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18. Es una abuela mafiosa.


18. Es una abuela mafiosa.



Verena.

Este fue el fin de semana más extenuante, cansador y agobiante de toda mi vida. Volvimos hace un par de horas, Ezra me ofreció quedarme en su casa estos días. Ya que teníamos un par de días libres.

Dijo que podíamos hablar de lo que sucedió esos días, que teníamos cosas que aclarar. Pero siendo sincera, no quería hablar de eso.

Necesito tomarme un momento a solas y pensar. Pensar todo lo que está pasando y lo que estoy sintiendo.

Estoy abrumada no puedo sentir lo que siento por Ezra. Es que aunque sepa que hay algo más que solo sexo. Creo que dejar fluir mis sentimientos por él puede ser un error.

No hace ni tres meses que termine con Jeremías. Quien pensé que era el amor de mi vida y ahora...Ahora estoy sintiendo tanto por Ezra.

¿Será normal? ¿No tengo que hacer un tiempo de duelo? ¿No debería estar sola un tiempo antes de estar con alguien más?

Sacudo la cabeza, intentando borrar esos pensamientos. Pero allí siguen.

Camino por mi casa como alma en pena.

Me siento una protagonista de mi propia vida, veo como pasa todo con rapidez. Las últimas semanas se sienten como años y al mismo tiempo como horas.

Siento que nunca me pare a pensar en lo que siento o lo que estoy haciendo. Es decir habíamos quedado al principio que solo sería una ayuda mutua, como dos amigos. Eso estaba bien para mí, estaba dentro de lo que podía manejar.

Pero los besos, los abrazos, el sexo. Es algo que no puedo manejar, porque no soy de palo. Tengo sentimientos y tampoco ayuda que Ezra sea cariñoso, mimoso y avecés hasta tierno.

Aunque es malo comparar, si pienso en cómo era Jeremías después del sexo. Él había dejado de ser así hace mucho tiempo, el último tiempo no duraba más de diez minutos y cada uno a lo suyo.

¿Será que me tiene mareada el hecho de que sea un buen sexo?

Quizás no sirvo para algo casual... Nunca lo tuve antes, así que quizás lo nuevo me abruma o me abruma el hecho de tener esa conexión con él durante el acto.

— ¿Por qué todo es tan complicado? — le pregunto a la nada.

Decido que lo mejor es refugiarme en mi lugar seguro. Me encamino hacia la biblioteca, en busca de algún libro romántico, cursi y que me saque de mi realidad.

Amo que mi biblioteca este organizado por temáticas. Fantasía, romance, romance oscuro, ciencia ficción, histórico, bibliografías y demás.

Me decido por fantasía, tomo el primer libro de Cazadores de sombra de Casandra Clare. Si nada mejor que volver a mi primer amor, Jace. Me pierdo entre las páginas del libro, durante varias horas. Hasta que me da hambre.

Miro el reloj en la pared, son las nueve y media de la noche. No es tarde, pero no tengo ganas de cocinar. Así que voy a hacer lo que mejor me sale, pedir comida italiana a domicilio.

Voy por mi celular a mi cuarto. Cuando estoy por tomarlo, una llamada entrante aparece en la pantalla.

Inmediatamente reconozco el código numérico, es de Inglaterra. No había respondido ninguna de las llamadas, pero lo que me intriga es que este número no lo tengo registrado.

Me armo de valor, deslizo mi dedo pulgar sobre el icono verde. Para responder la llamada.

— Hola...— salude en inglés. Ya que si era alguien de mi familia, hablarle en español no serviría de nada.

Hasta que al fin respondes, mi niña...

— ¡¿Abuela?!

¿Quien más?

— No puedo creer que sea usted ¿Por qué me llamas de un número desconocido?

Porque mi nieta, dejo de responderle a su abuelita querida — dice un pena. Su voz sigue siendo igual, rasposa pero cálida. — A demás de que mi hijo, no me dejaba contactarte con vos. ¿Sabías que se pueden bloquear los números? Creo que tu padre, te bloqueo de mis contactos y por eso no podía escribirte.

— Eso es algo que haría papá. Pero no puedo creer que no te dieras cuenta abuela, pensé que vos también me habías dado la espalda.

¿Qué son esas formas de dirigirte a esta pobre anciana? — su tono de voz delata que se esta riendo. — ¡Como iba a saber que se pueden bloquear los números! Mi nuera y mi hijo, piensan que pueden hacerme pasar por loca. Pero no se los voy a permitir.

Esa oración, me puso en alerta. Mis papas desde hace años quiere que mi abuela deje de dirigir sus negocios y le ceda el poder total a él y mi hermano. Ya que aunque mi papá sea el sucesor, mientras mi abuela este viva y en sus facultades mentales, todo lo importante es de ella.

— ¿Entonces no me diste la espalda? Henry me dijo, que usted me repudiaba y tampoco me consideraba su nieta.

Tú hermano es un bruto. Yo nunca te deje de amar mi Verena. Pensé que me habías olvidado, como soy una anciana que está en las últimas...

— ¡Abuela! No diga esas cosas, usted jamás dejaría de impórtame — digo rápidamente. Seguramente me reprenda por hablarle así. Pero me importa un carajo, se han pasado de la raya. — Es claro que acá hubo un error gigantesco. Lamentablemente mi padre y hermano, organizaron esto para que ambas dejemos de tener contacto. Son unos infelices, estoy enojada porque intentaron alejar a la única familia que todavía no me odia.

No digas esas cosas Verena, yo nunca me voy a alejar. No te das cuenta, de que fui más viva y me compre un nuevo celular para poder hablarte. — su tono jocoso, me hace reír. Está orgullosa de su travesura.

— Eres increíble la verdad, te extraño mucho abuela — mi voz tiembla.

No podía creer lo que me hicieron. Creo que la persona que más me había dolido que me odiara, era mi abuela. La única persona que me entendía y que me ayudo a convencer a mis papas, para venirme a estudiar al extranjero. Quien me apoyaba en todas mis ideas y siempre vio por mí.

— Lo sé, además llame para avisarte que mañana aterrizo en Córdoba a las seis de la mañana. Así que me debes ir a buscar al aeropuerto.

— ¿Qué? ¿Es acaso una broma abuela?

¿Verena crees que soy una mujer de bromas? — no sé porque razón. Pero su tono me hizo enderezar la espalda y levantar el mentón.

— Para nada — digo con una risita histérica. — Por Dios abuela. ¿Te viniste sola?

Claro que no. Una dama de mi edad no puede viajar sola, vine con George.

— No lo puedo creer, pero abuela mañana te busco. Voy a preparar todo, para que te quedes conmigo.

Esta bien cariño, tenemos muchas cosas de las cuales hablar. Como por ejemplo ese novio tuyo.

— Bueno abuela, nos vemos en unas horas.

— Si, te cuidas Verena.

Ella corto el teléfono.

Me deje caer en la cama. No puedo creer que mi abuela este en este país, y mucho menos que se haya venido sin decirle a nadie.

Porque estoy segura de que si le hubiera dicho a mi hermano o a mi padre. Su viaje hubiera sido cancelado o algo peor.

Estoy furiosa con ellos. Por mentir así, y por alejarme de mi abuela.

Pero al mismo tiempo estoy emocionada, mi abuela se dio cuenta de la mentira en la que estaba viviendo y se ideo un plan para visitarme. Para hablar conmigo, porque me quiere.

Algo estaba saliendo bien en mi vida por lo menos, mañana tendría a mi abuelita conmigo. Lo cual me da una sensación de paz que no sabía que necesitaba.

Me levanto de la cama y salgo corriendo a mi antigua habitación. La cual voy a acomodar para que ella pueda dormir tranquila. También habilitare el otro cuarto de invitados para George.

Por primera vez en todo el día, me sentía emocionada y con energía.

***

— ¡Verena! — grita eufórica mi abuela.

Me quede sorprendida de la calidez y la alegría que ella emanaba. Trote los últimos metros que nos separaban para poder abrazarla con fuerza, ella no paraba de balbucear cuanto me había extrañado y lo hermosa que estaba.

Yo sigo procesando que ella este aquí, se siente como un sueño ver a la Duquesa Margaret Williams, frente a mí.

Sigue igual de esbelta, de estatura promedio para su edad. Sigo siendo más alta por algunos centímetros.

Su cabello sigue siendo de un castaño claro libre de canas, gracias a la tintura. Me separo de ella para mirarla a los ojos, los mismos ojos cálidos de color miel. Sus manos cálidas atrapan mis mejillas, seca algunas mis lágrimas. Unas que no supe cuando escaparon, pero que están cargadas de emociones.

— Abuela, no sabes cuánto te extrañe — murmuro mirándola con mucho cariño.

— Mi niña, yo te extrañe muchísimo — dejo a un lado mi cara y me abrazo con fuerza.

El corazón se me estrujo en el pecho. Era un abrazo cargado de significado, uno en el cual nos decíamos que importaba en donde estemos mañana o dentro de un año, pero acá en este lugar es en donde queremos estar.

— Basta de lágrimas, vamos a desayunar a un lugar muy lindo y luego a descansar — le informo. Me despejo de ella para mirar a George —. Hola ¿Cómo estás? Tanto tiempo — saludo al mayordomo de mi abuela, el hombre es un señor grande casi la misma edad que mi abuela. Es alto, con el cabello teñido de canas, y si usual bigote. Este señor no cambio nada, en todos estos años.

— Un placer verla Lady Verena. Esta usted encantadora, si me permite decirle, tan encantadora como su abuela a esa edad.

No puedo evitar reírme, haciendo que mi abuela lo miré con el ceño fruncido.

— Este hombre, avecés es un gil — dice en español. Haciendo que George la mire confundido y yo asombrada, porque supiera decir groserías en español.

— ¿Qué dijo?

— Que eres muy atrevido, pero muchas gracias George ¿Nos acompañas a desayunar?

— Me temo que no puedo, quiero instarlas las cosas de la duquesa — le da una miradita cómplice a mi abuela. —Si no es molestia.

— No, ninguna George. — busco en mi bolsillo y le doy un juego de llaves. — Son las llaves de mi departamento, quinto piso apartamento B. Es sencillo de encontrar, solo somos dos departamentos en el quinto piso.

— Perfecto, si me disculpan. —nos hizo una reverencia. Haciendo que todos nos miraran extrañados.

Creo que ya nos miraban raro, por el simple hecho de estar hablando en inglés. Pero no me importaba, estoy feliz de tener a mi abuela conmigo.

***

— Bueno, ahora cuéntame Verena. ¿Cómo terminaste saliendo con uno de los petroleros más importantes de América?

Me quede en blanco por unos minutos. No es que no supiera que Ezra, no es simplemente el dueño de una empresa o una mina petrolera. Sino que es socio, dueño y copropietario de una de las compañías petroleras más grandes e importantes. Junto con todos los Ferrari, la mayoría trabaja en la misma industria. Ya que son una enorme corporación.

Pero avecés me olvido de tomar conciencia de eso. De que Ezra es poderoso y una maquina en la industria. Tan importante que hasta mi abuela, sabe quién es él.

— Ya sabes, mi encanto inglés — alardeo.

Margaret me mira entrecerrando los ojos, toma su taza de café con una delicadeza. Que hasta a mí, me pone nerviosa y me hace sentir con los modales de un perro.

— Me parece que te has comido un payaso, querida.

— No abuela, para nada. — solo me comí al petrolero más importante. — Pero volviendo a tu pregunta, fue algo complicado y a la vez sencillo. Trabajamos juntos durante unos meses, y al principio todo fue profesional. Hasta que comenzamos a conversar de manera amistosa...

— Sabes que no soy una anticuada. — Me interrumpe. — Puedes contarme todo, sin omitir detalles. Vi su foto, es un bombón. Si yo tuviera quince años menos y ninguna operación de cadera... Seria tu nuevo abuelo.

Escupí mi jugo de naranja, y otro poco se me salió por la nariz. Casi me muero ahogada, comencé a toser.

— Pero niña, ¿Olvidaste tus modales?— la abuela me pasa una servilleta. Con la cual me limpio la boca.

Tomo otra para secarme las lágrimas. Mientras intento ignorar el ardor en mi nariz.

— ¿Mis modales? ¿Y los suyos? ¿En dónde quedo el decoro?

— En Bedford querida, aquí estamos solo una abuela y su nieta. Luego de dos años sin verse ni hablar.

Le regale una sonrisa. Eso hacíamos cuando era una niña y nos encontramos las dos solas. Yo no era una niña que tenía que comportarse como una adulta, y ella no era la esposa del duque.

Éramos nieta y abuela, quienes jugaban al té y hacían galletas a escondidas.

— Tienes razón — digo riéndome.

— Entonces, cuéntamelo todo. Sobre como terminaste con Jeremías y como inicio todo con Ezra.

Solté un suspiro... Porque no quería mentirle, pero al mismo tiempo quería decirle todo. Quiero poder descargarme con alguien y soltar todo lo que tengo adentro atascado.

Seria sincera con ella, es mi abuela y confió plenamente en ella.

Le conté sobre como las cosas con Jeremías no venían nada bien. Hasta que me entere por unas fotos que me había engañado con Marie, le tuve que recordar que ella era mi amiga de la universidad. Le conté como inicio todo con Ezra, como el también había sufrido por un corazón roto y que en medio de ese caos termine metida.

Le explique cómo empezó el trato, como a medida que pasaban las semanas las cosas comenzaban a ser más íntimas e intensas. Como poco a poco, dejó de ser un trato sin complicaciones. Para terminar siendo un embrollo de sentimientos y confusiones.

— Entonces ¿Ustedes dos tienen un trato? — me interroga con curiosidad.

— Si abuela, tenemos un trato. Él cual me está trayendo muchos problemas.

— La verdad, creo que si estas metida en un problema. Pero tu problema está aquí — señala su corazón y luego su cabeza.

— Lo sé, no sé qué hacer.

— Y dile lo que sientes, no pierdes nada. — dice como si nada, como si fuera lo más fácil del mundo.

— ¿Cómo que no pierdo nada?— pregunté molesta. —Abuela, pierdo todo. Si él no dejo de querer a su ex, obviamente no va quererme a mí por completo. No quiero ser plato de segunda mesa.

— No lo eres, ni por un segundo pienses que eres una opción secundaria Verena. — Su tono es serio y a la vez cargado de calidez y dulzura. — Por lo que me contaste, él siente algo por ti. Quizás siga sufriendo por Cloe, pero eso no quiere decir que no te pueda amar. Solo debemos mostrarle que amar es bonito y que ambos podrían darse el amor que merecen.

— Pero tengo miedo de que me rompan el corazón, otra vez. —musite.

En sus ojos vi algo que me hizo remover y al mismo tiempo apretó mi corazón. En su mirada vi compresión.

Su mano pasó por encima de la mesa, la extendió con una clara invitación de que la tomara.

— Mi niña a todos nos rompen el corazón, aunque sea una vez en la vida. Quizás yo fui demasiado joven e inexperta para irme cuando me paso.

— ¿El abuelo?...

— Eran cosas antes, una debía callarse y quedarse. Pero no eres como yo, eres decidida y valiente. Amaste con tanta pasión e intensidad, que fuiste capaz de seguir adelante sin tu familia, fuiste contra la corriente. Eso solo lo hace un corazón fuerte.

— ¿De qué me sirvió todo eso? Si me quede sola.

— No mi niña, no estas solas. A donde sea que vayas, ahí estaré yo, quiero que lo recuerdes — demanda.

— Lo sé abuela, ahora lo entiendo. En donde sea que este yo, estarás vos. — recito la oración que siempre nos decíamos.

— Muy bien. — Se pone seria de nuevo, aprieta mi mano con fuerza. — Este terrible suceso, te sirvió para darte cuenta de que eres capaz de amar de manera sincera, honesta y entregada. Tienes suerte de poder amar así de bonito, a pesar de que no resulto como lo esperabas. Vas a poder amar otra vez. Solo tienes que tener cuidado a quien le entregas tu corazón.

— ¿Crees que puedo volver a sentir esto de nuevo? ¿Cómo puedo atreverme a amar otra vez? Si estoy aterrada de que me suceda lo mismo.

— ¿No lo estás sintiendo ya? — su pregunta me dejo en blanco. — Acaso ¿Ezra no te está haciendo sentir de nuevo?

— Pero es muy pronto — respondo asustada. — Es muy pronto para sentir amor, por alguien más.

— Mira si algo me enseño la vida. El tiempo no es un factor determinante para el amor, puedes pasar diez años con una persona y estar estancada en un sentimiento parecido al amor. Pero también puedes conocer a alguien nuevo y sentir por esa persona en dos meses mucho más, de lo que sentiste por la otra en diez años. El amor no tiene medida de tiempo, ni de espacio. Simplemente existe, y existe para sentirlo.

— ¿No es malo que sienta algo por Ezra?

— No cariño, no es malo. Lo que debes hacer es fijarte bien. Si el merece que le entregues tú corazón, y si él también está dispuesto a darte el suyo.

— ¿Cómo voy a saber eso?

— Verena si lo supiera, no me hubiera casado con tu abuelo para empezar. — Aunque lo dijo en tono de broma, sé que en el fondo le duele.

No tengo muchos recuerdos con mi abuelo, ya que él siempre estaba con mi hermano. Tenía esa estúpida regla de los hombres por lado y las mujeres para el otro.

Pero si recuerdo que era un hombre frio, temperamental y siempre parecía enojado con el mundo. Mi padre es igual, y mi hermano seguramente término siendo igual que ellos.

— ¿Verena? — preguntan detrás de mí.

Reconocí su voz, su maldito acento francés y su tono chillón. Me tense de pies a cabeza, sintiendo mis manos temblar y mi respiración acelerarse.

Me gire en mi asiento, únicamente para confirmar quien era.

— Marie — dije en tono neutro.

No había cambiado nada, el mismo cabello largo y negro, ojos celestes. Sigue teniendo la misma figura delgada y curvilínea. La verdad no sé qué esperaba, que se transformara en una bruja roba novios, con la nariz larga y afiladas.

— Verena, mírate te vez tan bien. — me halaga con una de sus usuales sonrisa, las cuales antes me parecían genuinas. Ahora su mirada angelical y delicada, me parecen una simple fachada.

— Gracias. — Es lo único que puedo decir.

Marie me mira de arriba abajo, buscando algo que no se si logra encontrar.

— Te vez increíble, pero eso es obvio. Dejaste al pobre de tu novio, por uno millonario. Así cualquiera.

Su tono es venenoso y mordaz. Pero también noto algo más que no puedo identificar.

— No deje a nadie por nadie. Jeremías me engaño con vos, por eso lo deje — dije en un tono calmado. Como si no me importara en lo más mínimo. Eso pareció molestarla.

— ¿Y lo dices así? Tan tranquila — odio como suena su asqueroso acento. Pero en realidad no es su acento el que me molesta, es la inocencia fingida que viene junto con su acento.

— ¿Cómo debería actuar? — contra ataco. — ¿Debería gritarte? ¿Perder la compostura? O decirte lo perra y mal amiga que sos. —mi tono de voz es mordaz y cínico. — No voy a hacer nada de eso, eso no me va a ayudar en nada. Ni siquiera va a cambiar el hecho de que ustedes dos me traicionar y me hirieron.

— Siempre haciéndote la perfecta. "Yo soy bien educada" "Soy una niña buena". — dijo agudizando su voz. — Pero en realidad, siempre te creíste mejor que yo. Pero ¿Qué crees? — pregunto con prepotencia. — Yo gane, Jeremías me eligió a mí. Y por meses nos acostamos, nos amamos y nos reímos de ti.

Su tono sobrado, como si me estuviera diciendo que descubrió la cura para el cáncer. Me dieron arcadas, que por suerte reprimí.

No deje que el dolor se reflejara en mi cara. No le iba a dar esa satisfacción.

— ¿Crees que ganaste? — la pregunta sonaba mas como una burla. Incline mi cabeza hacia un costado, al mismo tiempo que cruce mis brazos por encima de mi pecho. — Te quedaste con Jeremías ¿Piensas que eso es ganar?

Ella abrió la boca y la cerro, lo hizo varias veces. Parecía que su cabeza y su boca peleaban por las palabras que querían decir.

— Marie me das pena. — comente de manera tosca. — No puedo creer que pienses que ganar es quedarse con Jeremías, una persona que no solo me engaño y me lastimo. Sino que vos misma te denigraste al papel de amante. ¿Enserio crees que eso es ganar?

— Vos sos una petulante, una tonta que se cree superior a mí. ¿Sabes porque te engaño? Porque lo hacías sentir poco hombre, siempre pagando y mostrando todo el dinero que tenías. Lo agobiabas con tu falta de amor y encima en el sexo eras una tabla aburrida...

— Por favor, niña. Cierra la puta boca — ordena mi abuela. Quien se había levantado para ponerse a mi lado. La mirada de Marie pasó de mi abuela a mí, tratando de entender quién era ella. — No vuelvas a hablar así de mi nieta, porque soy capaz de hacerte desaparecer. — Hablo con una frialdad que me causo escalofríos. Vi empalidecer a mi ex mejor amiga—. Si querida, tengo el poder para hacerte desaparecer como si fueras una gota de agua sobre la mesa. Así que te recomiendo, que pidas disculpas, te des vuelta y te vayas...

No podía creer lo que estaba saliendo de la boca de mi dulce, tierna y calmada abuela. No solo que insulto, ni tampoco su buena pronunciación del español, sino que la amenaza tan maquiavélica y frívola.

— Yo... Yo... Lo siento Verena — balbuceo Marie, antes de darse vuelta y marcharse.

Por suerte no había tantas personas en la cafetería, sino menudo show.

— Abuela... ¿Cómo vas a decirle todo eso?

— ¿Cómo? Pero si esa cualquiera se atrevió a insultarte frente a mí — Mi abuela toco mi mejilla. — Nadie te puede tratar así, eres una Williams. Hace no tanto, cortábamos cabezas por el simple hecho de que nos miraran mal. No puedes permitir que te traten así...

— Pero abuela, estaba respondiéndole...

— Si, y muy bien a decir verdad. Pero no debiste dejar que te dijera esas cosas, les das poder a sus palabras.

— No era esa mi intención. Marie es alguien que ladra, pero no muerde.

— Vos sos de las que muerde y no pide disculpas. Te crie de esa forma, para que no te dejes pisotear. Así que espero que sea la última vez que te dejas hablar así.

Asiento con la cabeza, pero bajo la mirada. Me siento regañada y tonta, porque me dolieron sus palabras.

Sentí los brazos de mi abuela rodearme, no tarde ni un segundo en abrazarla. Dejándome consolar por sus brazos.

— Mi niña, eres tan buena y no eres nada de lo que esa mujer dijo. No le hagas caso, sé que te dolieron sus palabras. Pero no te aferres a ellas, no son reales.

No son reales...

Pero si me lastimaron, ellos se burlaron tanto tiempo de mí. Encima puso escusas realmente ridículas.

¿Creerme mejor que ellos? Nunca lo hice, si pagaba todo o hacia regalos. Era porque los quería a ambos y a veces no tenían dinero, y no me molestaba invitarlos o ayudarlos. Porque eso es lo que hacen los amigos.

Pero al parecer ellos no lo vieron así.

— Gracias — dije al cabo de unos segundos.

— No me tienes que agradecer, siempre la abuela te va a defender.

Me aleje un poco para mirarla.

— Me agrada que lo hagas, eso de la amenaza falsa. Sí que la hizo asustar.

— ¿Quien dijo que era falsa? — pregunto seria.

Abrí grande los ojos, sorprendida por sus palabras. Pero rápidamente ella comenzó a reírse a carcajadas. Haciéndome reír en el proceso, sin entender bien porque.

Hoy mis sentimientos son un torbellino.

— Si te hubieras visto, parecía que veías a una abuela mafiosa. — Se burla. — Tranquila, no desaparezco gente. Pero conozco a alguien que sí.

—Abuela, eso no me deja tranquila.

— Pero cuando lo necesites, ya sabes. Solo le dices a la abuela y lo soluciono.

No pude evitar reírme. Se sentía bien tener a alguien de mi familia aquí para defenderme y consolarme. Aunque pudiera defenderme sola, se sentía bien que lo hicieran por mí.

— Vamos abuela mafiosa, terminemos de desayunar así descansas.

— Si, además quiero que me presentes a tu novio.


Holis, feliz madrugada.

¿Como la están pasando? Espero que bien, yo estoy con sueño.pero siempre escribiendo. si ven algún error, les pido disculpas, seguramente lo edite después. es que les quería subir el capitulo esta noche.

un beso, gracias por leer.

Pd: No se olviden de darle me gusta, y comentar que les pareció el capitulo.

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