Young
Todas comían en silencio, ni siquiera eran capaces de verse a los ojos, la comida era lo más importante en esos momentos. "Esta deliciosa". Voltearon a ver a Momo, lo más extraño que podía pasar en esa casa era que Momo dejara de comer para hablar.
Cada una soltó los cubiertos con algo de miedo y se quedaron viendo a Momo. "¿Te sucede algo?". Preguntó la líder, se notaba la preocupación en su voz, la mayor parpadeo varias veces, no entendía el extraño comportamiento de todas.
"No me sucede nada, solo quería decir que la comida estaba buena". Se encogió de hombros y sonrió para luego seguir comiendo. Jihyo miró a Dahyun, la antes mencionada no sabía que hacer por lo que subió la pierna hasta la de Momo y la dejó caer.
"¿Segura unnie?". Apretó la pierna con algo de fuerza, intentaba ejercer presión en la peli corto.
"Si, estoy muy bien". Contestó sin despegar la vista de la comida. "Ahora...callense y déjenme comer". Todas suspiraron, esa era la Momo que conocían.
"Por un momento creí que te pasaba algo malo". Habló Dahyun aliviada de saber que no le pasaba nada.
Momo no contestó solo asintió y siguió comiendo como si nada, por otro lado estaba Chaeyoung que jugaba con su comida, aunque era típico de ella hacer eso, algo había cambiado y era que de verdad no quería comer.
Su mente estaba abarrotada de tanta información que su estomago se cerró, veía en dirección a Mina como si fuera la cosa más importante, la antes mencionada desviaba la mirada cada dos minutos para cerciorarse que no había nada detrás de ella.
Nadie se percataba de las miradas que Mina le daba a Chaeyoung esperando que saliera de su trance raro que la tenía desconcertada. Había perdido la cuenta de tantas veces se había tocado por la mayor, cuantos sueños húmedos había tenido desde que la conoció, de la manera en como la hacía sentir.
Era tanta la rabia que tenía hacía ella misma que a veces salía a correr, hasta que sus piernas se dormían y no podía hacerlo más, todo para liberar estrés, un estrés que le había provocado la persona que ahora la miraba con preocupación, sintió el pie de Mina descender hasta su muslo y presionarlo.
Al subir la mirada se dio cuenta que tenía la atención de casi todas, dejó la comida a un lado e intento sonreír, se había visto súper falso así que por mentir mal tenía a todos los ojos en su dirección. Sintiendo que veían más allá de ella, su alma estaba descubierta, sus propios ojos se cerraron un poco por la presión que ejercían las miradas de las demás, se cruzó de piernas como si nada y comenzó a comer.
No le gustaba ser el centro de atracción aunque en parte lo era y parecía que quería hacerlo en el escenario, pero era todo lo contrario entre menos le prestarán atención era mejor para ella y su desempeño como idol, pues aunque el miedo escénico ya no estaba de vez en cuando sentía una presión enorme que la ahogaba cuando sabía que todo el mundo la veía a ella y no a las demás.
Y es que la atención de todos los fans la tenían Dahyun, Nayeon y muchas veces la líder, ya que eran las más parlanchinas, las demás eran vistas por su belleza o por el talento, mientras que ella casi siempre era vista para escándalos.
El último la dejó desvastada y con menos ganas de seguir, una supuesta relación con su tatuador que la hizo pensar seriamente que los onces no confiaban en ella, sabía que tener amigos fuera de su grupo crearía rumores, bueno si ya habían rumores de los shipps inexistente, peor aún cuando las veían salir con alguien fuera del grupo o del kpop.
Aún sabiendo todo lo malo que le pasaría decidió ir con el tatuador a distintas partes, quería tener una amistad fuera del kpop, como una persona normal, pero la bomba reventó el mismo día que se público una imagen en la que presuntamente era ella.
Lo que más le molesto fue que JYP dio entender que probablemente si había una relación, y los onces empezaron a molestarse al no recibir una respuesta concreta y unos no tan onces a tirarle hate simplemente por romper las parejas ficticias que ellos creían reales.
Un día salió sola a comprar unas gafas ya que las que tenía anteriormente, Tzuyu las había pisado, excusándose con 'estaban en el suelo y no las vi' cuando en realidad lo hizo apropósito, una venganza bien merecida ya que meses atrás Chaeyoung hizo lo mismo.
Al llegar a la tienda una de las chicas que atendían se le acercó y la atendió de mala gana, para luego decirle que era una puta y que le había roto el corazón a Sana y a medio fandom. Le pareció gracioso al principio pero luego fueron más y más y más cosas que la hicieron darse cuenta que había hecho mal en tener un amigo fuera.
"Terminé". Murmuró y se levantó incómoda de la mesa, si ya estaba mal pensar en eso peor aún era ver como Mina tenía un pequeño puchero y sus ojos caídos. "Juguemos en la Nintendo". Propuso y la mayor sonrió en grande para luego ir con entusiasmo a la habitación.
Chaeyoung
Mientras que Mina preparaba todo, Chaeyoung la veía con esa sonrisa que gritaba ¡me gustas!, pero que pocas personas se habían percatado que estaba, inconscientemente mordió su labio inferior al tener una vista perfecta de los abdominales de Mina.
Subió la mano a su rostro y cubrió con vergüenza sus labios, permanecían entre abiertos la mayoría del tiempo, solo que esta vez si había una razón lógica para estar impresionada.
La mayor no entendía porque Chaeyoung estaba inmóvil en la cama pero poco le importó y siguió con lo suyo, al terminar movió su cabeza a la derecha y conectó miradas con su compañera de grupo.
"Listo". Dijo y sonrió cerrando los ojos. "Me costó tener dos ojitos viéndome fijamente". Comentó y se levantó, su aura desprendía preocupación y algo de tristeza, Chaeyoung no le ocultaba cosas o eso creía. "¿Te ocurre algo Chaeyoungie?". Preguntó y junto sus frentes.
Ignorando el 'boom boom' de su corazón, que retumbaba en toda la habitación, parecía que sus pechos eran tambores tocados por ellas mismas con ímpetu y devoción, Chaeyoung no tardó en sonreír y cerrar los ojos dejándose llevar por el momento tan íntimo que vivía con su unnie, y era que este tipo de cosas le encantaban, cuando Mina la trataba como si fuera algo tan preciado y frágil.
Siempre se había sentido segura en los brazos de la contraría, sus palabras de apoyo siempre la tranquilizaban y su voz hacía que el día más tormentoso se volviera el más cálido y feliz.
Chaeyoung estaba enganchada con Mina, nadie la podía culpar, eran unidas desde Sixteen, las muestras de afecto perduraron todo este tiempo y Chaeyoung agradecía haberse topado con aquella japonesa de mirada fría y rostro serio.
Que ahora era toda una masita ambulante y que provocaba tantas sensaciones en su cuerpo que no entendía cómo, cuando, ni dónde su corazón había decidido tomar el nombre de Mina y tatuarselo.
Por eso se tatuó, todo comenzó un día en el que la japonesa le dijo que era de ese tipo de chicas de hermosa sonrisa y perfectos tatuajes, una idea que entró en sus oídos paso por los engranajes descompuestos de su cerebro e hizo una explosión enorme al darse cuenta que tenía razón.
Ese mismo día contactó a su hermano, diciéndole que se iba a tatuar, pequeñas cosas, que hablaban de su vida, de lo que quería ser y la protección que quería tener.
Tantas veces su mente y corazón dijeron ¡Mina!, pero los ignoró, no podía llegar y que las chicas le preguntaran ¿qué te tatuaste?, y contestar 'Mina', porque sería muy raro y poco sano.
Nada le garantizaba que Mina duraría toda la vida con ella y si se hacía un tatuaje de su nombre odiaria esa parte de su cuerpo, la mayor era libre podía encontrarse a su príncipe azul en cualquier momento.
Así que 'sus lienzos' como le decía a las marcas que tiene en su piel, son pequeñas anécdotas de ellas dos, como los labios, las estrellas, y la extraña imagen de un pingüino que intentaba ocultar.
Y ahora que su corazón late con frenesí no sabe que contestar a la simple pregunta de Mina. "No se me ocurre nada". Contestó y aparto un poco su rostro para detallar las facciones tan perfectas de su amada japonesa.
Su vista comenzó en sus ojos, tan hermosos y brillantes, eran claros como la miel, su nariz adornada con aquel lunar, el primero de la constelación que tenía en su rostro, Chaeyoung pensaba que cada lunar de Mina era una estrella, por eso su tatuaje de estrellas, luego bajó a sus labios y se tranco, no podía evitar mirar esa parte como si quisiera acercarse y tomarla.
Era cierto, llevaba seis años deseando probar aquellos finos labios que formaban una pequeña sonrisa, no podía evitar desear que Mina pensara lo mismo, quería que tuviera las mismas ganas que ella de besarse.
"No parece que no te ocurra nada". Refutó. "Siento que me estás ocultando cosas, algo te pasa conmigo, te notó rara, tensa y poco expresiva". Enumeró con sus dedos. La nipona frunció el entre cejo y negó.
"Ya estoy grande como para decirte todo". Murmuró lo suficientemente alto para que Mina escuchará.
"Para mi eres una bebé, una pequeña bebe". Se acercó un poco más y acuno el rostro de la contraría entre sus manos. "Eres joven, terca, un tanto despistada e inocente". Concluyó. Chaeyoung sintió un revoltijo en el estómago, la palabra inocente ya no estaba en su diccionario. No luego de tantos pensamientos pecaminosos que pasaban por su mente a diario.
"No es así". Negó. "Si supieras...no me dirías inocente". Dijo sin pensar, Mina besó su nariz y cerró los ojos.
"Para mi siempre seras la pequeña Chaeyoung". Sonrió en grande. "Mi pequeña Chaeyoung".
"Vinimos a jugar". Recordó y la mayor abrió lentamente los ojos un tanto disgustada. "No a acercarnos tanto".
"¡Tu no eres mi Chaeyoung!". Exclamó harta de la situación. "Mi Chaeyoung es dulce, tierna y me qui-".
"Cállate". La japonesa abrió mucho los ojos. "Ya me harté". Se levantó y tomó a Mina de los hombros. "Eres una tentación, desde que te conozco eres mi tentación, es jodidamente difícil estar cerca de ti sin querer...". Mordió su labio inferior y bajó la cabeza.
"¿Que quieres hacerme?". Interrogó. "Se sincera conmigo". Pidió con insistencia.
"Nada". Se apartó, sentía que la había cagado.
"Si tu no lo haces lo haré yo". Chaeyoung subió la mirada confundida. "Es así de fácil, me da igual que pase de ahora en adelante...". Se encogió de hombros. "Se que se sentirá bien decirte algo que he estado ocultando desde hace dos años". Suspiró y miró a la menor a los ojos esperando que dijera o hiciera algo, pero parece que estaba más de espectadora que de jugadora.
"¿Que estás di-diciendo?". Elevó ambas cejas al ver a Mina acercarse a ella, su respiración se cortó y no podía creer que pasaría lo que ella creía que iba a pasar.
"Besame Chaeyoung". Murmuró.
La coreana se quedó quieta, sus ojos se abrieron de golpe y unos labios impactaron de forma brusca contra los suyos.
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