6: Tu Oscuridad Contra La Mía.
Nunca pensé en sentirme así.
Siento cómo mi corazón late con fuerza y todo es debido a ese chico.
No debería de estar sintiendo esto, maldita sea, ¡no debería!.
¿Por qué siento ese aló de protección hacia él?.
Debería de odiarlo. Tanto, que ganas de hasta verlo me provocaria un enorme asco.
¿Por qué no es así?.
- ¿Te diviertes?. -
-¿Quieres lárgate aquí?. - Gruñí con impotencia, aquella mujer tenía su aura oscura cómo la mía, pero la mía era mucho peor.
-¿Por qué quieres defenderlo?, creí que querías matarlo. -
Mis ojos se cerraron, necesitaba recaudar la suficiente paciencia para no degollar le el cuello de la castaña.
- Eso no debería de importarte. - Conteste.
- Me importa y mucho, recuerda que es mi perfecto sujeto para hacer el sacrificio. -
Aquel comentario que soltó me molesto de sobre manera. Mientras ella arrugan a él entrecejo.
- Demonios, no me digas de que te convenció. - Murmuró molesta, luego sonrió burlona, cruzo sus brazos. - Su luz es más poderosa de lo que creí. -
- Deberías ir yendote al sarcófago de donde viniste, Yugi no te dará su luz. -
- No mientras tu lo protegas. - Me dijo. - Se supone que invoque tu oscuridad para que me ayudaras, no para que me perjudicarás. -
Esta vez quien sonrio fui yo.
- Por lo que veo eres una inexperta en esto de los hechizos.-Me burle. - Invocaste mi lado oscuro para que te sirviera a ti. - Vi como se encrespo en su lugar, me acerque hasta poder vernos frente a frente. - Entérate de esto, mocosa, yo no sirvo a nadie, yo no sigo órdenes de nadie y menos de alguien tan patética cómo tu. - La empuje un poco, su espalda golpe la pared, su rostro me mostró que estaba sorprendida. - Sí alguien va tomar la luz de Yugi, ese voy hacer yo. Y si me estorbas, te aseguro que te borraré de la faz de la tierra. -
Poco a poco fui alejándome de ella.
- Mi oscuridad es mucho mayor que la tuya. Así que que hazme un favor y desaparece de una vez por todas. No quieres que te mande al mundo de la sombras, ¿verdad?. -
Vi cómo comenzaba a temblar.
- Con un chasquido de mis dedos incluso pudo invocar a un monstruo para que te debore enseguida. - Mis ojos se oscurecieron, ella quería huir, no la deje, chasque mis dedos y apareció un monstruo crotesco que la tomó de los brazos para levantar la del suelo.
- ¡No puedes matarme!, si lo haces, el cuerpo que ocupo también morirá. -
- Oh, no. -
- ¡Oh, sí!. - Dijo ella. - Cómo vez, ¡yo todavía tengo poder sobre ti!. -
- Tienes razón, me ganaste. No sé cómo no pude darme cuenta antes de este grave error. - Agache la mirada, ella comenzó a reír, pero yo también mientras levantaba la mirada, ella callo. - Era broma. - Dije.
Ella hizo una mueca de espanto y yo chasque mis dedos, un grito ensordecedor se escucho por todo el lugar en cuanto el monstruo engullia aquella alma perpertuadora, el cuerpo de Anzu cayó al suelo.
Estará confundida cuando despierte, haría muchas preguntas, será mejor si sólo le pongo recuerdos falsos, con eso bastará, no quiero que me este fastidiando todo el día.
Cargue a Anzu en mis brazos, desaparecí al monstruo quién ya había deborado el alma de quien supunia era quien me había invocado.
Ese fue su peor error.
- ¿¡Qué ha pasado aquí?!. - El resto de los amigos de Anzu llegó al lugar, Joey se me acercó, le vi sin interés, le di a Anzu y me dispuse a marcharme de ahí, diciéndo solo una cosa.
- Le dio golpe de calor. -
Cuándo fui pasando por entre todos, note la mirada azulona de Seto, este me veía estupefacto, le sonreí con gracia.
- Qué bien que ya te recuperaste Kaiba, espero y podamos jugar otra vez. - Le susurré, sentí como su cuerpo se encrespo quedándose estático. Sabía que me reconocería.
Ahora tendría dos juguetes para entretenerme.
- Yami. -
Pare enseguida.
- ¿Se te ofrece algo, bastardo?. -
- Sí, una cosa. - Le escuché decir.
- ¡Alejate de Yugi!. -
Voltee de reojo hacia atrás, ahí seguían los amigos de Yugi, ayudando a la pobre castaña quien se veía confundida por todo, mis ojos se concentraron en el pequeño mocoso que cargaba Yugi, este me veía desafiante.
- ¿Me desafias, niño?. - Murmure.
- No dejaré que lo toques. - Me contestó mentalmente.
Reí bajamente.
- Eres ridículo. - Le dije.
Estaba por irme, cuándo sentí un par de manos huesudas que tomaron mis pies, rápidamente redirigí mi mirada hacia al niño.
- No eres el único que posee y sabe controlar la oscuridad. - Me dijo. Fruncí mi ceño.
- Mocoso. - Dije entre dientes.
- ¿Qué te pare una pelea justa?. - Prosiguió. - Mi oscuridad contra la tuya, el que gane se gana a Yugi, el que pierda, sera mandado al reino de las sombras y no será recordado nunca más, ¿qué te parece?. -
Es muy tentador el trato, ¿qué podría perder?, Yugi ya era mío.
-Hecho. - Dije.
*Continuará...
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