12. Un brindis, por las ladys del mundo.
12. Un brindis, por las ladys del mundo.
Ezra.
Todo parecía estar saliendo más que bien. Mis amigos adoraban a Verena, eso hacia las cosas más fáciles.
Con Katzu y Paolo éramos amigos desde la facultad. La comenzamos y terminamos juntos, los conocía hace nueve años. Y sabía que ellos adorarían a Vere a penas la conocieran. Aunque Katzu la conocía como mi secretaria seria y snob, estaba abierto a verla en sus otras facetas.
Mi mayor preocupación fue Ciro, mi mejor amigo desde la infancia. Él fue quien me consoló y estuvo para mí desde el comienzo, ambos sabíamos que no estaba listo para empezar una nueva relación. Así que su sorpresa fue gigante, cuando lo vio en las noticias.
No era que solo había conseguido una novia. Esa novia es mi secretaria y no solo eso, es una lady de Inglaterra. Creo que el cerebro de mi mejor amigo exploto en ese instante.
Sabía que tenía que decirle la verdad sobre que todo era un contrato, que tanto ella como yo. No estábamos involucrados emocionalmente, si sexualmente. Pero ese es otro tema, que solo nos concierne a nosotros.
Quería que la conociera primero, que supiera que ella es buena y es mi amiga. Primero me quiero asegurar de que él vea, lo que yo veo en ella.
— ¿Entonces no tienes novia? — cuestiona Verena, mirando con interés a Katzu, eso me hizo sentir algo en mi interior. Que no supe definir bien que es.
El cretino de mi amigo. La miro con una sonrisa antes de responder.
— No, es que el tema es el siguiente — comenzó a decir —, yo tengo que casarme con una mujer coreana. Según mi mamá esa es la tradición y eso es lo que debo hacer. Porque otras mujeres "No entenderían nuestras costumbres" — hace comillas.
— Que horrible, pero te entiendo.
— Eso me preguntaba, no digo que mi mejor amigo no sea un partidazo — comenta Kaz mirándome con una sonrisa —, pero yo tenía entendido. Que se casaban con personas de su mismo círculo social.
— En realidad el tema de los matrimonios es complejo, a veces te casas por amor y otras por un negocio. O como dijiste por tradición. — Ella se lleva el vaso de cerveza directo a los labios—. Por suerte mis padres negaron mi compromiso a los quince, sino no estaría aquí sentada — dijo con naturalidad.
Dejándome a en shock a mí. Y a todos en la mesa.
¿Compromiso a los quince? ¿Negaron?
¡Que mierda!
— ¿Compromiso? — cuestiono Ciro.
— ¿Quince años? — pregunte incrédulo.
Ella me miro y sonrió, luego miro al grupo.
— Chisme de la realeza — dice moviendo sus manos como si dibujara un arcoíris en el aire. Lo cual me hizo reír, ya que tanto Katzu como Ciro, se acomodaron en la mesa para escucharla —. Es normal planificar matrimonios para unir familiar, o agrandar negocios. Como en las películas viejas — nos explica —. A mis padres les llego una oferta del Duque de Edimburgo, quien quería casar a su primogénito de 18 años conmigo. Esperarían a que fuera mayor de edad y todo eso, pero mis padres no aceptaron.
— Y claro, si eras una niña. Aparte ni lo conocías — dije.
— No fue por eso — respondió.
Eso me dejo helado. ¿Qué otro motivo tendrían para no casar a su hija con alguien que no conocían?
— ¿Qué? — volvió a decir Ciro, sin poder creérselo. Los ojos azules de mi amigo, viajaron hacia a mí. Ambos teníamos la misma mirada de incredulidad.
— Que no aceptaron, pero no porque no lo conociera. Sino porque uno de los príncipes quería mi mano en matrimonio. Pero con la condición de que yo tuviera un título universitario...
Todos en la mesa se quedaron callados.
Yo me quede callado, sin chistes o algo que decir.
Es decir que un puto príncipe, se quiso o quiere casarse con Verena.
Encima la condición del título universitario. Saber que ella vino a estudiar, pero dejo todo por Jeremías... Ahora entiendo que ese "todo" va más allá de lo que me imagine.
Extiendo mi mano por debajo de la mesa para tomar la suya, entrelazando sus dedos con los míos.
— Eso quiere decir, que mi amigo le gano a un príncipe — comento con gracia Paolo.
— No puede ser — comienza a decir Katzu, riendo. — Le pateaste el culo real a un inglés.
— Vieron, soy encantador — dije, pasando un brazo por encima de Verena. Gire mi cabeza para mirarla con un gesto que decía hablaremos de esto en cuanto estemos solos. Ella se acomodó en mi brazo, haciendo mi mano termine sobre su cuello de manera despreocupada.
Había algo en la forma en la que la tocaba, en como siempre sin querer mis dedos encontraban en la camino hacia un pedazo de su piel. Con mi pulgar roce su cuello, la sentí tensarse, y apretarme con sus uñas la palma de mi mano. Lo cual me hizo sonreír.
— Pero un jodido príncipe de Inglaterra — Ciro estaba alucinando— No puede ser. ¿Pero cómo es que no estas casada?
La siento tensarse bajo mi brazo, una tensión distinta a la anterior. Se está mordiendo su labio inferior, es algo que hace cuando está nerviosa y tiene que pensar mucho antes de hablar. Note eso en varias oportunidades.
Estaba listo para saltar y desviar el tema de conversación hacia otro punto. Para evitarle el incómodo momento.
— Es una larga historia, pero se puede decir... — ella suspiro, no miro a nadie en particular mientras continuo hablando— Que pase mi vida siendo algo que todos esperaban que fuera, pero no era feliz. Y no lo sabía, es decir vivís siempre bajo las mismas reglas y normas. Las cuales todo el mundo sigue al pie de la letra y se ven felices por eso. Eso te hace pensar que tenés algo malo o que sos el defecto. — sentí sus dedos afianzarse más a mi mano. Sonaba tan sincera y tan honesta cuando hablaba — Cuando llegue acá, vi la libertad de todos y como la vida era tan diferente, me quede encantada. Y supe que no quería volver, no podía hacerlo. No después de conocer lo que era vivir enserio.
Sus palabras me llevaron a imaginar a una niña que nunca podía decir lo que pensaba, que no podía comer hamburguesas con la mano o que simplemente no podía insultar cuando algo la molestara. Como hace cualquier persona normal.
La imagine a los 18 años llegando a una ciudad que no conocía, a un país con otro idioma, cultura y vida distintos. Yo hubiera estado cagado hasta las patas, no se hubiera resistido solo. Pero ella pudo, ella siempre puede con todo.
— Un brindis por la Lady que le dio por el culo a todas las tradiciones — celebro Paolo levantando su vaso de cerveza, todos hicimos lo mismo riendo.
— No sé si le di por el culo, pero que le di. Le di — comenta riendo, mientras se toma el vaso entero de una sola vez.
Me quede maravillado mirándola, mientras se reía de algo que Kaz dijo.
Ahora entiendo de dónde saca siempre la fuerza para seguir, nunca tuvo a nadie que la levantara si se rendía. Eso me hizo admirarla aún más, si eso es posible.
Yo sabía que ella es una mujer fenomenal, fuerte y única. Pero ahora más que nunca la palabra inmarchitable tenía su nombre como definición.
Me acerco a ella y beso su mejilla haciendo que me mire con esos enormes ojos cafés, que me tienen loco. Bajito le susurro.
— Nunca dejas de maravillarme. Ahora más que nunca puede estar segura de que sos inmarchitable.
Su boca se abre ligeramente sorprendida, sus ojos se ponen brillosos y sus mejillas se sonrojan. Totalmente hermosa, me encanta cuando se sonroja.
No me resistir, y le di un beso corto en los labios. No me separe de ella, no sin antes pasarle la lengua por los labios.
— Desubicado total — comento con seriedad, pero podía ver que intentaba reprimir una sonrisa.
— Dejen de comer delante de los pobres — se queja Paolo. — No ven que soy un hombre de 27 años soltero. Nadie quiere a los rubios millonarios — se queja.
Su lamento hizo reír a Verena.
— No digas eso, o mejor grítalo seguramente varias chicas y chicos se darían vuelta a mirarte.
— Verena tiene razón — agrego Kaz —, podrías abrirte una App de citas.
— Esas App son para desesperados — dicen Ciro y Verena al mismo tiempo.
Eso me hace reír. Ciro mira con intriga a mi novia, y ella le devuelve la mirada.
— Me agradas Verena — comenta Ciro, haciendo que mí cabeza gire como un látigo en su dirección —. No lo digo con frecuencia, nunca básicamente. — eso nos hace reír a todos. —Pero me agradas, quizás yo no soy una novia fugitiva como vos. Pero si me paso algo similar, no quería volver a la jaula que fue mi hogar. No cuando conocí lo que era la libertad.
Recordé como fue la infancia de mi mejor amigo, tanto dolor y perdida. Me alegra verlo feliz ahora, o lo más feliz que puede ser. El siempre será sinónimo de fortaleza y fuerza.
Quizás por eso mis amigos son quienes me ayudan, Verena y Ciro se parecían en muchos aspectos. Lo cual era increíble y triste a la vez.
— También me agradas, aunque cuando me conociste me miraste de una forma extraña.
— Me disculpo por esto, tiendo a juzgar primero y pedir perdón después.
— Lo entiendo, yo igual lo hago — ella sonrió, luego miro al resto —. Todos me agradaron, no suelo ser muy sincera con las personas. Pero me generan buenas vibras, podría decirse — comenta riendo —, pero me alegra conocerlos. Y ver que Ezra tiene una muy buena red de apoyo.
— Me arriesgo a hablar por todos — dice Katzu —, pero nos agradaste y mucho. Desde que entraste con al bar diste una muy buena impresión. Y luego hablaste y nos maravillaste.
Su comentario la hizo sonrojar. Ese cretino, hizo sonrojar a mi chica.
Entorne los ojos hacia Kaz, pero fingió demencia, aunque Ciro no pudo esconder su risa.
— Estas perdido hermano.
No entiendo porque lo dice, tampoco entiendo mi reacción. Ante el sonrojo de Verena por culpa de ese comentario tan básico. Yo le dije cosas mejores.
No es que esto sea una competencia. Pero si lo fuera, yo ganaría.
Ay, que estupideces estoy pensando.
Niego con la cabeza, dejare de tomar esta cerveza. Seguro tiene algo.
— La verdad me agradas, no eres para nada igual a la que no debe ser nombrada — agrega Paolo.
— No, no me parezco en nada a esa arpía — comenta con desagrado. Uno que hizo brillar los ojos de todos en la mesa.
Es algo básico del grupo odiar a Cloe. Nadie la soporta, no la querían cuando la presente al grupo. Mucho menos ahora. Aunque lo que siente Ciro con Cloe es algo demasiado personal.
—Arpía, suena mejor que perra — concuerda Paolo.
— Y es más decente que zorra — agrega Ciro.
Aunque no debería, escuchar como la insulta me duele. Me hace sentir un idiota por pensar en ella así, así como si fuera una perra. Porque que ellos lo digan hace más real mi dolor.
Quizás si me merezco los cuernos que tengo.
— Bueno, basta de hablar de esa cosa —agrega Kaz. — ¿Verena eres buena en los dardos?
Seguramente no lo era. No es por juzgar, pero no creo haya tocado alguna vez en su vida un dardo.
— Sino lo eres, yo te enseño — dije agarrando su mano, haciendo el movimiento con sus dedos.
Ella me miro como si fuera un niño bobo, haciéndome soltarle la mano con cuidado.
— Solo jugué un par de veces. Pero puedo intentarlo.
Nos levantamos los cinco de la mesa, y nos dirigimos al área de juegos. Compuesta por una mesa de billar, una mesa de póker, otra de truco y varios tableros para jugar a los dardos.
— Primero las damas — dijo Ciro, entregándole tres dardos a Verena.
Ella me miro dándome una sonrisa que no supe desfibrar, pero que me hizo vibrar cada centímetro del cuerpo.
— No importa si no le.... — mi voz quedo amortiguada.
Cuando ella lanzo el primer dardo, y quedo a milímetros de la diana. Luego lanzo el otro dejándolo a milímetros de la diana, pero esta vez de lado derecho.
— ¡Joder! — comento Ciro.
— Mierda — dije.
— Impresionante — murmuro Katzu.
— Si me siguen mirando así, voy a fallar — se quejó Verena.
Antes de poder replicarle, ella tiro el tercer dardo. Dando justo en la diana al centro del circulo blanco.
— Podría ser mejor — comento sin mucho ánimo. Se dio vuelta, y nos miró — ¿Qué? — cuestiono.
Yo la miraba con una mezcla de asombro e incredulidad, los chicos seguramente tenían la misma expresión.
— Eres una genia — comenta Paolo.
— Soy algo buena — dice con falsa modestia.
— Con razón esa mirada de superioridad — comente con sorna. Ella se encogió de hombros.
— Que puedo decir — comenta con una sonrisita, luego nos mira a todos — ¿Quien sigue?
No tengo que decir que nadie logro superar la puntuación de Verena, ninguno tuvo tan buena puntería. Ciro la obligo a jugar tres veces más, en donde ella salió victoriosa las tres veces.
Pasamos una noche increíble, cuando el bar se convirtió en boliche. Nos fuimos a la pista de baile en donde acapare toda la atención de Verena. Por alguna extraña razón, no quería que estuviera cerca de Kaz.
No pensé que fuera a bailar, pero otra vez la había subestimado. Sus movimientos no eran exagerados ni vulgares, eran sensuales y coordinados. Mis manos nos soltaron su cintura en ningún momento, mientras ella se meneaba y contoneaba contra mi cuerpo.
Creo que me olvide quien era yo, y quien era ella. Por a medida que la música sonaba y los temas pasaban. Ambos nos olvidamos de que ella era Lady Verena Williams y yo Ezra Ferrari, personas que no debían comportarse de cierta manera en público.
Pero a los dos, nos importó una mierda.
Pegue su espalda a mi pecho, mientras mis nudillos recorrían sus costillas desnudas. El top que estaba usando se había levantado un poco, ella inclino su cabeza hacia atrás, dejándome su cuello a la vista, no lo pensé y la bese.
Un beso húmedo y con dientes, mordiendo con delicadeza su cuello. Mientras ella me refregaba su perfecto trasero contra mi dureza. La modestia había sido olvidada, hace bastante tiempo.
— Vamos a mi casa — no fue una pregunta, fue una orden directa de la mujer que tenía entre mis brazos.
La mire a los ojos, vi un reflejo de lo que había en los míos. Deseo, hambre y necesidad.
— Vamos — murmure.
Busque a mis amigos con la mirada, Katzu estaba con una chica en un sillón. Paolo estaba besándose con un chico más bajo que él, a unos cuantos metros y Ciro tenía dos chicas a su lado. Mi amigo me miro y me sonrió, apuntándome con su vaso de whisky en la mano.
No creo que nadie nos extrañe.
Holis, como estan? Espero que bien.
Que les pareció el capitulo? Les gusto?
les gusto la nueva portada? a mi si, me encanta. son ellos realmente y los amo.
Se vienen capítulos cargados de tensión, mucho drama y quizás uno que otro corazón roto. Yo solo les digo, estén atentas.
besitos, nos leemos en la semana.
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