Nigth
Chaeyoung
Una noche común en Seúl, la mayoría estaban en sus casas y de vez en cuando se escuchaban a los gatos y perros.
Las luces alumbraban toda la ciudad y La tranquilidad reinaba en la capital, las personas dormían o disfrutaban de la gran paz que había, dos chicas se encontraban una arriba de la otra, besándose como si su vida dependiera de ello.
Mina besaba con determinación el cuello de Chaeyoung, mientras movía las caderas hacía adelante, rozando sus caderas y haciéndolas gemir. Las manos de la rubia viajaron a la espalda descubierta de la contraría dejando marcas de rasguños por los hombros y parte de los brazos.
Sus ojos dilatados por el placer de los dulces y hambrientos besos de la japonesa, con desesperación le arrancó el pantalón, robando un jadeo por parte de la mayor al sentirse cautivada por la forma en como actuaba aquella chica que ella consideraba como tierna a la luz de la luna.
"Más" Pidió la coreana, Mina subió la mirada y quitó la única tela que cubría el cuerpo de Chaeyoung, sus pechos quedaron al descubierto y gimio al sentir a Mina devorandolos. "Mierda" Sus ojos se cerraron fuertemente y elevó las caderas, frotándose contra el muslo descubierto de la mayor.
"¿Deseperada?" Preguntó y al mismo tiempo soplo el centro de Chaeyoung quien arqueo la espalda y se mordió el labio inferior. "Calma, entre más deseperada estés menos te ayudaré".
Volvió a subir, uniendo sus labios en un segundo beso más pasional, lleno de deseo. "Por favor" Pidió haciendo que Mina mordiera su cuello con posesión. "Ya no aguanto". Sus ojos se abrieron y tomó la mano de la pelinegra para llevarla a su centro y comenzar a moverse con más desesperación que antes.
"Estas tan mojada". Gruño Mina con superioridad, pues era por ella y le encantaba reclamar el cuerpo de la coreana.
Paso lentamente su dedo índice por el vientre de Chaeyoung, haciendo un camino hasta su clitoris y rozando esa zona tan lento que la rubia se deseperara aún más y que los gemidos fueran más fuertes.
"Mi-Mina" Tartamudeo sintiendo como Mina introducía dos de sus dedos dentro de ella, se sentía mejor de lo que ella recordaba, sus ojos se cerraron y sin pudor alguno echo la cabeza hacia atrás soltando un gemido ronco y dejándose llevar por las caricias tan íntimas que le proporcionaba la mayor.
"Mina". Abrió los ojos y pasó sus manos con frustración por su rostro, otra vez había tenido sueños húmedos con la que se suponía era su amiga del alma.
Se dio la vuelta para acomodarse y seguir durmiendo y con algo de suerte seguir el sueño, pero la palpitación en su centro no la dejaba cerrar los ojos ni dejar pensar bien, se había corrido soñando con Mina.
No era la primera vez que pasaba pues ya era algo convencional, sintiéndose mal por pensar de ésa forma de la tierna y dulce Mina además de ser su compañera de grupo. Pero no lo podía controlar, y menos como sus manos viajaban a su vientre, sentir sus dedos entrar y salir de ella mientras pensaba en la chica que dormía plácidamente en la habitación de al lado.
Gemir su nombre se había vuelto más común que decirlo, se estaba volviendo loca y el deseo hacía su mayor se intensificó un día que durmieron juntas. Sentir como Mina se frotaba contra ella mientras dormía, todavía seguía buscando la explicación de por qué lo hizo, ese tema nunca lo llegaron a tocar ya que Mina negó todo.
Sus pensamientos eran difusos y el sudor en su frente la hacía sentirse aún más culpable de prácticamente gritar el nombre de su querida unnie, pero no se podría culpar solo eran sueños, su subconsciente le había jugado mal, así que esos sentimientos se reducían a sueños húmedos a más nada.
Deseaba creer que eso era la verdad y que no sentía algo más por la mayor, al sentir ese cosquilleo en su vientre supo que ya iba a terminar, su preciado orgasmo estaba apunto de estallar. Entre cerró los ojos y arqueo la espalda, pero el toque en su puerta la hizo detenerse.
"¿Quien?". Preguntó, desvió la mirada y limpió su mano para abrir la puerta, la persona que menos quería ver en este momento. Además de estar en sus pensamientos más pecaminosos la había interrumpido.
Se encontraba frente a ella con aquel puchero que derretía a todo el mundo. "Espero no estar molestando". Murmuró mirando sus manos y entrelanzandolas, también estaba nerviosa, había tenido una pesadilla y por muy tonto que suene sentía que alguien la estaba vigilando o llamando su nombre, así que saltó de la cama y al estar en el pasillo se dio cuenta que había sido una muy mala idea y que tenía que quedarse en algunas de las habitaciones o en la sala.
Nayeon la mataría si volvía a hacer ruido, Jihyo la regañaria como si fuera una niña pequeña y Sana se quejaría como una bebé. "No estás molestando". Por más que quería gritarle en la cara que si lo había hecho, pensó que lo mejor que podía hacer era sonreír y brindarle su ayuda.
"Tuve una pesadilla". Miró hacía atrás y frunció los labios. "Quería pedirte". Su respiración se aceleró un poco e intento buscar las palabras apropiadas para hablar. "¿Si puedo dormir aquí?". Chaeyoung se maldijo a si misma por haber pensando en tantas cosas en ese momento, sus piernas temblaron y se apoyo fuertemente de la puerta. "Se que esta Dahyun y Tzuyu". Bajó la mirada y notó algo extraño, las piernas de Chaeyoung temblaban levemente y no se había percatado de que su short estaba desarreglado.
La menor al notar la mirada curiosa de Mina se dispuso a responder. "No hay problema, duerme aquí". Dijo tan lento que la mayor se vio obligada a entrar antes de que terminara, se metió en la cama y se cubrió con la manta hasta la cabeza. Inhalo el aroma a Chaeyoung, estaba segura que podía relajarla incluso si estaba muy mal, pero su respiración se tranco al sentir a la rubia detrás de ella.
"Buenas noches Mina unnie". Chaeyoung se volteó dándole la espalda a la japonesa.
"Buenas noches Chaeng". Mina cerró los ojos dejándose llevar por la relajación que le proporcionaba estar cerca de su menor.
Mina
Se removió y apretó contra algo que le brindaba un calor tan fuerte que se apartó asustada, abrió los ojos y notó que lo que había tocado era a Chaeyoung.
Sonrió enternecida al ver como la antes mencionada murmuraba cosas sin sentido, era tan adorable, sus mejillas se inflaban por los pequeños ronquidos, su nariz se movía y su respiración era tranquila.
Todo un angel, según la japonesa. Sin saber que cosas pensaba o hacía, Mina no era tan inocente, por más que se veía reacia a cualquier tipo de impulso carnal, no podía negar que tenía unas ganas enormes de despertarla y besarla hasta que sus labios se durmieran y sus pulmones gritaran por aire.
Mina no era capaz de decir nada, no era que amaba a Chaeyoung, pero si sentía algo, que no sabía que era, solo sabía que la hacía sonreír por todo y que la compañía de Chaeyoung no le disgustaba en lo absoluto.
Era una persona sumamente reservada, no le gusta hablar sobre su persona por lo que sus mejores amigas Momo y Sana siempre le sacan las cosas a la fuerza, el tema del "amor" hacía Chaeyoung se lo había tocado hasta su madre, quien dijo que si tenía una relación con su compañera de grupo la apoyaría en todo, pero Minaconsideraba a la menor como una hermana o algo así.
Nunca se puso a pensar con determinación sobre ese tema, llegando a ser cansino que los demás hablen más de eso que ella.
Suspiró y se cubrió aún más con la manta, lentamente se acurruco contra el cuerpo de Charyoung y pasó su nariz por la curvatura de sus pequeños pechos. Se congeló al terminar la acción, sus ojos se cerraron de golpe e intentó aguantar la risa, pero una pequeña y suave carcajada salió, despertando a la contraría. Quien se sobresaltó al ver a Mina tan cerca de su rostro.
"Discúlpame". Susurró con las mejillas sonrojadas. "Me intenté mover y roce sin querer tus...". No fue capaz de decir la palabra por lo que los señalo, Chaeyoung apenas podía ver pero se imaginaba que había hecho, porque lo sentía, era extraño, pero aunque estaba dormida sentía el roce que hubo, la sensación de que algo pasó. Y no pudo evitar jadear al imaginarse a Mina haciendo eso bajo su atenta mirada.
"No hay problema". Se apoyó de su brazo derecho para cerciorarse de que tanto Tzuyu como Dahyun no hallan escuchado.
"Yo creo que ya es tiempo de despertarse". Se sentía avergonzada y tenía que buscar una excusa para entrar al baño y gritar como loca, era su única escapatoria solo que no contó con que Chaeyoung pensaba lo mismo que ella.
Ambas se levantaron y con algo de inseguridad al no ver nada llegaron a la puerta, al abrirla notaron como Dahyun se removió y la cerraron rápidamente.
Estar solas, sin nadie que las interrumpiera era algo que casi nunca pasaba pues siempre estaban acompañadas. Era la primera vez que se sentaban en el sofá sin nada que hacer o decir, Mina creía que era su día de mala suerte y Chaeyoung no podía estar más de acuerdo.
"Me iré a cepillar los dientes". Dijeron al unísono, Mina entró al baño que había en la sala mientras que Chaeyoung con algo de miedo entró a el que estaba en el pasillo. Mientras se cepillan pensaban que lo mejor erasair corriendo a sus habitaciones o quedarse a esperar que algunas de sus amigas dieran señales de vida.
La pelinegra bajó su mano hasta el bolsillo y con algo de dificultad tomó si teléfono, para ver que hora era. "Seis y nueve". Cerró los ojos y enjuago su boca, molesta y deseperada abrió la puerta, la voz de Chaeyoung se escuchaba muy lejos, Mina consiguió y la encontró cantando mientras preparaba la comida. "Chef Chaeng".
"Tu serás mi ayudante". La señaló con el cuchillo. "Señorita Minari, hoy haremos, ensalada de frutas". Mina volteó a verla con algo de impresión.
"Excelente chef". Pensó y rodó los ojos. Tomó otro cuchillo y ayudo a Chaeyoung a picar las bananas. "Falta...¿hay sandia?". Colocó ambas manos en su cintura, la menor volteo a verla y asintió sin quitar su rostro de concentración. "¿Esto lleva sandia?". Rasco su frente con el dorso de su mano.
"No lo se". Se encogió de hombros. "Pero a mi me gusta y espero que a ti también". Mina se quedó viéndola por algunos segundos pero no se percató que había abierto la nevera y al darse la vuelta chocó contra ésta. "Cuidado ayudante, no quiero que te pase nada".
Mina mordió su labio inferior con algo de fuerza para no golpear a Chaeyoung contra la nevera. Fue por su culpa que se golpeó, con algo de trabajo sacó la sandía completa, le pesaba y la coreana no se había dado ni cuenta que estaba sufriendo al no poder levantarla.
"Y...listo". Dijeron orgullosas, ambas tomaron la misma porción y se sentaron en la mesa, otra vez la incomodidad invadía el cuerpo de Mina, mordía cada fruta con lentitud, no podía despegar la vista de Chaeyoung quien comía como si nada.
Creía que si la veía fijamente se sentiría incómoda y buscaría algún tema de conversación, así sea que hablaran de que número era su favorito, algo que ya sabían o de temas nuevos, solo pedía que la parlanchina Son, dijera aunque sea un...¡deberíamos ir a ver televisión!. O lo que siempre decía para romper el hielo ¡juguemos uno!.
"Sabías que...". Mina gritó internamente, por fin había hablado, ya creía que se había vuelto muda. "No me gustan las bananas y que las había sacado para ti". Comentó, la mayor paró de comer y sonrió con ternura.
"Sabías que...". Dejó el plato a un lado. "A mi tampoco me gustan y pensé que a ti te gustaban".
Ambas levantaron las cejas con una pequeña sonrisa y chocaron los cinco. "Somos buenas amigas". Mina subió la mirada y por alguna extraña razón por primera vez en su vida ese título no le había gustado.
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