales de vida, o al hecho de que el hombre al que amo. No me puede amar, pero si está dispuesto a intentarlo.
O simplemente puede ser indigestión.
La verdad es que estoy harta, cansada y exhausta de sobrepensar tanto, de que todo tiene un pero, de que nunca nada es sencillo para mi. Solo quiero una vida tranquila.
¿Cuándo será el día en que mi mente esté completamente en paz? ¿Qué debo hacer para que el irritable dolor de mi alma pare ? La vida me trata, como si hubiera sido yo, quien le dio latigazos a Jesús.
Siento que estoy siendo muy dramática, puede ser que esté ovulando... Esa es una opción válida, me tendría que llegar en unos días.
Hablando de eso, debería hacer mi cita mensual con mi ginecólogo, para ponerme mi inyección anticonceptiva. Saco el celular de mi bolso, para agendar mi cita.
— ¿Jugando al Candy Crush en el trabajo? — La voz juguetona y alegre de Luca, me tomó por sorpresa.
Dejo el celular de nuevo en mi bolso, me paro para saludarlo con un beso en la mejilla.
— Llegas tarde. — le informo, tomó la carpeta azul y se la entregó.— Tienes que revisar estos papeles primero, y luego...
— Luego nada, princesa. Lo primero que vamos a hacer, es ir a desayunar. —dijo, dejó la carpeta en la mesa y me tomó del brazo.
Lo miré completamente horrorizada, me solté de su suave agarre. Puse mis manos en mi cintura mirándolo irritado esta vez.
— No, no primero...
— Shh, ahora soy tu jefe princesa. Así que me tienes que escuchar, vamos a desayunar y luego me pondré al día con todo el trabajo. — Dice sonriendo, como un niño.
Como quisiera borrarle esa sonrisa estúpida del rostro.
— Como quieras — me estire para buscar mi bolso, cuando me tomó del brazo y me tiró hacia él.
Perdí el equilibrio y casi me caigo de culo al suelo. Pero Luca me sostuvo por los hombros, y me pegó a su cuerpo para estabilizarme. Levante mi cabeza, refregando mi nariz en su hombro, por accidente. Su perfume me embriaga por completo , podría describirse como una sinfonía de notas profundas y envolventes. Su aroma evoca la elegancia natural de un bosque oscuro al atardecer, me quedé hipnotizada por unos segundos.
Me di cuenta de que me quedé quieta más tiempo de lo usual. Así que me aleje de él, de la manera más sutil posible.
— Casi, haces que me caiga — Lo señalo con el dedo. — Deberias tener mas cuidado.
— Lo siento, es que no tienes que llevar nada yo te invito.
— Mas te vale que me invites, me estas haciendo faltar al trabajo. — digo seria, paso por su lado en dirección al ascensor. — ¿Vamos?
— Si , princesa.
Estoy tentada a gritarle que se pudra, y que no me diga princesa. Pero la verdad, no tengo la energía suficiente para pelear. Hace tiempo que no tengo energía para nada...
Deje que Luca me arrastrará hasta una pequeña cafetería rústica, con un aroma a café delicioso. Tomamos asiento en una mesa, ambos pedimos un desayuno completo. Aunque yo debería pedir solo un café, ya que desayune en mi casa. Pero tengo hambre y me encanta el hecho de hacerle gastar plata a Luca.
— Cambia esa cara de culo, deberías dejar de estar molesta, no quise tirar te a propósito.
— La cara de culo, no es por ti, — digo muy a la defensiva.
Luca levantó ambas palmas de su mano, en señal de "Uy quieto". Solté un suspiro de cansancio.
— Perdón, no quise decirlo así.
—¿Estás así porque Ezra se fue? — pregunta con indiferencia.
En ese momento la camarera nos trajo nuestro desayuno, y la verdad se veía apetitoso. Sí que tenía mucha hambre.
— No es por él.
— Entonces ¿Qué te sucede?
— En este caso no te diría nada, pero necesito tu ayuda.
— Solo porque sos vos, puedes usarme todo lo que quieras. — fanfarroneo.
— Dios, dame paciencia, que si me das fuerza este chico no llegará al viernes. —Pido en voz alta mirando el techo.
Luca suelta una carcajada, haciéndome reír a mi tambien. Cuando deja de reír toma un sorbo de su taza de café.
— Es un asunto delicado Luca Ferrari, necesito tu ayuda como abogado — digo totalmente seria.. — Por cierto, nunca me dijiste que eras abogado.
— Nunca preguntaste — dice encogiéndose de hombros. — Pero te ayudo ¿Qué necesitas?
— Quiero que me ayudes a encontrar a mi abuela.
—¿Qué dices? ¿Tu abuela no está viviendo contigo? ¿Qué sucedió?— pregunta totalmente confundido.
— Es una larga historia.Asi que tratare de ser lo más breve posible.
Decido contarle toda la historia Luca, comenzando de cómo llegué a estudiar aquí, la oposición a mi relación con Jeremías, el que mi familia me haya dejado de lado y hasta que mi abuela se haya tenido que escapar para poder verme de nuevo, y como ellos se la llevaron. No le conté todo detalladamente, pero si dije lo más importante.
Se quedó callado por unos minutos, los cuales aproveché para comer mi desayuno. El cual estaba delicioso.
— La verdad, es que pensaba que mi familia era una mierda. Pero la tuya la supera. — comentó indignado.
— Ya sé que son una mierda, viví con ellos muchos años. Pero lo importante es ¿Puedes hacer algo por encontrarla? Con solo que me dejen hablar con ella sería suficiente, no quiero perder a la única familia que me queda.
— Debería investigar un poco sobre las leyes del lugar en donde reside tu abuela. Pero aquí es ilegal que nietos y abuelos no puedan verse, es como la tenencia compartida entre padres.Si una parte lo solicita a un juez se la deben dar, a menos que por algún caso específico no pueda hacerse. Pero voy a solucionarlo, te prometo que haré que puedas hablar con ella.
Juro que podría saltar de felicidad, hasta podría gritar. Sentí mis ojos llenarse de lágrimas, esa era una luz de esperanza que tanto anhelaba.
— ¿Crees que podríamos tener oportunidad de que ellos me dejaran verla?
—¿Oportunidad? Princesa, voy a lograr que ellos se arrepientan de haberle hecho sentir así. — Dijo con obviedad, luego su gesto juguetón cambio por uno más sombrío.— Nunca, escuchame nunca debieras dejar que pasen por encima de ti y tus deseos, ni quiera las persona que comparten tu misma sangre.
Lo dijo con tanto enojo, tanto rencor que por un momento me hizo creer que no solo lo decía por mi.Pero por su postura, sabía que no me diría mucho más de lo que ya dijo y tampoco quería presionarlo ese no era mi asunto.
— Gracias.
— No me des las gracias, hasta que consiga una llamada con Margaret.
Le regale una sonrisa, lo cual hizo que su gesto cambia a uno que no comprendí muy bien.
— ¿Qué sucede?
— Nada, termina tu desayuno. Tenemos mucho trabajo que hacer.
Ezra.
Habíamos aterrizado en París hace diez horas, habíamos comido, dormido y estábamos ir a la cena en la que seguramente nos encontraríamos a Estefan.
— Recuerda, no puedes golpearlo.
— Lo recuerdo Lisandro, no necesito que lo repitas — gruño molesto.
¿Por qué me tocó venir con este pesado?
— Lo sé, me lo decía a mi mismo. Es que estoy de mal humor, y golpear a un idiota me haria sentir mejor.
Eso que dijo, me hizo girar a verlo con intriga.
—¿Quién te molesta?
— Nadie, tenemos asuntos más importantes que mi vida social.
— Después soy yo, el frío que no quiere hablar de sus sentimientos.
La única respuesta que tuve por su parte, fue que me mostrara su dedo del medio.
¡Idiota!
***
Llegamos al lugar, estaba lleno de personas. Gente influyente, congresistas y muchos empresarios.
— Se siente como a las cenas que me obliga a asistir mi padre. — comenta con asco mi primo, mirando con desdén a los presentes.
Lisandro odiaba estar en lugares abarrotados de personas, prefiere la soledad de su oficina.
— Lo mismo digo. — añado, mirando con desinteres a mi alrededor.
Mi unica preocupacion era buscar al idiota de mi cuñado.
Recorrimos toda la estancia, saludamos a varios conocidos. La verdad era como estar trabajando, solo que este no era el caso; aquí, las apariencias y las conexiones sociales parecían ser más importantes que nunca.
— Mira.
Lisandro señala a un grupo de viejos, en el cual se encontraba Esteban charlando de manera casual con todos ellos. Se lo veía relajado, descansado y totalmente ajeno a todo lo que estaba sucediendo con su esposa.
— Vamos.
Caminamos hacia donde él se encontraba. Creo que sintió nuestras miradas, ya que levantó la cabeza en nuestra dirección. Su actitud segura y prepotente, cambia totalmente y se queda mudo. Haciendo que las personas que hablaba con él giren en nuestra dirección.
Compartimos una mirada cómplice con Lisandro, teníamos que actuar seguros y seguir el plan.
— Ezra y Lisandro Ferrari, que inesperado encontrarlos aquí — comenta con sorpresa Maximiliano Solano, un viejo millonario que disfruta de hacer buenas inversiones.
— Fue algo de último momento. — dije con una sonrisa. Mis ojos se clavaron en el muy pálido Esteban.— Buenas noches caballeros.
Todos los presentes nos devolvieron el saludo, con un fuerte apretón de manos.
— Tener a tan influyentes hombres aquí hoy, me hace pensar que debería invertir en tu propuesta. — comenta un caballero, si no recuerdo mal. Es uno de nuestros socios comerciales.— Esteban deberíamos hablar , ¿Le parece que mañana tengamos una reunión?
Fijé mi vista en mi cuñado, quien miraba asombrado a Marco Solis como si no creyera que había conseguido una reunión con él.
— Querido Esteban, no te habíamos visto. — dijo en un tono casual Lisandro, paso por el medio de la pequeña ronda. para posicionarse al lado del castaño, quien se encogió un poco en su lugar cuando mi primo. Le pasó un brazo por los hombros.
— Si... emm yo tampoco los había visto — balbuceo nervioso.
Lisandro me mira, me hace un gesto para que hable.
— Es normal, hay muchas personas. — le regalo una sonrisa cínica.— ¿Has hablado con mi hermana estos días? Me dijo que no tenía idea que estuvieras en París
Uno de los presentes, alguien quien no conocía mira a Esteban con cierta curiosidad.
— ¿Por qué te pregunta eso? Nos dijiste que tardaste en llegar ayer, porque tu esposa no quería colgar la llamada.
El infeliz utiliza a mi hermana, para generar contactos. Tengo que hacer uso de mi yo interior, para no saltar encima de él y golpearlo ahora mismo.
— Si hablo con ella... Pero no entiendo cuñado, porque no les dijo nada... — se hizo el desentendido. Pero por el tono que utilizó y cómo evitaba mirarme, sabía que estaba nervioso. Lo estamos acorralando.
Se encogía cada vez más en su lugar. Intentó alejarse de Lisandro, pero este lo apretó con fuerza en el hombro. Mientras no dejaba de sonreír, como si estuviera al lado de su mejor amigo en el mundo.
No voy a mentir, hasta yo me sentiría intimidado en esta situación. A veces es mejor tener a Lisandro como amigo, que como enemigo.
— No les parece señores, que si un hombre no puede tener controlada la información que circula en su propia familia. No sería capaz de mantener la integridad de sus acciones como empresario. — dije en un tono sutil.— La verdad, yo todavía sigo pensando si invertir en el negocio de Nepal.
Los tres hombres se miran entre sí, luego me observan con el ceño fruncido.
Acabo de atrapar al mentiroso de Esteban, así que no solo utilizaba a mi hermana. Sino que también utiliza mi nombre y seguramente el de mi familia.
— ¿Todavía no invirtió en la idea de su cuñado? — inquirió el señor Solis. — Usted nos dijo, que los primero que dieron el sí. Fueron sus cuñados y su suegro.
Esteban no sabía en dónde meterse, parecía estar a punto de desmayarse. Podía ver como la transpiración caía por su cabeza.
Pobre infeliz.
— ¿En serio creen que le daría una oportunidad de inversión a algo así? Es decir, mi cuñado no tiene mucha experiencia y además algo no me termina de convencer.
Lisandro sonríe antes de lanzar la bomba.
— Yo creo que no es muy fiable su inversión, señores. — acota Lisandro, atrayendo la atención de todos.
— ¿Por qué lo dice? — pregunta el señor Solano.
— Como contador, podría decirles todas las desventajas que tiene esta inversión, por ejemplo cuanto mayor es la ganancia, más inestable suele ser la inversión. — al decir eso, todos se quedaron serios. Menos mi cuñado, que pasaba de pálido a rojo en un segundo. Sonreí de forma triunfal. — Invertir en acciones puede ser muy tentador dados sus atractivos rendimientos pero en el camino hacia obtenerlos, probablemente haya que atravesar caídas abruptas.Y la verdad, yo no me arriesgaría.
Listo, una vez plantada la semilla de la duda. Todo fue sencillo, uno por uno, los tres hombres salieron corriendo. Con excusas estúpidas, dejándonos al fin solos con Esteban.
No es necesario aclarar, que nadie invertiría en el nuevo plan de Esteban. Para ser honestos, era un muy mal negocio.
— ¿Se dan cuenta de cómo arruinaron todo? — pregunta encolerizado.
Parecía estar a punto de explotar, me resultaba gracioso. Ya que yo me sentía igual, pero por razones diferentes.
— Si, arruinamos todo. De la misma manera en la que arruinaste todo en casa. — digo acusatoriamente.
— ¿Todo esto es por Dafne? — pregunta incrédulo. Se quitó el brazo de Lisandro de encima.— Saben, eso es un asunto de matrimonio. Ninguno de ustedes dos, debería meterse en nuestros asuntos.
— Nos metemos, cuando dejas a tu esposa tirada y no te preocupas por ella. — interviene Lisandro.
— Ella fue quien decidió meterse en las drogas. — dice asqueado. — Yo, no tengo tiempo de lidiar con alguien así de enferma.
Me acerqué a él de manera intimidante, estaba apunto de darle un buen golpe frente a todos y hacer un gran escándalo.. Pero Lisandro me detuvo, lo miré molesto por entrometerse.
— Sabes, muy bien que no vinimos a golpearlo.
— ¿Entonces si no vinieron a eso? ¿Qué hacen aquí? — inquiere enojado. — ¿Arruinar mi negocio?
— No imbécil, — reclamo en su dirección. — Venimos a decirte que tu esposa está embarazada. Y si tienes algo de conciencia, deberías volver y estar con ella.
— ¡Eso es imposible! — grita, haciendo que algunas personas nos miren.
— Ni se te ocurra decir algo estupido.Porque no me importa, si Lisandro sale golpeado, voy a romperte el culo a patadas. — lo amenazó.
— No me importa, golpéame — dice irritado. — ¡Pero soy esteril! No puedo tener hijos y Dafne lo sabe.
— La puta madre, valimos la verga. — insulta a Lisandro.
Holis, ¿Qué les parecio esta bomba? Necesito comentarios, que me digan que opinan de esta parte, oseaaaa ¿Dafne que sucedio? en que momento, todo se fue al carajo.....
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro