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🕷️ 27

Tenemos que hablar

Prompt: "Esas nalgas son mías"

Ship: Starker MCU

Sinopsis: En una realidad alternativa, Thanos cae antes de conseguir las gemas; Peter y Tony también, solo que uno por el otro.

Advertencias: contenido explícito, relación adulto - menor.

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Lo que sucedió fue que vencieron. No saben bien cómo ni por qué. Para cuando Peter Parker pudo volver a casa, el mundo entero los celebraba —aun cuando no pudieran dimensionar que fueron salvados de un Titán con complejo de Mesías. Pero fue algo bueno que hacer. Valió la pena saltar del autobús que lo dirigía al Museo Nacional de Ciencia y Tecnología —aunque vaya que eso también le entusiasmaba— y colarse a aquella nave alienígena. Se volvió un Vengador temporal incluso.

Tía May lo castigó de todas formas.

Por eso no estaba en la fiesta del señor Stark. Por su castigo y porque nadie más que este y su conductor y amigo sabían su identidad. Lo prefería así, mantener el perfil bajo. No soportaría el acoso de la prensa. Ni siquiera lo logra cuando es obligado a participar de las obras escolares. Además, no quiere arriesgar a su familia y amigos. Mucho menos comprometer al señor Stark que confió en él y lo llevó a su cruzada para detener a los Vengadores rebeldes cuando aún era menor de edad.

—Él no me invitó —de todos modos dijo, viéndose al espejo y notando cómo los moratones cubrían buena porción de su rostro—, no tenía por qué, después de todo fue solo algo del momento.

Su sonrisa tropezó con una puntada en la boca, donde su labio tenía un corte. Lamió la herida y cuando un picotón de nervios le atropelló el cuerpo al recordar lo sucedido mordió hasta sangrar. Vio con horror cómo se reabría la herida y aunque fue levemente placentero, no quería preocupar a tía May. Ya tuvieron esa conversación antes y era injusto para ella tener que verlo así. Como también era injusto para él mismo soportar el dolor solo. Medió en no comentar sus hazañas. Y, por supuesto, ocultó lo ocurrido durante el retorno a casa.

—¿Pet? ¿Estás despierto? —dos toques suaves en la puerta—, alguien ha venido a verte.

Sostuvo la toalla en su cintura con fuerzas mientras buscaba alrededor algo que ponerse. Pero ni siquiera tuvo oportunidad de encontrar algo cuando un golpe más firme anticipó la impaciencia de su visitante. Nada más restó congelarse en medio del cuarto. Para cuando vio de quién se trataba, solo atinó a balbucear un saludo nervioso.

Como la primera vez que vino a verlo.

—Te ves horrible, niño —saludó Tony Stark e invadió su cuarto mientras de su bolsillo sacaba un pañuelo y escupía algo que parecía pan—. No estoy siendo sarcástico, tu sexy tía va mejorando en esto.

—Yo... —se removió en su sitio, viendo en derredor el desorden de su cuarto y evitando deliberadamente chocar con la mirada del hombre—. Oh, aquí está.

Un par de pantalones cortos de deporte le salvó de estar estrangulando la toalla en su cintura.

—Por favor, tome asiento, se- señor Stark —lo imitó Tony, sonriéndole en lo que se dejaba caer sobre la cama—, un curso de modales no sería mala inversión, deja que lo arregle para ti, ¿eh?

—Su fiesta, señor —dijo Peter, por fin más aliviado al encontrar también en el suelo una camiseta—, la fiesta de los Vengadores.

Tony movió la mano, restando importancia. Peter notó lo guapo que este se veía en su traje gris aceitunado. Y aunque el hombre por lo general vestía bien, esto parecía dispuesto para una ocasión especial. Como la celebración de salvar el universo, por ejemplo. Se le revolvió el estómago pensando en cómo debió atraer la atención de todos en la fiesta, contando también la de esos seres que venían invitados por los Guardianes —y de los que Peter intenta no pensar como los aliens de las películas y comics.

—De ahí vengo, ¿no es obvio?

—Sí, lo es. Eso no explica qué hace aquí, señor.

Afuera, la ciudad parecía la televisión encendida en un canal que no se está viendo, pero que de todos modos funciona para cortar el silencio. A Peter le comenzaron a sudar las manos y sentía cómo su cabello goteaba, por lo que se pasó la toalla para no mojar la ropa. Así aprovechaba a esconderse del señor Stark aunque sea cerrando los ojos y pretendiendo que no es súper extraño que este viniese a verlo. En otro momento, habría estado feliz de compartir con él un rato, hablar tal vez de la tecnología aplicada a sus trajes. O ni siquiera algo del trabajo, podrían hablar de cualquier otra cosa. Menos, por supuesto, de lo que hicieron mientras volvían en la nave de Star Lord.

—Mírame, Parker —exigió Tony, con un tono de voz calmo, pero imperativo de todas formas—, ¿esto será así de ahora en más?

—Lo siento, señor —le quemó la cara, apretó la toalla entre sus manos y animándose a ver a Tony, que lo observaba con un rostro inexpresivo, admitió—, no sé cómo debo comportarme.

—Sería agradable que parecieras al menos feliz de verme, como para no herir mi corazón —bromeó Tony, aunque Peter no creyó que fuera en realidad su intención hacer de esto un chiste. Cuando la media sonrisa se diluyó a un semblante más serio, confirmó la sospecha que tenía—, tenemos que hablar de ello.

—¿Sí?

Rodó los ojos. Peter le había visto hacer esto antes por lo que cambió el peso de un pie a otro, mordiéndose la boca. Probó la sangre antes de recordar el corte, tal eran sus nervios por enfrentar la conversación. ¿No podían solo pretender que nada ocurrió? ¿No era una salida más fácil? Por lo menos, parecía menos dolorosa que tener la respuesta que no quiere oír de una pregunta que nunca se animó a formular.

—Los adultos lo llaman ser responsables afectivamente —Stark pareció probar esas palabras y hallar que no eran sabrosas en su lengua porque chasqueó—, olvídalo, no funcionamos así. Mejor lo digo y ya.

Pero Peter no dejó que hable, apresurándose a interrumpirlo.

—Lo siento —saltó, moviendo las manos frente a él como atajando un golpe—, no debí hacer aquello, de verdad lo siento tanto, señor Stark. No volverá a suceder, lo prometo, es solo que yo...

—Te gusto —le ayudó el otro, también parándose y ubicándose frente a él para detener sus manos—, y no creas que no te entiendo, ¿cómo puede alguien no hacerlo? Y tú, para colmo, eres muy evidente al respecto. Lo vi venir desde la primera vez que nos conocimos. En todo caso, el que lo siente soy yo, te animé sin saber que llegaríamos a esto.

Suerte que Stark lo sostuvo de los hombros porque sentía mareado por la colonia. Le asfixió. Y nada ayudó que el hombre se le acerque tanto porque su cuerpo irradiaba calor y ya con su vergüenza le bastaba para incendiarse. Si tan solo pudiera sacudirse del agarre, podría huir y este no lo alcanzaría si lograba esconderse en algún callejón. Iron Man no conocía el barrio tan bien como Spider Man. Debía de zafarse, pero no se movió. Soportó, convocando todas sus fuerzas para no hacer el ridículo delante del hombre.

—Déjeme prometerle que no volverá a ocurrir.

—Eso me temo, que no sucederá otra vez —asintió Tony y movió las manos hasta acunarle el rostro.—, eres un chico tan correcto, Peter Parker, que me sorprendiste en la nave. Pensé que sería yo quien diera el primer paso.

Y cuando el cerebro de Peter Parker procesó aquellas palabras, su cuerpo ya había actuado. Dejó que Tony lo tome, pero fue él quien se paró en la punta de sus pies para besarlo. Como esa vez en una nave espacial, solo que ahora no estaba hormigueándole la piel por la adrenalina de la batalla. No. Lo que obtuvo como consecuencia a los nervios de la plática previa fue un estallido que lo impulsó a ser rudo, sin interesarle el picotón de dolor en la boca. Al contrario, esto lo recibió con gusto. Luego dejó que Tony lo reclame, bruto y confiado de que podría manejarlo sin temer que se aparte.

—Señor —susurró una vez se separaron, no lo suficiente ya que sus labios cosquillearon—. ¿Por qué...?

—Intenté apartarme —renegó Tony, enredando una mano en su cabello y tirándolo hacia atrás para verlo a los ojos—, no fue sencillo convencerme de que era lo mejor así que me rendí y vine a buscarte. No bastó una probada, quise más.

Peter no necesitó oír más. Se dejó hacer, jadeando cuando Stark succionó su cuello. Dejaría marcas, tal vez. ¿Y qué? Nada se le ocurrió más importante que pertenecer. Ser del señor Stark, así como, en igual medida, este fuera suyo. Al diablo la libertad, pensó cuando fue apresado por los brazos del hombre y movido para dar con la espalda en la cama. Continuó receptivo a los besos, mordiscos y chupetones que este prodigaba en cuanta porción de piel encontró al paso. Ni siquiera parecía que le disgustaran sus hematomas, tal vez incluso besó sus heridas para demostrar que perdonaba su imprudencia de seguirlo y le agradecía por la misma razón.

—Tony —llamó cuando este intentó quitarle la ropa—, mi tía está en la cocina, yo no creo que podamos...

—Oh, no, ella salió —Tony Stark le sonrió con complicidad—, mi buen amigo, Happy, ¿lo recuerdas? Él la llevó a la fiesta, parecía encantado de hacerme este favor. Tendrías que haber visto su sonrisa.

Peter arrugó la frente.

—¿Happy sonríe? —Y fue cuando entendió lo que sucedía—, oh.

—Ahora, fuera ropa.

En un santiamén estuvo desnudo. Agradeció haberse duchado porque la siguiente sesión de exploración a la que Tony lo sometió lo habría abochornado si no. Fue besado y tocado hasta que él mismo se halló descubriendo cuánto de su cuerpo no sabía y cómo el señor Stark sí intuía que le haría suspirar o removerse. Un aprendizaje sensual que lo puso tan duro que se derramó un poco sobre su vientre, segundos antes de que Tony lo trague y lo despegue del colchón para sujetarle los hombros. No decidido si retenerlo allí o empujarlo porque por poco se viene. ¡Y apenas estaban empezando!

—Dios, sí, sí, sí —abrió más las piernas, no sabiendo de dónde venía tanta osadía—, uh, esto es más genial de lo que imaginé.

Tony lo llevó más hondo en su boca y Peter apreció cómo la garganta del hombre, al igual que su frente, mostraban las marcas del esfuerzo en sus venas. Las trazó, recibiendo una mirada tan oscura como intensa que lo cohibió, pero los hombros de Stark lo obligaron a quedarse tal como estaba. Continuó tocándolo, notando que este seguía en su traje costoso, de rodillas sobre el borde de su cama, mientras se la chupaba con voraz entusiasmo. Le cubrió las mejillas, presionando y sintiéndose dentro de esa boca.

Todo era perfecto, pero no era todo.

Enseguida, sintió las manos del otro moverse hacia abajo, por detrás de sus piernas que fueron elevadas. Entonces, Tony Stark lo liberó con un sonido obsceno que hizo que Peter se sonroje. Peor fue cuando los pulgares de Stark lo abrieron, exponiéndolo a su apreciativa mirada. Sin ser consciente, apretó su cuerpo y el hombre lo vio con más hambre que antes. Fascinado, bajó para besarlo en cada globo que con fuerza apresaba.

—Estas nalgas son mías, petit.

—Lo que sea, pero por favor —llevó la mano a la base de su pene—, necesito venirme, en serio.

—Y lo harás, pero cuando estés completamente desarmado y listo para mí, ¿trato?

Y nada contestó Peter porque Tony lo besó ahí, justo en su virgen rincón. Qué mierda estaba pensando, ¿virgen rincón? Tony Stark le comió el culo, sí. Lo besó primero tiernamente y luego procedió a persuadir su esfínter con la lengua, disuadiendo al músculo a aflojar tensión para colar un poco la punta del dedo que acompañaba a su boca. Lo mojó completo, dejándolo blando para que una primera falange no ocasione alboroto alguno. Y sí, tocó una zona por demás placentera que le hizo curvar los dedos de los pies y agradecer en serio la habilidad táctil de Tony. Y en eso se entretuvo, colándole hasta tres dedos, pero no demasiado. También atendió el ya sensible miembro de Peter que agradeció los corteses bombeos.

Entonces, estuvo hecho.

El hombre no se incomodó con tirar su elegante ropa al suelo, como tampoco pareció fijarse en que la cama de Peter tenía sábanas viejas con motivos florales. Solo tenía ojos para el tembloroso, jadeante, sonrojado y receptivo chico que al verlo en posición, por su cuenta, se tomó las piernas por detrás de las rodillas. La punta del pene de Stark reposó en su entrada y Peter respiró hondo tal como este le indicó, manteniendo el aire y soltándolo lentamente. Así, accedió a ser penetrado. Fue un viaje doloroso, que le agarrotó las piernas y los brazos porque aquello no era tan genial como lo fueron los toques previos.

—Shhh, calma, empuja hacia afuera —aconsejó, y Peter se cuidó de no delatar que esto era espantoso—, confía en mí, se sentirá rico cuando te acostumbres.

¿Podía confiar en que eso era cierto? Sí, apareció una voz en su cabeza. Una consciencia que, más allá del calambre que sentía en su culo, parecía feliz de conectar con Tony Stark y que este acomode sus piernas en torno a su cuerpo para poder descender y besarlo. Le correspondió, abrazándolo y cuidándose de no ser demasiado agresivo en su beso porque no quería hacerle daño. Fue distraído por los susurros de Stark y por la manera de este de asegurarle que era una absoluta locura estar dentro de él y que lo adoraba, que podría incluso quedarse ahí por siempre, rentar una plaza y dormitar en su pecho y oír el latido de su corazón cada noche al dormir. Peter no tenía palabras para responder con efusiva admiración también, así que lo besó, sonriendo cuando Tony le acunó la nuca y llevó la otra mano a su pene. Lo masturbó y fue en cuanto recuperaba su erección que pareció advertir que estaba para continuar. Así que se movió.

Y fue una suerte que no dejó de hacerlo por largo rato.

Para ese momento, no interesó que se esté ahogando en un febril estado de excitación. Si era la muerte anunciando su llegada, la recibió estocado por el miembro grueso de Stark que, impiadoso, martilló su culo hasta que gritó. No pudo detener el grito extasiado, ni permitió que Tony se aparte. Quiso que lo aplaste, que lo retenga contra el colchón y se clave en él con la misma volátil energía que lo vio combatir, con la astucia y picardía con que vencía a los malos. Peter quiso ser malo, pero apenas sus balbuceos lo delataron como un manso muchacho que si no se corría en los próximos minutos tendría un colapso.

Y su orgasmo lo arrojó al espacio, tan estúpido como eso podía escucharse. Serpenteó debajo de Stark para tocarse, unir las manos con la del hombre que lo mordió y succionó su boca sin contemplación. Apretó el cuerpo, dificultando el deslizamiento del hombre que gruñó encantado de provocar esa reacción. Tony Stark lo acompañó en el clímax no mucho después y fue una suerte que nadie esté en la casa porque qué ruidosos que fueron. Por sus vecinos no iba a preocuparse, estos solían oír música por la madrugada hasta en día de semana.

Laxo, Peter aguantó el peso de Tony que se quedó sobre él un poco más. Al menos hasta que pudo recomponerse y moverse a un lado para suspirar. Riendo, envolvió a Peter en sus brazos cuando buscó cobijo y besó su sudada frente. Vieron la luz colarse por la ventana, y las palabras no fueron necesarias por el momento aunque sabían que esto era un antes y un después. En la nave fueron un par de manos en la oscuridad del cuarto. Sin comprometerse ni sostener conversación. Ahora, a plena luz del atardecer tenían que reconsiderar qué no habría vuelta atrás. Y tal vez ya tener la dichosa conversación.

Pero lo harían luego.








Nota:

Lo hice del tirón, en un par de horitas que me di de recreo así que sorry si hay muchos errores o algo medio ??

Cuando vi que estaba la semana Starker dije ¡sí, quiero participar! Luego vinieron los exámenes, je. Aun así, voy a cumplir cada día, solo que no a término. Pero, al menos hoy, sí que lo logré.

Veré si mañana también y sino, cuando sea.

Quien sea que se llegue hasta acá: ¡gracias por leer!

Ta la próxima.

:)

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