Memory
Mina
La pelinegra dejó escapar un largo suspiro mientras sus manos jugueteaban con la orilla de la ventana, sonrió al sentir unos brazos rodear su cuerpo y miró de reojo el rostro perfectamente estructurado de su novia sonriendo en el proceso, como una tonta enamorada, es que seguían pasando los años y ella seguía viendo a la coreana como la primera vez.
Con los ojos brillantes y sus mejillas sonrojadas. "Estas muy hermosa". Elogió y era cierto Chaeyoung cada día se ponía más hermosa para ella.
Con su rostro un poco más maduro, el rubio le quedaba perfecto, hasta mejor que a ella, se apoyó del cristal para acomodar el cabello de su chica y sonrió al ver como la coreana le hacía caras locas. "¿Así también estoy hermosa?". Hizo un mohín esperando la respuesta que sabía que sería afirmativa y fue lo que consiguió, un asentimiento constante por parte de la japonesa y uno de esos besos que la hacían suspirar.
Los recuerdos siempre llegan a Mina, como su primer beso que si no hubiera sido por ella no sería la misma historia, igual que su primera vez, cuando Chaeyoung le pidió que fueran novias, las presentaciones con las chicas, todo estaba tallado en su corazón.
No podía pedir más, porque ella ya lo tenía todo, a una chica que la amaba y a unas chicas que, aunque todo el tiempo la molestaban, las seguía queriendo.
Sus hermanas, la familia que tenía y que tendría que cuidar por muchísimo tiempo, sabía que Jihyo se haría cargo de todo pero un poco de ayuda no estaba de más, cada una aportando algo para que su unión no se quebrantara.
"Jihyo nos invitó a su casa". Mina asintió sin prestarle mucha atención, seguía detallando casa parte de bello rostro, sintió la necesidad de subir su mano y tocar el lunar de bajo de su labio inferior, chillando en el proceso, cubrió su rostro con el cuello de Chaeyoung que se impresionó por la actitud. "Parece que te va a dar algo". Bromeó y besó su cabeza.
Se la pasaban la mayoría de las tardes en ese lugar, besándose, hablando de temas variados, gozando la vida de pareja que tanto les gustaba, Mina no pudo evitar pensar en un futuro a veces los recuerdos la invadían pero últimamente el futuro la tomaba desprevenida, haciendo que sus sueños crecieran.
Tal vez una boda, una familia, la idea de tener una mini Chaeyoung correteando por ahí, haciendo desastres como sus suegros le contaron. Como lo hacía su novia, la llenaban de ilusiones e incertidumbre.
Ahora que lo pensaba, sus hijos podrían salir más a ella, ya se los imaginaba, con sonrisas de gomita y miradas asesinas cuando los molestaban, para ella como viniera sería una bendición, uno o dos hermosos bebés que sabía traerían alegría a la pareja, formar una familia era un tema que aún no hablaban y que era muy 'reciente' para su relación.
"Dahyun y Momo por fin revelaron su relación a los medios". Volteó a verla con asombro, no lo había visto y su mejor amiga no la informó de nada. "Se armaron de valor luego de que Sana y Tzuyu lo hicieran". Bajó sus manos a las de la japonesa que se mantuvieron en sus muslos desde que le dijo la noticia.
Se alegró bastante por todas sus amigas, ellas fueron las primeras en revelar su relación y se sintió feliz de llenar de valor a las siguientes, su sonrisa apareció nuevamente y dejó un corto beso en los labios de su amada, saboreando el chocolate que la menor se había comido a sus espaldas. "¿Te comiste mis chocolates?". Se cruzó de brazos, con la molestia invadiendo su cuerpo, olvidando el amor que tenía y la felicidad por la noticia de sus amigas.
"Solo dos". Subió dos dedos enseñandolos mientras soltaba una risilla que molestó aún más a la japonesa. "Tres". Admitió el verdadero número de chocolates que se había comido, Mina bufo molesta y apretó los labios, impidiendole a su cuerpo estar molesto, total ella podría comprar más en un futuro.
"Tenemos que alistarnos". Se levantó y largó un suspiro. "Solo vestirnos". Entre cerró los ojos señalando disimuladamente a la chica rubia que tenía frente a ella, sabia que clase de intenciones tenia se levantó al mismo tiempo que ella, y su sonrisa se volvió traviesa.
No lo podía permitir, no quería llegar como siempre, odiaba eso pero no podía negarle a Chaeyoung una probada de su cuerpo porque ella también lo disfrutaba y mucho.
Con pasamos atadas a la cama, así fue que la menor observó como se vestía su novia, forcejeando, llegando a lastimarse importandole muy poco, necesitaba sacar el hambre que se acumulaba en su centro y las ganas de estar con Mina aumentaron cuando vio sacar el vestido rojo que tanto le gustaba, no podía esperar y la japonesa parecía estar demasiado feliz con lo que hacía, molestandola, sabiendo que tenía que hacer para provocarla de esa forma.
En la que no podía controlarse bien, la tentación se inca diciendo cada fibra de su ser, se acercó lo suficiente como para que su aroma chocara contra la nariz de la menor que comenzó a inhalar con fuerza cerrando los ojos y abriendo las piernas, como una sumisa y eso no pasaba tan seguido, casi siempre era Mina la que estaba en esa condición.
"Hueles bien". Murmuró entre dientes, siceando como una serpiente en busca de algo que comer.
"Lo se, es nuevo, fue el que me compraste, la vez que usamos ese tipo de cosas raras para tener sexo". Subió una pierna, muy cerca de las de Chaeyoung echando un poco de crema y rodandola por todo lo largo de ésta. "Calmate fiera". Guiño e hizo lo mismo con la otra pierna.
"¿Vas a ir a la casa de una de tus amigas con perfume afrodisíaco?". Mina pensó en los pros y contras, luego de estar meditando por unos tortuosos dos minutos asintió con emoción.
"Me parece divertido, una linda tentación". Sus ojos se ocurrieron, haciendo un perfecto contraste con el color avellano de los de Mina que se alumbraban como dos farolas por la forma en como se comportaba su chica. "Siempre hemos tenidos tentaciones". Musito con elegancia. "Mira a donde nos han llevado". Mordió su labio inferior.
"A lo mejor de nuestras vidas". Sonrieron y asintieron, Mina se acercó a los labios de Chaeyoung y los unió con los suyos, se separó mordiendo su labio inferior, la menor parecía que soltaba chispas, cerró los ojos por unos instantes y los abrió encontrándose con el cuerpo de la japonesa, como Dios la trajo al mundo.
Tragó grueso y desvió la mirada, apretando un poco sus dientes, inclinando la cabeza a la derecha, intentando apagar el fuego entre sus piernas.
"Correcto". Terminó de vestirse. "¿Te gusta cómo me queda?". Colocó sus manos en su propia cintura dando media vuelta y sonriendo. "Se que te gusta, amo como me queda, ahora te toca a ti". Señaló el cuerpo de la coreana que asintió y le pidió que la liberará, sus muñecas salieron de aquella bufanda, rojas y punzantes.
Mina esperaba que se lanzara encima de ella, dejándose ser persuadida por ella pero lo que recibió fue un mini empujón que la llevó a la cama, solo aje la coreana no estaba donde ella quería.
Suspiró y sonrió, viendo como Chaeyoung buscaba entre sus cosas, tan concentrada, desde este ángulo lo veía todo, la forma en como apretaba los labios, arrugada la nariz cuando algo no le gustaba y sonreía al momento de pegar la mirada con algo que le gustaba, amaba esos momentos en los que podía verla con tanta tranquilidad, sin necesidad de una palabra le transmitía el amor que le tenía.
Como si la estuviera acariciando con sus manos, a Mina le encantaba esto, verla, porque era como una obra de arte viviente, con su hermosa sonrisa y ojos bien abiertos.
Si los veías de cerca lograba entrar aún mundo mágico del cual no quieres salir, justo ahí es que esta Myoui, por eso se ve tan clavada por la chica rubia.
"Ya estoy lista". Un vestido de color negro, parecía una de esas princesas que todo el mundo ama, con el cabello llegandole a los hombros.
Como dos cascadas de oro que hicieron latir el corazón de la joven japonesa. "¿Como me veo?". Se había quedado sin palabras por la belleza de Chaeyoung, tanto en vestido, como en unos simples jeans o desnuda.
No lo explicó con palabras si no con acciones, abrazando a la coreana de la cintura, uniendo sus labios en un beso que le decía lo hermosa que estaba y lo mucho que la amaba.
Se sintieron como en una cápsula, recubierta por un fino vidrio, que aunque no las protegía demasiado, la hacían cada vez más fuerte.
Se separaron con lentitud disfrutando de los últimos roces de sus labios, suspiraron como dos enamoradas y se besaron nuevamente, Mina subió las manos a los hombros de la menor y la empujó un poco, para conectar su mirada con la galaxia de Chaeyoung. "Tenemos que irnos". La menor puchereo pero se detuvo al recordar a donde iban.
"Tenemos que irnos ¡ya!". Dijo viendo la hora, salió corriendo y Mina caminando detrás con confusión.
Chaeyoung
No sabía si eran los nervios o las ganas de vivir que la tenían de esa forma, tomando como una loca desquiciada que nunca habia probado el alcohol en su vida, sus pupilas dilatadas, su lengua dormida y no podía dejar de ver a la extranjera con hambre.
Jihyo le hacía señas más que un fiscal de tránsito y ella no entendía nada, los efectos del alcohol hacían estragos en su cerebro y cuando se levantó para empezar a hablar las piernas le fallaron pensó que tomando alcohol se le bajarían los nervios.
"Un día como hoy...". Mina se dio la vuelta siguiendo a las demás. "Conocí a la mujer de mis sueños, la chica que por más que me ignoraba yo seguia ahí, derritiendome más, el amor que le tenía ¡se lo demostraba!". La pelinegra se acercó, para acomodarla mejor en la silla y que no se cayera. "No hay un día en el que no pienso que lo mejor que pudimos hacer fue besarnos aquel día, sabiendo que las cosas no iban a ser muy fáciles, el tiempo paso te entregaste a mi y yo me entregue a ti, amándote con locura, me haces pensar en que todo esta bien, que el mundo es perfecto porque tu estás aquí". Soltaron una risilla.
"¿Por qué me dices esto?". Preguntó confundida.
"Porque hoy te pido Myoui Mina que me hagas más feliz". Inclinó la cabeza, más confundida. "¿Quieres ser mi esposa?".
"Es ¿quieres casarte conmigo?". Murmuró Dahyun en su oído.
"Cierto". Rieron por unos minutos. "Bueno ya, ¿quieres casarte conmigo?".
"Claro que quiero casarme contigo". Entre aplausos y abrazos dieron fin al día, esa noche en la que se demostraron la lealtad y el amor fue una de las mejores.
Una tentación que la llevo a esto, a vivir lo mejor de sus vidas.
Fin.
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