4: AIBOU.
Y todo se volvió oscuro en cuanto tome la mano de aquella misteriosa voz, después de ahí, comencé a escuchar sollozos a la lejanía que poco a poco se fueron intensificando hasta que me logre despertar y encontrar una escena casi catastrófica.
- Joder, ¡cállate!. - Grita Atem hacia el niño.
- ¡¿Qué haces?!, ¡suelta ese cuchillo!. - Grite aterrado abalanzadome a Atem, pues este tenía al bebé en su cama llorando mientras sostenía un cuchillo en su mano apuntando al bebé.
Puedo decir que apenas y llegue a tiempo antes de que Atem apuñalara al niño en su pecho, sujete la mano donde poseía el arma, Atem comenzó a gruñir como si se tratara de un animal salvaje, me empujó hacia atrás, casi me voy de espaldas, la fuerza que había usado me había dado y desequilibrado, pero pude alcanzar a tomar del borde de su camisa y jalarlo con fuerza hacia atrás para que ambos cayeramos al suelo.
Y en efecto, funcionó, Atem cayó encima de mí, aún con el arma en sus manos, trató de levantarse pero lo detuve de nuevo.
- ¡Suelta eso! . - Le pedí, en respuesta el me abofeteo fuerte, pude sentir el ardor en mi mejilla y el dolor que me provocó al verlo con un aura negra sobre salir de él.
No otra vez.
- ¡Atem! - Chille su nombre en cuanto se posiciono arriba de mi, me dejo inmóvil, no podía safarme de su agarré. - ¡Atem despierta!. ¡Este no eres tú!. -
Me ignoro por completo, su mirada oscura y hundida en un abismo de puro fuego se dirigía puramente al bebé.
- No interfieras. Sólo debo de matarlo. - Me dijo fríamente, recordándome al viejo Yami que se refugiaba en la oscuridad de mi mente.
Nunca creí verlo así nuevamente, no después de mucho tiempo.
- ¡Basta!, ¡no lo hagas!. - Grite con mis lágrimas en mis ojos, Atem habían alzado el cuchillo, miraba al niño sin sentimiento alguno.
¿¡Qué hago?!, ¡¿QUÉ HAGO PARA DETENERLO?!.
- ¡MATAME A MI!. - Grite, llamando su atención. Parecía que estaba sorprendido. Yo no desvíe la mirada hacia ningún lado, debía de ser fuerte y valiente.
Él no tardo en poner el cuchillo en mi garganta.
- Si buscas satisfacer tu sed de sangre. - Hable tragandome el miedo que corrían por todo mi ser al ver a Yami con la mirada fija en mi. Jamás lo había visto así, inclusive parecía no estar consciente de sus acciones. - Matame a mi. -
No mencionó ninguna palabra, retiro el cuchillo de mi garganta, lo que fue un alivio, pero luego lo coloco sobre mi rostro y se acercó.
- ¿Me pides que te mate?. -
Asentí.
- ¿Me darías tu vida a cambio de la del bastardo?. - Se refirió al bebé que no paraba de llorar.
- Si. - La Respuesta lastimo mi garganta, puesto que se me había alojado un nudo en la garganta por aguantarme las ganas de llorar al ver a mi Yami así de terrorífico.
Atem sonrió de oreja a oreja y comenzó a reír.
- Me gustas. - Dijo paralizando mi corazón por un minuto al escuchar la distorsionada voz de Atem, no tarde mucho en entender que lo estaban controlando. - Me gustas mucho. Tu valentía te hace más apetecible para el sacrificio. - Desliza el cuchillo por mi cara, hace un rasguño en mi mejilla donde no tarda en escurrirse la sangre, siento que mi pulso se acelera en cuanto el filo del cuchillo se dirige a mi pecho.
Acerca su rostro y toma fuertemente de mi mentón.
- Te arrancaré el corazón cuando todo este preparado. Por lo mientras, disfruta de mis dulces visitas, aibou. - Se ríe en mi oreja burlon, puedo escuchar como la voz de Atem se va distorsionando más.
Este no es Atem.
Este no es un villano cualquiera.
- ¡Mmh!. - Tapa mi boca en cuanto siento como hiere mi abdomen con el cuchillo, no lo a encajado, no es una herida profunda ¡pero si es dolorosa!.
Cierro mis ojos y las lágrimas comienzan escurrir.
¡Me duele!, ¡me duele mucho!.
Trato de gritar que pare, pero solo se escuchan mis gritos ahogados.
- Me gusta que llores. - Comenta y aleja el cuchillo, abro mis ojos, siguen escurriendo lágrimas del miedo y dolor que siento. A continuación, presenció como es que pasa su lengua por el cuchillo saboreando el sabor de mi sangre y luego deja de hacerlo para verme, mi vista se va distorcinando, es mucho para mi. Voy a desmayarme.
- Fue un gusto conocerte, "aibou". Esperemos llevarnos bien. - Es lo único que escucho de aquella voz que me hiela la sangre y luego veo como el aura negra desaparece de Atem y este, cae sin cuidado alguno a mi lado.
Todo se volvió oscuro de nuevo.
"Lo siento. No pude ayudarte."
*Continuará..
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