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5: Perdón.

No se cuánto tiempo estuve inconsciente.

Me encontraba en la cama sentado, tratando de analizar las cosas por tercera vez.

Pero lo único que sabía era que cuándo me desperté, Atem ya no estaba en la habitación; solo quedamos en le bebé, yo y aquel cuchillo con el cual fui apuñalado.

Mis manos se dirigen de nueva cuenta en aquella herida que a cicatrizado, sigue fresca, puedo decir que se puede abrir al primer movimiento brusco que haga, me abrazo así mismo, mi corazón no para de latir acelerado cuándo recuerdo lo de anoche. Algunas lágrimas se acumulan en mis ojos pero rápidamente las retiro, no es tiempo de llorar, debería de decírselo a mis amigos, estaba seguro que ellos me ayudarían, pero también tal vez me alejen de Atem, sobre todo mi abuelo.

- Yugi. -

Salto en mi lugar por el susto, la voz de Joey a hecho que reaccione de inmediato, cubro mi herida con la camisa que traigo puesto, menos mal me había cambiado y había ocultado la ropa manchada de sangre en mi maleta.

- ¿Si?. - Me acomodo mejor en la cama, el niño sigue a mi lado, esta despierto y puedo percatarme de su mirada que esta atento también a cualquier cosa.

- ¿Puedo pasar?. -

- Claro, adelante. -

La puerta no tarda en abrirse, mi amigo pasa a la habitación, cierra la puerta y después se sienta a mí cama.

- Rayos amigo, que cara traes, ¿acaso no pudiste dormir anoche?.

Sí, supieras Joey, lo que pase anoche.

- Es que tuve una pesadilla. - Me excuse, en ese momento recordé la mirada de Yami, no de Atem, parecía que lo estaba viendo a él y no al faraón actual.

- Entiendo. - Me dijo el rubio. - Por cierto, he venido a invitarte a desayunar, ya todos están listo, solo faltas tú. -

- Claro. - Dije y me levante, cuándo lo hice, aquel dolor agudo apareció haciendo que me doblará un poco y que me quejara del dolor, Joey por supuesto se dio cuenta, se acercó para ayudarme pero me detuve.

- ¿Estas bien?, ¿te duele algo?. -

-No, estoy bien. - Aguante el dolor y después me reincorpore como pude. - Solo fue un calambre, ya estoy bien. - Le sonreí.

- ¿Seguro?, parece que te duele mucho. -

- Sí, estoy seguro. - Afirme. - ¿Podrías ayudarme con el bebé?. -

- Claro, ¿qué necesitas?. -

- Por favor consiguele ropa. -

Joey me vio desconfiando, entendía que quería preguntarme muchas cosas y que trataba de alejarlo, pero al final de cuantas solo asintió y se fue dejándome solo de nuevo.

El dolor se desató de inmediato, volvía asentir aquel dolor cuándo Yami me encajo el cuchillo en mi carne.

Llevó mi mano a mi costado, donde duele y luego la alejé.

- Joder. - En mi mano había sangre, la herida se había abierto de nueva cuenta, me levante como pude y me dirigí al baño por segunda vez, ahi había un botiquín , el cual había usado para curarme anteriormente; volví a utilizar alcohol y gazas para cubrir la herida, me cambié de camisa y justo cuando la iba a guardar...

- ¿Te duele mucho?. -

Me quede paralizado al ver a Yami sentado en la cama con el bebé sentado en sus piernas, este último se removida entre sus brazos, hacia pucheros pero a Yami le importaba poco, simplemente ejerció un poco más de fuerza, el bebé se quejo del dolor, no lloro, solo se quejaba.

Di un paso para poder arrebatar le de los brazos al bebé, pero este solo sonrió y ejerció más fuerza, el niño casi rompe a llorar.

- Basta, no le hagas daño. -

Yami alzó una ceja, levantó los hombros importando le poco lo que decía. Dejó al bebé en la cama y note, como en su pierna derecha había dejado un moretón.

- No haz contestado mi pregunta aibou. - Aquella voz volvió a darme escalofríos, se levantó de la cama y se puso delante de mí, luego tomó mi barbilla, jade ante el miedo, cerré los ojos, y pude sentir luego su toque baje mi camisa.

- Alejate. -

- ¿Te duele mucho?. - Susurro a la par de mi oreja, sus mano quito aquella gaza manchada de sangre y luego la yema de sus dedos recorría aquella herida a su antojo. - Si no me contestas, voy hacer que esa herida sea más profunda, cariño. Así que contéstame algo, ¿te duele mucho?. -

- S-sí. - Conteste con miedo. ¿Qué hacía el aquí?. - Por favor, a- aléjate. -
Su cercanía era cómo un veneno que se esparcida por el aire, me quedaba sin oxígeno y parecía que quería desmayarme de nuevo.

Yami se alejo con una sonrisa en sus labios, el oxígeno llegó de nueva cuenta a mis pulmones, di un bocanada de aire.

- Es maravilloso cómo es que te resistes ante mí oscuridad. - Me dice mientras me ve, oculta sus manos en los bolsillos de su pantalón. -Pero no creo que te resistas por mucho tiempo, Hikari. -

- No me llames así. - Reclame, Yami no tenía derecho de llamarme así. Cuándo lo conocí por primera vez en mi mente, me confesó que repudiaban y odiaba mi luz que me rodeaba, pero conforme íbamos conviviendo en cada partida de cartas, aquella luz que poseía fue envolviendolo de poco; mi fui ganado su confianza y su amistad, hasta que nos convertimos en lo una vez fuimos.

- ¡Oh!, ¡Es cierto!, yo repudio tu luz. - Dijo. - La odio por qué ...

- Me protege. -

- Exacto. - Dijo. - Si no tuvieras esa luz, créeme que te hubiera hecho mío desde el primer momento en el que te conocí, nada de esto estuviera pasando, tu cuerpo y alma serían míos, tu existencia se borraría con el paso del tiempo junto con tu esencia. -

- Pero no lo hiciste. - Le recordé. Yami de pronto se quedó callado. - A pesar de mi enorme fragilidad que poseía en aquel tiempo, jamás me tomaste. Nunca entendí como era que una criatura de oscuridad me estuviera protegiendo, nunca te entendí en realidad. Tú sólo me protegidas, jamás me diste una razón por la cual lo hacías; me salvaste de muchas cosas, incluso cuando me decías que me odiabas, que no te gustaba; me repudiabas.-

- Damare. -

- Entiendo que no soy una persona excepcional que no cumple tus espectativas para estar contigo.... - Baje la voz. - A pesar de tu parte oscura que te predomina, siempre estuve agradecido que estuvieses ahí para mi para protegerme y cuidarme. -

-Cierra la boca. - Me dijo.

- Siempre estuviste ahí, aún cuando tratabas de ocultarte de mi. - Yami me miro de reojo, sus ojos oscurecidos me dieron a entender que se sentía un poco molesto por lo estaba diciendo, pero también estaba un poco sorprendido por mis palabras.

Baje la mirada, me sentía de la peor forma posible, por no protegerlo cómo él lo había hecho conmigo.

- No se cómo fue que volviste a ese estado oscuro, Yami. - Dije afligido. - Perdona si no te peotegi cómo tu lo haz hecho conmigo todos estos años. - Cerre mis ojos, habían pequeñas lágrimas que querían salir. - Perdón. Te falle; cómo compañero, cómo tú amigo y como tú novio. -

Aún que ya no habia ningún nosotros.

- Maldita sea. - Lo escuché maldecir, luego levantó mi rostro con algo de brusquedad, abrí mis ojos asustado y luego sentí sus labios presionar contra los míos en un delicado toque que se fue tornando un poco más brusco y profundo.

Me veía fijamente a los ojos, como yo lo veía a él, sin comprender exactamente porqué había besado.

La parte oscura de Atem siempre fue cruel conmigo, no entendía por qué ahora me besaba tan posesivamente. Aún que para ser sinceros, me gustaba esa parte oscura suya.

Se alejó de mí, dejándome respirar un poco, esta vez, él no actuaba como alguna especie de veneno quería matarme, actuaba como alguna especie de antídoto ante todo.

Llegó abrazarme, refugió su rostro en mi cuello, me quedé inmóvil por algunos segundos mientras escuchaba su respiración pesada.

- de nurik yalafini maratan 'ukhraa. - Susurró contra mí piel, luego se alejo bruscamente de mi y se marchó nuevamente sin saber lo que me había dicho.

——⚔️♠️⚔️——

"Deja que me envuelva tu luz otra vez."


——⚔️♠️⚔️——

Continuará....

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